lunes, 12 de febrero de 2018

El peronismo se prepara para la guerra

Aprovechando la caída de la imagen del presidente Mauricio Macri y la insatisfacción que muestra la mayoría de la gente en el plano económico, el peronismo pretende armar de manera urgente un frente electoral crítico. En esa dirección, la idea predominante es la de asumir una posición más dura por las últimas medidas del gobierno. Quieren el formato de la gran oposición



La idea es  terminar con lo que un sector del partido considera como "fotos vacías" con otros referentes del espacio y empezar a poner un pie firme sobre los temas de agenda. En esa dirección, los equipos técnicos del partido comenzarían a trabajar en documentos con posturas firmes sobre los temas actuales.El Pj bonaerense planea dar las primeras puntadas de este plan durante un cónclave que se realizará este viernes en San Bernardo, tras lo cual se convocará al congreso partidario para febrero en Mar del Plata.
Quienes agitan los tambores de guerra, recuerdan que varios distritos del Conurbano estuvieron con barrios sin luz durante quince días y el partido nada dijo al respecto. Otro punto que cuestionan es que María Eugenia Vidal autorizó un aumento del 32 por ciento en las tarifas de energía eléctrica y el partido no se expidió. Lo mismo sucedió con el juego, cuando Vidal se mostró enfrentándolo, pero al mismo tiempo anunciaba una licitación de 3.860 tragamonedas. En el partido también se cuestionan la falta de definiciones cuando la provincia de Buenos Aires aplicó a partir de este mes el revalúo inmobiliario, que abarca cuatro categorías y tiene, en promedio, una suba del 56 por ciento, medida que afecta a cinco millones de inmuebles y dos millones de terrenos, que a partir de ahora verán afectados los valores a pagar.
Se propondrá además conformar una gran mesa para sentar allí a todos los disidentes. En el camino hacia la unidad, la pata gremial  forma parte crucial del armado. El dirigente camionero Hugo Moyano, por estas horas con el aliento en la nuca de la Justicia, sostiene que este año la gente va a terminar explotando frente a la ola de aumentos y las medidas impopulares que ha tomado el Gobierno, como la reforma jubilatoria. El dirigente camionero ya se pintó la cara y anunció una marcha para el 22 de febrero al centro porteño, en "defensa del convenio colectivo de trabajo del sector, la preservación del empleo y mejoras salariales".
La mayoría de los dirigentes opinan que los desaciertos en el plano económico de la Casa Rosada, obligan a plantear urgentemente una alternativa fuerte. No obstante, persisten disidencias ideológicas desde el massismo. Rechazan cualquier tipo de convergencia con Cristina Kirchner. La misma postura comparten la mayoría de los gobernadores, que sienten apuro por lanzar a su presidenciable, al que presentarían después del Mundial de fútbol. Los nombres se concentran en Juan Manuel Urtubey y Juan Schiaretti, gobernadores de Salta y de Córdoba, respectivamente. No obstante, el salteño parece más interesado porque no tiene reelección en su provincia y exhibe una alta imagen positiva. 
Urtubey aseguró que el peronismo es “un gran caos que no conduce nadie” y que si quiere volver al poder en 2019 tiene que “construir una alternativa superadora. Hay que proponer una interna abierta de los peronistas que pensamos parecido. Pero sin Cristina. Tenemos que elegir al más competitivo, pero para eso hay que hacer una construcción colectiva”, explicó.
El apuro de los mandatarios provinciales por instalar un candidato choca con la estrategia de los intendentes de proponer un frente electoral que no excluya ninguna versión, mucho menos a Cristina. Por eso, algunos comenzaron a agitar la versión de que CFK podría competir en tierras bonaerenses. Su exilio a la Provincia tampoco tranquilizaría a los gobernadores, que la quieren fuera de competencia en la próxima elección y con tal de que eso suceda, avalarían que ponga a Jorge Taiana o Agustín Rossi en una interna del espacio, con tal de confinarla al rol de "ayudar al que enfrenta a Macri", como ella misma prometió en un acto del 28 de diciembre.
 
TODOS BAJO EL MISMO PARAGUAS
 
Florencio Randazzo comparte la idea de la unidad y sostiene que todos los que quieran discutir la reconstrucción del espacio deben buscar un lugar bajo el paraguas del PJ. Luego, el candidato saldrá del resultado de unas PASO. Esa posición también incluye a la ex presidente. Si Cristina quiere formar parte de la nueva discusión interna tendrá que ingresar al partido del que se fue cuando creó Unidad Ciudadana y competir. Las diferencias entre Cristina y Randazzo siguen vigentes pero el ex ministro entiende que no hay que cerrarle la puerta a nadie.
Para Sergio Massa el kirchnerismo y Cristina Kirchner son un límite innegociable. Está convencido de que el frente opositor debe tener una impronta peronista pero sin contener a la ex presidenta. Cada vez más cerca del peronismo que en el último año, el líder del Frente Renovador se mantiene cauto pero activo. Su nombre está vigente en las mesas de debate, aunque por ahora, su regreso al PJ es una incógnita.
En este escenario, la preocupación de los intendentes es el nombre que llevará la boleta en la cabeza. Los que quieren renovar su mandato le temen a una nueva "ola amarilla" que arrase por el territorio bonaerense, más aún por la imagen positiva e indestructible que muestra María Eugenia Vidal. En esta oportunidad la apuesta es más importante que hace unos meses. En el 2019 no solo pondrán en juego concejales, sino también sus cargos. La ecuación es simple. Los jefes comunales necesitan candidatos para la presidencia y la gobernación que sean competitivos. Se imaginan un escenario a cara de perro con Macri y Vidal buscando sus reelecciones, motivo por el que toman con mucha importancia el debate interno.  La discusión y los acuerdos serán el principal sostén de un futuro candidato, ese nombre propio que les permita arrastrar votos y pelear con más herramientas la elección en sus distritos.
“El que quiera conducir con éxito tiene que exponerse; el que quiere exitos mediocres, que no se exponga nunca; y si no quiere cometer ningún error, lo mejor es que nunca haga nada”. La frase de Juan Domingo Perón sirve para graficar el actual momento de zozobra por el que atraviesa el peronismo,  que aún no ha encontrado un conductor. Gustavo Menéndez, el titular del Pj bonarense (foto) está encarando entrevistas para consolidar un frente electoral. Cree que si el peronismo se une, en el 2019 se pueden recuperar las banderas de la victoria. 
 
PICHETTO AVISA NUBARRONES EN EL CONGRESO
 
Miguel Pichetto y Sergio Massa también se reunieron en el Senado para planear estrategias y fogonear la unidad. En ese encuentro se señaló la importancia de la pata gremial en el nuevo armado, aunque ambos coincidieron que hay varios dirigentes que se niegan a chocar con el Gobierno porque están asustados ya que la Justicia les está pisando los talones.
De esta situación saltaron evidencias en el propio Congreso. Pusieron el caso del petrolero Alberto Roberti, miembro del interbloque federal, El diputado del FR es uno de los apuntados por el Gobierno, donde hablan de retomar la demorada reforma laboral tras ver presos a varios sindicalistas más. Temeroso, Roberti se apuró en dar quórum para la reforma previsional.
El problema de Picheto, Massa y los gobernadores, es que el armado del peronismo "de centro" que pregonan no puede excluir al sector sindical, que siempre se hizo sentir cuando hubo presidentes de otras fuerzas. Más aún si la estrategia es centrar el discurso contra el Gobierno en la situación económica y la pérdida de poder adquisitivo de sectores medios y bajos. 
Tampoco se puede desconocer que además, el vacío de la CGT lo ocupan los gremios más combativos de la CTA y la izquierda, más cercanos al kirchnerismo, al que el rionegrino y el tigrense quieren fuera de la unidad peronista, pero no les será sencillo si toma voz de mando en los principales reclamos económicos.
Por lo que pudo saberse, Miguel Angel Pichetto, cuando se reunió con Sergio Massa  ya había hablado con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y con el vicejefe de Gabinete Mario Quintana. A los dos les dijo lo mismo: que desde el bloque Justicialista no acompañará el llamado a sesiones extraordinarias y menos aún la reforma laboral que impulsa el Gobierno. El no fue tajante: "Olvídense de la reforma laboral", advirtió el rionegrino. Habló bastante, les planteó también que antes de discutir cualquier proyecto de ley "hay muchas heridas por cicatrizar" en referencia al fin del año pasado con el Pacto Fiscal y la reforma Previsional. Les dijo también que si están interesados en el proyecto de reforma del empleo no deberían haberse ido muchos ministros de vacaciones a Punta del Este "mientras la economía no arranca".
 
EMPIEZA A MADURAR EL CANDIDATO
 
Pichetto fue durante los últimos dos años quien tuvo la llave para el consenso en la Cámara alta, incluso quien dividió el bloque peronista y dejó fuera a Cristina Kirchner, la ex presidente a quien respondió políticamente durante ocho años.
Después de las charlas con los funcionarios macristas Pichetto se juntó con Massa que volvió de Pinamar. Juntos consensuaron lo que el senador había hablado en diciembre con los diputados del Bloque Justicialista y el interbloque Argentina Federal, espejo de su bloque en la Cámara baja, Diego Bossio y Pablo Kosiner.
Pichetto lo dice en privado y lo relató en la presentación pública de la revista Movimiento 21 donde prácticamente postuló a Urtubey, que estaba sentado a su lado. "Antes del primer semestre de este año, tenemos que tener un candidato instalado y caminando", le escucharon decir al senador que debe convivir con la ex presidente en la Cámara alta.
El plan Pichetto vale para la variable de una PASO grande donde compitan distintas expresiones del peronismo, formato que patrocina el PJ bonaerense y que avala el cristinismo. "Si el peronismo va junto evita que Cambiemos gane en primera vuelta. El balotaje, después, es una lotería", dijo un armador provincial. Esa consigna casi no tiene refutadores en el PJ.
El peronismo sabe que en el 2019 para dar la madre de todas las batallas en territorio bonaerense, requiere de un enorme armado para vencer a María Eugenia Vidal. La gobernadora no solo se consolida a paso firme, sino que tiene una gran espalda, con recursos cercanos a los $65 mil millones para dos años y es la dirigente nacional con mejores índices de popularidad.
Torcerle el brazo a Cambiemos en la Provincia, el territorio que define una elección, no será tarea fácil mientras no prosperen los esfuerzos de unidad. Hoy nadie se siente con la fortaleza para enfrentar a Vidal, por eso desde algún sector se propone poner a Cristina para dar la madre de todas las batallas. Los massistas proponen a Felipé Solá que tuvo una gestión importante como gobernador. Y hay además quienes sostienen que se debería  dar la madre de las batallas con un "tanque de guerra" y este caso proponen a Massa o Randazzo.
La mesa conformada a tal efecto despierta por el momento ciertos reparos. La integran kirchneristas puros, como Agustín Rossi, jefe del bloque de Diputados K, y Daniel Filmus, dirigentes que estuvieron en el randazzismo, como Alberto Fernández y Fernando “Chino” Navarro, del Movimiento Evita. También hay otros cercanos al massismo, como Felipe Solá y Daniel Arroyo y el sindicalista Victor Santa María. Según la mirada de varios gobernadores e intendentes bonaerenses, son todos dirigentes con respetable portación de apellido, pero carentes de billetera disponible y poder territorial.

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