viernes, 29 de junio de 2012

Con Scioli en el centro de la escena, las sorpresas vienen en cuotas



Daniel Scioli está frente a la más grave de las encrucijadas. Se encuentra cercado por sus propios números. Las cuentas no le cierran para cumplir con sus obligaciones. Y esto tiene que ver con el órgano más sensible de los estatales bonaerenses: el bolsillo. El gobernador ha pedido en las últimas horas, "buena voluntad y comprensión" a su propio ejército. Pero los gremios ya están con pintura de guerra. Prestos a usar de sus herramientas, sobre todo al enterarse oficialmente que el aguinaldo viene en cuatro cuotas, la primera a partir del 15 de julio, a terminar de pagar en octubre. Es más, los docentes alineados en FEB y SUTEBA, ya preparan su grilla de protestas.

Aunque Scioli estirara el rojo del Banco Provincia, los números no le dan. Es evidente, que frente a este panorama, no es difícil presagiar que éstas serán las peores vacaciones de invierno para el mesurado jefe del Ejecutivo provincial. De lo que estamos hablando ahora, es de plata. Cuando el idioma es constante y sonante, todos preguntan ahora de qué se disfrazará el escurridizo gobernador para encontrar un discurso adecuado a las circunstancias.

En la última semana, Scioli ha visualizado un frente de nubes negras sobre su administración y su futuro político. Y mucho tiene que ver con esto, su osadía de instalarse tempranamente en el lejano horizonte del 2015. De allí en más, todo cambió en su escenario. Hoy, el ex motonauta, que tan bien se manejara como pez en el agua, ahora tiene en su hoja de ruta el más crispado de los mares. En la Casa Rosada, los espadachines de Cristina desenfundaron sus sables. Han emprendido contra él una andanada de críticas, a las que Scioli pareciera no escuchar, o por lo menos no responde, como es su mejor estilo. Es que el gobernador se ha subido en el colectivo, en el momento equivocado, sobre todo cuando en Balcarce 54 no ha cesado la búsqueda de mecanismos constitucionales para prolongar el viaje de Cristina Fernández, más allá de su última parada.

Ni que hablar de la ira que se desató cuando Scioli se sacó la foto con el dirigente camionero Hugo Moyano, el enemigo más temido, hoy instalado como líder de la oposición. Esto no hizo otra cosa, que agregar más nafta al fuego. Hasta el propio dos de la Provincia, el vice Gabriel Mariotto, tuvo que salirle con los tapones de punta a marcarle la "traición". Scioli y Mariotto nunca se llevaron bien y esto viene de larga data, aún cuando en campaña, ambos caminaban juntos tras de un mismo objetivo. Siempre se dijo en los corrillos del poder, que Mariotto fue impuesto por el cristinismo, para seguir de cerca la cadena de lealtades del gobernador.

A pesar de haber demostrado siempre su obediencia a la presidenta, Scioli tiene en claro que la lupa del guardián del palacio legislativo lo sigue a sol y a sombra. En la cuadrícula del gobernador, siempre ha habido llamados de atención. Hasta el propio Néstor Kirchner en su momento le cortó la relación y lo puso en penitencia por largo tiempo, aún siendo su vice. Pero siempre Scioli ha sabido resucitar. Esto lo aprendió desde la adversidad, cuando estuvo al borde de la muerte durante una de sus competencias como motonauta. Se ha caracterizado por ser un hombre de consensos. Es predicador del "optimismo" y de "un futuro con progreso y trabajo". No abandona nunca las muletillas que en su momento le acercaron sus asesores de imagen. Por eso aún mantiene el 56% de intención de voto. Es el hombre del paladar justo de la clase media, a la que se le eriza la piel verse sometida a las peleas de palacio, más aún, cuando hay otras cuestiones prioritarias por atender, como lo es la inflación.

Lo cierto es que Scioli arrancó este año con turbulencias buscadas. Más allá de las rispideces que generó por los hechos apuntados anteriormente, también hizo rodar su primera pelota al jugar al fútbol y fotografiarse con el hombre más detestado por el kirchnerismo: Mauricio Macri. Nada es casualidad en la vida de Scioli. Quienes están en su entorno elogian sus cualidades de "buen constructor de la política". Elogian además, sus condiciones de albañil. Sabe escuchar con humildad y sumar en su favor. Ahora ante este nuevo escenario, precipitado también desde el moyanismo, Scioli se ha visto obligado a decir que en su vida nunca traicionó a nadie y que menos lo hará ahora. Y aunque la música puede sonar agradable a los oídos de Balcarce 54, nadie le cree. Más cuando recalcó que no está dispuesto a pelearse como Hugo Moyano.

Hoy la orden que baja desde La Rosada y entra en La Plata por las históricas diagonales, es que "Daniel tiene que jugarse de una vez por todas y decir de qué lado está", en la incipiente lucha por el poder. Caso contrario, el goteo de recursos que se derrame en concepto de coparticipación, será escaso para hacer frente a su propio endeudamiento. El tirón de orejas que esta vez recibió Scioli, vino de su propia jefa, que no es poco. Aunque sin nombrarlo, Cristina le marcó la cancha y lo llamó a hacer mejor las cuentas, como lo hace ella todos los días. Y después se sumó el cuestionado Boudou, que hoy no es tan Amado. Y luego llegó el telegrama del propio ministro de Economía, Hernán Lorenzino, quien le remitió apenas parte de la torta: mil millones de pesos de los dos mil ochocientos que necesita Scioli, para pagar sueldos y el medio aguinaldo.

Hace pocas horas, el gobernador acusó el telegrama de recibo y agradeció la ayuda durante su visita a Tandil. Allí prometió "no ser quejoso y cuidar mejor los recursos". El astuto guardián de la provincia de Buenos Aires, tiene en claro que la canilla se cierra. En la Plata se habla de un Plan "B". Si fuera necesario, reflotarían los viejos "Patacones" para hacer frente a la contingencia, hecho que generaría una mala señal en la economía nacional. De todas maneras, si Scioli decidiera jugar con esta carta, debería requerir autorización del Parlamento bonaerense, aún con el riesgo de transitar por la vía más riesgosa, donde Mariotto coloca los durmientes.

Por estas horas, el tiempo político corre tan rápido como la necesidad del gobernador de juntar hasta las últimas monedas para cumplir, aunque sea en tiempo prolongado, con los 550 mil estatales que observan la película, pidiendo que les devuelvan la entrada. De las opciones que se juegan en este tablero político, el final está abierto. Habrá que ver, cual de las sorpresas cruza primero el disco. De todas maneras, todo será en cuotas...

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