lunes, 5 de octubre de 2015

"Borocotizaciones" y traiciones en vísperas de la batalla final


Ex denarvaista, ex massista y ahora sciolista, no se sabe hasta cuando, el caso de la diputada Mónica López se suma al cartel escandaloso de una de las campañas más sucias de la historia, plagada de golpes bajos. En ese contexto, todos los límites de las conductas éticas quedaron por el piso a manos de unos cuantos polémicos personajes.
Hay quienes aseguran que la relación entre López y Sergio Massa, estaba agotada desde hace meses. Lo atribuyen al "destrato", palabra en la que coincidieron otros trece pesos pesados que abandonaron en su momento el Frente Renovador, denunciando además un tufillo a "soberbia" por parte de la conducción.
En el sciolismo festejan y  aseguran que la "borocotización" recién empieza. Juran que hay más dirigentes dispuestos a nadar en los próximos días hacia la orilla naranja. Tal vez el mérito sea  del vicegobernador Gabriel Mariotto, al haber tenido el olfato de abrir las tranqueras del FPV a todos los que quisieran volver. Así se sumaron últimamente el ruralista Eduardo Buzzi, una docena de candidatos platenses y ahora López, la rubia platinada de los 240 pares de zapatos que vive en el country Abril de Hudson con su marido y sus dos hijos. Alberto Roberti, su esposo, es --hasta ahora-- jefe del bloque del massismo en el Congreso y referente del gremio de los petroleros. 
La ex denarvaísta hizo hace unos meses una producción de fotos para la revista Caras, que despertó fuertes críticas por la ostentación de un pasar de riqueza. Allí la legisladora quebró una de las reglas básicas que debe respetar un dirigente en homenaje a los que hoy viven en la pobreza extrema. Allí contó que su vestidor tiene "tres calles" de zapatos a las que les puso nombre: Roberti (por su marido), Juan Domingo Perón y Eva Perón. 
Cholulaje inaceptable, para quien viene del riñón de un movimiento de masas que tiene como bandera la justicia social. Pero lamentablemente, en polìtica se vuelve de todo, hasta el ridículo, aún a riesgo de no poder resistir un archivo. Sin demasiados argumentos para explicar su garrochazo, con una primera señal de "yo nunca votaría por Macri", López  aquejada de "amnnesia" polìtica, olvidó en un abrir y cerrar de ojos, la munición gruesa que disparó contra Scioli. Hace un año, ante el Fuero Penal platense presentó una denuncia contra el mandatario bonaerense y el ministro Ricardo Casal, por los delitos de incumplimiento de deberes de funcionario público en el ocultamiento de la cifra de fallecidos en la inundación de La Plata. Y como si fuera poco, eternizó en la Legislatura otra de sus frases célebres: “investigaremos la responsabilidad política de esa manipulación y ocultamiento que realizaron para minimizar el impacto negativo en la imagen pública del gobernador".
Además hasta hace días, López hacia responsable a Scioli por el "abandono" de una provincia "devastada", y le pedía al gobernador que bajara del helicóptero y dejara de gastar "millones" en propaganda. "Ojalá que el 10 de diciembre se retire a La Ñata y deje de pretender gobernar la Argentina", afirmó en marzo. Por esos días también acusaba a Francisco de Narváez de ser un "infiltrado" de Scioli en el FR.
Pese a que en el estado mayor tigrense le restaron importancia, la fuga impacta en un espacio que desde las PASO viene insuflado de optimismo para remontar la cuesta e ingresar al balotaje. La mujer había escalado fuerte en el FR. Su cartelería estaba por todas las rutas de la Provincia, había sido candidata a gobernadora y en las PASO a diputada del Parlasur, cargo al que ahora renunció. Por Twitter, los aliados de Massa trataron  a López de "tránsfuga" y "extorsionadora", entre otros gruesos calificativos, aunque ella se victimizó respondiendo que la hicieron sentir Yiya Murano, la tristemente célebre envenenadora serial.
No obstante, la respuesta oficial corrió por cuenta del gobernador cordobés, José Manuel de la Sota. En una carta titulada "Cambalache", el peronista recordó los elogios de López a Massa y las denuncias contra Scioli. "Ahora la veo dar una borocoteada y adherir a la candidatura de quien denunció penalmente y de quien dijo cosas irrepetibles", escribió. Le pidió a López que dé explicaciones a la sociedad por la "voltereta". Scioli también tendrá que decir lo suyo porque aceptar la llegada de quien lo acusó de corrupto también merece una explicación", agregó, para cerrar: "O será que la desesperación por no crecer en las encuestas hace que acepte cualquier cosa". 
La legisladora, sin rodeos, se justificó de manera sencilla. Dijo que se disculpó con Scioli, cuestionó al massismo por "misógino" y cerró disparando para que nos tranquilicemos, que "duermo tranquila". El matrimonio Roberti-López, como los Moyano, Hugo y Facundo, ponen los huevos en dos canastas. Ella va detrás del FPV y su marido, por las dudas dice que se queda con el tigrense, "sino me rajan".
En esta suerte de apología de jugar a dos puntas como si las ideologías fueran fichas de dominó, existen otros casos, que aunque de distinto tenor, averguenzan por sus metologías. Lo que ocurre en distrito de Merlo es otra de las postales oscuras de la campaña. En ese territorio siempre hostil a la democracia por los aprietes salvajes y atentados, uno de los denominados barones del conurbano, Raúl Othacehé, también da pelea desde el partido de los derrotados. El hombre, que en su momento se cruzó al massismo y luego volvió al FPV cuando vio que soplaban mejores vientos, tras 24 años de calentar el sillón, terminó mordiendo el polvo en las PASO a manos del candidato del FPV Gustavo Menéndez.  Ahora, en una de sus clásicas jugadas, "El Vasco" se dedica a ponerle palos en la rueda a su propio partido. Menéndez, su verdugo,  lo acusa de financiar candidatos tanto del FR como del macrismo para que pierda, además de generar miles de puestos de trabajo en planta permanente, subiendo los sueldos un 70%, retroactivo a junio y pagadero en diciembre. Una manera clara de vaciar las arcas y entorpecer al futuro gobierno con la mácula de un municipio incendiado. 
Otro de los distritos bajo sospecha es Moreno, donde el actual intendente Mariano West perdió en la interna del Frente para la Victoria ante el camporista Walter Festa. Más al sur, el partido de San Vicente tiene lo suyo. 
Allí la disputa que se desató en el Frente para la Victoria  después de las PASO parece profundizarse día a día. El sector que impulsó la candidatura del ganador de esa contienda, el camporista Diego “Chapu” Barralle, acusa al intendente Daniel Di Sabatino,  que buscaba la reelecciòn, de apoyar a través de la estructura del PJ local a la lista massista. El jefe comunal lo desmintió, se desmarcó de la aparición de afiches en ese sentido, y aunque asegura que no se va a poner al frente de la campaña dice que tampoco hará nada en contra. “Mi gran aporte es no hablar de mis rivales”, desafió. 
Mezclado en esa caravana y tratando de que al relato no le echen demasiado combustible, Scioli no les cobra peaje a los dirigentes que vuelven con la cabeza baja. El objetivo es recomponer su línea. Alrededor suyo está tomando posiciones el peronismo, empezó a desplegar algunas propuestas y a presentar equipos de gobierno con sello propio. Le falta muy poco para ganar la presidencia en la primera vuelta. Pero necesita romper claramente la barrera del 40% y todavía no lo consigue. En parte, porque con Massa en la cancha, la recuperación del voto peronista es un propósito incumplido. Como ocurre tradicionalmente, la madre de las batallas se dará en Buenos Aires, donde los candidatos volcarán sobre el paño verde todas sus apuestas. Aquel que logre hacer girar con más fuerza la ruleta bonaerense, se convertira en el futuro inquilino de la Casa Rosada. Pero aún nada está escrito.

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