miércoles, 12 de septiembre de 2018

Mil días como el gato y el ratón

Esta semana Macri cumple mil días de gobierno. Contra todos los pronósticos y las sugerencias de la mesa chica y el Círculo Rojo, decidió que Marcos Peña siga siendo su mano derecha. Si bien debió entregar la cabeza de sus laderos Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, el jefe de Gabinete continúa siendo "los ojos" del Presidente. Tanto es así,que el ahora secretario de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto, estableció una comparación poco feliz respecto a la fuerte relación que existe entre Macri y Peña."Pensar a Macri sin Peña es como pensar a Tom sin Jerry", afirmó el funcionario.



  • Esta semana Macri cumple mil días de gobierno. Contra todos los pronósticos y las sugerencias de la mesa chica y el Círculo Rojo, decidió que Marcos Peña siga siendo su mano derecha. Si bien debió entregar la cabeza de sus laderos Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, el jefe de Gabinete continúa siendo "los ojos"  del Presidente. Tanto es así,que el ahora secretario de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto, estableció una comparación poco feliz respecto a la fuerte relación que existe entre Macri y Peña."Pensar a Macri sin Peña es como pensar a Tom sin Jerry", afirmó el funcionario en una entrevista, sin tener en cuenta que en su analogía entre el mandatario y la célebre caricatura de Hanna & Barbera se estaba refiriendo a Macri como el "gato" y a Peña como el "ratón".
    Tampoco ayuda a la imagen de Cambiemos que se viralizara en las últimas horas la foto del Presidente del Banco Central, Luis Caputo, tomando sol en las playas de Ipanema. El funcionario viajó a Río de Janeiro en medio de la corrida cambiaria que llevó a que un dólar cueste más de 40 pesos en algunos bancos. Fue durante el feriado del 17 de agosto. Caputo estuvo alojado en el hotel Sofitel de Río de Janeiro, que  cuesta entre 10 mil y 35 mil pesos por noche.
    Cuando le titular de la entidad monetaria viajó a Brasil, el dólar estaba por llegar a los 42,50 pesos. Mientras el Gobierno se encargaba de licitar miles de millones de dólares para tratar de controlar el valor, En algún momento el Presidente tendrá que hacer una autocrítica profunda del "mejor equipo de los últimos 50 años". Y reconocer que del amplio crédito que logró en su momento, hoy le está escurriendo por los dislates en su gestión. En plena devaluación y crisis de confianza,  su imagen negativa alcanza el 64%, la cifra más alta desde que asumió, y sólo el 34% de los encuestados aprueba la gestión.
    Desde la campaña prometió mucho y cumplió muy poco.Hasta los mercados que lo ayudaron a llegar al poder, hoy lo están poniendo en jaque por la ausencia de una meta o un plan serio. Y más allá del delicado momento económico y la deuda externa descomunal, lo que se observa  es que el déficit es más pronunciado en materia política. Es donde más se nota la falta de muñeca para revertir la situación estableciendo puentes con la oposición.
     
    UNA BOLSA DE GATOS EN LA ECONOMIA
     
    Hasta el periodista de La Nación Carlos Pagni describió actitudes preocupantes del jefe de Estado. "En Olivos durante el fin de semana, vimos que el Presidente que no estuvo presente todo el tiempo ahí. Más bien, estuvo ausente y en muchos casos jugando al paddle en su casa o al fútbol o asistiendo al partido de Boca. Todo esto puede ser la señal de un presidente muy confiado en si mismo o muy alejado de la escena para que la escena le resuelva todo", señaló Pagni.
    Pero eso no es todo.También levanta olas la pelea en el área más sensible: la economía. Muchos se preguntan qué es lo que sucede, entre Dujovne y Caputo, que el pasado fin de semana casi llegan a las manos. Hay explicaciones. El ministro de Economía es el padre del acuerdo con el FMI, el renegociado y el anterior. Su relación con Lagarde y la forma en que se trabajó en materia de coincidencias, tienen su son sello. Dujovne es partidario de intervenir en el mercado del dólar con contundencia y utilizando las reservas del Banco Central, pero siempre respetando el acuerdo con el FMI. 
    Caputo opina lo contrario. Como hombre avezado en el manejo de fondos opera la mesa de dinero y el día a día para apagar como sea el incendio que le propone el mercado. Y ahí está la diferencia entre ambos, que termina tomando la forma de la negociación con el FMI.
    Dujove cree que es clave no buscar atajos o avivadas, mantenerse dentro del acuerdo con el Fondo y calcular bien los fondos necesarios en este segundo round. No habrá otra chance. Caputo no quería esperar. Ese cruce de ideas terminó con la anécdota sobre una pelea en Olivos. Fue afuera del salón donde estaban reunidos, pero no escapó a los ojos de los curiosos, que la eyectaron al mercado. Incluso algunos describieron escenas  que estuvieron al borde del pugilato.
     
    UN GOBIERNO EN ESTADO DE ASAMBLEA
     
    El Gobierno en vez de mostrarse sólido, el fin de semana fue una bolsa de gatos. Hay una guerra interna que dejaron al descubierto los cortocircuitos entre el PRO y la UCR. También brotó de manera torpe el encono de Carrió con casi todos los dirigentes de la alianza oficialista que pasaron por Olivos. Hoy el escenario muestra a Cambiemos en un estado de asamblea. ¿Puede un Gobierno conducir un barco que hace agua con este desconcierto?. La "emergencia" a la que Macri hizo referencia en su mensaje se refleja en su propio correlato interno.
    Lejos de ir más allá de que se falló "en temas de coordinación", el Presidente apeló a la emotividad para tratar de calmar las impaciencias. Arrancó con que :“Les hablo con el corazón y la verdad, como siempre”. Y es al revés, con el corazón y la verdad es lo que siempre dijo como consigna marketinera de Durán Barba y Marcos Peña. Sus frases célebres como la "pobreza cero", los "brotes verdes", "la inflación es fácil de controlar", "lo peor ya pasó", "el 82% móvil para las jubilaciones" y la "revolución de la alegría", quedaron en el libreto de la enciclopedia de la sanata. Así es como a lo largo de mil días de gobierno, el presidente pagó por sus falsas promesas y tuvo que aterrizar en el infortunado reino de la decepción. La gente esperaba que les hable con el bolsillo, que diga cómo arregla este entuerto que premia a los ricos y castiga a los que menos tienen.
    Pero Macri tomó  por un camino equivocado. Se recostó en argumentos flojos : “todo lo que pasó en estos días” y "fueron mis peores cinco meses". Los comparó con su secuestro. Es como si él no tuviera nada que ver y otra vez con que la culpa la tenemos todos porque gastamos más de lo que ingresa y el argentino no tiene constancia para el sacrificio. Todo un mensaje para justificar el ajuste y mandarle un tiro por elevación a la oposición que no discuta el presupuesto para este año que debe enviar al Congreso, con la guadaña brutal que exige el FMI. Le faltó decir que si no lo aprueban sería una demostración de que los argentinos se merecen lo que les pasa y que la oposición está asociada a los fogoneros del Club del Helicóptero.
     
    MARCOS PEÑA EN LA CRESTA DE LA OLA
     
    El Presidente olvida que en el primer año de gestión le votaron 80 leyes y hasta lo acompañaron en el hachazo a la ley de jubilaciones.Hoy el peronismo ni siquiera se metió en la interna oficialista y los gobernadores se ofrecieron a ayudar . Pero la teoría del caprichoso Marcos Peña es que "nosotros no necesitamos de ellos para ganar elecciones". Es cierto que Cambiemos triunfó por las suyas y por el voto anticristinista, pero hoy todo ha cambiado. El Gobierno ha dilapidado el crédito. No haber podido mantener la estabilidad económica, genera riesgos políticos y de gobernabiidad. Es así como, tras ganar las elecciones legislativas 10 meses atrás y pensar en una reeleción casi segura, cuando dos tercios de la opinión pública aprobaba la gestión, ahora lo hace menos de la mitad de ellos. Pruebas al canto: en lo que va del año la devaluación ha superado el 100% y el crecimiento del primer trimestre ha derivado en una fuerte recesión en el tercero.
    Quizás lo más complejo de digerir en este momento es cómo el país, tras recibir 15 mil millones de dólares derivados del acuerdo con el FMI el 22 de junio, el riesgo país haya aumentado 67% y el dólar 49% cuando debió haber sucedido todo lo contrario.
    Esto lleva a revisar si lo político no ha jugado un rol . La misión del FMI dejó un mensaje al respecto que el gobierno no supo leer. Fue cuando semanas atrás se reunió con la CGT. La señal fue clara: sin un acuerdo con los principales actores políticos y sociales, es difícil lograr la credibilidad que restaure la confianza perdida.
    Carrió cometió una enorme torpeza al salir a dinamitar puentes de convivencia. Fue cuando dijo que ella arrojaría una bomba molotov en el Senado. Y que no asistía a las reuniones de Olivos porque "se hablan pavadas" y "nadie decide nada". Y  siguió con que a ella y a Macri tendrán que "sacarnos muertos de la Casa Rosada". Agregó que "en diciembre habrá conflicto social" y que  "la que perderá con las medidas será la clase media". Son disparates absolutos que  lo único que hacen es abrir las puertas del infierno. El peronismo que tiene el olfato muy sensible para oler la sangre en rodeo ajeno, ni siquiera chistó frente al escenario. Quiere ver como termina la guerra entre perros y gatos. No hay clima de conspiración. Pero sus dirigente observan expectantes. Los intendentes del Gran Buenos Aires temen un posible escenario de zozobra social.
    El politólogo Rosendo Fraga sostuvo que "desde la irrupción del peronismo en los años 40, no ha sido fácil para las fuerzas no peronistas gobernar la Argentina con éxito. Ni lo lograron Frondizi e Illia en la época en que los golpes militares interrumpían procesos políticos ni Alfonsín y De la Rua cuando los fracasos económicos hicieron colapsar gobiernos.La historia no se repite mecánicamente, ni es una regla matemática para prever el futuro. Pero sí es un marco de referencia para evitar errores, calcular riesgos y enfrentar problemas".
     
    DESTERRAR EL FANTASMA DEL 2001
     
    Hay que borrar de plano el fantasma de otra crisis del 2001 que algunos agitan. Aquella tuvo el sello de la falta de sensatez en la dirigencia política. Los integrantes de la Alianza, desde Fernando de la Rúa a Carlos “Chacho” Alvarez pasando por Alfonsín y Carrió, se consumieron en las batallas internas que arrasaron finalmente con la gobernabilidad.  Con ello alimentaron que el peronismo recobrara  sus ansias de volver al poder por delante de la tolerancia democrática. Las víctimas de semejante dislate  institucional fuimos todos y  los índices de pobreza aumentaron abruptamente a un inédito 52%.
    Otro dato que el oficialismo debe tomar nota es que  existe un nivel de protesta creciente en los sectores medios, como se vio en la marcha en defensa de la educación pública El paro docente bonaerense que se repitió la semana pasada durante tres días, la protesta de médicos de los 80 hospitales bonaerenses y las movilizaciones contra el aumento de tarifas están cobrando un ímpetu inquietante. También hay que atender urgente los reclamos de comida en los barrios más pobres.
    Si el acuerdo con el FMI se lograra, Macri podrá dejar de mirar una de las variables que más azotan la economía argentina: el nivel de riesgo-país, en puntos de default desde hace semanas. Y podrá volver al mercado interno y terminar de desmantelar hacia diciembre la bomba neutrónica de las Lebac.
    Pero tanto lo económico como lo social muestran que la política debe moverse con rapidez para encauzar la inestabilidad económica y contener el conflicto social. Si algo ha dejado de enseñanza la historia reciente, es que no hacerlo implica para el país costos de alto riesgo. 
     
    *Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP y analista político. Su correo electrónico esjorgejoury@gmail.com. Si querés consultar su blogs, podés dirigirte al sitio: Jorge Joury De Tapas.  
     

 
  • Los mil días como el gato y el ratón
     
    *Por Jorge Joury
     
    Esta semana Macri cumple mil días de gobierno. Contra todos los pronósticos y las sugerencias de la mesa chica y el Círculo Rojo, decidió que Marcos Peña siga siendo su mano derecha. Si bien debió entregar la cabeza de sus laderos Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, el jefe de Gabinete continúa siendo "los ojos"  del Presidente. Tanto es así,que el ahora secretario de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto, estableció una comparación poco feliz respecto a la fuerte relación que existe entre Macri y Peña."Pensar a Macri sin Peña es como pensar a Tom sin Jerry", afirmó el funcionario en una entrevista, sin tener en cuenta que en su analogía entre el mandatario y la célebre caricatura de Hanna & Barbera se estaba refiriendo a Macri como el "gato" y a Peña como el "ratón".
    Tampoco ayuda a la imagen de Cambiemos que se viralizara en las últimas horas la foto del Presidente del Banco Central, Luis Caputo, tomando sol en las playas de Ipanema. El funcionario viajó a Río de Janeiro en medio de la corrida cambiaria que llevó a que un dólar cueste más de 40 pesos en algunos bancos. Fue durante el feriado del 17 de agosto. Caputo estuvo alojado en el hotel Sofitel de Río de Janeiro, que  cuesta entre 10 mil y 35 mil pesos por noche.
    Cuando le titular de la entidad monetaria viajó a Brasil, el dólar estaba por llegar a los 42,50 pesos. Mientras el Gobierno se encargaba de licitar miles de millones de dólares para tratar de controlar el valor, En algún momento el Presidente tendrá que hacer una autocrítica profunda del "mejor equipo de los últimos 50 años". Y reconocer que del amplio crédito que logró en su momento, hoy le está escurriendo por los dislates en su gestión. En plena devaluación y crisis de confianza,  su imagen negativa alcanza el 64%, la cifra más alta desde que asumió, y sólo el 34% de los encuestados aprueba la gestión.
    Desde la campaña prometió mucho y cumplió muy poco.Hasta los mercados que lo ayudaron a llegar al poder, hoy lo están poniendo en jaque por la ausencia de una meta o un plan serio. Y más allá del delicado momento económico y la deuda externa descomunal, lo que se observa  es que el déficit es más pronunciado en materia política. Es donde más se nota la falta de muñeca para revertir la situación estableciendo puentes con la oposición.
     
    UNA BOLSA DE GATOS EN LA ECONOMIA
     
    Hasta el periodista de La Nación Carlos Pagni describió actitudes preocupantes del jefe de Estado. "En Olivos durante el fin de semana, vimos que el Presidente que no estuvo presente todo el tiempo ahí. Más bien, estuvo ausente y en muchos casos jugando al paddle en su casa o al fútbol o asistiendo al partido de Boca. Todo esto puede ser la señal de un presidente muy confiado en si mismo o muy alejado de la escena para que la escena le resuelva todo", señaló Pagni.
    Pero eso no es todo.También levanta olas la pelea en el área más sensible: la economía. Muchos se preguntan qué es lo que sucede, entre Dujovne y Caputo, que el pasado fin de semana casi llegan a las manos. Hay explicaciones. El ministro de Economía es el padre del acuerdo con el FMI, el renegociado y el anterior. Su relación con Lagarde y la forma en que se trabajó en materia de coincidencias, tienen su son sello. Dujovne es partidario de intervenir en el mercado del dólar con contundencia y utilizando las reservas del Banco Central, pero siempre respetando el acuerdo con el FMI. 
    Caputo opina lo contrario. Como hombre avezado en el manejo de fondos opera la mesa de dinero y el día a día para apagar como sea el incendio que le propone el mercado. Y ahí está la diferencia entre ambos, que termina tomando la forma de la negociación con el FMI.
    Dujove cree que es clave no buscar atajos o avivadas, mantenerse dentro del acuerdo con el Fondo y calcular bien los fondos necesarios en este segundo round. No habrá otra chance. Caputo no quería esperar. Ese cruce de ideas terminó con la anécdota sobre una pelea en Olivos. Fue afuera del salón donde estaban reunidos, pero no escapó a los ojos de los curiosos, que la eyectaron al mercado. Incluso algunos describieron escenas  que estuvieron al borde del pugilato.
     
    UN GOBIERNO EN ESTADO DE ASAMBLEA
     
    El Gobierno en vez de mostrarse sólido, el fin de semana fue una bolsa de gatos. Hay una guerra interna que dejaron al descubierto los cortocircuitos entre el PRO y la UCR. También brotó de manera torpe el encono de Carrió con casi todos los dirigentes de la alianza oficialista que pasaron por Olivos. Hoy el escenario muestra a Cambiemos en un estado de asamblea. ¿Puede un Gobierno conducir un barco que hace agua con este desconcierto?. La "emergencia" a la que Macri hizo referencia en su mensaje se refleja en su propio correlato interno.
    Lejos de ir más allá de que se falló "en temas de coordinación", el Presidente apeló a la emotividad para tratar de calmar las impaciencias. Arrancó con que :“Les hablo con el corazón y la verdad, como siempre”. Y es al revés, con el corazón y la verdad es lo que siempre dijo como consigna marketinera de Durán Barba y Marcos Peña. Sus frases célebres como la "pobreza cero", los "brotes verdes", "la inflación es fácil de controlar", "lo peor ya pasó", "el 82% móvil para las jubilaciones" y la "revolución de la alegría", quedaron en el libreto de la enciclopedia de la sanata. Así es como a lo largo de mil días de gobierno, el presidente pagó por sus falsas promesas y tuvo que aterrizar en el infortunado reino de la decepción. La gente esperaba que les hable con el bolsillo, que diga cómo arregla este entuerto que premia a los ricos y castiga a los que menos tienen.
    Pero Macri tomó  por un camino equivocado. Se recostó en argumentos flojos : “todo lo que pasó en estos días” y "fueron mis peores cinco meses". Los comparó con su secuestro. Es como si él no tuviera nada que ver y otra vez con que la culpa la tenemos todos porque gastamos más de lo que ingresa y el argentino no tiene constancia para el sacrificio. Todo un mensaje para justificar el ajuste y mandarle un tiro por elevación a la oposición que no discuta el presupuesto para este año que debe enviar al Congreso, con la guadaña brutal que exige el FMI. Le faltó decir que si no lo aprueban sería una demostración de que los argentinos se merecen lo que les pasa y que la oposición está asociada a los fogoneros del Club del Helicóptero.
     
    MARCOS PEÑA EN LA CRESTA DE LA OLA
     
    El Presidente olvida que en el primer año de gestión le votaron 80 leyes y hasta lo acompañaron en el hachazo a la ley de jubilaciones.Hoy el peronismo ni siquiera se metió en la interna oficialista y los gobernadores se ofrecieron a ayudar . Pero la teoría del caprichoso Marcos Peña es que "nosotros no necesitamos de ellos para ganar elecciones". Es cierto que Cambiemos triunfó por las suyas y por el voto anticristinista, pero hoy todo ha cambiado. El Gobierno ha dilapidado el crédito. No haber podido mantener la estabilidad económica, genera riesgos políticos y de gobernabiidad. Es así como, tras ganar las elecciones legislativas 10 meses atrás y pensar en una reeleción casi segura, cuando dos tercios de la opinión pública aprobaba la gestión, ahora lo hace menos de la mitad de ellos. Pruebas al canto: en lo que va del año la devaluación ha superado el 100% y el crecimiento del primer trimestre ha derivado en una fuerte recesión en el tercero.
    Quizás lo más complejo de digerir en este momento es cómo el país, tras recibir 15 mil millones de dólares derivados del acuerdo con el FMI el 22 de junio, el riesgo país haya aumentado 67% y el dólar 49% cuando debió haber sucedido todo lo contrario.
    Esto lleva a revisar si lo político no ha jugado un rol . La misión del FMI dejó un mensaje al respecto que el gobierno no supo leer. Fue cuando semanas atrás se reunió con la CGT. La señal fue clara: sin un acuerdo con los principales actores políticos y sociales, es difícil lograr la credibilidad que restaure la confianza perdida.
    Carrió cometió una enorme torpeza al salir a dinamitar puentes de convivencia. Fue cuando dijo que ella arrojaría una bomba molotov en el Senado. Y que no asistía a las reuniones de Olivos porque "se hablan pavadas" y "nadie decide nada". Y  siguió con que a ella y a Macri tendrán que "sacarnos muertos de la Casa Rosada". Agregó que "en diciembre habrá conflicto social" y que  "la que perderá con las medidas será la clase media". Son disparates absolutos que  lo único que hacen es abrir las puertas del infierno. El peronismo que tiene el olfato muy sensible para oler la sangre en rodeo ajeno, ni siquiera chistó frente al escenario. Quiere ver como termina la guerra entre perros y gatos. No hay clima de conspiración. Pero sus dirigente observan expectantes. Los intendentes del Gran Buenos Aires temen un posible escenario de zozobra social.
    El politólogo Rosendo Fraga sostuvo que "desde la irrupción del peronismo en los años 40, no ha sido fácil para las fuerzas no peronistas gobernar la Argentina con éxito. Ni lo lograron Frondizi e Illia en la época en que los golpes militares interrumpían procesos políticos ni Alfonsín y De la Rua cuando los fracasos económicos hicieron colapsar gobiernos.La historia no se repite mecánicamente, ni es una regla matemática para prever el futuro. Pero sí es un marco de referencia para evitar errores, calcular riesgos y enfrentar problemas".
     
    DESTERRAR EL FANTASMA DEL 2001
     
    Hay que borrar de plano el fantasma de otra crisis del 2001 que algunos agitan. Aquella tuvo el sello de la falta de sensatez en la dirigencia política. Los integrantes de la Alianza, desde Fernando de la Rúa a Carlos “Chacho” Alvarez pasando por Alfonsín y Carrió, se consumieron en las batallas internas que arrasaron finalmente con la gobernabilidad.  Con ello alimentaron que el peronismo recobrara  sus ansias de volver al poder por delante de la tolerancia democrática. Las víctimas de semejante dislate  institucional fuimos todos y  los índices de pobreza aumentaron abruptamente a un inédito 52%.
    Otro dato que el oficialismo debe tomar nota es que  existe un nivel de protesta creciente en los sectores medios, como se vio en la marcha en defensa de la educación pública El paro docente bonaerense que se repitió la semana pasada durante tres días, la protesta de médicos de los 80 hospitales bonaerenses y las movilizaciones contra el aumento de tarifas están cobrando un ímpetu inquietante. También hay que atender urgente los reclamos de comida en los barrios más pobres.
    Si el acuerdo con el FMI se lograra, Macri podrá dejar de mirar una de las variables que más azotan la economía argentina: el nivel de riesgo-país, en puntos de default desde hace semanas. Y podrá volver al mercado interno y terminar de desmantelar hacia diciembre la bomba neutrónica de las Lebac.
    Pero tanto lo económico como lo social muestran que la política debe moverse con rapidez para encauzar la inestabilidad económica y contener el conflicto social. Si algo ha dejado de enseñanza la historia reciente, es que no hacerlo implica para el país costos de alto riesgo. 

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