viernes, 6 de julio de 2012

¿Alguien quiere ponerle fecha de vencimiento a Scioli?


Jorge Joury

Si algo le faltaba al vapuleado gobernador de Buenos Aires, es una lluvia ácida como la que le llegó en las últimas horas. Hoy la interna en el partido gobernante, se dirime en todos los campos, pero la guerra es una sola. Cercado por sus propios números. Con el aliento en la nuca de su propio ejército, los estatales y maestros. Y blanco perfecto de algunos artilleros cristinistas, Scioli camina sobre una tela de cebolla. Si algo le faltaba, es un telegrama de la justicia. Y el que se lo mandó con fecha de emplazamiento es el magistrado Luis Federico Arias. Allí se le dan 5 días, para pagar el medio aguinaldo completo a todos sus empleados. Arias, ya conocido por frenar el tarifazo de ABSA, hizo lugar a una medida cautelar presentada por ATE bonaerense. Esto ha elevado la fiebre de los asesores del gobernador, que se ven obligados a trabajar el fin de semana largo para ver de qué manera desarticulan esta ofensiva. Buscarán a sol y a sombra, las herramientas legales, más aún cuando no tienen en mano la Ley de Emergencia Económica que Scioli mandó al Parlamento, único elemento que podría dar al gobernador, el paraguas para hacer frente a la contingencia. El color naranja que supo acompañar al ex motonauta, se ha vuelto rojo de manera abrupta. Hay que decir que en este contexto, lo que apareció como una antorcha, hoy es fuego. Y el que lo avivó en las últimas horas, fue el intemperante, aunque siempre sonriente para las cámaras, Darío Díaz Pérez, el intendente de Lanús. Este hombre de "sangre caliente", como lo definió el jefe de los barones del conurbano, Julio Pereyra, abrió las puertas del infierno. Cómo comienza esta historia. La "leyenda" cuenta que una "mano traviesa", de las que abundan en los núcleos partidarios, le hizo llegar a "el Gran Diario Argentino", receptáculo de intrigas de palacio, una grabación de carácter trotylesco.

GARGANTA PROFUNDA
En el audio, que alguna "garganta profunda" depositó en la mano ávida del multimedios, se escucha a Díaz Pérez calificar al gobernador de "cáscara, híbrido y vegetal, que no emite opinión política". Aparentemente, todos esos epítetos salieron de boca de Díaz Pérez, durante una reunión partidaria, hace poco más de una semana. El escenario fue el auditorio Hugo del Carril, en el bunker mismo de la municipalidad de Lanús. Por estas horas, algunos admiten que Darío "se fue de mambo". A tal punto, que transmitió a su manera a sus seguidores, el trazo fino de una supuesta reunión realizada el 22 de junio, con una figura estelar de la política: la propia jefa de Estado. Según Díaz Pérez, Cristina recibió a un grupo de intendentes que reclamaban dinero para reforzar la seguridad en sus distritos. Siempre a tenor del audio, se escucha a Díaz Pérez narrar a sus seguidores, que en esos momentos "Cristina frenó de lleno al intendente de Merlo, el "vasco" Raúl Otahecé, expresándole: "¡No!.¡Pará!.¿Tenemos que poner 300 millones de mangos para cubrir a este inútil?. Nooo, estamos perdidos, que se vaya de la Provincia, que me la deje sola, que la gobierno yo y seguramente la salvo. No sabe gestionar, es un desastre. Es insostenible lo que pasa en la Provincia". Más allá de las diferencias, que las hay a todas luces, resulta poco creíble que una jefa de Estado se haya pronunciado en esos términos en público. Hay que pensar entonces con buen tino, que Díaz Pérez se haya puesto del lado del espanto y tal vez haya acomodado la letra en su gusto personal, para que la sinfonía suene más a un cambalache, que al sentido común y a las formas que debe guardar un gobernante.


SANGRE CALIENTE
Flaco favor le hizo Díaz Pérez a la presidenta de la Nación. A tal punto, que el propio Julio Pereyra tuvo que salir a calmar la fiebre "desestabilizante" del hombre de Lanús, al que calificó de "sangre caliente".El jefe de los intendentes, en su afán por surcir la tela señaló que "me cuesta creer que Díaz Pérez, haya dicho lo que le atribuyen".Pereyra, hombre moderado y de consensos, mejor lector de la política y cercano a la Casa Rosada, salió a resguardar a su jefa señalando que "Cristina no pudo haber dicho que Scioli se vaya. Es más, en las reuniones de las que participé en los últimos 30 días, ningún intendente habló de que Scioli se tenga que ir". Si bien es cierto, que Julio Pereyra reconoció ante la prensa que "la situación de la Provincia es para preocuparse", recalcó que desde su punto de vista no veía atinado plantear esto en los medios. Los observadores políticos creen interpretar en estas reflexiones un tiro en elevación hacia Díaz Pérez. Y como para tomar distancia de esas voces altisonantes y pirotécnicas, el intendente de Florencio Varela puso de relieve que cuando él tiene que plantear algunas cuestiones, lo hace con la discreción del caso. Dio a entender que esto se da en el mano a mano con los protagonistas y de lo que se habla, queda estrictamente guardado en la intimidad de los despachos. Tal vez Díaz Pérez deba tomar nota, que flaco favor le ha hecho a la democracia, primero exponiendo a la presidenta y más aún, sin pensar que mañana le pueda tocar a él ponerle el pecho a las balas. Algunos hombres de la política reflexionaban, que seguramente Díaz Pérez no se miró en su propio espejo, sobre todo porque Lanús hoy no es una foto esplendorosa para mostrar y menos en materia de seguridad.


UN GOBERNADOR RODEADO
Que Scioli está rodeado, no es una novedad. Y que él se lo buscó, por adelantar en el calendario los tiempos electorales, tampoco. Pero en este coro, apareció otra voz. Fue la del presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, el bonaerense, Julián Domínguez. Y hay que decir, que esto sí extrañó, por tratarse de un moderado, que en su momento fue elegido como interlocutor con la mesa del campo, el sector más resistido desde el poder. Domínguez advirtió que: "mientras Buenos Aires no logre tener un gobernador que sea parte de la historia política de la Provincia (¿se estará postulando?), persistirán los problemas financieros".
Algunos memoriosos recuerdan que Domínguez sufrió un olvido. Fueron Néstor y Cristina, los que eligieron a Scioli. Y fue después de un acto en La Matanza, donde el ex motonauta recibió un cerrado aplauso. Allí al matrimonio K le sonó la campana, al enterarse de que Scioli había concurrido unos años a una escuela en Ramos Mejía y le dieron la bendición para dar la madre de todas las batallas.


DE POSITIVO A NUMEROS PUROS
Le guste a quien le guste, hay que reconocer que Scioli ganó dos elecciones al galope. Con una cosecha de votos, pocas veces vista. Y en algún caso hasta superó a la propia Cristina. Negarle entonces algún atributo, aparece como una torpeza estratégica departe de sus banderilleros, más aún cuando el toro sigue peleando. Tuvo que salir, Pepe, hermano del gobernador y alejado del espacio político (mutó al denarvaízmo) a defender a su propia sangre, indicando que "la presidenta sabe bien de las buenas intenciones de Daniel". Lo mismo hizo, en la misma dirección, Gustavo Marangoni, el guardián del Banco Provincia y amigo personal del gobernador. Así las cosas, turbias y plagadas de intrigas. La realidad marca, que hoy el alumno está en penitencia. Deberá hacer los deberes lo antes posible, para evitar que suene el timbre. Pero el examen es delicado: matemáticas puras. Scioli ya no puede hablar más en "positivo". El discurso le duró demasiado. Ahora tendrá que mostrar resultados, antes de que lo aplacen...

 

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