martes, 5 de septiembre de 2017

Palabras incendiarias que avivan un clima de terror donde nadie puede hacerse el distraído

A los que llevamos aún clavadas las esquirlas de la década del 70, nos obligaron a revivir la misma película de terror. Casi 50 años después, se ha instalado la idea de que existe la amenaza de un germen desconocido que pretende socavar al sistema democrático. Aún no tiene nombre. Pero deambula despidiendo mal olor por la periferia del caso Maldonado. Apropiándose y manipulando el drama, para darle un sesgo ideológico.



También se ha enraizado en las redes sociales, como una suerte de hongos venenosos que se reproducen a cada minuto. Es la derecha y la izquierda, en una lucha encarnizada cuerpo a cuerpo. Como en las viejas épocas, con palabras incendiarias que vuelven a abrir viejas heridas, para ubicarnos en las veredas del odio. Los incidentes que se desencadenaron en reclamo de la aparición con vida del joven artesano, no son una casualidad. Y han disparado las alarmas en la Casa Rosada. Lo que ocurrió en el final del acto del viernes pasado en Plaza de Mayo, merece el repudio de todo el arco político de manera urgente. No se entiende, por qué tanto silencio.
Piedrazos, bombas molotov, balas de goma, cascos, camiones hidrantes, gas pimienta, contenedores de basura ardiendo, las pintadas obscenas contra edificios históricos, detenidos y heridos. La expresión pacífica de miles de ciudadanos que se convocaron para pedir por un desaparecido, terminó con encapuchados  abriendo las puertas del infierno.
Obliga a pensar, que algo tenebroso se está cocinando a fuego lento. Sin temor a equivocarnos, podemos asegurar que existen grupos que quieren llevarnos al peor de los escenarios. Lo que no se entiende, es que 30 de los 31 detenidos por los hechos vandálicos hayan recuperado la libertad en apenas 48 horas. En realidad, no debería sorprendernos, si se tiene en cuenta la historia cuenta que jamás, en décadas, hubo una condena contra los enemigos de la ley con palos, armas y capuchas. 
Otro descrédito para la Justicia, ya que los delitos que se les imputaron fueron "intimidación pública y atentado y resistencia a la autoridad". La intimidación pública puede ser penada con prisión de dos a seis años. Y agrega: "cuando para ello se empleare explosivos, agresivos químicos o materias afines, siempre que el hecho no constituya delito contra la seguridad pública", donde la pena de prisión es de tres a diez años. Luego señala : "Atentado y resistencia a la autoridad" (penas de un mes a un año). Pero "si el hecho se cometiere por una reunión de más de tres personas", la pena crece de seis meses a dos años.
Si el Gobierno pretende construir un país confiable para atraer las inversiones externas, la tensión en las calles es un monstruo que asusta a los grupos de poder, y que tiene puntos de conexión con lo que entienden es la construcción de una sociedad que garantice estabilidad y seguridad jurídica.
 
EL PLAN DEL CLUB DEL HELICOPTERO
 
En los despachos oficiales se habla de un plan desestabilizante en vísperas de las elecciones.Temen que la intención sea debilitar al Gobierno para que el mal clima impacte en las urnas y vuelva a instalarse la idea del helicóptero y ponerse en duda la gobernabilidad. Tampoco se descarta un “efecto contagio” en organizaciones sociales que pretendan aprovechar la legitimidad del pedido por la aparición de Santiago Maldonado, para radicalizarse.
Los investigadores han puesto el foco en grupos como Resistencia Popular y Quebracho, acusados de ser los principales agitadores.  Lo que les llama la atención del coletazo del viernes, es la prolija organización y planificación de los ataques, que incluyeron barricadas y bombas molotov a dependencias oficiales como la mutual del círculo suboficiales de Gendarmería, entre otras. 
“Están tirando del mantel”, dijo, preocupada, una fuente oficial. Incluso, un sector de la Casa Rosada no descarta que haya habido intendentes ultrakirchneristas que hayan colaborado en las sombras con estos grupos. Se trata de una hipótesis temeraria, que nadie pudo confirmar oficialmente aún, pero que también flota en el ambiente.
La ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, también bajó linea y le dio de comer a sus trolls.“Ayer vi cosas oscuras en la Argentina. Gente de civil sin identificación. Gente que parecía manifestantes y luego aparecía junto a la Policía con un chaleco. Eso ya lo vivimos…”.
 
BULLRICH EN EL OJO DEL HURACÁN
 
Cerca del Presidente, se inclinan por asegurar que por ahora, y mientras dure esta polémica, se respaldará a la ministra Patricia Bullrich. Sostienen la estrategia de responsabilizar a los mapuches por el caso y al kirchnerismo por los reclamos. Pero algunos funcionarios ya admiten que tarde o temprano, la situación tendrá un costo político.No es para menos, ni bien explotó el caso Maldonado Bullrich dijo que "bancaba" y ponía las manos en el fuego por la Gendarmería. A más de un mes de aquel hecho, era de manual que se debió haber apartado a los jefes y  hombres que participaron del operativo, por lo menos hasta que la situación se aclare. Era la señal que esperaba la ciudadanía, pero no llegó a tiempo y hoy el río está picado. 
A Bullrich la traicionó su soberbia y después del acto, es cuestionada por miles de personas. Desde la oposición aseguran que es el primer fusible que Mauricio Macri podría hacer saltar si quisiera hacerse cargo de la responsabilidad que le cabe al Estado en la desaparición de Maldonado. Encima, en la mesa de Mirtha Legrand, la funcionaria la embarró más. Relativizó el terrorismo de Estado y en línea con la Teoría de los dos Demonios, varias veces reivindicada por distintos funcionarios del Gobierno, señaló que durante la década del 70 “ni los demonios eran tan demonios, ni los ángeles, tan ángeles”.
De rodar su cabeza, es probable que la acompañe su hombre de confianza y veedor en el lugar de los hechos, Pablo Noceti. El jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad es un abogado cuestionado por los organismos de derechos humanos, ya que entre sus pergaminos más destacados acredita la defensa de represores de la última dictadura militar. Fue el encargado de propalar amenazas y el hostigamiento del Estado nacional contra el grupo Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) y de comandar en persona el operativo represivo el 1 de agosto pasado en Cushamen.¿Qué hacía Noceti allí?.
 
UNA ESCALADA DE 25 DESAPARICIONES FORZADAS
 
En un país como este, donde las fuerzas armadas y de seguridad perpetraron la matanza más sangrienta de la historia, cualquier agente de uniforme pasa a ser sospechoso hasta que los hechos demuestren lo contrario. No hay que olvidar que  desde el advenimiento de la democracia en 1983, hasta hoy, se produjeron 25 desapariciones forzadas. Se trata de personas que fueron detenidas por distintas fuerzas de seguridad y se las encontró muertas o no se las halló más.
Hay quienes sostienen que la violencia llegó para quedarse.Se ha instalado en el escenario social para seguir ampliando la grieta. Sembrar más el odio entre argentinos que se ubican sobre dos veredas, es negocio para quienes abrigan pensamientos torcidos. En ese escenario, la vida de un hombre es la excusa para morderse las lenguas hasta sangrar. Manipulada en las sombras por elementos que tienen el gatillo puesto en el vandalismo, nadie aún entiende cómo de pronto la disputa se tornó tan sofocante al punto de la intolerancia total. 
El analista Julio Bárbaro, sostuvo que "un desaparecido alcanza para sacar lo peor de nosotros. Sirve también para que muchos que viven parasitando recuerdos, tan ajenos como deformados, intenten banalizar lo peor que vivimos para seguir generado resentimiento. Hoy estamos parados frente a una sociedad que no logra construir una patria, un espacio que nos contenga a todos".
Se hace necesario apagar el fuego cuanto antes. El Gobierno debe hablar claro y poner al descubierto lo más duro que haya que contar. Caso contrario, el caldo de cultivo aumentará y engordará a los violentos.
 
LOS POSIBLES ESCENARIOS DEL CAOS
 
Comentan en los pasillos de la Casa Rosada, que personal de Inteligencia trazó un mapa con diferentes zonas del país marcadas en rojo. Son los probables focos donde pueden desencadenarse hechos violentos.Entre ellas aparecen La Plata, Capital Federal, y Mar del Plata, entre otras, además de cuatro provincias del sur: Neuquén, Río Negro, Santa Cruz y Chubut.
En el Sur se entremezclan grupos más radicalizados, como el RAM (Resistencia Ancestral Mapuche), con las organizaciones sociales que trabajan con el Ministerio de Desarrollo Social en la ayuda a los sectores más vulnerables. Por caso, el Movimiento Evita –de buen diálogo con los funcionarios nacionales– tiene vínculos con los movimientos campesinos. A su vez, el Frente Darío Santillán también tiene un contacto cercano con las comunidades originarias del sur de Río Negro. En el caso del Movimiento Popular La Dignidad tienen vinculación con la UTT (Unión de Trabajadores de la Tierra) con fuerte ascendencia en Neuquén y Cipolletti. Si bien las organizaciones sociales son pacíficas, el temor es que, como defienden ideológicamente la lucha mapuche, los movimientos locales sigan el ejemplo de RAM. En este operativo de contención ya se pusieron a trabajar las primeras espadas de Macri.
El abogado cercano al Papa, y referente de  CTEP, Juan Grabois, conoce de cerca este tema. Hasta febrero vivió en San Martín de los Andes. Estos días en El Bolsón y Esquel las casas de muchos gendarmes amanecieron con pintadas tildándolos de “asesinos”.
 
RITONDO TIENE LA PALABRA
 
En el contexto general de intranquilidad, también no hay que olvidar el reciente ataque a la sede del ministerio de Seguridad platense, con la quema de automóviles. No menor fue la agresión contra el anexo del Senado. Ambos episodios aún están bajo un signo de interrogación. No existen detenidos ni sospechosos y también ponen en el foco de la discusión a la figura del ministro de Seguridad, Cristian Ritondo. 
Todo resulta preocupante, más aún cuando el mundo entero está siendo sacudido por los fundamentalismos. Aquí ya sufrimos los atentados contra la AMIA y la embajada de Israel. Son hechos que aún están en la penumbra, pero que deberían seguir siendo un llamado de atención. Existen datos de la Universidad Austral, que señalan que durante los cinco primeros meses de 2017 se registraron 388 ataques terroristas en todo el planeta. Y aún está caliente el escenario de las Ramblas de Barcelona, que fueron el vivo retrato de lo que puede generar la radicalización de los pensamientos. Todo está por demás convulsionado y Argentina es parte del mundo. Que haya habido ya atentados trágicos en el país, no quiere decir que no vuelvan a ocurrir.
La historia argentina está plagada de episodios que han buscado la desestabilización. Sin ir tan jeos, el asesinato de los militantes Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, precipitó el fin de la presidencia de Eduardo Duhalde. La muerte de Mariano Ferreyra aceleró el final de la vida de Néstor Kirchner. Y ahora, nadie se anima a predecir qué costo tendrá sobre los tiempos políticos y personales de Mauricio Macri la situación de Santiago Maldonado.
 “Creemos que los mismos que rompieron todo en Plaza de Mayo tienen la idea de seguir avanzando”, agregó una fuente confiable. Reparar los daños por los incidentes en Plaza de Mayo costará casi seis millones de pesos que tendremos que pagar todos los argentinos. Eso no sería nada, frente al contexto general que estamos viviendo. Si no apagamos el fuego de la intolerancia, el costo puede ser mucho mayor.

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