viernes, 18 de mayo de 2018

El Gobierno no puede ocultar un escenario de crisis que avanza

Cuando los zócalos de la televisión y los tapas de los diarios se ponen en llamas con la escalada del dólar, es porque la Argentina está en problemas. El comportamiento de la moneda norteamericana y los US$ 5.000 millones que el Banco Central debió poner en juego para frenar el desafío de los mercados, le ganaron por goleada a cualquier otra preocupación.




Macri sabe que está siendo sometido a un nuevo examen por el mercado. Por eso se fue a reflexionar junto al mar en Chapadmalal, para ver la manera de encontrar una salida. Es la peor semana que ha soportado el Gobierno. En estos momentos debe responder si es capaz de aguantar con las reservas monetarias para que el riesgo de devaluación no empuje hacia arriba la inflación de abril. 
Afortunadamente, el fin de semana largo sirve para aplacar los ánimos. Pero ya no se puede ocultar, que en pocos días, la Argentina se precipitó en una crisis de alto voltaje. Insatisfacción social, descenso de la popularidad del Gobierno, la escalada de la moneda norteamericana. Una pulseada abrazo partido entre el Banco Central y el mercado financiero. Son crispaciones que reavivaron la incertidumbre. El no saber qué va a pasar que hemos vivido los mayores de manera repetida, hoy empieza a calar hondo en los jóvenes, embarcados en proyectos a mediano plazo de un gobierno que se pone el cartel de innovador, pero que está encerrado en una fórmula que se marchita día a día.
 
LA BICICLETA FINANCIERA EN PUNTA
 
Como reviviendo una postal del pasado, durante la semana pasada muchos ciudadanos corrieron, una vez más, a convertir sus pesos en dólares, mientras los jóvenes que obtuvieron créditos hipotecarios seguían con angustia la evolución de la divisa, porque el crecimiento de apenas unos centavos en su precio implica un incremento de miles de pesos en la deuda que contrajeron con los bancos. En la otra vereda, los actores fuertes del mundo financiero desarrollaban sus estrategias defensivas: fondos llevándose el dinero, inversores postergando decisiones, cambios de cartera, empresas deslizándose en el pánico porque las tasas llegaron al 30%. Y especuladores frotándose las manos por la misma razón.
Mientras tanto, los últimas encuestas confirman un escenario oscuro para el oficialismo, que no hace otra cosa que estimular a la oposición, que empieza a entrever cada vez vez más cerca la meta de poder volver al poder en 2019. Los datos de la encuestadora Poliarquía exhiben una caída significativa de las expectativas sociales y económicas: menos del 20% considera positiva la marcha del país y la economía, el 52% cree que la situación empeoró el último año, aunque el 40% se aferra a la esperanza de que mejore en los próximos meses. La aprobación presidencial cae al 45%, uno de los puntos más bajos de la serie histórica, junto con la confianza en la capacidad de la administración para resolver problemas. En síntesis, comenzaron a germinar evidencias que tornan angustiosa la reelección.
 
LA CREDIBILIDAD EN MACRI DEVALUADA
 
Aunque no lo reconocerán en público, la administración Cambiemos es consciente de su impotencia para resolver la cuestión económica. Fracasa de manera permanente para encontrar la luz al final del túnel. Esto tal vez explique porque hoy nadie le cree a Macri dice que lo peor ya pasó, ya que después de su profecía las tarifas, los combustibles y el dólar terminan picando en punta. El Presidente terminan naufragando en su discurso, porque tiene demasiados voceros para diagnosticar la economía. Pero nadie lo hace de una manera convincente. Ni siquiera los empresarios compran esas acciones amarillas que terminan  cotizando en baja.
Por estas horas, en Balcarce 50 se convencieron acerca de la necesidad de que el Banco Central muestre señales de fortaleza. Creen finalmente que Federico Sturzenegger debe liderar la resistencia y  aseguran que por un tiempo debe ceder la pulseada permanente que le plantea Mario Quintana desde la Jefatura de Gabinete. Como lo expliqué en un comentario anterior, a Mauricio le quedó claro que aquella foto del titular del Banco Central entre Marcos Peña y Quintana terminó siendo perjudicial y ahora se ven los resultados. Ha llegado el momento entonces de dejar en segundo plano las cuentas pendientes de la interna oficialista y poner proa a tranquilizar el mercado.
Desde el gobierno entienden el torniquete que armó el peronismo en Diputados por las tarifas y el de los mercados en torno al valor del dólar. Estas cuestiones han puesto a Macri en una encrucijada novedosa y muy complicada. Cualquier decisión que tome le va a significar un costo ante los sectores del poder o ante la opinión pública.
Los asesores del Presidente creen que el Círculo Rojo le pide a Macri que no abandone el compromiso fiscal, la batalla contra la inflación y que, de ser necesario, vete el proyecto opositor para atar la suba futura de los servicios públicos a los aumentos salariales.
 
LA ESTRATEGIA DE NO CEDER CON LAS TARIFAS
 
El plan de "ni un paso atrás", es el que se llevó en carpeta Macri a Chapadmalal. La ecuación matemática de alta inflación, tarifas más caras y este dólar convidado de piedra parecen tomar distancia del peligroso cisne negro que acecha a los gobiernos.Pero cuidado, porque las encuestas le juegan en contra al Gobierno en la previa de un año electoral. Los hombres del Presidente no deberían confiarse mucho tiempo más y corregir las falencias, sobre todo las que pegan por debajo de la linea de flotación de la clase media, que fue la que les dio el voto para estar gobernando. La realidad marca un frente de tormenta en el horizonte. Y es grave, porque tiene efectos colaterales e irrumpe con facilidad a la luz del ánimo fatalista y pendular de los argentinos.
Frente a este escenario de tarifas explosivas, Macri le ha pedido a los gobernadores como gesto de grandeza que limpien de impuestos las facturas sobrecargadas de imposiciones especiales y cargas tributarias. Pero la gran mayoría se niega y le piden que baje el IVA primero. La Casa Rosada responde que se olviden. Dicen que el IVA es coparticipable. Por lo tanto, las provincias dejarían de percibir unos 20 mil millones de pesos. Y la nación otro tanto.
Macri está aferrado a la teoría Aranguren. No quiere aflojar porque está convencido que la estrategia de la oposición apunta su dardo al centro del corazón del aparato fiscal. Si el Presidente cede, a la incertidumbre económica se le agregará la vulnerabilidad política, una medicina letal para el período electoral que está por venir. En caso de que la situación de las tarifas toque fondo, en la Casa Rosada sostienen que se apelará al veto como única salida. Mientras tanto, la inflación y la inseguridad están en la cresta de la ola y alientan el malhumor social de manera riesgosa. La gente observa con estupor que el efecto paralizante de cada vez que sube el dólar hace que los salarios se derritan y se desplome el poder adquisitivo.
 
EL PERONISMO CALIENTA MOTORES
 
Aunque el peronismo aún no ha recuperado su capacidad de fuego frente a esta postal que le es favorable, hay algunos signos de fortaleza. Por lo pronto, Sergio Massa y Florencio Randazzo parecen liderar la franja que pica en punta, por fuera del motor populista y envejecido del kirchnerismo. Han olfateado que el Gobierno muestra signos de debilidad y entienden que hay que dar un paso adelante. Una prueba de ello, es el alejamiento de la coalición gobernante con tantos meses de anticipación que ha planteado Emilio Monzó, el jugador clave de Macri en la Cámara de Diputados.Este hombre proveniente del riñón del PJ y que en su momento significó una pieza clave en el armado del PRO, está emigrando de a poco porque ha experimentado en carne viva que la conducción política del partido gobernante está en muy pocas manos. En los dos últimos dos años Monzó fue ninguneado de manera permanente por Marcos Peña, el hombre más influyente de Macri. También María Eugenia Vidal le fue poniendo alambre de púas a su intento de peronizar el PRO en la provincia de Buenos Aires. Hoy Monzó está debilitado. Ya no tiene ni voz, ni voto en la mesa chica de Macri. Por eso avisó su disinterés de jugar a futuro para defender los colores del equipo amarillo. “Me siento liberado”,admitió el legislador hace unas horas. “Estuve casi un año sin hacer nada, sin un rol político”, les confió a sus interlocutores.
 
MONZO, UNA PIEZA CLAVE QUE SE ALEJA
 
Aunque había regresado con su esposa desde el año pasado a la quinta familiar Los Abrojos, donde el presidente Mauricio Macri lo recibe con Juliana Awada, nunca volvió a ser el armador político de brillo hasta 2015. Su distanciamiento de la mesa chica y la mediatización de sus críticas hacia el esquema concentrado de decisiones lo terminaron de alejar. Cree que el gurú Jaime Durán Barba y Marcos Peña son en parte los responsables de que Macri esté encerrado en una telaraña de la que no puede salir. Afirma que por su propia supervivencia el Gobierno debería ampliar su base operativa sumando gobernadores e intendentes peronistas para poder ponerle el pecho a las balas en las crisis. Además descree que la política económica esté dando sus frutos, como recitan en el primer piso de la Casa Rosada.
Monzó no es un cuatro de copas. Fue el motor de todas las leyes que necesitó el Presidente y pieza fundamental para acercar a Elisa Carrió y, luego, a la UCR, y conformar Cambiemos en 2015. Fue jefe de la campaña presidencial además de ministro de Gobierno porteño. Pero todo cambió el 10 de diciembre de 2015. “Dedicate al Congreso”, le aconsejó el jefe de Estado. Luego, con el impulso cotidiano del jefe de Gabinete, Marcos Peña, lo fueron apartando delicadamente de la mesa chica. Siguió yendo a las reuniones de “coordinación”, donde admite que se aburre.
Cuando anunció su retiro de Diputados, de Macri para abajo, todos le palmearon la espalda. Pero nadie le dijo que es necesario que se quede para defender las banderas en el 2019. Tal vez cuando llegue ese momento, el peronismo lo invite a jugar en la otra cancha, donde se siente más cómodo.

Se desploma la imagen del Gobierno y buscan bombero para apagar el fuego

En el marco del Día del Trabajador y tratando de apagar el fuego de una semana muy caliente, el presidente Mauricio Macri se reunió con bomberos voluntarios y personal de Defensa Civil de Vicente López. El jefe de Estado interrumpió así el último día de su fin de semana extra largo en el complejo turístico de Chapadmalal. Macri también le pidió al jefe de Gabinete Marcos Peña amortiguar todo lo que se pueda el torrente de títulos negativos por la situación económica.




El hombre fuerte del Presidente se encuentra frente al enorme desafío de hacer magia o apelar a brujerías para revertir el malhumor de la clase media. La bestia inflacionaria se muestra indomable y encima las tarifas de los servicios públicos hacen crujir los cimientos de la mayoría de los hogares y las pequeñas industrias. Hasta en la Casa Rosada admiten  en voz baja que es el peor momento del Gobierno. En ese marco, una nueva encuesta federal elaborada por la Universidad de San Andrés revela que Macri continúa en una profunda caída de apoyo popular. El relevamiento realizado durante el mes de abril concluye que un 68% de la gente se muestra en contra del rumbo general de las cosas en la Argentina."Estamos en un callejón sin salida", opinó una fuente del Gobierno para dar cuenta el clima negativo que reinó en los últimos días en las filas de Cambiemos.
Las encuestas que maneja Peña le interrumpen el sueño. Una de las que más atentamente siguen en la Casa Rosada, es la de Satisfacción Política y Opinión Pública que elabora mensualmente la Universidad de San Andrés. Esta medición da cuenta que el gobierno continúa en una profunda caída de apoyo popular. Fue realizada durante el mes de abril y concluye que un 68% se muestra en contra del rumbo general de las cosas en la Argentina. 
 
PRESIDENTE CON PUÑO DE HIERRO
 
El año pasado, en el el electoral mes de octubre, la “satisfacción social por la marcha general de las cosas” rondaba los 53 puntos porcentuales de aprobación. Esa satisfacción que se había lograda conseguir, disminuyó de forma abrupta y arrojó datos preocupantes para el gobierno en esta última encuesta, realizada por la misma universidad. La satisfacción hoy se encuentra en el orden del 30%. Lo que significa que en seis meses esa expectativa o percepción cayó un 23%. 
Según el relevamiento realizado a escala federal, el 66% de los encuestados del total en el país se manifiestan en contra del modo en que está actuando el Poder Ejecutivo conducido por Mauricio Macri.  
En los temas particulares, la política energética del gobierno de Cambiemos alcanza un 70% de desaprobación, siendo una de las más criticadas, por debajo de la política económica que arroja un 75% de insatisfacción, trabajo (77%), jubilaciones (80%), defensa (82%) y seguridad (85%). 
Lejos de la era de los consensos y dar un paso atrás frente a las equivocaciones, Mauricio Macri se muestra hoy con puño de hierro. Está totalmente decidido a timonear la quita total de los subsidios a los servicios públicos. Sueña con que en los primeros meses del 2019 esta cuestión haya quedado en el olvido. El Presidente además se muestra enojado con la sociedad a la que considera afecta al derroche, recomendando consumir menos luz y gas.
Sin embargo, el panorama económico es oscuro por donde se lo mire, para gran parte de la clase media asalariada, núcleo vital del electorado de Cambiemos. No solo aumentan las tarifas, los combustibles y el transporte, sino que arrastran a una cantidad de servicios adicionales como la medicina prepaga, los colegios privados  y hasta los servicios online como Netflix y Spotify que desde ahora pagan el IVA. Frente a este escenario, donde el dólar tampoco cede en su carrera alcista, demás está decir que los salarios cada vez pierden más poder adquisitivo.
 
UN VERDUGO CON AYUDANTE
 
Los coletazos de la bestia negra inflacionaria han empezado a acelerarle el pulso a Peña. Macri le ha pedido sacar las papas del fuego de la manera que sea, pero sin dar un paso atrás con las tarifas. 
El jefe de ministros pasa por un momento de zozobra para tratar de encontrar luz al final del oscuro túnel económico. Las cosas no están muy bien en el gabinete y sus rivales internos lo tildan de autoritario. Nadie habla sin su permiso. Casi todos coinciden en que es el impiadoso verdugo de Macri. Su lugarteniente, el que le sostiene el hacha, es el gurú ecuatoriano, Jaime Durán Barba. En lo más alto del poder dan por hecho que su última ejecución es la de Emilio Monzó y su escudero, Nicolás Massot. Una autoflagelación para Cambiemos con un año y medio de anticipación, en medio de una situación económica extrema donde se necesita construir alianzas. Estos dos legisladores eran jugadores claves para defender las banderas amarillas en la Cámara de Diputados.
Peña, junto a Lopetegui y Quintana, conforman lo que se denomina en los pasillos de la Casa Rosada como "la santísima trinidad". No saben nada de economía, pero no dejan que aparezcan voces discordantes. La prensa adicta, vende a estos hombres como los más inteligentes y de mayor cintura política. Peña tiene el mérito de ser el único funcionario capaz de enfrentar a la oposición durante 8 horas en el Parlamento y defender las banderas de Cambiemos, algo que Macri pondera de manera permanente y le pide al resto de sus ministros que sigan su ejemplo.
Peña aparece como el cerebro de la estrategia de la Casa Rosada. Esto se visibilizó con la apuesta a sostener a los ministros más cuestionados, como el de Energía, Juan José Aranguren, que hoy está en el ojo de la tormenta por el implacable esquema tarifario. No hay que olvidar que fue el propio radicalismo el que pidió que se aleje y Peña salió a defenderlo. En ese marco, lo calificó de “íntegro y competente, que “está haciendo una tarea patriótica para que todos los argentinos tengamos energía después de tantos años de destrucción de la matriz energética”.
 
UN ESCUDO PARA LOS MAS CUESTIONADOS
 
También el jefe de Gabinete realiza mediáticamente la cerrada defensa de los cuestionados miembros del gabinete: en el ala económica, de Nicolás Dujovne (Hacienda), quien blanqueó $ 20 millones, a Luis “Toto” Caputo (Finanzas), en el ojo de la tormenta judicial por empresas offshore que no habría declarado. De hecho, al ministro de Finanzas lo llenó de elogios: habló de “orgullo” de tenerlo como parte del Gabinete. Fue cuando el propio funcionario había deslizado en reuniones privadas que podía alejarse de la función pública.
Aunque no participa del gabinete económico, pero sí lo hace con el ojo de sus colaboradores, Peña sigue aportando letra sobre qué deben decir, y qué no, aquellos funcionarios que llevan a delante la lucha contra la inflación y la baja del déficit, las dos obsesiones del Presidente.
También Peña fue un escudo en el escandaloso caso de Jorge Triaca, de Trabajo, y Oscar Aguad, en Defensa frente a la desaparición del ARA San Juan. 
Los radicales, socios de Cambiemos, tienen otra mirada sobre Peña. Lo culpan de inflexibilidad política para negociar, cerrarles espacios en el Gobierno y llenarle la cabeza al Presidente hasta echar a los que no piensan como él. Una prueba de ello es el caso Monzó, lo cual sintetiza su desprecio por todo lo que suene a política tradicional.
 
LA AMENAZA DE IRSE AL DESCENSO
 
El mismo Monzó acusa a Peña de no saber hacer política y de una falta de sensibilidad para reconocer las necesidades del otro y armar acuerdos. Cree que en lugar de usar los triunfos electorales para generar una base más amplia, los usa para encerrarse. También lo hace responsable de anticiparle a los medios su partida de Diputados el próximo año.
Desde Jefatura de Gabinete responden que: “Emilio siempre fue muy inestable. Estuvo con Néstor, con Solá, con De Narváez. Nunca pudo superar que perdió la territorialidad política sobre la provincia de Buenos Aires en manos de María Eugenia Vidal”.
Algunos radicales coinciden en privado con Monzó. No pueden creer que no se usen las picardías de siempre de la política. Por estas horas Peña juega uno de los partidos más difíciles. Sabe que el peronismo es como un tiburón que huele sangre, después de una semana como la anterior, cuando el dólar tocó los 21 pesos y las tarifas y la inflación están en lo más alto de las preocupaciones. Alas primeras espadas del oficialismo les preocupa la aparición de Eduardo Duhalde en el acto de la CGT, donde también asistió la ex presidenta de Brasil, Dilma Ruseff. Temen que algo se esté cocinando a fuego lento.
Mientras tanto Peñá sostiene que las tarifas “no deben ser motivo” de debate en Diputados ya que, según aseguró, esa política la impone el Ejecutivo. “Hubo en el Congreso 29 proyectos sobre este tema, algunos quieren que se genere conflicto”, lanzó y dijo que hay sectores de la oposición “que priorizaron la demagogia del corto plazo o pretenden perjudicar el proceso de cambio” con iniciativas que le provocarían al Estado enormes costos.
Al Gobierno aún le queda tiempo para ordenar el rompecabezas. No obstante, hoy la única variable encaminada del plan Macri 2019 es la desunión peronista y la orfandad opositora. ¿Será suficiente?. Para un futbolero como Macri, perder contra nadie e irse al descenso sería el colmo del desapasionado rumbo gradualista que quiere imponer su equipo amarillo.
 

Chau gradualismo, ahora ajuste sin vaselina

Durante el jueves negro y en pocas horas, pareció que la Argentina se sumergía en el peor de los mundos. Desde el exterior, los fogoneros de Wall Street aseguraban que la economía se desplomaba como un castillo de naipes. Hasta la influyente revista norteamericana Forbes le aconsejaba a los inversores extranjeros abandonar el país. También trazaban la posibilidad cierta de un escenario parecido al 2001. La nota finalizaba con una lapidaria textual: "La situación es más preocupante de lo que la gente piensa.




Y como si fuera poco, en algo que resulta histórico en materia de sincericidios desde una fuerza de seguridad, el jefe de la Policía Bonaerense, Fabián Perroni admitió que "nunca se había visto que la gente tenga que robar para comer". Fue como un rayo paralizante que cayó en medio de la tormenta financiera impactando en el corazón del poder. Todo forma parte de la postal de una semana plagada de fantasmas. Donde además apareció Domingo Cavallo, convertido en una suerte de Freddy Krueger, queriendo acercarle al Gobierno sus recetas y pidiendo trabajo de ministro de Economía. Menos mal que nadie del oficialismo mordió el anzuelo. Hubiera sido como ponerle una bandera de remate al país, ya que Cavallo de hoy es el mismo personaje energizado, que cuando fue presidente del Banco Central, fue uno de los responsables, no el único, de la estatización de la deuda externa privada en la última dictadura militar. Como ministro de Economía de Carlos Menem impuso el régimen de convertibilidad que, al durar diez años y medio, concluyó en un descalabro socio económico mayúsculo. Y cuando reincidió como titular del Palacio Hacienda durante la gestión de Fernando de la Rúa, culminó su obra económica con el corralito. Como si nada de esas pesadillas hubieran ocurrido, ahora pretende dedicarse a predicar acerca de lo que hay que hacer, cuando sus recetas "milagrosas" ya descansan en el silencio de los cementerios. 
 
SE BUSCA UN MINISTRO DE ECONOMIA FUERTE
 
Más allá de la historia que lo condena, Cavallo incluyó entre sus consejos a Macri, el de sumar a su gabinete a un ministro de Economía fuerte. Le faltó decir :“Uno como yo”. Pero "Mingo" no es el único que hizo flamear esa bandera. Hace dos semanas Martín Redrado esbozó su teoría de por qué no hay un ministro fuerte en la actualidad.
“Si uno mira la trayectoria del Presidente está claro por su estilo de conducción que, en su historia personal, siendo presidente de Boca lo sufrió a Bianchi, lo sufrió a Riquelme, lo sufrió a Maradona: no hay espacio para un cerebro único. Hay una mesa de coordinación que está en la vicejefatura de Gabinete donde están todos los ministros del área económica. Lo que uno ve es que buscan coordinar, pero el problema es que después cada uno vuelve a su metro cuadrado", explicó.
Esos demonios perturbadores son los que intentará despejar de aquí en más el gobierno de Mauricio Macri, que saltó alocado a bajar la fiebre verde mediante una suba de tasas de interés del 40%. Es la teoría de la frazada corta. Pero no hay otro remedio. Ya que el 15 de este mes hay un vencimiento de Lebac por 600 mil millones de pesos. El Gobierno debe llegar bien parado a esa fecha, para que no se le desate otra tormenta financiera. Para intentar domar a la moneda norteamericana, el Banco Central tuvo que poner en los últimos días cien mil millones de pesos. Es una suma equivalente a lo que se ahorró con la polémica reforma jubilatoria que le pasó factura a Macri con una abrupta caída de su imagen positiva.
Por lo que se vio en el cierre de semana con el tandem  Nicolás Dujovne y Toto Caputo poniendo la cara ante la prensa, Macri optó por bancar al área económica, sumando a Federico Sturzenegger. Mientras tanto, aún hay analistas que buscan responsables del desmadre.
Algunos señalan al titular del Banco Central. Otros, al ministro de Hacienda Nicolás Dujovne. Y tampoco escapa de las miradas el controvertido gerenciamiento que ejerce el jefe de Gabinete, Marcos Peña, a través de sus viceministros coordinadores, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui. Ambos tienen amplia experiencia en ponerle el pecho a las balas en crisis al frente de empresas importantes. Pero carecen de rodaje del lado del mostrador estatal, cuando cada centavo de suba golpea en la credibilidad del Presidente.
 
LOS MERCADOS LE MARCARON EL PASO A MACRI
 
La película que vimos la semana pasada, es la derrota del denominado gradualismo. Los mercados le dijeron a Macri que tiene que hacer de una vez por todas el ajuste y sin vaselina. Dujovne fue claro al plantear las nuevas metas de achicamiento del gasto público, que seguramente terminarán en despídos en el Estado. Y los 30 mil millones de pesos destinados a obras, que ahora quedarán congelados a la espera de un mejor momento financiero.También se mandó una señal inequívoca hacia la oposición por las tarifas.El Gobierno tildó de acciones cargadas de "populismos" a la movida en el Congreso y dijo que no está dispuesto a perder 250 mil millones de pesos. Por lo que se desprende, si esa medida sale, habrá veto presidencial sin vuelta atrás. En este nuevo escenario, el proceso de seguir sumando deuda externa en el 2019 también llega a su fin.
Aunque hicieron todo lo posible para evitarlo, ahora Macri, Marcos Peña y Duran Barba deben desembarcar forzosamente en el territorio de las antipatías de la gente. algo que siempre quisieron evitar. Nada de lo que vendrá será agradable. La Casa Rosada debrá poner enormes dosis de política y de consensos, además de cierta generosidad con la oposición. El macrismo ha sufrido el peor de los sustos. Ahora hará falta un acuerdo serio con el peronismo racional. Caso contrario, el tránsito del ajuste anunciado por Dujovne se vuelve vidrioso. Al comienzo del Gobierno se pudo alcanzar ese clima desde una posición de poder. Pero hoy se llega al mismo lugar desde la debilidad y habiendo acumulado desplantes y agravios innecesarios.El dilema que Macri tiene por delante es el más difícil en sus 30 meses de gestión.
El peronismo le está tendiendo una encerrona con la cuestión sensible de las tarifas. La sociedad está esperando que la inflación baje y vuelva a estar al menos por debajo del 20% anual. Y los mercados han puesto a prueba como nunca la variable que atormenta a todos los presidentes del país que sueña en dólares. En un par de semanas el Banco Central vendió cerca de US$ 8.000 millones y subió 600 puntos la tasa de las Lebac, pero el jueves negro la divisa nortemaricana quebró la barrera inquietante de los 23 pesos.
Si Macri hoy quiere volver a vendernos que "lo peor ya pasó", nadie le va a creer. El manual le aconseja que deje de lado las promesas y se ponga el país al hombro.

Sobre la cubierta del Titanic Macri apela al peor salvataje: el FMI

En diciembre se había dicho que no se iba a recurrir al crédito externo. Ahora parece que el organismo que con sus recetas hundió a varios países ya no es el mismo.



En diciembre el ministro Nicolás Dujovne había dicho que el Gobierno no iba a recurrir a los créditos del Fondo Monetario Internacional porque no era necesario, ni conveniente. Pero ahora resulta que el organismo financiero internacional ya no es aquel monstruo de siete cabezas que hundió decenas de países con viejas recetas recesivas. El ministro dio a entender que tiene un corazón. Por lo menos es lo que señaló al querernos convencer con que "este es otro Fondo, diferente al de hace 20 años". Le faltó decir "más sensible, bueno y generoso", para terminar de edulcorar este nuevo sistema de relaciones carnales que ha nacido entre Cambiemos y la titular del FMI, Christine Lagarde (foto). La realidad marca que ya nadie quiere prestarle más plata a la Argentina y se terminó el sueño del ingeniero optimista con los "brotes verdes" y "lo peor ya pasó. Como De la Rúa cuando anunció el mega canje por 60 mil millones de dólares, a Macri en su fugaz aparición por TV en tan solo 2 minutos 40 segundos, solo le falto decir: "qué lindo es dar buenas noticias". Salvando las distancias, paradójicamente el destino traza semejanzas con aquel oscuro escenario.
El Gobierno trata de poner bajo la alfombra que como país hemos descendido al quinto subsuelo y estamos al frente de las naciones menos confiables del mundo. Los inversores se van porque observan que ya no tenemos dinero para pagar las deudas. Ahora no será gratis comenzar a pasar la gorra por el FMI. Allí nos espera con los brazos abiertos el memorándum de entendimiento número cuatro que dejó en su última visita al país la misión de economistas extranjeros. Son los deberes que Dujovne tendrá que hacer para acceder al crédito de 30 mil millones de dólares. Bajar sueldos, reducir la planta de trabajadores del Estado, subir tarifas, tener un dólar más alto y competitivo,
(devaluación sin vaselina) y reducir más jubilaciones mediante bajar el sistema del 65% al 50% de lo que cobra un trabajador en actividad, son algunos de los supositorios del ajuste, como señalé en mi último articulo.
La decisión de recurrir al FMI se tomó después de que Macri consultara a la mesa chica del poder, compuesta Dujovne, Sturzenegger, Quintana, Lopetegui y Caputo. Aunque no se lo hizo público, la suma de unos 30 mil millones de dólares, es lo que se necesita el Banco Central para llegar a fin de año y cumplir los compromisos con los acreedores. Significa evitar un nuevo default que nos mandaría al descenso como nación.
Estas circunstancias, lo que han transparentado es un enorme vacío de poder de un gobierno que ha sido puesto de rodillas por los mercados.
Como si fuera poco, luego del anuncio de Macri, Elisa Carrió reavivó la incertidumbre al "sostener" al Gobierno y pidió "impedir el eterno golpismo de los devaluacionistas". Por Twitter, la socia política de Macri también acusó al justicialismo de poner "en jaque la confianza en la Nación Argentina".
"Total aval de la Coalición Cívica al gobierno de Mauricio Macri. La oposición irresponsable del PJ está poniendo en jaque la confianza en la Nación Argentina. No obstante lo cual los argentinos vamos a revertir esto en el corto plazo", escribió "Lilita" en la red social.
Es evidente que el Presidente ha llegado a esta dramática instancia porque sus socios están vacíos de soluciones. Además, porque fue asistido por un equipo económico desarticulado. El mismo que él eligió para evitar “choques de egos”. Los caprichos de Macri de desistir de tener un ministro grande porque creía que manejar el país es lo mismo que SOCMA , ahora lo ha llevado a recurrir a la ayuda de Christine Lagarde.
Es como descender al pasado inmediato, plagado de zozobras. El futuro nos resulta adverso porque el presente es algo parecido a caminar por la cornisa, tratando de hacer equilibrio, pero sin encontrar la meta de tierra firme. No hay FMI nuevo como dice Dujovne. Es mas de lo mismo. Es el organismo internacional más implacable gobernado por lo más fuertes, aunque con caras más simpáticas. Macri deberá entender que los problemas no se pueden resolver tomando más y más deuda. Pedirle al Fondo más plata significa entregarle el timón de la nación para que venga el peor escenario: menos plata, una economía congelada, más pobreza y mayor dependencia. Tal vez sea el momento de sentar a todos los protagonistas de la vida nacional, como en su momento pidió Eduardo Duhalde, para construir un plan de largo plazo que nos haga perdurar como nación.Pero si el Gobierno sigue sin escuchar, el último que apague la luz...

Un acuerdo con el diablo

Para que el lector tenga una idea clara del pensamiento del Fondo Monetario Internacional, voy a utilizar una frase textual de Christine Lagarde, su mascarón de proa. Tuve que recurrir al archivo y la encontré publicada en el prestigioso diario El País, cuando el organismo internacional auxilió a España. "Los ancianos viven demasiado y eso es un riesgo para la economía global". Nada más ofensivo y despiadado sobre la clase más vulnerable.¿Será este el nuevo FMI que dio a entender el ministro Nicolás Dujovne que nos va a ayudar?. Si es así, estamos en el horno. El 17 de este mes vencen 25 mil millones de dólares en Lebacs y el Gobierno enfrentará otro duro examen, donde pondrá a prueba su fortaleza financiera. En esta nota, la más cruda radiografía de lo que está por venir.




Mientras ya hay remarcaciones en productos de primera necesidad que superan el 20% por la devaluación, en seis semanas sabremos si hay un FMI "más piadoso". Es el tiempo de negociacion que requerirá el crédito stand-by. Es uno de los más duros que tiene este organismo internacional, que ha dejado en la lona a un tendal de países que se vieron obligados aplicar sus viejas recetas recesivas que siempre han terminado en hambre, desocupación y más pobreza. Lo que cambia es la estética. Ahora la directora es Christine Lagarde. La canosa que hace unas semanas dijo con una sonrisa de dos plazas durante una charla que organizó en la Universidad Torcuto Di Tella que: "No estoy para prestar. La Argentina no lo necesita". A su lado asentía el propio Dujovne, el mismo días después terminó pasando la gorra en busca de blindaje económico. Desde que la Argentina asumió la presidencia del G-20, Dujovne se transformó en el principal interlocutor del Gobierno con Lagarde, con quien ya se reunió cerca de una decena de oportunidades, entre ellas durante una polémica cena en su casa que le costó al Estado 31 mil pesos. Pero hay que reconocer que esta mujer también mantiene una "buena relación" con Macri. 
A pesar de vender simpatía para los fotógrafos, la abogada francesa tiene fama de ser una dura negociante y fría en el trato. Algunos la llaman "la domadora de bancos". No obstante, fue desde el comienzo de la gestión macrista una de las personas que mayores elogios repartieron frente al actual programa económico. 
No hay que perder de vista además que esta mujer de cabellos canos, tiene dentro de sus metas implacables, el aumento de la edad jubilatoria, si es posible llevarla a los 67 años y que se rebaje el monto de las pensiones. Considera además que “ hay que evitar que la tercera edad se convierta en una amenaza para las finanzas públicas y privadas". Ante los costos de la vejez, el Fondo propone el recorte de las pensiones, el aumento de las cotizaciones y la posibilidad de que “los Estados contraten con aseguradoras privadas la cobertura de ese riesgo ante la posibilidad de que la gente viva más de lo esperado”. 
 
TEMOR DE QUE CONTINUEN LAS CORRIDAS BANCARIAS
 
Dos veces divorciada, madre de dos hijos y compañera actual del empresario marsellés Xavier Giocanti, un viejo amor de juventud a quien ve solo una vez al mes y quien asegura que es el encargado de equilibrar su PIB (Placer Interno Bruto), Lagarde lucha con vehemencia por la regularización de los fondos de inversión y los impuestos a las transacciones financieras. Con ello logra mantener un estilo impecable –no importa las horas de viaje– hecho de trajes de Chanel, carteras Hermès y ropa ejecutiva de la casa inglesa Austin Reed. 
En la óptica del ministro de Finanzas, Luis Caputo, con el acuerdo con el FMI, "Macri tiene asegurado el financiamiento para el resto de su mandato". Sin embargo las alarmas se disparan en varios frentes. Brotan desde todos los rincones declaraciones de economistas, como las del ex jefe de investigaciones económicas del Banco Central Jorge Carrera, que advirtió que la corrida cambiaria continuará durante las próximas semanas porque los inversores seguirán yendo al dólar debido a saben que el Fondo Monetario Internacional (FMI) pedirá devaluar más el peso.
Carrera explicó que el organismo multilateral exigirá a la Argentina un ajuste de cuenta corriente, en lo que el país tiene un "gran problema" porque el déficit llega al 5% del Producto Bruto Interno (PBI) cuando la economía creció sólo 3% en 2017. La segunda exigencia del Fondo, según el analista, será reducir más el déficit fiscal total, que incluye el pago de los intereses de la deuda externa, que está cerca del 6% del Producto Bruto Interno.
Y la tercera pata del trípode de exigencias del FMI será el plan de reformas estructurales, lo que contempla "flexibilidad de los mercados laboral y previsional, privatizaciones, competitividad y flexibilidad en la economía".
"Es una paradoja: ir al Fondo te acelera un poco la corrida hasta que acuerdes el crédito. ¿Por qué? Porque el FMI exige corregir la cuenta corriente y para eso pide que devalúes un poco más. Y eso es lo que están viendo los inversores", dijo.
 
ADIOS AL PLAN PERDURAR Y HOLA AJUSTAZO
 
Con esta salida apresurada de su molde ganador, el Presidente ha dejado de lado "el plan perdurar" que lo iba a llevar al 2019 sin sobresaltos. Ahora se ha metido en un verdadero problema que tiene que ver con su futuro político, ya que lo que vienen son políticas de shock, absolutamente impopulares. Pero además la Casa Rosada deberá tener en cuenta que  según las últimas encuestas, el 75% de la gente está en contra de volver al FMI y el 55% del electorado de Cambiemos se manifestó en la misma dirección. La imagen del Presidente ya está en los niveles más bajos desde que asumió, lo cual resulta peligroso para su intento reeleccionista. Es paradójico, pero en marzo, tras reunirse con Macri, Lagarde calificó de "asombrosos" los primeros dos años de gestión de Cambiemos. Es más, fue tan "generosa" en su diagnóstico que sostuvo que el Gobierno "ha ido a fondo con las reformas" y en ese sentido, los inversores "quieren tener la garantía de que habrá una continuidad en las políticas".
Frente a esa señal de posibles relaciones carnales, el equipo económico comenzó a trabajar en un plan B para blindar al país. Ahí apareció la posibilidad de volver al FMI, incluso ante la certeza de la cúpula del Poder Ejecutivo de que ese acuerdo traería un costo político. Macri encontró la excusa ideal para hacer el ajuste que él no se atrevió a poner en marcha y ahora podrá echarle la culpa al FMi. La sintonía entre algunos funcionarios y Lagarde es tan cercana que incluso fue invitada a la cancha de River. Hay que decir que Lagarde, que lidera el FMI desde 2011 se hizo cargo del organismo tras el escándalo que protagonizó su antecesor Strauss-Kahn. Ella tampoco es trigo limpio, ya que tuvo un proceso por corrupción en su país por 400 millones de euros.
 
LAS RECETAS RECESIVAS DE SIEMPRE
 
Lagarde reconoció hace poco tiempo que el Gobierno aplicó un plan que no puede calificarse como gradualista, sino que "fue a fondo". Habrá que preguntarse ahora qué más va a pedir para implementar sus políticas de shock.
En el tradicional crédito stand-by, el desembolso de los recursos está sujeto al cumplimiento de condicionalidades que serán negociadas. Ajuste fiscal y reformas estructurales son algunas de las medidas habituales a las que se deben comprometer los países que acceden a ese tipo de financiamiento. 
Por lo que marca el manual, la entrega de los dólares se realiza en cuotas que dependerán del visto bueno del staff del FMI que realice las supervisiones. Las precisiones sobre el tipo de préstamo que pretende obtener la Casa Rosada llegaron desde la sede del organismo multilateral en Washington a donde viajó el titular del Palacio de Hacienda, Nicolás Dujovne. 
Para que se tenga una noción del rango de países que acuden a este organismo, Iraq, Jamaica y Kenya son los únicos en el mundo que mantienen abiertas hoy líneas stand-by con el FMI. Los archivos nos muestran que cuando se apruebe el acuerdo será el decimonoveno crédito stand-by solicitado por el país en sesenta años. El primero lo pidió el gobierno de facto de Eugenio Aramburu en diciembre de 1958. El último se había gestionado en 2003 durante la presidencia de Eduardo Duhalde. 
Todos los acuerdos incluyeron combinaciones de las habituales condicionalidades previstas por el FMI: recorte del gasto público, ajuste monetario, desregulación financiera, apertura comercial, flexibilización laboral y reformas de los sistemas de la seguridad social. Son los mismos lineamientos que figuran en los documentos sobre el país elaborados por los técnicos del FMI a lo largo de los últimos dos años. Existen líneas “menos” exigentes en materia de ajuste pero a pesar de los esfuerzos oficiales a la hora de llevar adelante reformas estructurales, Argentina no califica a esos créditos que hoy cuentan países como México y Marruecos.
 
POLITICAS QUE SIEMPRE LLEVAN AL FRACASO
 
Si se toma al FMI como piloto de tormentas, no hay seguridad respecto a las predicciones del organismo para intervenir en posibles crisis financieras. Un informe del Congreso de Estados Unidos, a través de la Oficina General de Contabilidad, aseguró que el FMI es completamente incapaz de anticipar o prevenir sacudones. El resumen presentado hace unos años analizó 134 recesiones en 87 países emergentes entre 1991 y 2001. De ese número, el FMI solo pudo predecir 15 crisis. Una de las crisis que no pudo predecir y que figura en el informe fue la de Argentina. En esos años el FMI decía que nuestro país iba a crecer un 3,7%.
A contramano de lo que propone el FMI, los países que ejecutaron una presencia mayor del Estado en sus economías fueron los menos afectados por la crisis. Ejemplos pueden observarse en Finlandia, Noruega, Suecia, Alemania (aún con ajustes por parte del gobierno) y Portugal en estos últimos tres años. En el caso de Portugal fue el propio FMI el que reconoció en 2017 que sus recetas no habían funcionado y que la decisión del gobierno de no tomarlas en cuenta había sido acertada.
El caso de Grecia el resultado fue estremecedor. En un informe interno de la Oficina de Evaluación Independiente el propio FMI reconoció que sacrificó a ese país para salvar al sistema bancario europeo. Grecia se enteró cuando ya era tarde. El auditor interno asegura que durante mucho tiempo se mantuvo una estrategia “que no funcionaba” y no se tuvo en cuenta “el verdadero impacto de los ajustes fiscales en el crecimiento y la dinámica de la deuda”. El paper es contundente “la magnitud de los errores de las previsiones de crecimiento de Grecia es extraordinaria” dice. La crisis en Europa motivó la expansión de negocios ilegales como el tráfico de órganos. En el 2012 el diario The New York Times tomaba el testimonio de dos padres desempleados que habían decidido vender sus córneas para darle de comer a sus hijos.
 
LAS ADVERTENCIAS DE ELISA CARRIO
 
Pakistán y Hungría fueron otros de los países que decidieron dejar las recetas del FMI por considerarlas “ajenas a las demandas populares”. En el caso de Pakistán, el organismo internacional impuso once condiciones para poder otorgar un préstamo. Dos de esas condiciones tenían como objetivo imponer un aumento del IVA y reducir los subsidios de energía. Para Pakistán eso representaba un hecho completamente antipopular que iba en contra de las políticas que intentaba aplicar el gobierno para reducir tarifas de electricidad y el precio de los combustibles. En el caso de Hungría, la relación terminó con el cierre de las oficinas del Fondo luego de recortes salariales y jubilatorios que habían sido impuestos.
Con las puertas de Wall Street cerradas, el macrismo acudió al FMI como una última carta sin avisar a sus aliados de la UCR y la CC-ARI. Pese a que las recetas del organismo son imposiciones, algunos gobiernos comparten muchas de las políticas de recortes de derechos laborales, privatizaciones y jubilaciones congeladas. Se convierten en ejecuciones de decisiones compartidas. En Argentina se conoce la historia, se sabe quiénes son los que rompen y quienes son los que pagan. El Fondo Monetario Internacional sigue siendo el mismo, aunque sus rostros hayan cambiado y las recetas son calcadas en cualquier lugar del mundo. Por lo que no es difícil suponer que lo peor está por venir. Es necesario que el Gobierno pase el peine fino con lo que va a ceder. Hasta la propia Elisa Carrió advirtió que Macri debe darse cuenta que la clase media ya no da más

Superado el martes verde, cirugía mayor y un "gran acuerdo nacional" para blindar a Macri

El Gobierno respiró con alivio después de superar la crisis cambiaria. Fueron semanas de zozobra financiera. Pero el Banco Central de la República Argentina logró vencer a los fantasmas del super martes verde, al renovar el 100 por ciento de las Lebacs que vencían y encima logró colocar $5.000 millones adicionales.




El monto de la licitación mensual era de $617.000 millones y su nivel de renovación representaba un "test" de confianza del mercado, que en los últimos días apostó fuerte al dólar. Las tasas contaron con un elevado nivel dispuesto por la autoridad monetaria, ubicado en un 40% para el plazo de los 30 días. Fue en una jornada en la cual la divisa estadounidense registró el primer retroceso en 16 días al cotizar por debajo de los $25. No obstante, el Gobierno ahora debe encarar con medidas más fuertes la batalla contra la "bestia negra" de la inflación. El costo de vida de abril fue del 2,7% y en cuatro meses acumula casi dos tercios de la meta anual. Además, Mayo será otro mes de fuertes aumentos debido a la devaluación del 18,8% que lleva la corrida.
Paralelamente, en una jornada de pulso acelerado y después del susto financiero, la Casa Rosada decidió pedir ayuda a la oposición. Convocará a un "gran acuerdo nacional" para acelerar la reducción del déficit fiscal tratando de evitar que a futuro hayan nuevos sobresaltos. Así lo indicó el jefe de Gabinete, Marcos Peña, al término de una nueva reunión de ministros que encabezó el Presidente. "Si queremos reducir nuestra dependencia tenemos que llegar al equilibrio fiscal lo antes posible, fortalecer nuestras instituciones y actuar con responsabilidad", expuso. Y en ese sentido formalizó lo que el Presidente les transmitió en privado a los gobernadores y legisladores opositores con los que se reunió en los últimos días. "Creemos que el marco para un gran acuerdo nacional es el Presupuesto 2019", aseguró el funcionario. 
Si bien es cierto que el Banco Central logró superar la pesadilla de la primer prueba de fuego de las Lebacs, el mes próximo habrá otro vencimiento para lo cual el Gobierno buscará tener más espalda. Macri no quiere más sobresaltos. Pidió salir de la burbuja amarilla y mandar señales políticas para enderezar el barco. La idea es pasar el invierno evitando otras turbulencias financieras. Habíamos dicho desde este espacio que el gobierno necesitaba un service y eso se patentizó en las últimas horas, cuando el Jefe de Estado decidió patear el tablero de la mesa chica de decisiones y modificó, como nunca desde que asumió la Presidencia el 10 de diciembre de 2015, la plantilla interna del poder. Macri sabe que después del Mundial de Fútbol, habrá que empezar a calentar motores para la gran carrera electoral del 2019, donde el que pique en punta lleva las de ganar.
 
NUEVA MESA CHICA CON MAS CINTURA POLITICA
 
En esa dirección, el Presidente armó un nuevo tablero de ajedrez, donde se incorporan como staff permanente jugadores de peso en imagen. No sólo Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, sino también Rogelio Frigerio y Emilio Monzó. También el Presidente le abrirá el juego a sus socios radicales y de la Coalición Cívica. Uno de los gladiadores que vuelve a la Casa Rosada, es Ernesto Sanz, ex senador, ex presidente de la Unión Cívica Radical y pieza fundamental en el armando electoral de Cambiemos en la previa de la contienda de 2015. 
El comentario de pasillo en Balcarce 50 es que "está volviendo la política al Gobierno. Es un paso adelante en medio de la crisis”. El ingreso de Sanz se produjo después de una reunión que mantuvieron a solas en las últimas horas en Mendoza, el gobernador Alfredo Cornejo y el propio Sanz. 
“Alfredo, como jefe partidario, le llevó la propuesta del Presidente”, confió una fuente. Luego, Cornejo habló telefónicamente con Marcos Peña, el jefe de Gabinete, para avanzar con la maniobra política. Otra fuente confiable también adelantó que se va a sumar Fernando Sánchez. Lo hará en representación de la Coalición Cívica. Sánchez fue durante muchos años la mano derecha de Elisa Carrió y ya tiene despacho en la Casa Rosada. La líder de la Coalición Cívica venía pidiendo "escuchar menos al teñido", por Jaime Durán Barba, el asesor estrella del Presidente y abrir el juego para poder lograr acuerdos legislativos con la oposición.
Con estos nuevos vientos,  quedó en claro que Macri le bajó la cotización al tridente compuesto por Marcos Peña, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui. Se trata de un verdadero golpe de timón para sumarle fortaleza a Macri en momentos que las encuestas lo muestran en picada.
 
UNA ENCUESTA QUE HACE CRUJIR A LA ROSADA
 
Según un sondeo de la empresaa Grupo de Opinión, en un completo informe de 22 páginas, allí se enciende una primera luz de alerta para Mauricio Macri. En un panel de 11 dirigentes, queda octavo si se tiene en cuenta la imagen positiva, cuando hasta hace algunos meses integraba el top 3. El Presidente tiene un diferencial negativo de 20 puntos: 59,2% de "mala y muy mala", contra 39,2% de "buena y muy buena".
La tabla de imágenes la lideran tres mujeres: la gobernadora María Eugenia Vidal (52,5% de positiva); la líder del GEN, Margarita Stolbizer (47,4%), y la jefa de la Coalición Cívica (47%). Vidal y Stolbizer son las únicas dos de todo el ranking con más miradas positivas que negativas.
Luego la encuesta pone sobre la mesa varios datos negativos para el Gobierno, como la desaprobación de la gestión que llega al 47,6% (3 décimas menos que en la medición anterior). Mientras que la aprobación cae del 15,8% al 13,1%. También se puntualiza que el 64% de los consultados cree que el Gobierno "beneficia a los ricos". En octubre, ese número era de 48,3%.
Mientras tanto, en la intimidad del poder se busca revertir la situación. Empezó a circular la versión de una cirugía política mayor en el plano económico. Pero Macri no quiere apresurarse. Se implementará con calma. No quiere desprenderse de colaboradores has después que finalice la corrida cambiaria y el dólar encuentre techo. 
En las últimas horas corrió como reguero de pólvora la versión de la renuncia del economista radical Javier González Fraga a la presidencia del Banco Nación. También algunos operadores periodísticos especularon con la salida de Marcos Peña, para ser reemplazado por Rodríguez Larreta en la Jefatura de Gabinete. Nada de eso va a pasar por el momento."Mauricio no va a degradar a Marcos así. Menos ahora", confió en voz baja un funcionario que tiene acceso al despacho presidencial.
 
SE CAEN LAS ACCIONES DE MARCOS PEÑA
 
Después de meditar durante todo el fin de semana, el atajo que encontró el Presidente para salir del fondo del mar es intermedio y equilibrado. Se trata de la virtual intervención de la Jefatura de Gabinete por Larreta y Vidal, con Frigerio y Monzó. Todos con silla permanente. 
La presencia de los nuevos inquilinos resulta una piedra en el zapato para Peña, acostumbrado a monopolizar la comunicación y las decisiones finales ante la cima del poder. Pero fue inevitable, sus últimas apariciones terminaron siendo casi amateur y lo dejaron en orsay. Sobre todo cuando aseguraba en medio de la hoguera mediática que "no había que intranquilizarse, por la situación estaba dominada".
En un golpe de timón, el Presidente apostó a la supervivencia. Y de paso desalentó a los socios del club del helicóptero, reorganizando la estructura de toma de decisiones. Se trata de una estrategia que también impactará en la carrera por la sucesión. Suben Larreta y Vidal, las figuras que mantienen mejor imagen ante la opinión pública. De aquí en más el Presidente los convertirá en socios en las políticas de Estado. Y baja Peña, el funcionario más cascoteado por la crisis, más allá de Dujovne y Federico Sturzenegger, que por ahora aún conservan una cuota de acciones. Pero a todas luces se observa que la confianza de Macri en el gabinete económico implosionó. El malestar quedó en evidencia con las múltiples consultas que realizó el jefe de Estado a otros economistas como Martín Lousteau y Guillermo Nielsen, entre otros. Macri ya no quiere estrategias políticas y económicas a largo plazo como pregonaba Peña. Sino armar una red  de contención semanal a través del contacto con Larreta, Vidal y Monzó para establecer objetivos de corto plazo que brinden un horizonte para salir de la crisis. Con este cambio de rumbo, Macri entró en la fase de blindaje de la gobernabilidad. Entendió que esta bocanada de oxigeno en la política es para asegurar el futuro de Cambiemos y de paso pasar el invierno sin que se le corra la frazada y le queden los pies a la intemperie.