miércoles, 6 de mayo de 2009

ESTAMOS AL HORNO

Las últimas estadísticas señalan que en la
región se producen once delitos por hora

Por Jorge Joury

Ya varias veces hemos hablado de lo que significa vivir con miedo. De esa temeraria sensación que viven diariamente los habitantes de la región, la mayoría de ellos obligados a cambiar sus hábitos de vida para no caer en la trampa que muchas veces lleva a la muerte. En los últimos meses, al menos cinco personas pagaron con sus vidas durante intentos de asaltos.
Hoy la seguridad es un tema de Estado, que no será fácil de resolver de manera inmediata, hasta que no se tome una acción mancomunada a largo plazo y a nivel nacional. Por lo general, lo que se observa son parches espasmódicos que le han dado la posibilidad al delito de mutar hacia diversos ámbitos cuando se ve acorralado por políticas puntuales. Se ataca el robo de autos, los desarmaderos, el tráfico de armas y aparecen los secuestros, los asaltos a blindados y el resurgimiento de la piratería del asfalto. Y en este marco, la droga tiene enorme incidencia y sigue siendo el gran enemigo a vencer, ya que por su poder económico compra voluntades en todos los ámbitos.
Si nos remitimos a los últimos datos que maneja el Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos de la Nación, se habla de 112 mil delitos contra la propiedad en 2007, mientras que las cifras que el año pasado dejó trascender la cartera de Seguridad de la Provincia aseguraban que de enero a noviembre se denunciaron en el Gran Buenos Aires casi 90 mil delitos prevenibles, lo que representa a nivel regional un promedio de 11 hechos por hora.
La larga cadena de hechos que azotan a la zona sur encienden peligrosas luces de alerta, ya que los vecinos comienzan a manifestar reacciones que lindan con la irracionalidad, pero que tienen sustento en la desesperante sensación de la desprotección. Por poner algún ejemplo, vale recordar lo ocurrido en Valentín Alsina tras el asesinato del chofer Daniel Capristo, que generó una “pueblada” de la que fueron víctimas un fiscal y los funcionarios municipales que llegaron al lugar del crimen, quienes también sufrieron agresiones.
A GRITOS
Luis Rambert, coordinador de los Foros de Seguridad de Avellaneda advirtió que “la gente no está bien y en cualquier momento estalla. Hasta que no haya una reforma seria no va a haber una solución. Nosotros intentamos contener a los vecinos, pero la situación en cualquier momento va explotar con consecuencias imprevisibles”.
Mientras que los vecinos exigen a tambor batiente “una solución ya”, desde los municipios aseguran que “se hace todo lo que está al alcance” a la luz de los recursos con que se cuenta. Mientras tanto desde los gobiernos nacional y provincial reconocen que hay un problema, sostienen que “hay parte de verdad y parte de psicosis”.

No obstante la población exige una respuesta ya. Mario Castelo, vecino de Capristo señaló con indignación: “basta de inseguridad, de robos y de muertes absurdas. Los delincuentes nos obligan a vivir detrás de las rejas, y no podemos seguir así. Tenemos miedo y queremos que esto se termine”.

LOS FACTORES

Los especialistas en seguridad consultados por Infosur coincidieron en que hablar de inseguridad “es mencionar muchos factores cualitativos que inciden en el problema, sobre todo en países periféricos como Argentina, donde más aún después de la crisis de 2001 la desigualdad social y la exclusión en algunas zonas del territorio hicieron estragos”.
También señalan que a esto hay que sumarle la lentitud de la Justicia, la saturación de las cárceles y al aumento de la delincuencia juvenil en el marco de un Código Penal que impide el castigo por debajo de los 18 años, factores que agravan más el cuadro general de este verdadero flagelo.
DE TEMER
Las últimas estadísticas que se conocen provenientes del Ministerio de Seguridad de la Provincia, consignan que el año pasado que de enero a noviembre se habían denunciado en el Gran Buenos Aires casi 90 mil delitos que podrían haberse prevenido, y de ellos, el 90% fueron asaltos a mano armada, hurtos y robos de automotor.
Mientras tanto, desde la Dirección Nacional de Política Criminal dependiente del Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos de la Nación, se indica que durante el 2007, en Buenos Aires se cometieron más de 56 mil robos y tentativas de robo, casi 41 mil hurtos y tentativas de hurto y cerca de 3500 robos y tentativas de robo agravados por lesiones o por muerte, lo que implica una tasa de 23,56 robos agravados cada 100 mil habitantes, y lo que representa poco más del 12 por ciento del total del país.
En la región, también según el ministerio de Justicia, y de acuerdo a lo que fue denunciado, los robos agravados por lesiones o por muerte en 2007 alcanzaron a ser 300. En este marco, Avellaneda va a la cabeza con 119, lo sigue Lanús con 63, Almirante Brown con 52, Lomas 32, Esteban Echeverría 20, San Vicente 10 y Presidente Perón 4.
LA CONTENCION
A la luz de los hechos que se viven, el presidente del Foro de Seguridad de Lanús, Sergio Montenegro manifestó que “lo que pasó en Valentín Alsina con al asesinato de Daniel Capristo, fue una bomba de tiempo que explotó. La sensación que tiene la gente es preocupante, porque está muy convulsionada, y nosotros, desde los foros, tenemos miedo de que se desate un espiral de violencia, porque sentimos que no hay respuesta y tememos que en cualquier momento caigamos en un hecho de justicia por mano propia”
Con Montenegro coinciden sus pares de Avellaneda y de Lomas de Zamora, que también destacaron que cada vez es más difícil “contener y dar tranquilidad a los vecinos”.
Jorge Revoredo el titular del foro de Seguridad de Lomas de Zamora también llevó la voz cantante, manifestando que “la gente está cansada de planes y quieren soluciones concretas, está harta de tener miedo y de pensar que algún miembro de la familia puede ser el próximo. Hace tiempo que venimos advirtiendo que esta situación se está tornando insostenible”.
“La gente está desbocada, porque acá se llega siempre tarde, cuando ya hay consecuencias irreversibles”, señaló.

LAS MEDIDAS

Los referentes de los foros señalan que “las medidas que se toman no alcanza y aseguran que las acciones que se ponen en práctica para disminuir el delito aunque son “constantes”, desde los municipios reconocen que “es muy difícil combatir la inseguridad”.
Conviene recordar que el año pasado, Lomas, Lanús y Echeverría declararon la emergencia en seguridad, y si bien, también, desde la cartera que conduce el ministro Carlos Stornelli se entregaron más patrulleros y se enviaron refuerzos de personal a las comisarías de la zona, desde diciembre de 2008 a esta parte ya fueron al menos cinco los hechos que trascendieron sobre personas asesinadas durante intentos de robo en la región.
LOS CASOS
Además del caso Capristo, ocurrido el 15 de abril y que marcó una bisagra que puso sobre alerta a las autoridades, el 6 de ese mes el arquitecto Diego González de 41 años fue secuestrado en Lomas y asesinado en Monte Grande. El mismo día, -y a seis cuadras del domicilio de esta víctima- el vecino César Fernández de 81años fue asesinado a balazos también en un intento de robo. Esta escalada continuó el 9 de diciembre, cuando en Lanús, murió Jonathan Bustos, un joven al que apuñalaron para sacarle la campera y un día antes, el 8, Carlos Monzón de 28 años fue asesinado en Lomas por dos delincuentes que lo atacaron delante de sus hijos. En este marco, sin llegar a consecuencias tan extremas, y por citar un episodio más reciente, dos miembros de una familia fueron secuestrados en Parque Barón y obligados a conducir a los delincuentes hasta su hogar, en Villa Galicia, donde los asaltantes se cruzaron en un feroz tiroteo con la policía.
RETIRADOS
El subsecretario de Seguridad de Lomas de Zamora, Ernesto Asaad ante este panorama indicó que “la inseguridad está en todo el Conurbano, y todos los municipios están involucrados en solucionar las carencias que pueda tener la policía. Sin dudas estamos buscando soluciones, pero esto no es un problema lineal”.
“Tenemos el problema de la carencia de efectivos policiales. Ahora vamos a contratar policías retirados y eso nos va a permitir contar con más efectivos. También tenemos los operativos alternados de Gendarmería, y el otro aspecto positivo será el ingreso de la Policía Buenos Aires 2, lo cual también va a generar otra seguridad”, agregó el funcionario comunal.

Un policía cada mil habitantes

Según pudo saberse a través de testimonios que logro recoger infosur de los Jefes Distritales o los funcionarios del área de Seguridad de los municipios, y sólo por citar algunos ejemplos, en estos momentos, y contando los refuerzos que envió el Ministerio y que se habían anunciado a poco de concluir 2008, Lomas tiene ahora 720 efectivos para una población que según publica el Ministerio del Interior ronda en 591 mil personas; Almirante Brown tiene 850 efectivos para proteger a 515 mil ciudadanos; Esteban Echeverría 470 policías para una población de 244 mil personas; Presidente Perón 100 uniformados para alrededor de 60 mil vecinos y Lanús cuenta con 600 efectivos para 453 mil personas.
De la lectura de estos números se establece a todas luces que estamos muy lejos de la relación “ideal” de 3 policías cada mil habitantes, dado que, en promedio, los distritos de la región tienen 1,55 efectivos por millar de personas.
Hay que observar además, que los datos poblacionales son los que arrojó el censo de 2001, razón por la cual se estima que el número de habitantes de cada partido es mucho mayor todavía.
El subsecretario de Seguridad de la comuna de Almirante Brown, Marcelo Fila, aseguró que aún con recursos que no son del todo suficientes, el Municipio intenta promocionar la interacción entre la administración local, la policía y la gente: “Por eso hacemos reuniones periódicas y semanales. En Brown la situación es delicada como en todos los partidos. Sabemos que todavía no estamos bien, pero trabajamos para bajar los índices y para que la gente se sienta segura”, puntualizó

Una política sostenida

Por su parte, el director Ejecutivo del Instituto Latinoamericano de Seguridad y Democracia (ILSED), Fernando Azcoaga, señaló que uno de los inconvenientes para resolver la problemática de la inseguridad es que “no hay una actitud reflexiva de contención por parte de las autoridades”, dado que “en muchos casos se busca más tener sólo una política de gestos”.
“Perspectivas de cambio hay. Hay muchos programas que probaron ser eficientes para contener los fenómenos delictivos, lo que sucede es que estamos acostumbrados a razonar en situaciones de desesperación donde parece que todo es igual. Lo que hace falta es sentar en una mesa al Municipio, al Gobierno nacional, al provincial, y analizar con estadísticas serias cuáles son los delitos. Hacer una investigación criminal y sobre esa base tomar medidas concretas”, indicó.
“Acá lo que no puede haber son respuestas inmediatas posibles, porque serían efectistas. Debemos tener políticas públicas activas y sostenidas, y para eso se debe construir poder. Esto debe ser un compromiso, deben comenzar a funcionar las redes, porque todos los espacios deben ser públicos y transitables, y porque lo mejor que nos puede pasar es llegar a nuestra casa desde el trabajo”, concluyó.

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