¿De Angeli o demonio?
El personaje de la semana fue el dirigente agrario Alfredo De Angeli. Pero no por oportunismo verborrágico, sino por la intemperancia de sus declaraciones que reflotaron lo más negro de la política de los años 30. Apareció en pantalla la temible postal de cuando los trabajadores eran arriados como ganado por sus patrones y se les quitaba la dignidad y el derecho a elegir.
De Angeli, tal vez cautivado por su notoriedad en el conflicto entre los ruralistas y el Gobierno, con su estilo campero y bajo los candiles de una permanente exposición televisiva, traspasó los umbrales del sentido común y cruzó la vereda hasta la incontinencia verbal.
Alguien dijo alguna vez que de todo se vuelve, menos del ridículo. Pero seguramente De Angeli, difícilmente haya puesto atención en esta frase. Como sus exabruptos despertaban risas en la platea adicta, fue creando un personaje, creyendo que su papel de vocero de los sectores más refractarios del campo le abría el camino a decir cualquier disparate.
¿QUIEN DOMARA AL POTRO?
Por estas horas, muchos de sus pares se estarán preguntando: ¿ y ahora, a este quien lo para?.
El martes pasado, el dirigente rural, el mismo al que la Mesa de Enlace le acercó el pasaporte para compartir el podio de las críticas hacia el gobierno, se fue de madre y cómo.
Para los observadores políticos no era difícil suponer, que lo del dirigente agrario tarde o temprano se convertiría en un final anunciado. Su geografía mental hacía presagiar que en el marco del fuego de su metralla, el tiro, tarde o temprano le saldría por la culata. Y así fue, ya que sus permanentes deslices verbales lo condujeron a un camino sin retorno: el de la condena total de todo el arco político y el de sus propios aliados, que hoy no saben con que enmendar semejante dislate.
Su tendencia a la provocación, confundiéndola con acción política, lo hicieron hocicar de narices, en el peor de los pantanos.
EL REY DE LOS ESCLAVOS
Seguramente fue el día más negro de su vida, cuando en su arrebato desbocado, se le salió el bozal y dijo que había que buscar "a los empleados de las estancias, subirlos a la camioneta y decirles a quién hay que votar". Luego ensayó volver hacia atrás, intentando aclarar sus dichos y no hizo otra cosa que embarrar más la cancha, o el potrero, para sintetizarlo en un dicho campero, como a él le gusta.
Hoy no hace falta decir que De Angeli milita en el más furioso antikirchnerismo y que trabaja a destajo para el triunfo de la oposición. Pero lo que quedó en claro, es que terminó vistiéndose de papelón con su desafortunado exabrupto.
Más allá del fuego de sus cañones apuntados hacia el gobierno, De Angeli no hizo más que subestimar a los trabajadores del campo a quien implícitamente le dio la categoría de “esclavos”, a los que se puede cargar en un camión como si fueran ganado.
SUS PALABRAS LO CONDENAN
Pero anteriormente, De Angeli había mostrado las uñas, insultando a Néstor Kirchner y debió retractarse. Además, había hablado de la inutilidad de los legisladores si éstos no defendían la postura de los ruralistas, durante el furioso debate por la resolución 125 y después, siguió con la necesidad de juntar firmas para cambiar la composición del Congreso, adelantando seis meses el reemplazo natural de diputados y senadores. Sus aliados, ahora conscientes de haber fabricado un nuevo D’Elía, salieron a despegarse de su última torpeza, para no quedar enredados en ella.
Pero tal vez sea tarde, ya que como todo pensamiento extremo, no hace otra cosa que favorecer objetivamente al adversario que dice combatir, sirviendo en bandeja argumentos para descalificar a la oposición al Gobierno, aunque no compartan el tosco pensamiento reaccionario de este dirigente rural.
Ni lerdo ni perezoso, Néstor Kirchner pasó por caja y le pidió a De Angeli que "respete" a la gente y la propia Margarita Stolbizer, tomó rápidamente distancia y se sacó el polvo de encima: "no voy a hacer campaña con alguien que se pasea y se saca fotos con todos".
CAMINO A LA RUPTURA
Hasta el propio presidente de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi le pidió que se retracte. Pero ya es tarde, De Angeli es producto de quien lo fabricó y ahora hay que hacerse cargo de él.
Pese a que la Federación Agraria Argentina le envió una carta en repudio a sus expresiones, la ruptura ya asoma como algo inexorable. Lo que habrá que ver, es de qué manera ahora los sectores agrarios logran zurcir, si pueden, este agujero negro que va camino a un divorcio definitivo.
De Ángeli, después de tanta pirotecnia contra el oficialismo, transparentó que quiere volver al “fraude patriótico”, por proponer influir en el voto de los peones, como en la década del 30.
ESTA NOMINADO
En momentos en que la campaña política ofrece espacios para debatir ideas y proyectos de país, los conceptos de De Angeli delinean de algún modo el “trazo grueso” de lo que pretende cada sector.
Recostado en su propio ataúd, cuando vio que se le venía la noche, De Angeli trató de suavizar lo de "subirlos a la camioneta", e intentó justificarse señalando que "en el campo hay gente que no tiene medios para ir por su cuenta así que hay que llevarlos a votar".
Tal vez ahora a Marcelo Tinelli, le surja la feliz idea de sugerir que le pregunten a su imitador ¡qué te pasa De Angeli¡. Lo cierto es que el dirigente rural está nominado por su propia voluntad y ahora lo único que le falta es que lo echen de “Gran Cuñado”.
De Angeli, tal vez cautivado por su notoriedad en el conflicto entre los ruralistas y el Gobierno, con su estilo campero y bajo los candiles de una permanente exposición televisiva, traspasó los umbrales del sentido común y cruzó la vereda hasta la incontinencia verbal.
Alguien dijo alguna vez que de todo se vuelve, menos del ridículo. Pero seguramente De Angeli, difícilmente haya puesto atención en esta frase. Como sus exabruptos despertaban risas en la platea adicta, fue creando un personaje, creyendo que su papel de vocero de los sectores más refractarios del campo le abría el camino a decir cualquier disparate.
¿QUIEN DOMARA AL POTRO?
Por estas horas, muchos de sus pares se estarán preguntando: ¿ y ahora, a este quien lo para?.
El martes pasado, el dirigente rural, el mismo al que la Mesa de Enlace le acercó el pasaporte para compartir el podio de las críticas hacia el gobierno, se fue de madre y cómo.
Para los observadores políticos no era difícil suponer, que lo del dirigente agrario tarde o temprano se convertiría en un final anunciado. Su geografía mental hacía presagiar que en el marco del fuego de su metralla, el tiro, tarde o temprano le saldría por la culata. Y así fue, ya que sus permanentes deslices verbales lo condujeron a un camino sin retorno: el de la condena total de todo el arco político y el de sus propios aliados, que hoy no saben con que enmendar semejante dislate.
Su tendencia a la provocación, confundiéndola con acción política, lo hicieron hocicar de narices, en el peor de los pantanos.
EL REY DE LOS ESCLAVOS
Seguramente fue el día más negro de su vida, cuando en su arrebato desbocado, se le salió el bozal y dijo que había que buscar "a los empleados de las estancias, subirlos a la camioneta y decirles a quién hay que votar". Luego ensayó volver hacia atrás, intentando aclarar sus dichos y no hizo otra cosa que embarrar más la cancha, o el potrero, para sintetizarlo en un dicho campero, como a él le gusta.
Hoy no hace falta decir que De Angeli milita en el más furioso antikirchnerismo y que trabaja a destajo para el triunfo de la oposición. Pero lo que quedó en claro, es que terminó vistiéndose de papelón con su desafortunado exabrupto.
Más allá del fuego de sus cañones apuntados hacia el gobierno, De Angeli no hizo más que subestimar a los trabajadores del campo a quien implícitamente le dio la categoría de “esclavos”, a los que se puede cargar en un camión como si fueran ganado.
SUS PALABRAS LO CONDENAN
Pero anteriormente, De Angeli había mostrado las uñas, insultando a Néstor Kirchner y debió retractarse. Además, había hablado de la inutilidad de los legisladores si éstos no defendían la postura de los ruralistas, durante el furioso debate por la resolución 125 y después, siguió con la necesidad de juntar firmas para cambiar la composición del Congreso, adelantando seis meses el reemplazo natural de diputados y senadores. Sus aliados, ahora conscientes de haber fabricado un nuevo D’Elía, salieron a despegarse de su última torpeza, para no quedar enredados en ella.
Pero tal vez sea tarde, ya que como todo pensamiento extremo, no hace otra cosa que favorecer objetivamente al adversario que dice combatir, sirviendo en bandeja argumentos para descalificar a la oposición al Gobierno, aunque no compartan el tosco pensamiento reaccionario de este dirigente rural.
Ni lerdo ni perezoso, Néstor Kirchner pasó por caja y le pidió a De Angeli que "respete" a la gente y la propia Margarita Stolbizer, tomó rápidamente distancia y se sacó el polvo de encima: "no voy a hacer campaña con alguien que se pasea y se saca fotos con todos".
CAMINO A LA RUPTURA
Hasta el propio presidente de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi le pidió que se retracte. Pero ya es tarde, De Angeli es producto de quien lo fabricó y ahora hay que hacerse cargo de él.
Pese a que la Federación Agraria Argentina le envió una carta en repudio a sus expresiones, la ruptura ya asoma como algo inexorable. Lo que habrá que ver, es de qué manera ahora los sectores agrarios logran zurcir, si pueden, este agujero negro que va camino a un divorcio definitivo.
De Ángeli, después de tanta pirotecnia contra el oficialismo, transparentó que quiere volver al “fraude patriótico”, por proponer influir en el voto de los peones, como en la década del 30.
ESTA NOMINADO
En momentos en que la campaña política ofrece espacios para debatir ideas y proyectos de país, los conceptos de De Angeli delinean de algún modo el “trazo grueso” de lo que pretende cada sector.
Recostado en su propio ataúd, cuando vio que se le venía la noche, De Angeli trató de suavizar lo de "subirlos a la camioneta", e intentó justificarse señalando que "en el campo hay gente que no tiene medios para ir por su cuenta así que hay que llevarlos a votar".
Tal vez ahora a Marcelo Tinelli, le surja la feliz idea de sugerir que le pregunten a su imitador ¡qué te pasa De Angeli¡. Lo cierto es que el dirigente rural está nominado por su propia voluntad y ahora lo único que le falta es que lo echen de “Gran Cuñado”.
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