martes, 5 de diciembre de 2017

El mar se tragó el secreto del ARA San Juan y ahora emergen las hipótesis más inquietantes

¿Estaban desarrollando una misión secreta?. La jueza de Comodoro Rivadavia Marta Yáñez, admitió públicamente que en el caso del submarino ARA San Juan existe información sensible."Al tratarse de la Armada Nacional, que tiene el deber de resguardar la seguridad del mar territorial, puede haber alguna misión de carácter confidencial. No estamos hablando de un particular que estaba pescando en la milla 2015 o de un chino que se encontraba en el mar argentino", precisó la magistrada ensanchando la cuota de misterio que envuelve al caso.




Por lo que se observa, no hay que descartar ninguna hipótesis.
El "secreto de Estado" que mencionó Yáñez, fue utilizado por algunos especialistas para explicar por qué no había una corbeta que acompañara la misión del buque, como suele suceder. Yáñez adelantó que le solicitó al Ministerio de Defensa que suministre toda la información vinculada a las operaciones de la embarcación como parte de una investigación que busca reconstruir el recorrido que realizó la nave en las últimas semanas, desde que partió desde Mar del Plata. La jueza también disparó una hipótesis inquietante: no descarta que el ARA San Juan haya sido blanco de un ataque extranjero. El vocero de la Armada, el capitán Enrique Balbi, se expresó en el mismo sentido, pero en el Gobierno hay un fuerte hermetismo.
De acuerdo a la última información oficial, aún no hay rastros del submarino. Dos informes coincidieron en que se produjo un evento anómalo consistente con una explosión en el trayecto que debería haber tomar la nave para regresar a Mar del Plata. Hay que tener en cuenta que el operativo de localización es muy complicado, ya que el área de rastrillaje equivale a la superficie de dos provincias de Tucumán y confluyen distintas profundidades del lecho marino, un dato que podría ser crucial para las tareas de rescate.
 
UN SISTEMA QUE ESTABA DESTRUIDO
 
Más allá de la conmoción por lo ocurrido , es necesario además hacer una autocrítica profunda sobre la situación terminal por la que atraviesa la defensa nacional. Nuestro país, quedó ante los ojos del mundo como una nación desguarnecida en materia de desarrollo tecnológico. Tuvimos que ser auxiliados por las principales potencias, para buscar a la nave perdida en las profundidades del mar. Y esto es, hay que escribirlo con letras cuerpo catástrofe, como  también subrayar que faltó cintura política desde el vamos comunicar adecuadamente y contener a los familiares de las víctimas, a los que de pronto se los dejó nocaut y vacíos de esperanza, cuando recibieron el mazazo abrupto de la explosión en el interior de la nave.
Del Presidente para abajo, este episodio nos ha golpeado a todos. Lo ocurrido, podría convertirse en un punto de inflexión para cambiar el enfoque sobre la política de defensa del país. Tan grave es la situación, que por ejemplo, el propio presidente provisional del Senado, Federico Pinedo, al hablar sobre el caso advirtió que cuando llegó Mauricio Macri al poder, "el sistema estaba destruido".
Frente a la inoperancia observada en la logística militar, hay que señalar al  ministro de Defensa, Oscar Aguad,  como el hombre "invisible" a la hora de buscar responsabilidades. Al funcionario no se le conoce la voz en esta historia.
 
EL SEÑOR DE LOS SUMARIOS
 
Aguad inició 40 sumarios para deslindar responsabilidades, pero eso no alcanza para amortiguar tanta desgracia. Cuando se perdió el San Juan, él estaba en el exterior y se lo obligó a volver. Comentan que no sabe nada de Defensa, como otros tantos políticos que ocuparon ese sillón. Salvo Horacio Jaunarena, el experimentado colaborador del gobierno de Raúl Alfonsín, los diferentes gobiernos siempre mandaron paracaidistas al estratégico ministerio. Una prueba de ello, fue la ultrakirchnerista y ex miembro de la organización Montoneros, Nilda Garré.
La emergencia, obligó a Macri a enviar un desesperado SOS al mundo. Así se logró que Estados Unidos y un organismo multilateral vinculado al control del desarrollo nuclear, aportaran información fidedigna para probar que el ARA San Juan estaba en dificultades. 
Macri  llegó a esa instancia, porque sabía que la marina desconfiaba de la colaboración ofrecida por Chile, Brasil e Inglaterra. Y además, según se comenta en los pasillos del edificio Libertad, había olor a una solapada rebelión que atrasó la búsqueda y rescate en 48 horas. 
No obstante, el Presidente avanzó por afuera de la corporación castrense y accedió a esos dos informes que ratifican la información clasificada que corría por canales alternativos. El gobierno ahora tendrá que dar otro paso fundamental. Designará una comisión investigadora para llegar a una verdad, que hoy solo encuentra respuesta en el fondo del mar. Es fundamental para los familiares de las víctimas, saber lo que realmente pasó para poder curar sus heridas y recibir del Estado toda la contención y la ayuda que requieran. Los ausentes, son hombres de honor que se jugaron para defender la soberanía nacional y como tales, merecen todos los reconocimientos.
 
MAL PRONOSTICO PARA LA MARINA
 
Aunque el Presidente se mostró en su informe, junto al ministro Aguar y el jefe de la Armada, almirante Marcelo Srur, por estas horas soplan malos vientos para la Marina. Se dice en corrillos, que Mauricio Macri ya decidió pasar a retiro a Srur, pero antes de ejecutar esa decisión, ha optado por privilegiar la búsqueda a fondo del submarino.
Lo que se sostiene en las usinas de rumores, es que el submarino San Juan sufrió una explosión, presumiblemente en una de sus baterías. El sentido común obliga a pensar en que un accidente de esa naturaleza en las profundidades del mar es cosa juzgada. La pregunta sin respuesta que se formulaban en el Gobierno era cómo y cuándo se daría por concluida la misión de encontrarlos. ¿Podrían rescatar los cuerpos? Y si no, ¿cuál es el protocolo que deberá seguirse?. Nadie podía contestar esas dudas. No hay antecedentes para tratar en ausencia a oficiales y suboficiales que serán considerados héroes, porque estaban haciendo maniobras para defender al país.
Después del anuncio de la confirmación de una explosión, la mayoría de los diarios del mundo han optado por reflejar en sus tapas que se agotó la esperanza y la posibilidad de un milagro está muy lejos. 
Una vez concluído el capítulo doloroso, lo primero que habrá que plantearse como cuestión de Estado, es si queremos o no tener fuerzas armadas. No hace falta abrigar hipótesis de guerra para decidirnos por ellas, pero son una prioridad para cuidar las fronteras y contar con un escudo ante cualquier temerario intento foráneo. Más aún, frente a  un mundo amenazado por el terrorismo internacional que ha perforado las defensas de las potencias mejor armadas. 
También es fundamental el aparato militar para evitar la penetración del narcotráfico y el contrabando, como en la vigilancia de los mares frente a la pesca ilegal de naves extranjeras que permanentemente nos invaden para depredar la riqueza ictícola. Digo esto, porque hay quienes aseguran que el doloroso destino del submarino Ara San Juan, era un final anunciado que tiene que ver directamente con un mundo castrense donde la falta de presupuesto es una constante.
 
EL COMIENZO DE LA DECADENCIA 
 
 El deterioro en las FF.AA comenzó en la década del 90. El gobierno de Carlos Menem fue quien les dio el golpe de gracia, tras el fracaso de la rebelión del ala nacionalista del Ejército liderada por el coronel Mohamed Alí Seineldin en 1990 . Luego vino el caso del soldado Carrasco, que puso fin al Servicio Militar Obligatorio en 1994.
Después, los gobiernos que precedieron  al riojano, también descuidaron y desfinanciaron los programas de defensa.
En esa dirección,  también están los que sostienen  que hay otras cuestiones que  aún desatan tempestades. Desde la Casa Rosada no descartan teorías conspirativas, ya que era vox populi, que Mauricio Macri tenía pensado remover a la cúpula de las Fuerzas Armadas. 
Lo cierto es, que de aquí en más, habrá que definir las prioridades. Somos el país que menos recursos destina a las Fuerzas Armadas, el más bajo de América del Sur. Hoy el 84% va a salarios y retiro, un 12% se destina a funcionamiento y un 4% a reequipamiento y mantenimiento. De 210 países, son apenas dos los que no tienen fuerzas armadas, tal el caso de Panamá y Costa Rica, aunque es una inexistencia formal, ya que cuentan con guardias nacionales que patrullan y hasta tienen tanques.
La bronca de la Casa Rosada se agrandó cuando se percataron de que la Armada no había avisado de la avería que se detectó en las baterías del submarino antes de que zarpara, como pareció terminar de confirmar en las últimas horas el vocero de la fuerza, Enrique Balbi, que habló de una "anomalía hidroacústica" detectada hacer exactamente una semana, pero recién confirmada el miércoles pasado. 
 
CLIMA DE CONSPIRACIONES
 
Otra de las cuestiones de peso, fue el informe que filtró alguna de las fuerzas en marzo sobre una reducción del Presupuesto dispuesto por la Casa Rosada . Los altos mandos militares posteriormente explicaron en off a miembros del Congreso que analizan el Presupuesto para el año que viene, que no tiene demasiado sentido mirar lo que dice ese proyecto, porque después se subejecuta las partidas. "Este año vamos a terminar con una subejecución del 25 por ciento", se quejaron en Diputados.
En este andarivel, es un secreto a voces que Mauricio Macri tenía pensado remover a los jefes de las tres fuerzas antes de la crisis del submarino. En la Casa Rosada tienen la convicción que la Armada filtró el telegrama que denunciaba la pérdida de contacto con el submarino, antes de avisarles.
En el Gobierno sospechan que detrás de la evidente desinformación que sufrieron, se esconde la intención de la Armada de expresar su malestar ante una serie de movimientos que preparaba Macri.
Esto tiene que ver con que el presidente quería remover al jefe de la Armada, almirante Marcelo Srur; el jefe de la Fuerza Aérea, brigadier Víctor Amrein y el del Ejército, general Diego Suñer. El único que iba a sobrevvir de la depuración, era el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Bari del Valle Sosa.
Además, Macri y Aguad tenían proyectado el traslado de todos los aviones con que cuentan las diferentes fuerzas a la órbita de la Aeronáutica, lo que habría sido tomado como una provocación por la Armada, que maneja una flota a través del comando de Aviación Naval.
 
LA POSTAL DE LA DESFINANCIACION 
 
Este clima de conspiraciones, se mezcla con un problema que brota a flor de piel. Es la dramática desfinanciación de las fuerzas armadas. Según denuncian altos mandos militares, Defensa tuvo un ajuste de 25% este año, un 5% mayor que el promedio de las dependencias públicas. Se bajaron contratos de proveedores y programas de desarrollo local en Fabricaciones Militares. 
Tampoco se puede obviar, que empleados de las fábricas militares del país fueron el martes pasado a la Cámara de Diputados a denunciar falta de inversión en el sector y aseguraron que una situación similar atraviesa Tandanor, encargada del mantenimiento de los submarinos como el ARA San Juan, extraviado en el golfo San Jorge.
La tragedia marítima vuelve a anclar en el centro de la escena una cuestión clave de Argentina: la eficiencia del gasto público y la necesidad de llevar adelante una revisión de una política que frenó su desarrollo. Los últimos presupuestos militares tienen un denominador común: el dinero para equipamiento y perfeccionamiento de las tropas es inexistente. Hay que tomar nota que la  ausencia de inversión y la corrupción, ya generó la tragedia de Once: trenes que había comprado Arturo Frondizi y que hacia 50 años circulaban sin reinversión. 
El Presidente dijo en las últimas horas que "no hay que aventurarse a buscar culpables", pero es necesario llegar a la verdad cueste lo que cueste. Fundamentalmente, para saber dónde estamos parados y evitar tener que lamentar a futuro la pérdida de nuevas vidas.
Fueron apenas cinco minutos, donde Macri se refirió a la pena que invade al país. Agradeció la ayuda, dijo que los 44 tripulantes del submarino son héroes, que la investigación será la que dé certezas, y que aún no se sabe qué pasó. El ministro Oscar Aguad y el almirante Marcelo Srur, mudos a su lado, como estatuas de mármól. Habló solo el Presidente y no aceptó preguntas. Se las transfirió al capitán Enrique Balbi, que tampoco aportó nada. Demasiado poco para tanta angustia.

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