lunes, 25 de junio de 2012


El nuevo Moyano: de ogro, a rubio de ojos celestes y más alto que Lula




POR JORGE JOURY*


Por estas horas, Hugo Moyano hace sus cuentas. Apuesta a 80 mil personas en Plaza de Mayo. Hay que decir que, a la luz de 200 mil afiliados, los números le dan.
No obstante ello, el camionero dejó una puerta abierta al dialogo. A través de su vocero Juan Carlos Schmidt, le hizo saber al gobierno que si hay respuestas con sus pedidos, podría cancelar la protesta para este miércoles.

Lo ocurrido en Paraguay, ha hecho reflexionar a los hombres de la CGT, y a gremios en primera instancia afines a la protesta, para evitar verse expuestos a suspicacias que apunten hacia otros caminos, ajenos al reclamo gremial. Pero para ir un poco más allá de la lectura corta, en el portal del gremio de camioneros, hay una foto de Moyano que titila, junto a la de Ignacio Lula Da Silva. Tal vez, sea una señal de hacia dónde apunta verdaderamente el líder camionero, hoy aliado a la corporación mediática que él mismo en su momento repudió.

De aquella frase que Moyano usó en su momento, “Clarín miente”, hoy aparece la antítesis, en su nuevo romance. De ser el ogro de la película, Moyano es la nueva vedette de “El gran diario argentino”. A tal punto, que ambos se comportan como dos viejos amigos, desde que el camionero usó el sillón de “Todo Noticias”, para desafiar al gobierno.

La política tiene estas cosas de ir por más, con cualquier taxi que le pueda ser funcional a sus objetivos. A la luz de ese apoyo mediático, Moyano entendió que en el bolsillo popular estaba su mejor caja de resonancia. Sabe que poco más de 4 millones de trabajadores, pierden ingresos por el impuesto a las ganancias y el salario familiar. Con este dato en mano – que no es menor- Moyano se prepara para la primera de las batallas.

Y hasta torea al gobierno, señalando que si sacan el impuesto, él está dispuesto a resignar su reelección al frente de la CGT. Moyano, de esta forma le moja la oreja al poder, sabiendo que una decisión como esa, dejaría al Estado con 5.300 millones de pesos menos al año. Lo que se dice, un incordio para la economía, ya que obligaría a buscar esos recursos en otro nicho.

El líder camionero, siempre ha sido astuto en adaptar sus discursos a las épocas. En el 2000, cuando era jefe de la central alternativa MTA, se subió al acoplado da un camión estacionado entre el Cabildo y La Plaza de Mayo y llamó a la rebelión fiscal contra el gobierno de Fernando de la Rúa. Aquella historia, como todos sabemos, tuvo un final lamentable para la democracia y obligaría al menos abrir bien los ojos frente a este presente cargado de incógnitas. Moyano está muy curtido en las luchas sindicales, desde los años 70, cuando como activista de la CNU marplatense, mostró su cuño antimontonero. Y hoy lo hace frente a “La Campora”, la corriente juvenil del paladar de la presidenta.

Es que Moyano, desde la muerte de Néstor Kirchner, ha observado el constante crecimiento de la nueva matriz de los “muchachos que viven del Estado, con sueldos fastuosos de hasta 30 y 40 mil pesos”, como él se prodiga en señalar. Frente a esta embestida de sangre nueva y despachos que se cerraron para prestarle oídos, Moyano ha buscado la llave de su supervivencia, en el reclamo social más sensible a la gente.

Por eso se anima a ir a la Plaza de Mayo, porque entiende que son millones los involucrados en el Pac-Man fiscal. El sueño del camionero, le costará al país 210 millones de pesos, esa es la cuenta fría de un paro nacional.

Hasta hace unos meses, Moyano tenía un 80% de imagen negativa, pero hoy muchos lo ven rubio y de ojos celestes. Su enfrentamiento con la Casa Rosada, le acercó los aliados más impensados. Logró el respaldo de egresados de Harvard, de los radicales del Club del Progreso, la Pastoral Universitaria y de ex cavallistas como Guillermo Alchourón y de legisladores de la UCR, poco memoriosos, que le garantizaron también su presencia en La Plaza.

Hugo o “El Hombre”, como lo llaman en el gremio, intentará seducir a la clase media. Este líder sindical, que a veces se jacta diciendo que con una llamada telefónica puede parar el país, ya cuenta los últimos porotos para salir al ruedo.

De lo que diga en La Plaza, se verá hacia dónde va. Por el momento, todo apunta a lograr un nicho de poder en el PJ y poner una pata firme en el 2015, que le permita erigirse como el postkirchnerismo.
Dependerá de lo que sume el miércoles, para ver si puede llegar a ser “más alto que Lula Da Silva”, como él dice, cuando algunos lo comparan con el brasileño, surgido de raíces sindicales y de una matriz social emparentada con el hambre…

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