martes, 10 de febrero de 2009

ARENAS CALIENTES

Los jóvenes de la zona viven con desenfreno
sus aventuras sexuales en Pinamar y Gesell


Por Jorge Joury (Enviado especial de Infosur)

Numerosos vecinos de la región que viajaron a la costa a disfrutar sus vacaciones en enero, denunciaron a través de la página web de Infosur, “haber sido testigos de situaciones bochornosas en materia de sexo entre parejas de jóvenes en las playas”. La situación no es nueva. Ocurre todos los años. Pero esta vez parece haberse agravado, a la luz de los últimos acontecimientos de violencia ocurridos en la zona costera. Infosur puso un pie en tierra firme, tanto en Pinamar como en Villa Gesell, para rescatar un cuadro de situación, que se podría denominar de alta temperatura sexual.
Primero convendría aclarar que muchos de los jóvenes que son protagonistas de las historias que contaremos, en su mayoría van solos de veraneo a estos lugares. Sin la contención de sus familias. Es entonces cuando el viva la pepa entra en escena y ocurren estas situaciones desagradables.
Uno de los factores determinantes que pudo observar este enviado especial caminando por las calles de esas ciudades balnearias, es la venta libre de alcohol a menores. Resulta común verlos en horas de la noche transitando por las calles con botellas de cerveza que compran sin ningún tipo de control en los maxiquioscos.
Conviene dejar en claro que los chicos que van con sus familias, son controlados por estas, quienes los regulan con horarios de retorno o en algunos casos los van a buscar a la salida de los boliches.

HISTORIAS CALIENTES

Infosur recogió variados testimonios de jóvenes de la región. Hubo que buscarlos, pero están y pertenecen a la cuestionada geografía de los excesos. Los mayores, como Claudia de Lomas de Zamora, de 56 años, ponen el grito en el cielo. La mujer indicó que “vengo todas las temporadas a Pinamar y es la misma historia. Pero este verano es peor, porque son más chicos y "más acelerados". La mujer indicó que “hacen el amor a la vista de todos sin importarles nada. Hoy los jóvenes no tienen límites: toman alcohol hasta embriagarse y no les da vergüenza tener abiertamente sexo en la playa, incluso de día. No les importa con quién ni dónde y ni siquiera usan preservativos”, señaló la mujer, con tono de indignación.
UN DESQUICIOA raíz de ello Infosur inició una investigación, ya que desde hace tiempo ciudades costeras como Pinamar y Villa Gesell se caracterizan como los destinos predilectos de muchos chicos de la zona sur. La coincidencia generalizada es que en la segunda quincena de enero, que se fueron muchas familias y llegaron más jóvenes, los problemas se acrecentaron.
Claudia, una vecina de Quilmes narró a Infosur su experiencia en Pinamar. "Estoy harta de la vida nocturna y desquiciada de los jóvenes. Es algo más allá de lo que la sociedad puede soportar. Todos se embriagan y se van a la playa. Nos ponen en peligro y los policías no logran frenarlos. La mujer agregó que "vomitan, se pelean, rompen botellas, hacen pis, y después tienen sexo. No tienen noción de lo que hacen. En la zona de médanos, en lo que se denomina como La Frontera, la indignada vecina relató que los "campamentos sexuales" se arman en la orilla, en las carpas y en las casitas de los guardavidas de cualquier balneario, desde las cuatro hasta las ocho de la mañana.Allí es común ver agitarse los cuerpos desnudos sobre la arena. Unos a metros de otros. Sin ningún tipo de pudor. Es más da la impresión de que se estimulan más, transitando por el camino de la marginalidad, lo cual toman como una travesura”.

AL ROJO VIVO

Vamos a describir la geografía, para que el lector tenga una idea cabal del escenario donde se libra la verdadera guerra del sexo. Según informes recogidos por Infosur los lugares elegidos son los arbustos que rodean al tobogán acuático del balneario El Viejo Lobo, las playas del sur de Pinamar, desde la rotonda de Bunge y Del Mar, y el descampado junto a los boliches Ku-El Alma. Para el otro lado, la movida arranca desde UFO Point hacia La Frontera, y los que se aventuran en 4x4, van al Más Allá, uno de los paradores top. Hay que transitar sinuosos caminos de arena, cubiertos de pinos, donde la oscuridad es total y ayuda a la intimidad. Para los vecinos, los paradores exclusivos del Norte, son zona liberada donde la policía brilla por su ausencia.Valentín no tiene pelos en la lengua para contar su experiencia. Se trata de un joven de 17 años de Banfield, quien indicó que, en la playa municipal "esta temporada y la pasada tuve sexo. La última vez nos tiramos en las reposeras a la altura del balneario CR. Si estás a oscuras, en la playa es más romántico".

“ESTABA BORRACHO”

Por su parte, en Villa Gesell, Román G. de 18 años, quien vive en Berazategui reveló que conoció una cordobesa en el boliche Pueblo Límite. "Su casa estaba llena de gente. Así que a las seis nos fuimos a la 104 y playa con una colcha. Yo estaba borracho, ella no sé. Pero estuvo bueno. Tuvimos sexo desenfrenado y después de matarnos, terminamos dormidos sobre la arena”.
Adriana de 17 años de Avellaneda reconoció que "tenés sexo donde venga. Si te gusta el pibe te lo atracás y le das para adelante. Aquí no tenemos quien nos controle, porque venimos solas con un grupo de amigas y todas tenemos el único objetivo de divertirnos y pasarla bien”. EL 911 QUEMATanto en Pinamar como en Gesell, en todos los paradores uno o dos serenos cuidan los 100 m2 que tienen en promedio. Pero su límite de vigilancia llega hasta los postes, que lo separan por 30 metros del mar. "Si los chicos tienen sexo en la orilla no les podemos decir nada, lo mismo que si van a la playa municipal. En ambos casos es responsabilidad de la Municipalidad", afirma Federico, sereno de El Atlántico. "Ey, ey", grita y prende la linterna. Apunta a dos rubiecitos arrinconados a los besos en una escalera. Y revela: "yo creo que no se cuidan porque cada vez vemos menos preservativos por acá".Según pudo saber Infosur, el 911 recibe, cada noche, decenas de denuncias por este tema. El oficial Daniel Videla es uno de los que baja a la playa cada tanto para controlar que los chicos no tomen alcohol en los paradores privados. "Son zonas oscuras, es peligroso porque pueden robarles. Están como en su casa. Estos son cuatro y se trajeron alcohol para ocho personas", dice mientras les pide a un grupo de cordobeses menores de 18 que se retiren del balneario Posta Náutica.

NO HAY HOTELES



Por su parte, los jóvenes se defienden y enarbolan sus argumentos. "No nos queda otra", sostienen Rodolfo (17) y Mariela, de la misma edad, ambos son de Adrogué. Por la ropa de primera marca, se ve que son de buena posición económica y cuentan con recursos. Al respecto señalan que “ no hay hoteles alojamiento: el único está en la ruta 11, entre las dos ciudades costeras. "Pero tenés que ir en auto y cuesta $ 40 la hora, y ya gastamos mucho en el boliche y los tragos", explica esta parejita. Además confesaron que tuvieron sexo oral en la playa: "Estás de vacaciones, no te vas a perder de cumplir esa fantasía. Es maravilloso hacer lo que no podes en el lugar donde vivís, porque te escarcharían”, confiesan.
Sin ningún tipo de tapujos, lo interpretan como una “fascinante aventura” y admitieron que " es una buena anécdota para contar".

“LO HACES IGUAL”

Otros de los entrevistados por este enviado especial indicaron que el problema es que, “ a veces las hormonas pueden más que la cabeza y si te quedaste sin preservativo, lo haces igual". Para completar la investigación, Infosur requirió además la opinión del Municipio de Pinamar. Allí Rosa Boero, titular de la secretaría de Turismo afirmó que “es una ciudad para las familias. Por eso no están habilitados los hoteles". Lo mismo arguye la Intendencia de Gesell: "Queremos que vengan más familias y que la ciudad dejé de llenarse de jóvenes, pero se hace dificultoso porque aquí encuentran mucha diversión y eso los atrae". La cuestión de los chicos, el alcohol y la diversión motivó un reclamo empresario y marcó la agenda para este verano de las charlas que da en la Costa la fundación Proyecto Padres. "Los padres tienen que hablar de los peligros de entregarse sexualmente en estado de ebriedad y ser muy claros con respecto a las consecuencias no deseadas", sugiere Adrián Dall'Asta, director ejecutivo de la fundación.

NO AGUANTAN MAS

Mientras tanto, la polémica por estas horas parece no disiparse. Muchos vecinos de Pinamar y Villa Gesell ya no aguantan más. Dicen que están cansados. Que les da pudor y hasta lástima. Que todas las temporadas es la misma historia, y que cada vez es peor porque son más chicos y "más acelerados". Sostienen con firmeza que hoy los jóvenes no tienen límites: toman alcohol en exceso y no les da vergüenza tener sexo en la playa abiertamente, incluso de día. Que no les importa con quién ni dónde. Conviene reflexionar que desde hace tiempo estas ciudades costeras se caracterizan como los destinos predilectos de los chicos. Más en la segunda quincena, que se fueron muchas familias. Zulema Sampietro, vecina de la zona del Golf de Pinamar, se enoja: "estoy harta de la vida nocturna y desquiciada de los jóvenes. Es algo más allá de lo que la sociedad puede soportar. Todos se embriagan y se van a la playa. Nos ponen en peligro y los policías no logran frenarlos". Amalia, vecina del muelle, va más allá en detalles: "vomitan, se pelean, rompen botellas, hacen pis, y después tienen sexo. No tienen noción de lo que hacen".

MUY PICANTE

Tomando un café en Insbruck, una de las confiterías más top del centro de Pinamar, fui testigo de un diálogo que se desarrollaba en una mesa pegada a la mía. Había un grupo de chicos de Lanús y uno de ellos comentaba frente a sus amigos, a tambor batiente como la noche anterior había mantenido sexo anal en la playa, con una chica de Tandil. Su relato recibía el festejo generalizado, mientras los fernet con coca iban y venían. Alcancé a escuchar como este joven de unos 21 años señalaba que “era un carozo (por la chica). Tierna y de unos 17 años. Al principio se resistió, pero como yo había llevado una botella de Vodka, trago va trago viene, agarró viaje. Le lubriqué la zona con bronceador que llevaba en la mochila y luego la penetré. Al principio le dolió, pero luego me confesó que lo disfrutó, porque con el dedo la estimulé en la zona del clítoris”.
Me fui de Pinamar con otras historias que son mucho más picantes y que tal vez ofenderían a la moral media. Por eso me las reservé.Conclusiones, el sexo no es malo y así lo sostienen los sociólogos. Disfrutarlo tonifica a las parejas en sus relaciones y las hace perdurables. Lo que son malos y condenables, son los excesos, sobre todo cuando ocurren a la vista de todos. La pregunta es ¿Quién le pone fin a esta fiebre juvenil que asoma como una fuerza arrolladora?

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