martes, 3 de julio de 2018

El silencio de Vidal y los mates fríos del timbreo, presagian un nuevo escenario

 La gobernadora sabe que en este momento de turbulencias económicas, debe hablar lo menos posible. Tiene en claro que meterse en la polémica puede dañar su imagen. La palabra ajuste mancha. No obstante, en sus charlas personales con el Presidente, le aconseja profundizar los cambios para oxigenar el gabinete. Su socio político, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, opina en la misma dirección. En el PRO tomaron nota que Macri llegará flojo de papeles para el 2019, por el desgaste de la gestión y los desaciertos económicos



Las últimas encuestas dicen que un 45% de la gente consultada no lo votaría. En ese caso, tal vez tengan que recurrir a la asistencia de María Eugenia Vidal para tratar de mantener en alto las banderas del oficialismo. Se baraja nuevamente como hipótesis la fórmula Macri-Vidal. Pero esa posibilidad, aún está verde, según se esfuerzan en señalar los asesores de la Casa Rosada. Creen que Macri todavía tiene tiempo de repuntar. Además, observan  que del lado de la oposición no floreció por el momento un candidato de peso. De todas maneras, aconsejan blindar a Vidal para que no baje su intención de voto.
El director de Synopsis, Lucas Romero, explicó que " el desgaste de la figura presidencial se inició a fines del 2017 cuando el gobierno toma una serie de definiciones como la reforma previsional y actualizó los cuadros tarifarios y eso impactó negativamente en términos de popularidad y a partir de ahí encontramos un proceso de deterioro del gobierno en términos de indicadores de opinión pública que no ha encontrado un  piso, ya perdió más de 20 puntos de imagen positiva desde noviembre a la actualidad". 
Vidal no quiere ni que le hablen de dejar el sillón de Dardo Rocha. Pero entiende que si su jefe se lo pide, tendrá que jugar fuerte a su lado. En su última reunión para fijar estrategias, la gobernadora le ha pedido a su tropa "que le cuenten a la gente que hay gestión y que le queremos asegurar el futuro".
 
SE RESPIRA MALHUMOR SOCIAL
 
No obstante, la conducción partidaria del PRO decidió suspender el timbreo nacional que iba a realizarse este sábado porque algunos funcionarios ya estaban recibiendo mates de los vecinos demasiados fríos. Tiene que ver con las turbulencias que atraviesa la economía argentina y el clima de malhumor social que se respira por la disparada del dólar y la inflación.
“No es el momento más adecuado para que los funcionarios salgan a un cara a cara con la gente”, reconocieron, en off the record, fuentes de Cambiemos que justificaron además la no ida de Macri a Rosario por el Día de la Bandera.
El Gobierno ha decidido, por ahora, cancelar virtualmente el futuro. Al menos, hasta que la realidad financiera y económica salgan del pozo de las crispaciones.
No se puede negar que Vidal ha puesto toda la carne al asador para ayudar al gobierno nacional. Desembolsó unos 82 mil millones de pesos para adquirir Lebacs y Letes, en las semanas previas a la corrida del dólar.
La gobernadora y su equipo, con el ministro Hernán Lacunza a la cabeza, salieron al rescate de la administración Mauricio Macri, en momentos donde una gran escalada del dólar se combinó con el vencimiento de unos 680 mil millones de pesos en Lebacs.
Según los trascendidos, fueron, en total, 6.800 millones de pesos en plazos fijos; 56 mil millones en LEBACS, 18 mil millones en Letes, y 800 millones en otras inversiones, que se efectuaron entre el 4 y el 16 de mayo pasado, justo antes del “martes negro” que hizo reaparecer al fantasma del 2001 y con él, el regreso del FMI.
Mientras recorre el campo minado, Macri y su elenco político decidieron bajarle el tono partidista a cualquier declaración pública. Sostienen que no hay nada de especular con las elecciones del año que viene y que representan una eternidad para el ciudadano común.  
 
LOS PRECIOS QUE NO DEJAN DORMIR A MACRI
 
Durante la reunión de la “mesa chica” política, se supo que Macri puso el grito en el cielo por la conducta de muchos empresarios que están trasladando los vaivenes del dólar a los precios. Los datos son preocupantes, ya que en las dos primeras semanas de este mes el aumento de bebidas y alimentos estaría rondando el 3,5%. El impacto sería muy grande sobre el índice inflacionario final. El Presidente encargó la primera tarea urgente a un ministro, incluso antes de asumir. Es el platense Dante Sica quien ejecuta un paneo con los industriales. Especialmente, aquellos vinculados al rubro de la alimentación. 
Mientras tanto, después de las últimas movidas en el elenco gubernamental, sería bueno preguntarse cuántos funcionarios quedan de aquel “mejor equipo en 50 años”, como lo calificaba Macri cuando asumió en el 2015. No todos los ministros que protagonizaron aquella foto en el Jardín Botánico sobrevivieron en sus cargos y parece que la lista, según los pronósticos, tenderá a engrosarse a la brevedad. La crisis cambiaria, la de mayor magnitud desde la salida de la convertibilidad, se está devorando a gran parte del equipo amarillo. De allí que por estas horas ningún ministro tenga el sillón asegurado. En la Casa Rosada las versiones dan vigor a nuevos movimientos de ministros y secretarios. Se supone que ya no serán en el gabinete económico, sino que los cambios tendrán que ver también con la unificación de ministerios y la reducción de estructuras de acuerdo a lo pactado con el FMI para poner en marcha el plan de ajuste. 
Por estas horas están en foco las áreas de Medio Ambiente, Cultura, Ciencia y Turismo, que podrían pasar de ministerios a secretarías de otras carteras. Hay una puja del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, para absorber Agroindustria, lo cual no es seguro que ocurra. En tanto, luego de los anuncios del fin de semana, todavía no hay una definición unificada de cuáles serán las medidas para contener las variables económicas. 
Ya no quedan dudas de que la economía en 2018 le nubló la sonrisa al Gobierno. Macri está preocupado y dispuesto a seguir cambiando jugadores, con tal de frenar la cantidad de reservas que se perdieron, que superan los 11 mil millones de dólares en poco más de tres meses.
 
UNA BUTACA PREFERENCIAL PARA LA POLITICA 
 
El Presidente, ahora mira con preocupación hacia sus chances de reelección en el 2019. Quiere revertir la caída de su imagen como sea. Comprendió que los ceos pueden ser eficientes para las empresas privadas, pero es hora de que la política comience a jugar un rol clave en su proyecto. Vienen duras negociaciones con la oposición y habrá que demostrar cintura y buen diálogo. De allí que el Presidente primero hizo regresar del exilio al presidente de la Cámara baja, Emilio Monzó, al radical Ernesto Sanz y sumó también al ministro de Interior, Rogelio Frigerio. Ellos hoy conforman la mesa chica del poder. En este barajar y dar de vuelta, los tres coordinadores de Gabinete que eran para Macri “sus ojos, sus oídos y soy yo” perdieron competencia. Tanto Mario Quintana como Gustavo Lopetegui debieron dejarle lugar a Nicolás Dujovne, hoy una suerte de súper ministro. Solo queda en esa foto un desgastado Marcos Peña.
Perturbado por los sacudones financieros, en un par de días Macri tuvo que sacar de la escena a varios pesos pesados que habían resistido varias batallas internas en los primeros dos años de su gobierno. El primero en salir fue el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, quien se enteró de su pase a retiro el jueves por la noche. El viernes Dujovne dio una conferencia de prensa para traer tranquilidad, pero no hizo ningún anuncio completo, solo habló de intenciones. Luego el último sábado, sin que nadie diera explicaciones, fueron eyectados de la gestión dos jugadores de peso: Francisco “Pancho” Cabrera de Producción y de Juan José Aranguren de Energía. El primero es un PRO puro, presidente de la Fundación Pensar, y tiene asegurada su continuidad en el Gobierno como asesor presidencial, aunque ya en un segundo plano. El segundo es una de las figuras más criticadas y resistida por la oposición hasta el cansancio. La forma en la que Macri decidió removerlo desconcertó a más de uno, ya que fueron unas pocas líneas en un comunicado. 
 
NADIE TIENE EL SILLÓN ASEGURADO
 
Lo cierto es que hoy aún no hay una explicación clara ni interna ni hacia la sociedad de cuál es el plan para salir de las “turbulencias”. Ante la suba del dólar, apuestan a manejar las expectativas de una mejora en 2019 para aplacar a las fieras.
En todos los casos, la decisión de los cambios la tomó Macri con su círculo más íntimo, al que volvió su hermano de la vida, el empresario Nicolás Caputo. No obstante, los cambios son una victoria que se anotó la mesa política de Cambiemos. Cabrera, por ejemplo, sumaba enemistades a granel, sobre todo con el jefe del gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, con la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal y con el vicejefe de Gabinete, Mario Quintana. A ese clima hay que sumarle la recomendación de Monzó y Frigerio a Macri de que hiciera cambios para oxigenar. 
En los pasillos de la Casa Rosada se comenta por lo bajo la posibilidad cierta de nuevas movidas y hasta la unificación de ministerios que quedarían reducidos a secretarías.
Los que aparecen en la mira son las carteras de Ciencia y Técnica, de Cultura (ambos podrían volver a Educación, como en otras épocas), la de Turismo,  de Medio Ambiente ( podrían ser nuevamente secretarías y depender, por ejemplo, de Jefatura de Gabinete). No está claro si, de darse esos cambios, seguirían al frente, ya con un rango menor, Lino Barañao, Pablo Avelluto, Gustavo Santos y Sergio Bergman. 
 
LAS BAJAS EN EL DREAM TEAM
 
Repasando un poco el archivo, pasaron más de dos años y medio desde que Mauricio Macri presentó a su equipo en el Jardín Botánico, unos días antes de asumir la presidencia. Entre renuncias, desplazamientos y estrategias políticas, no todos los funcionarios que protagonizaron aquella emblemática foto sobrevivieron el paso del tiempo. De los integrantes del “mejor equipo en 50 años”, como lo describió el propio mandatario, son 11 los que actualmente no ocupan el puesto en el cual comenzaron durante la administración de Cambiemos.
Juan José Aranguren y Francisco Cabrera son los últimos que tuvieron que abandonar sus lugares al frente de las carteras de Energía y Minería, y Producción, respectivamente. La decisión de sus desplazamientos fue tomada por el propio Macri.
Las bajas de la semana pasada se suman a una larga lista de funcionarios que comenzaron con la gestión de Cambiemos y se fueron de manera anticipada y no siempre con la mejor cara. Entre ellos están Alfonso Prat Gay (ex ministro de Hacienda), Isela Costantini (Aerolíneas Argentinas), Carlos Melconian (Banco Nación), Daniel Chaín(Secretaría de Obras Públicas), Carlos Regazzoni (PAMI) y Susana Malcorra (canciller), entre otros.
Muy distintos son los casos de Esteban Bullrich, Julio Martínez y José Cano, que dejaron su cargo para ocupar un espacio protagónico en las elecciones legislativas de 2017. De los 25 protagonistas de la foto del Jardín Botánico, sin tener en cuenta tanto al presidente Macri como a la vicepresidenta Gabriela Michetti, 14 conservan su puesto original. En tanto, el único que cambió de posición fue Oscar Aguad que dejó el Ministerio de Comunicaciones –absorbido por la cartera de Modernización– para sustituir a Martínez en Defensa. Por los rumores circulantes, es probable que aquella foto tomada en el Jardín Botánico siga perdiendo jugadores.
 
CARA A CARA CON EL AJUSTE MAS TEMIDO
 
Lo que falta aún es una reestructuración más profunda del gabinete para pasar a un esquema clásico de 8 a 12 ministros con poder. Pero la tarea más dura será cerrar el acuerdo con el peronismo, para meter el ajuste comprometido con el Fondo en el Presupuesto 2019.
Macri en poco tiempo deberá enfrentarse al momento más crucial de toda su gestión.En semanas deberá decidir sobre qué sectores de la economía real y financiera recaerá el inevitable ajuste por unos $200 mil millones que se deberá aplicar para cumplir con el único requisito imprescindible comprometido ante el FMI : bajar el déficit fiscal primario del 2,7% al 1,3%. En otras palabras, el Presidente deberá decidir quién perderá poco, quién bastante y quién mucho. Pero, si está bien informado, sabrá que todos perderán y que su trabajo será lograr que esas pérdidas sean lo menos dolorosas posible y que dejen la menor cantidad de daños para el mediano y largo plazo. 
También el Gobierno deberá mostrar una austeridad total, casi religiosa. La sociedad no tolerará dirigentes que exhiban bienestar injustificable en medio de un ajuste, siempre injusto para el simple ciudadano. Deberá además evitar al máximo las frases dibujadamente optimistas  como "lo peor ya pasó". A Mauricio Macri y sus ministros sólo les quedará hablar con la verdad. Cruda y directa. La que se evitó al comienzo de la gestión. La actitud que sí tuvo María Eugenia Vidal al momento de su asunción cuando declaró, sin vueltas, que la provincia que había recibido de manos de Daniel Scioli estaba quebrada. Una valentía a la que el Presidente de la Nación no se animó a reconocer. Si quiere revalidar títulos en el 2019, deberá llevar a buen puerto el bolsillo de los argentinos. Porque es muy difícil, sino imposible, afianzar el liderazgo estatal desde un fracaso económico.

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