martes, 23 de junio de 2009

TERMOMETRO POLITICO

Los fantasmas del 29

La falta de propuestas de la oposición y la virulencia de la campaña política en términos de exabruptos, empañaron el marco de un escenario que se presentaba como ideal para el debate. Aunque trató de convertírselo en una bolsa de gatos, ahora, pirotecnia de lado, lo que se espera es que sea la realidad, la que definitivamente llene las urnas de votos en la crucial elección de este domingo.
Hubo de todo como en botica, Gran Cuñado mediante. Se manipularon encuestas y hasta se dio el intento de demonizar la economía. Además se apeló al fantasma del fraude y al golpe bajo del imaginario de la amenaza de una devaluación, al otro día de los comicios, jugada que intentó instalar sin éxito, la dirigente de la Coalición Cívica, Elisa Carrió. Pelotazo en contra de la señora del Apocalipsis, a la que el electorado terminó interpretando como una brazada desesperada por intentar sumar votos metiendo miedo. Hoy su fuerza aparece a todas luces con la guardia baja como si inexorablemente esté signada a ocupar el tercer lugar en la grilla de los contrincantes. Es más, los pronosticadores ven a la dirigente casi fuera de combate para llegar a ocupar una banca en el Parlamento.
INSTALAR EL MIEDO
En las últimas jornadas, Carrió se instaló en cuanto canal de televisión le dio la oportunidad de aparecer, señalando a tambor batiente que su fuerza está ganando en todo el país. Pero cuando se le requirió sobre la posibilidad de que no obtuviera un escaño por ir en tercer lugar, se escudó señalando que ella ya perdió muchas veces y que lo que hay que leer en el diario del lunes es cómo su espacio se proyectó a nivel nacional, y aunque no lo confesó, seguro que puso sus fichas en la mano de Hermes Binner y Rubén Giustiniani.
Sus mensajes extra terrenales esta vez no tuvieron compradores en el mostrador, ya que la población está muy sensibilizada, frente a la crisis mundial y a quien le acerque un menú de temerarios corralitos y supuestos patacones.
Pereciera infructuoso derribar hoy un marco económico, que aparece con la solidez de números que se presentan a todas luces irrebatibles en el escenario continental. Tal es así, que con la cantidad de reservas con que cuenta el Banco Central, resultaría disparatado vaticinar una corrida en el dólar, con el consecuente impacto inflacionario que derrumbaría al más fuerte de los gobiernos.
La Argentina hoy no es otra cosa que un apéndice de Brasil, que en vez de poner sus divisas en el mercado financiero, las está volcando hacia la industria, como se viene observando con los fondos de la Anses.
No se está desfinanciando la caja de los jubilados, como se intenta mostrar desde algunos sectores trasnochados de la derecha, que alientan las privatizaciones y la vuelta al modelo neoliberal. Muy por el contrario, es dinero que se presta para fortalecer pequeñas y medianas empresas, a modo de créditos, que serán devueltos al Estado, en base a acuerdos debidamente garantizados, para mantener las fuentes de trabajo.
En vez de acudir al Fondo Monetario Internacional y las sangrías de los capitales externos, el gobierno argentino eligió no endeudarse y retroalimentar, como hace Brasil, sus propios recursos al servicio del desarrollo.
LO QUE ESTA POR VENIR
Es más, las proyecciones económicas señalan un auspicioso segundo semestre del año, ya que los industriales aseguraron en las últimas horas que los peores efectos de la crisis internacional, ya pasaron tibiamente, sin tener efectos devastadores como los observados en otros países.
La planificación en su momento de un ambicioso plan de obras, que se vio plasmado en caminos, viviendas, nuevas escuelas, pavimentación, luz, gas y cloacas, no hicieron más que evitar la paralización del aparato productivo y mantener el trabajo digno.
Son cuestiones palpables, como la recuperación del salario, que están a la vista de todos los que el domingo depositarán su voto en las urnas para consolidar el proyecto de una Argentina que está intacta en su potencial.
Atrás entonces quedarán los De Angeli, que en su momento propusieron arriar peones como ganado en camionetas y camiones para que voten en contra de un proyecto nacional, revalidando lo peor de la política de la década del 30.
No obstante, habrá que ver como reacciona el electorado frente a Mauricio Macri, que tuvo la desatinada idea de proponer volver a privatizar Aerolíneas Argentinas y el retorno a las AFJP.
A COSECHAR EN EL CAMPO
A Francisco De Narváez, el caballero rojo, cuyo matrimonio con Felipe Solá aparece en vías de divorcio, le espera probablemente una cosecha de votos del electorado del interior de la provincia de Buenos Aires, básicamente representados por la corporación agraria, hoy casi fracturada por sus propios dislates. También apuntará a una clase media alta contestataria al gobierno, pero que más se identifica con el macrismo y que nada tiene que ver con el peronismo histórico que él dice representar.
Más allá de los millones que invirtió el ex hombre de Casa Tía en su campaña, hoy su falta de propuestas y de un plan sólido, que ni siquiera logró exhibir en su incipiente carrera legislativa, dejan más sombras que luces en el sendero que tomará si le ponen la carta brava en la mano. Sus spots publicitarios cargados de emotividad y de buenas intenciones, tampoco terminan de conformar del todo a una tribuna que pide hechos y quiere que le digan como la van a cauterizar el órgano más sensible, como es el problema de la inseguridad
EL QUE MAS ARRIESGA
Está claro que el que más arriesga en esta gran batalla, es el gobierno, ya que está exponiendo a hombres presidenciables para el 2011 como Néstor Kirchner y Daniel Scioli, apoyados por la voluntad férrea y acompañamiento de los barones del conurbano. En definitiva, estará toda la carne al asador con el objetivo de defender un modelo y mostrando lo que se hizo desde el 2003 hasta la fecha.
Con la voluntad inquebrantable de agradecer el apoyo recibido del gobierno nacional, para la transformación y desarrollo que lograron en sus distritos, serán los intendentes nuevamente los grandes protagonistas en la delicada tarea de motorizar los votos que consoliden el proyecto nacional y popular. Pero lo harán sobre la certeza de que la foto en blanco y negro de aquel conurbano empobrecido del 2001, con gente por las calles con ropas andrajosas y los brazos cados sin trabajo, hoy tiene color en la realidad que patentiza la geografía del crecimiento.
LAS CUENTAS PENDIENTES
Los logros aparecen como incuestionables, pero también es cierto que falta mucho por hacer, sobre todo en el camino de la inclusión social. Pero nadie esconde sus deudas bajo la alfombra, muy por el contrario, apuestan al firme compromiso de ir por más para terminar de saldarlas. El conurbano bonaerense es el lugar donde el oficialismo encuentra el terreno más fértil para revalidad sus banderas, nada más ni nada menos que cuatro millones de votantes, que aunque no del todo leales en el primer cordón, en el resto, el panorama se presenta como cosa juzgada.
El domingo, después de las 18, se levantará el telón y ya habrá quedado atrás toda la retórica, para dar paso a la decisión del pueblo, el gran soberano. Y pase lo que pase, el lunes habrá ganado la democracia. Nada estará en peligro y aunque haya nuevos protagonistas, la Argentina seguirá caminando a paso firme, bajo el marco de los consensos, porque siempre habrá espacio para las ideas, sin vencedores ni vencidos, aunque la ambulancia pase por algunos lugares a recoger los heridos.

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