jueves, 6 de julio de 2017

Emergen odios, piquetazos para el caos, escraches y manipulación de encuestas

El que diga por estas horas que puede asegurar lo que va a pasar en las elecciones de octubre, está mintiendo. Los números de los principales candidatos son tan ajustados, que es probable que el ganador lo haga por un hocico. El panorama es de incertidumbre total y lo marca la manipulación de encuestas, que comenzaron a revolotear como moscas por los despachos y los cuarteles de la política.


Es el momento adecuado, para que gurúes y analistas inicien su festín, ya que los temores y preguntas brotan desde todos los rincones.
¿Puede ganar Cristina? ¿Cómo hará Macri para gobernar y mejorar la economía, si el oficialismo no triunfa cómodo en octubre y la oposición se le pone de punta? ¿Hay que seguir en pesos con las Lebac y los plazo fijos, o comenzar a comprar dólares?. La calesita de las dudas, ofrece las vueltas que cada uno quiera dar.
En medio del ring, Cristina tirará directos al mentón, sosteniendo que Macri está hipotecando el futuro. Pegará por el lado de una deuda externa récord y marcará con trazo grueso, que está llevando al país a la miseria, el desempleo y que con ella se estaba mejor.
Desde el Gobierno contestarán que la culpa es toda de los Kirchner. Los responsabilizarán de haberse robado
un presupuesto entero con la obra pública y también agitarán los fantasmas de la vuelta al populismo. Massa en cambio, sostendrá que él es el único que no tira piedras. Se diferenciará del resto, acercando propuestas y asegura gobernabilidad en caso de que el macrismo quede rengo. No obstante, intentará también pegar por debajo de la linea de flotación de ambos y lo más fuerte que sea necesario, para recoger con astucia la mayor cantidad de votos. Dirá que la gente no va a votar un gobierno para ricos, como el de Macri y otro de corruptos, aludiendo al de Cristina.
GRANADAS, PIQUETES Y ESCRACHES
Mientras tanto, la campaña del miedo levantó el telón. Un anticipo, fue la detonación de una vieja granada que apareció como por arte de magia en la Panamericana y que alguien llamó a la policía para avisar que estaba sobre un terraplén. La movilización piquetera, donde la fuerza de choque de Quebracho con rostros cubiertos y  blandiendo palos, abrieron las puertas del infierno en la 9 de Julio, es otra de las señales de los momentos que se avecinan para sembrar el caos. En los últimos días además hubo escraches contra Macri y Vidal durante visitas al conurbano. Tampoco Florencio Randazzo se salvó de la onda expansiva. A la salida del hotel donde realizó la conferencia de prensa, lo abuchearon grupos adictos al intendente de José C. Paz, Mario Ishii, aliado del cristinismo.
También resultó un golpe bajo, la manipulación del video de un jubilado de Mar del Plata que se suicidó pegándose un tiro en la cabeza en la sede del ANSES. Hubo quienes en las redes sociales le achacaron la culpa al Gobierno, pero luego se supo, según dijeron sus familiares, que el hombre se quitó la vida porque estaba deprimido por la muerte de su mujer y de un amigo.
Los enumerados, son episodios que si vienen de algún costado de la política oscura, al único que benefician es al oficialismo que se encargará de repartir culpas hacia la vereda del kirchnerismo.
LA DANZA DE LOS NUMEROS
El único alivio en el confuso escenario, es que se votan las PASO el 14 de agosto y como son una encuesta obligatoria, van a permitir conocer de verdad cómo está el padrón electoral. Habrá que ver si la gente elije con el bolsillo y manda una señal de cambio o si aún alberga esperanza y seguirá votando por el Gobierno y supuestamente contra el pasado.
Los especialistas aseguran que si el electorado vota como en la primera vuelta del 2015, el Gobierno estaría segundo en Buenos Aires con Cristina ganando. Hace dos años había sido Scioli 37%, Macri 34% y Massa 22%. En el oficialismo suponen que el desprestigio de Cristina ante los escándalos de corrupción puede restarle voluntades, aunque esa agenda debería contrastarse con la penuria económica en los sectores de la clase media baja y baja del conurbano, la mayoría pertenecientes al nicho donde Cristina puede hacerse fuerte.
También es cierto que la oposición más dura a Macri , como lo es el Gran Buenos Aires, llega muy dividida. Pero también hay que tener en cuenta que no hay segunda vuelta y el que saca más votos gana. Y en ese escenario, casi todos le asignan a Cristina un piso de 30 puntos, hasta el propio Durán Barba.
LA IRA DE MACRI CON MASSA
Pero lo que no se dice públicamente, es que Sergio Massa es hoy la mayor obsesión de Macri. El Presidente entiende que en la ancha avenida del medio que transita el tigrense, puede perder los votos que necesita para imponerse a CFK. Massa busca ese electorado desencantado del Gobierno y ofrece propuestas concretas para mejorar el bolsillo y la seguridad. Con un equipo de técnicos de primera línea, se presenta como la opción para castigar a Macri sin traerla de vuelta a Cristina. Además, junto a Margarita Stolbitzer, los dirigentes se presentan como la oposición que garantiza la gobernabilidad y le asegura al Presidente terminar el mandato. Lo que intentan, es colocar a Cristina como la jefa del proyecto Helicóptero, un final de caos para la administración Macri que le pone los pelos de punta a la mayoría del electorado.
Comentan que el fastidio de Macri hacia Massa, supera el que le provoca Cristina Kirchner.Tal es la inquina que le tiene, que en una reciente reunión de la mesa chica señaló: "Ya le dije a Horacio que no quiero que le dé un solo peso a Massa".Gabriela Michetti entonces lanzó otra puñalada: "¿Creés que si se lo da te lo va a decir?". Macri se puso como loco, ya que siempre lo irritó la antigua amistad de Massa con Larreta. 
El Presidente además dio orden a sus ministros de sacar cuanto massista haya en el Estado nacional, por lo que se puso en marcha una purga silenciosa. Cerca de Massa sostienen que esta actitud los tiene sin cuidado, ya que los verdaderos tentáculos del Frente Renovador están en la Provincia.
TODOS GANAN Y TODOS PIERDEN
 Aunque faltan dos semanas para el comienzo formal de las campañas hacia las PASO las encuestas comenzaron a ser utilizadas como material de propaganda. El Gobierno, aunque no reveló la procedencia del sondeo, ya se encargó de hacer saber que va ganando. Aseguran que Esteban Bullrich está entre el 32 y 34% y que Cristina se arrima al 27 o 28%, aunque no hablan de Massa ni del resto de los contendientes. Desde el bunker ultra K de Unidad Ciudadana tienen a Cristina casi en el 34% y a la dupla oficialista Bullrich-Gladys González en el 24%. Los datos son de la empresa Analogías. 
En la vereda de Sergio Massa, la estrategia es otra. No dicen que están ganando, pero se lo hacen decir a un par de consultoras que trabajan en su órbita, quienes señalan que estaría sobrepasando el 30%, en algunos aventajando a Cristina y en otros al Gobierno. Pero el debate más interesante hoy gira en torno de las hipótesis acerca de si la polarización que buscan Macri y Cristina podrá concretarse y si Massa y mucho más lejanamente Florencio Randazzo, consiguen filtrar un discurso que les permita lograr volumen electoral.
CIFRAS MAS O MENOS SENSATAS
Los expertos en opinión pública sostienen que de cómo resulte la definición de este conflicto puede basarse la diferencia entre triunfo y derrota. Existe un trabajo sobre 1.200 casos a nivel país, que pertenece a la consultora OPSM. Surgen de allí seis datos clave, que tal vez puedan ser tomado como hoja de ruta. Describen un escenario pleno de confirmaciones y contradicciones sobre el humor de la gente sobre el pasado, el presente y el futuro.
De allí surge que desde el punto de vista social y económico, la situación está bien para el 22%, regular para el 36,2% y mal para el 41,3%
Los que dicen apoyar la gestión de Macri son el 58.9% y los que están disconformes, llegan al 38,%. 
El 56,6% cree que las cosas tenderán a mejorar. Y a empeorar, un 25,9%. En lo económico el 54,4% espera mejoras y el 41,4% dice que todo seguirá igual o peor.
 Para el 26,3% el balance del gobierno de Cristina fue positivo y para el 70%, negativo. En tanto, que el 21% sostiene que su calidad de vida mejoró con Macri, el 37,3% dice que estaba mejor con Cristina y el 27,8% responde que con ninguno de los dos. Finalmente, el 39,7% dijo estar a favor del Gobierno, el 23,5% con la oposición y el 35,8% ni una cosa ni la otra. Son simplemente algunas pistas, para un escenario de tres tercios y con números muy ajustados.
Como ocurre siempre, el candidato que presente el mejor discurso para el gusto de la gente, será el triunfador. Hoy estamos frente una verdadera ruleta de enigmas, como para apostar un pleno a ganador.

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