martes, 4 de diciembre de 2018

Otro drama de nuestro conurbano: el 46,7% de los pibes están malnutridos

Las diferentes facetas de la pobreza que van a asomando por capítulos en el conurbano profundo, duelen cada vez más,  sobre todo cuando los niños son las víctimas directas. Una prueba de la emergencia alimentaria actual, es un censo realizado por el Movimiento Barrios de Pie, que dejó al descubierto que el 46,7% de los chicos y adolescentes del área metropolitana sufren malnutrición con un predominio del exceso de peso. Y esto incluye un índice de obesidad del 20,5 y de sobrepeso del 22%. El problema es más marcado en los chicos de entre 6 y 10 años. Esa situación fue registrada en el segundo semestre de 2018 sobre la situación alimentaria de quienes concurren a los merenderos y comedores populares.


En el alto nivel de obesidad queda patentizada la malnutrición en los sectores populares, donde la dificultad para comprar alimentos ricos en nutrientes como carne, vegetales y lácteos lleva a una dieta basada mayormente en los hidratos de carbono. El arroz, las harinas, los alimentos con alto contenido graso –todos portadores de altos valores calóricos, pero con bajo contenido nutricional– son los ingredientes de mayor consumo entre las familias de menores ingresos. También hay que decir que el Estado provee a los comedores y merenderos populares de alimentos pobres en proteínas, en envíos donde las frutas y vegetales frescos brillan por su ausencia.
El censo incluyó 17.569 niños de 27 partidos del conurbano y la Ciudad de Buenos Aires, de los que fueron tomados su peso y talla. Para darle mayor certeza con información complementaria, se realizó además una encuesta a 873 familias que concurren a los merenderos y comedores. Finalmente, se tuvieron en cuenta además las cifras del Indicador Barrial de Precios (IBP), un relevamiento de los precios en los almacenes y mercados en los barrios populares, que mide cómo afecta la inflación en los sectores más humildes.
El informe detectó que entre los chicos de 6 a 10 años el sobrepeso alcanza 22,6 puntos y la obesidad a 25,3 de cada cien. Otra frente muy afectado es el de los lactantes (menores de 2 años), donde se encontró una malnutrición del 27,7 % –con obesidad del 12,2 y sobrepeso del 12,5 %.
También hay que dar cuenta que 66,6% de los niños de los hogares encuestados se alimenta en comedores escolares o de organizaciones sociales por lo menos una vez al día y 77 de cada cien familias tuvieron que reducir el consumo de carne, 66 de cada cien el de frutas y verduras, 65 de cada cien los lácteos. 
En el 30,6 por ciento de los hogares los niños y niñas menores de 10 años no tienen acceso a la cantidad mínima recomendada de lácteos, y en el 7,3% ni siquiera los consumen.
Otra cuestión fundamental es que el 12% de los hogares consumen tres o menos veces a la semana algún tipo de carne, mayoritariamente de cortes con alto contenido graso y bajas proteínas, como alitas, carcaza, menudos, osobuco o picada. En contraste, el 41,7 por ciento de los hogares consume diariamente preparaciones a base de harinas como fideos o polenta. 
“Estos datos reflejan lo urgente que resulta declarar en nuestro país la emergencia alimentaria”, advirtió Daniel Menéndez, coordinador nacional de la organización social. 
Una observación especialmente impactante del informe surgió al comparar los resultados de este segundo semestre con el segundo de 2017, ya que el porcentaje actual de malnutrición (46,7%) bajó en relación al de 2017 (48%). Esa reducción, según los responsables del Área de Salud de Barrios de Pie, se dio a expensas principalmente del exceso de peso.
Teniendo en cuenta que la inflación impacta más sobre los alimentos, cuyo costo subió muy por encima de la recomposición de la Asignación Universal por Hijo y los salarios, los autores del informe señalaron que la reducción de peso en los chicos “no puede ser leída como una mejora en la calidad de los alimentos consumidos o de los hábitos saludables, sino que, por el contrario, responde a otro tipo de situaciones, como saltearse alguna de las comidas diarias o disminuir la cantidad de alimentos consumidos”. 
Finalmente remarcaron que : “Si analizamos los ingresos reales de los sectores populares notamos un importante deterioro en la capacidad de compra frente a la inflación. Por ejemplo, las actualizaciones de la Jubilación Mínima, la Asignación Universal por Hijo y el Salario Social Complementario desde diciembre 2017 a noviembre 2018 aumentaron un 19,1; 19,3 y 30,7% respectivamente frente a un incremento del 51,7% de la Canasta Básica Alimentaria, de acuerdo al IBP, que mostró un aumento promedio de 47,5 puntos para productos de carnicería, 44,7  para verdulería y 43,5 para la leche”.

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