lunes, 5 de diciembre de 2016

Vuelven a sonar alarmas en La Plata por el pozo negro de las fiestas clandestinas

Otra vez el desenfreno coloca a la ciudad en las puertas del caos. Una fiesta privada que organizó una menor de 16 años, en ausencia de sus padres y se viralizó por las redes sociales, terminó en una verdadera batalla campal. El hecho obliga a poner el ojo crítico sobre el rol de las autoridades municipales. Resulta imperioso, que se redoblen las tareas de prevención.


No es difícil tomar nota de un fenómeno nocturno donde participaron cerca de 300 adolescentes que arrasaron con todo a su paso y pusieron en vilo a un tranquilo barrio del Parque Saavedra. Lo que ocurrió en las calles 16 entre 68 y 69 cuando una banda de chicos quiso entrar a la celebración en momentos en que la casa estaba llena, vuelve a encender las alarmas sobre la posibilidad de que el fenómeno se extienda, más aún en vísperas del verano. Por la violenta batahola muchos vecinos resultaron perjudicados, ya que los vándalos en su ira destruyeron los vidrios de los vehículos estacionados en el lugar. 
El hecho volvió a poner sobre el escenario el recuerdo de la fiesta clandestina en una quinta de Melchor Romero, donde falleció ahogada en la madrugada del primero de enero de este año en una pileta de natación, la estudiante de periodismo, Yesica Emilia Uscamayta Curi, de 26 años. Por este episodio, de confusas circunstancias  están imputados por el delito de homicidio culposo los cuatro organizadores, pero el caso ha sido casi sepultado en los medios. 
Cristian Uscamayta Curi, uno de los hermanos de la joven, consideró también que los funcionarios comunales "son sospechosos de haber participado en la muerte, al haberse presentado en el lugar la noche de la fiesta, labrar el acta y no haber impedido el evento". 
UNA ENCUESTA PREOCUPANTE
Las fiestas clandestinas, desde raves hasta de reaggetón, copan quintas, casas en alquiler y espacios privados al aire libre. Las drogas sintéticas se venden dentro, y por lo general la dirección se envía el mismo día del evento por mensaje de texto o mail. 
“Proyecto XXX”, por ejemplo, cae en otra categoría de “clandestinas”. Son fiestas organizadas en quintas del conurbano oeste o sur, y la convocatoria es a través de las redes redes sociales, dejando un número celular para comunicarse. Las entradas van desde los 30 a los 80 pesos, dependiendo si hay transporte, a lo que se le suma una consumición. La ganancia deriva de la venta de bebidas alcohólicas y drogas. 
Estos lugares y las previas, constituyen en pozo negro para los controles, donde al Estado le resulta difícil acceder. Allí el alcohol fluye en todas direcciones. Una encuesta realizada a 14 mil alumnos secundarios bonaerenses reveló que el 60,5% participa en previas. Y 6 de cada 10 admitieron que se emborracharon al menos una vez. El 40% reconoce que toma más de medio litro, mientras espera el momento de iniciar su periplo de madrugada. ¿Por qué van a las casas?. El  55% contestó que por seguridad, el 29% porque es más íntimo y el 11,5% porque hay menos controles.
HAY 1.500 EVENTOS SEMANALES 
En la provincia de Buenos Aires se realizan semanalmente alrededor de 1.500 fiestas clandestinas con una facturación que supera los 450 millones de pesos. En líneas generales, por los excesos terminan en escenarios de violencia extrema. Una prueba de ello, es lo ocurrido recientemente en una quinta de la localidad de Moreno donde se desarrollaba Proyecto XXX , un festejo desbordante que se había organizado por las redes sociales y que terminó en medio de una guerra entre bandas. Allí se generó un verdadero caos, donde volaron botellas, piedras, palos y sobrevivieron los enfrentamientos a tiros, donde murió Nicolás Matías Rivero, un pibe de apenas 20 años que recién miraba con ojos ilusionados al futuro. Al otro día, muchas madres desesperadas aparecían por los canales de televisión buscando a sus hijos en los hospitales.El saldo fue de 14 heridos. Lo peor, es que no hubo inteligencia previa departe del municipio. Hay quienes sostienen que fue una tragedia anunciada, ya que paralelamente a la organización de la fiesta, bandas de distintos barrios se desafiaban a pelear y exhibían armas en sus perfiles de las redes sociales. “Van a terminar todos muertos”, advertía en su perfil, una chica que eligió no asistir.
RECAUDAN 450 MILLONES DE PESOS 
El trágico episodio de Moreno y lo ocurrido con la estudiante platense, ponen hoy en el centro del debate al fenómeno de las fiestas clandestinas que crece de manera preocupante y desconcierta a las formas tradicionales de control de la nocturnidad. El intendente de San Isidro, Gustavo Posse sostiene que hay que tener a la guardia municipal muy alerta frente a estos acontecimientos y actuar de manera inmediata. El jefe comunal sugiere secuestrar los equipos de audio."Allí se termina todo". 
A todo esto, el presidente de la Asociación Antidrogas de la República Argentina, Claudio Izaguirre señala que “antes de Time Warp las fiestas ilegales eran alrededor de 1.000 por semana. Ahora estamos en 1.500 y la recaudación ronda los 450 millones de pesos”.
Izaguirre, que hace más de 30 años que se dedica a la lucha contra las adicciones, advierte sobre un “boom” de esta modalidad. Lo considera una consecuencia del aumento de los controles sobre la noche que siguió a la trágica fiesta electrónica que dejó cinco muertos a principios de año en Costa Salguero. Izaguirre sostiene que se trata de fiestas organizadas a través de Internet, a las que asisten chicos de distintos sectores sociales, en las que abundan el alcohol, las drogas y el descontrol.
El dirigente manifestó que “es prioritario que los intendentes del Conurbano comiencen a observar esta problemática con responsabilidad”. Además insistió en que los organizadores de estos eventos son adultos y no “los chicos de entre 18 y 20 años que van presos cuando algo termina mal”.
LA OPCION DE INFILTRAR INSPECTORES
Desde el municipio de La Plata coincidieron que “es muy difícil detectar a tiempo e impedir este tipo de eventos, ya que sus organizadores utilizan mecanismos para encubrirlos. “En general, la convocatoria se realiza a través de las redes sociales, con perfiles ficticios y hasta direcciones falsas”, agregaron.
Por otra parte, sostuvieron, “las redes sociales son de uso privado y el estado, en este caso el Municipio, tiene una limitación al respecto ya que no puede entrometerse en los movimientos de los usuarios”.
Desde el gobierno de la Provincia, destacan que la prevención es responsabilidad de los municipios. No obstante, también consideran que el de las fiestas privadas es un fenómeno nuevo y preocupante, "al que habrá que abordar de manera inmediata".
Una de las medidas que se estudia es infiltrar personal del Registro Unico de Bebidas Alcohólicas (Reba), que funciona en el Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, para constatar si en esos lugares se vende alcohol en forma ilegal y de esa manera poder actuar de oficio para eventuales clausuras.
La prevención también plantea desafíos a la Justicia.El titular de la UFI Número 4, Fernando Cartasegna, manifestó que “este tipo de fiestas se dan en todo el mundo y en los países que tienen mayor experiencia se han creado páginas para que se puedan denunciar anónimamente”.
“Uno de los problemas es que suele suceder que cuando un municipio actúa y advierte o clausura, los organizadores desoyen la advertencia o esperan un rato y sacan la faja de clausura”, indicó el fiscal. Otra de las dificultades es la de imputar a los organizadores “que siempre son adultos, pero que ponen como responsables a lo que en la justicia se denomina hombres de paja. Se trata de menores que participaron de la organización, pero que no son los últimos responsables”. Lo cierto es que La Plata ya tiene una víctima fatal y volvieron a sonar las sirenas. Si no se actúa con rapidez, el verano puede abrir las puertas del infierno.

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