jueves, 19 de noviembre de 2015

En el nombre del padre y guiño del massismo, espera el milagro


En estas horas de incertidumbre previas al balotaje, los candidatos juegan sus cábalas y ya eligieron los búnker donde esperarán los resultados. Daniel Osvaldo Scioli mudará su comando desde Luna Park hacia el hotel NH Bolívar. Está ubicado a metros de la Plaza de Mayo, con capacidad para unas tres mil personas. No es una casualidad, allì se instaló la tropa naranja cuando ganó la gobernación por 48,24% en 2007 y por el 55,07 en 2011. En tren de renovado optimismo por algunas señales de acercamiento con el massismo, uno de los organizadores se animó a decir que "queremos estar más cerca de la Casa Rosada para salir a festejar". 
Macri como viene con viento a favor, mantendrá su búnker en los pabellones 3 y 4 del complejo Costa Salguero, con capacidad para 7 mil personas. Allí empleará el mismo decorado festivo de globos multicolores y música. Hasta aquí, la liturgia de dos hombres con características similares. Pero solo uno de ellos ocupará el sillón de Rivadavia. Vienen de familias acomodadas con padres empresarios. Ambos fueron catapultados a la fama desde el mundo del deporte. Y aunque el estuche sea el mismo, los contenidos son diferentes. Hoy algo los está afectando, según la creencia popular y los ubica en posiciones incómodas. El kirchnerismo perturba a Scioli y los ricos a Macri.  
La pregunta tiene que ver con que  una  consultora online, Opinaia, midió luego del debate qué frases negativas vinculadas a los postulantes encuentran asidero en el paladar de la gente. Se trata de un relevamiento de mil casos, con un margen de error de 3%, con once preguntas. En algunas se consulta sobre cada candidato en particular y en otras los combina, para, a grosso modo, ver quién sería peor. También hay requerimientos donde sólo se alude por el miedo a una devaluación y gasto público, sin relacionarlo con ninguno en especial. Las conclusiones arrojan que uno de los frentes que más afecta al jefe de Gobierno porteño, es su origen de clase. Un 32% de los consultados está "totalmente de acuerdo" en que "si Macri es electo presidente va a beneficiar a los ricos". En el caso de Scioli lo sigue perjudicando su pertenencia al nucleo K, ya que un 46% cree que si llega a la Casa Rosada estará condicionado por el kirchnerismo".
Lo cierto es que después de las sorpresas en la elección general, donde la mayorìa de las encuestadoras capotaron en sus pronósticos, nadie se anima por estas horas a jugarse una ficha en torno al posible ganador. Hoy los vientos triunfalistas soplan con más ímpetu hacia la orilla amarilla. Allì sostienen que gana Macri y que la tendencia es irreversible. De la costa naranja, en cambio aseguran que "nunca hay que subestimar al peronismo, menos cuando está herido por la pérdida de Buenos Aires", su principal bastión. Apuntan que Scioli viene repuntando por el llamado a silencio de Cristina y  porque "la gente está racionalizando el voto, ya que sospecha  que Macri oculta a sus economistas porque planea un ajuste". Ponen como ejemplo la manera en que Macri eludió con evasivas y manifestó molestia, ante la pregunta de una megadevaluación que le disparó Scioli durante el debate.
En el equipo de campaña sostienen que hay que seguir machacando en esa dirección. Están convencidos que  el líder de Cambiemos mandó a cuarteles de invierno a todos sus economistas y que  no da a conocer los nombres, porque no quiere olas que  le generen un efecto bumerang. Olfatean que el ex menemista Carlos Melconián o Alfonso Prat Gay, son los elegidos para el ajuste tan temido.
Otro dato alentador para los sciolistas, es que desde el massismo vuelven a escucharse frases de destacados dirigentes poniendo acento en que "mi limite es Macri". Una señal inequívoca se detectó el Día de la Militancia, que se conmemoró el martes a 43 años del regreso de Juan Perón al país. No es casualidad la movida que armó el publicista José Pepe Albistur en el Museo Evita. Allì reunió a los diputados del Frente Renovador Felipe Solá y José Ignacio De Mendiguren, quienes se mostraron, sonrientes, junto a los oficialistas Cristina Álvarez Rodríguez, Fernando "Chino" Navarro, Jorge Taiana y Juan Pablo Cafiero. A los postres se disparon frases como : "Resulta difícil para un peronista votar a Macri –reiteró Solá–. Y no voy a votar en blanco". Tan claro como que sin ningún tipo de acuerdo, los massistas aprovecharon la reunión para volver a marcar sus diferencias con el plan económico del frente Cambiemos. "Todavía espero que Macri conteste sobre la devaluación y el ajuste", redondeó Solá, en referencia a las preguntas que Daniel Scioli le hizo a su rival en el debate del pasado domingo. También Solá señaló que "algún dìa Cristina y La Cámpora deberán explicar por qué dejaron solo a Scioli". 
De Mendiguren fue otro de los que salió con los tapones de punta : "No puedo votar a Macri porque quiere un país manejado por el poder financiero y no por el productivo", dijo. Y agregó: "Un país que quiere desarrollarse parte desde la valorización productiva, nunca desde el ajuste o la timba financiera".
Estas declaraciones se suman a las del ex ministro de Economía Roberto Lavagna, quien cuestionó severamente los conceptos de Macri sobre el levantamiento inmediato del cepo. "Está diciendo una barbaridad técnica o está ocultando que el primer día de su gobierno piensa hacer una gran devaluación o un gran endeudamiento", sostuvo días atrás.
Las reflexiones cobran relevancia porque provienen del massismo, el nicho más buscado por el sciolismo, donde abrevan más de cinco millones de votos. "Perdimos la Provincia, pero hay que cerrarles la boca ahora con el voto peronista de la Provincia", dijo uno de los informantes. Aclaró además que "los votos que se fueron con Aníbal, ahora tienen que volver. Hoy lo que está en juego es peronismo o liberalismo".
El silencio de Massa pone de relieve las palabras de sus aliados. No olvidemos que una derrota del peronismo en las urnas podría dejar a tigrense mal parado, como un traidor que no ayudó, aunque sea de manera crìtica. También hay que sumar las palabras pronunciadas por Eduardo Duhalde. "Muchos me preguntaban y yo les decía: ‘voten por los renovadores’. Pero tienen que saber los justicialistas, sobre todo los que votaron a Sergio Massa, que ahora voten a Scioli, hay que darle un voto de confianza". Sorprendió el ex presidente al señalar: "Scioli no es Cristina Kirchner. Que no se equivoquen los compañeros", agregó y, por si hiciera falta, adelantó que el domingo votará por el gobernador bonaerense.
En el campamento naranja manejan datos, informes y proyecciones sobre un supuesto repunte de Scioli en los últimos días y la percepción de un resultado ajustado, pero no resuelto como emiten las usinas del PRO. En el universo oficial,  se reaviva la idea de que la advertencia sobre un ajuste de Macri está permeando y empezó a volcar votos massistas hacia Scioli.
También analizan que no es es habitual que el Papa Francisco se haya pronunciado en estas horas sobre política argentina. Es más, en los últimos meses eludió las fotos con dirigentes para evitar que usen su imagen. Sin embargo, este miércoles envió un breve mensaje de cara al balotaje. Cuando un periodista le solicitó "un mensaje para los argentinos" durante la audiencia general, en un primer momento el Pontífice se rehusó al afirmar: "Ya saben lo que pienso". Pero luego acotó: "Que voten a conciencia". 
En esa dirección, nadie ignora la identificaciòn histórica de Jorge Bergoglio con el peronismo y su rechazo público a las polìticas de mercado, lo cual fue leído entre lineas en el cuartel sciolista, como "una bendición".
Ahora, todo depende de Scioli. El gobernador comprende que está en desventaja y que la cuesta es empinada. Pero mantiene su temple de deportista para sobreponerse a las adversidades. Scioli buscó durante la mayor parte de su vida llegar a la Presidencia. Fue una meta que se fijó desde 1995, cuando Carlos Menem le propuso meterse en política. Nunca dejó de pensar que podría lograr ocupar el cargo de su mentor político. Hay una famosa anécdota que da prueba de ello. El padre de Scioli, hoy ya fallecido, visitaba todas las mañanas a su hijo, y antes de iniciar su rutina le besaba la frente y le decía: ¨Vas a ser presidente". La urnas dirán si aquello fue promonitorio.

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