martes, 14 de abril de 2009

PIRAÑAS DEL CELULAR

En la región se producen siete robos
por minuto de aparatos de telefonía

Por Jorge Joury

En la zona sur se producen siete robos de celulares por minuto. Es algo así como atender un llamado y colgar. Se trata de oscura estrategia que funciona con la velocidad de un relámpago. Todo se da, al amparo de un negocio que es alentado desde verdaderas “cuevas”, (hay unas mil en la región) donde se comercializan impunemente y cualquiera puede obtener a bajo costo un aparto de telefonía.
El ámbito más adecuado son las calles, donde desprevenidos peatones son sorprendidos por delincuentes muy avezados, en su mayoría menores, denominados “pirañas” o “cazadores de teléfonos”, que después de consumado el robo se hacen humo rápidamente. También las estaciones de trenes son los escenarios predilectos de la delincuencia, como en el interior de los colectivos, donde los roban preferentemente de las carteras de las mujeres. A la luz de que actualmente la cantidad de aparatos en circulación alcanza la descomunal cifra de 47 millones, superando incluso la cantidad de habitantes del país, el costado oscuro del negocio fue creciendo con el paso del tiempo. Hoy las estadísticas marcan que alrededor de un 8% de los propietarios de celulares sufrió el robo de su equipo durante 2008, lo que equivale a cerca de 4 millones de teléfonos que sus dueños vieron esfumarse en asaltos, arrebatos, descuidos y otras modalidades delictivas. Debemos destacar, según cifras oficiales, que se denuncian 300 mil denuncias de sustracciones mensuales. A través de la presente investigación de Infosur, vamos a tratar de develar todos los costados de esta inquietante modalidad que por el momento no tiene freno y las precauciones que hay que tomar.

LOS DATOS



Dos empresas del sector dedicadas al servicio de telefonía celular reconocieron que, a pesar de algunas precauciones que se vienen adoptando para detener los robos callejeros de estos aparatos, la cifra que redondearon el año pasado sobre clientes que denunciaron el ilícito fue del 8% del total. Hace dos años la cantidad de usuarios de celulares que fueron víctimas alcanzó el 15%. “El promedio de clientes afectados bajó, es cierto, pero la cifra global se mantiene. Esto ocurre porque a mediados de 2007 las líneas eran 36 millones, y hoy tenemos 12 millones más. La ecuación matemática permite establecer que en ambos casos, estamos hablando de unas 300 mil denuncias mensuales, cifras que se mantienen como una constante.
Hoy las fuentes policiales consultadas señalan que “el negocio de los celulares cada vez maneja más ceros”.
Las pruebas están a la vista, ya que según datos suministrados por la Comisión Nacional de Comunicaciones revelan que a diciembre último, el sistema registraba un total de 46.508.774 teléfonos celulares activados. Pero el trabajo estadístico de los dos primeros meses de 2009 cerró con 47.380.666 unidades activas. Es decir, unas 400.000 líneas celulares son adicionadas mensualmente.

LAS CUEVAS



La llave de este oscuro negocio son los delincuentes callejeros, siempre atentos y veloces para sumar dividendos rápidos, ya que inmediatamente después del despojo, los llevan a las denominadas “cuevas”, donde se calcula que en la zona sur funcionan alrededor de mil, donde son vendidos por un precio irrisorio por pseudo comerciantes que limpian cualquier vestigio del delito, liberan el celular y lo ponen a la venta. Según las fuentes requeridas, los casos de personas que sufrieron el robo del aparato y consiguieron otro en el mercado negro se cuentan por miles, en el marco de una modalidad similar a la conocida en el negocio del robo de autos.
Un especialista en seguridad señaló que “la policía sabe donde funcionan estos lugares de comercialización, que lo hacen descaradamente ante la presencia de cualquier cliente que pretenda adquirir un aparato a menor precio. Además existe arreglo con los delincuentes que les proveen de los mismos, sabiendo que no habrá preguntas sobre su dudoso origen. Hoy este negocio casi puede ser comparado con el robo de autos, para la venta de autopartes”, ejemplificó el vocero.



AL PARLAMENTO



Un trabajo de la consultora especializada en comunicaciones Prince & Cooke reveló, dos años atrás, que el porcentaje de usuarios de celulares robados alcanzaba un 20%, cuando el promedio nacional era de 15%. Este dato fue incorporado en un proyecto de ley que tuvo estado parlamentario en el Congreso nacional, donde se alertaba sobre la violación de la ley 25.891, al tiempo que el Ejecutivo nacional analiza desde agosto pasado un plan para combatir el flagelo.
El artículo 4º de la ley 25.891, promulgada en 2004, establece que “se prohíbe la activación o reactivación de equipos terminales de comunicaciones móviles que fueran reportados como extraviados o denunciados por robo o hurto ante las empresas licenciatarias, sin expresa autorización de los propietarios”.

LA MAFIA



De acuerdo a las fuentes policiales requeridas en torno a este oscuro negocio, coincidieron en que “la mayor cantidad de denuncias y reclamos son por arrebatos de celulares”, y explicaron que “los pirañas (por los chicos que salen a cazar teléfonos) son contratados por adultos, que les compran los equipos por monedas”. Las estaciones ferroviarias de la región y los colectivos, son los ámbitos donde los celulares se constituyen en el objeto del deseo.
Desde la Cámara de Informática y Comunicaciones de la República Argentina (CICOMRA), sostienen que las empresas de telefonía celular “hacen lo imposible por bloquear cada aparato, una vez que el cliente alerta sobre un robo o pérdida, con el objetivo de que ese equipo no vuelva al mercado”. No obstante, la tecnología que manejan los “cueveros” desbloquea los teléfonos en segundos, por lo que todas las acciones resultan infructuosas para poner freno al saqueo.
Además hay que aclarar que las fuentes policiales sostienen que las compañías no se preocupan mucho, porque una vez que el aparato vuelve al mercado, siguen cobrando los pulsos. Así las cosas, mientras no se encuentra una solución, por día más de diez mil celulares van a parar a las manos de una peligrosa mafia.

PELIGRO MAYOR



En materia delictiva, los peligros son aún mayores, ya que muchos de estos aparatos son utilizados por temibles bandas, ya sea para intercomunicarse entre grupos operativos en acción delinquiendo, negociar rescates a través de postas en secuestros exprés, extorsivos y hasta virtuales los teléfonos celulares constituyen un eslabón de la cadena logística del delito casi insustituible.
Los especialistas opinan que los aparatos “desbloqueados”, “liberados” o directamente “clonados” se realizan en “cuevas” a la vista y complacencia de todo el mundo. Además, los aparatos generalmente robados o contrabandeados y vendidos por internet en muchos casos generan por ejemplo casi el 100 por ciento de las comunicaciones internacionales que se realizan desde Ciudad del Este hacia Oriente Medio con aparatos robados en Brasil, esto como para dar una idea de la magnitud del problema en otras latitudes.
Un especialista en la materia indicó que “si a ello le agregamos el negocio de los chips y tarjetas de crédito, descartables y falsificadas respectivamente se va configurando un cuadro preocupante a la hora de contener este fenómeno colateral a delitos mayores y que no tiene otra denominación que la de la “patria trucha”.

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