martes, 24 de octubre de 2017

Frente a la mano negra de la Gendarmería

Por estas horas, el papel sospechoso de la Gendarmería en el Caso Maldonado, es una brasa que le quema al Gobierno. La existencia de una mano negra en la fuerza en la que Mauricio Macri más confiaba, es una de las hipótesis que sobrevuela con fuerza en el expediente



Por estas horas, el papel sospechoso de la Gendarmería en el Caso Maldonado, es una brasa que le quema al Gobierno. La existencia de una mano negra en la fuerza en la que Mauricio Macri más confiaba, es una de las hipótesis que sobrevuela con fuerza en el expediente. Una de las prioridades que tiene la Justicia, es saber qué hizo cada uno de los efectivos que participó del operativo el 1 de agosto en la Ruta 40. Se ha puesto la lupa sobre el jefe del Escuadrón 35, Fabián Méndez, y en Emanuel Echazú, del 36, que regresaron a sus bases el 2 de agosto a las 5.30 de la mañana. Es raro, porque todo el operativo del día anterior, donde ocurrió la desaparición forzada de Santiago Maldonado, había finalizado cerca de las seis de la tarde. Uno de los interrogantes sobre Echazú, que fue fotografiado con su rostro ensangrentado por una herida al parecer cortante que le atravesaba la parte derecha del rostro, es determinar si fue un piedrazo de los mapuches o arañazos del propio Santiago Maldonado. Echazú declaró que recibió un piedrazo al borde de la ruta 40, en la entrada a la comunidad mapuche, antes de ingresar al territorio. Sin embargo, su declaración se contradice con las imágenes que lo muestran a la orilla del río Chubut ensangrentado. Es evidente que las mentiras abundan en la fuerza, como también la presunción si desde allí se operó para desviar la investigación hacia otros frentes. Esto tiene que ver con que numerosas personas manifestaron en su momento haber visto a Maldonado en otros puntos del país y en propio territorio chileno.
Aún nadie se explica, como no se puso el foco desde el arranque del caso en los matices oscuros que tuvo el operativo de desalojo de los mapuches, que llamativamente contaba con la presencia del jefe de asesores de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, Pablo Noceti. El nombre de este funcionario, quedó en el ojo de la tormenta desde un primer momento, porque mientras Bullrich negaba su participación en el operativo, un periodista difundía su foto en la que se lo podía ver junto a un gendarme.
 
EL PASADO OSCURO DE NOCETI
 
Ante la contundente evidencia, la ministra ensayó una explicación. Manifestó que su jefe de Gabinete se encontraba de paso porque iba a ver al juez federal Guido Otranto, en Esquel. La versión oficial indica que Noceti no le dio directivas a Gendarmería durante el operativo y que estaba en la zona desde el día anterior, cuando mantuvo una reunión con los altos mandos de la fuerza, autoridades judiciales y de la Policía provincial de Río Negro y Chubut para coordinar una estrategia de detención “en flagrancia” por delitos menores a cualquier integrante de la comunidad mapuche. La idea era identificar a los integrantes del RAM que, supuestamente, actuaban de manera clandestina.
Hay dos cuestiones que no están claras. Una es por qué el ministerio negó primero su presencia en el lugar de los hechos y la otra es por qué defendió de entrada a la Gendarmería, cuando todavía no había elementos de prueba. Este último punto ni siquiera es explicado con claridad por los funcionarios. Algunos aseguran que la defensa ciega fue para evitar un desmadre en la fuerza.
Noceti tiene un pasado que no lo favorece. Estuvo once años en la justicia criminal federal, ocupando distintos cargos en juzgados federales de San Isidro, San Martín y Bariloche. Fue defensor y fiscal ad hoc y conjuez de esos juzgados hasta 2013. En el interín se dedicó a la actividad privada, en distintos estudios en los que defendió a militares acusados por crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura militar, que luego terminaron condenados.Uno de sus socios fue defensor del ex presidente de facto Leopoldo Galtieri, autor intelectual y operativo de la guerra de Malvinas.
 
EN LA GALERIA DE LOS DEMONIOS
 
Lo cierto es, que hoy la Gendarmería, que fue la fuerza preferida en el primer mandato de Macri, por estas horas cayó en desgracia y aparece en la grilla de los demonios, como la principal sospechosa tras la aparición del cuerpo hallado en las aguas del río Chubut, con el DNI de Maldonado.
En tren de conjeturas,  fue muy visible que el Gobierno nunca quiso que el tema se agite más de lo imprescindible. Tuvo -y aún tiene- mucho para perder, desde el momento en que un grupo de gendarmes persiguió a los activistas mapuches hasta la orilla del río. Patricia Bullrich ordenó una investigación interna, le dio a la Justicia las primeras pistas certeras sobre lo ocurrido, pero siempre se corrió desde atrás, ignorando las alarmas que iba disparando la propia desprolijidad del procedimiento. Y como si fuera poco, el hallazgo del cadáver, vino además a perturbar la calma de un final de campaña donde su estratégico triunfo final se descontaba hace semanas.
Frente al actual cuadro de situación, en las últimas horas comenzó a sonar con fuerza la versión de que el Gobierno rompió el pacto de apoyo que Patricia Bullrich llevó al extremo al decidir no apartar a ninguno de los efectivos que participó del operativo del 1º de agosto en Esquel, donde se vio por última vez a Santiago. Incluso, hay especulaciones bastante más graves sobre el motivo de la aparición del cuerpo. 
 
ALGUIEN TENIA EL CUERPO Y LO PLANTO
 
Para el escritor y periodista Jorge Asis, “el cadáver iba aparecer después del 22 pero la Gendarmería vacunó primero al gobierno, por lo cual  lo hizo aparecer ahora. La intención es simple, una cosa es delitos de lesa humanidad y otra un asesinado por lo cual caen dos o tres gendarmes, de allí que la culpa es mucho menor. El gobierno está sin la mejor respuesta”.
Al poner el eje central en el tema, el polémico periodista fue más allá y añadió que se trató de "una desacertada decisión presidencial para terminar con la toma de tierras por parte de los mapuches que permitieran traer luego inversiones al sur”.
También criticó la actuación de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, expresando que está blindada porque "recibió órdenes directas del presidente para resolver ese problema con aquellos que usurpan tierras, pero se hizo mal". Tras contradecir a Sergio Maldonado, en el sentido de que el tema Santiago es mucho más que un hermano, ya que tiene paralizado al país, Jorge Asis afirmó que “alguien tenía el cuerpo. Fue un cuerpo plantado días antes de las elecciones".
 
¿ UN POSIBLE PASE DE FACTURA?
 
Conviene recordar, que hace poco más de un mes que la ministra de Seguridad fue apartada del caso y se la llamó a silencio por decisión presidencial. Para los observadores, significó el derrumbe de la protección total a la Gendarmería. Coincidió con la aparición de audios y elementos que complicaron a un grupo de uniformados, de los que incluso trascendieron sus nombres, después de 40 días donde supuestamente no había ninguna fisura en sus testimonios.
A esa altura de los acontecimientos, en la fuerza tenían la impresión de que la Casa Rosada no veía mal que la investigación se centrara en algún "exceso" aislado. Esta hipótesis, parece tomar fuerza hoy con las versiones de que en el Gobierno aceptan que pudo haber muerto a raíz de la represión, pero que buscan descartar la teoría de una desaparición forzada, lo que involucraría a toda la fuerza y por ende al Estado nacional. 
También hay quienes señalan la posibilidad de un pase de factura, ya que antes del caso Maldonado había acentuado malestar en la fuerza, por la decisión del Gobierno de desarticular los operativos Centinela y Cinturón Sur, que implica el traslado de gendarmes desde el Conurbano a la frontera.
Los trascendidos indican que el Gobierno se había encandilado con la Gendarmería, ya que durante un largo período
eligió concentrar en esa fuerza la lucha contra el narcotráfico y otros temas sensibles como los desalojos en las rutas. Eso causó bronca en la Policía Federal, cuyos jefes se sintieron relegados por Macri. Confiaban en convertirse en una especie de FBI argentino. Pero el Gobierno echó por tierra esas expectativas y traspasó a la Ciudad el grueso de su estructura y personal. Con Gendarmería a cargo de la lucha contra el narcotráfico, los federales quedaron boyando y sin un rol claro.
 
UNA GUERRA SUBTERRANEA ENTRE FUERZAS
 
 A partir de allí se desencadenó una guerra subterránea entre ambas fuerzas, donde volaban informes reservados cruzados con intenciones aviesas. Lo que se señala en fuentes confiables, es que la fractura comenzó cuando Gendarmería puso en orsai a la Federal, al elaborar un peritaje de la muerte del fiscal Alberto Nisman que destruyó la investigación que había encauzado todo hacia un suicidio.
Como contrapartida, se especula con que la Federal contaría con informes de inteligencia que apuntan a Gendarmería por la muerte de Maldonado. En el trascurso de los 78 días de la desaparición del artesano, se especuló varias veces que muchos datos para complicar a Gendarmería salieron de la Policía Federal. 
Pero hay otra bomba que podría explotar de manera inminente. Si la autopsia confirmase que el cuerpo hallado en el río Chubut es el de Santiago Maldonado, hay un expediente judicial que duerme en la Cámara Federal Porteña y que podría eyectarse de manera súbita tomando estado público. Se trata de la denuncia por encubrimiento que presentó la Liga por los Derechos del Hombre. Involucra al presidente Mauricio Macri, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, su jefe de asesores, Pablo Noceti, el titular de la cartera de Justicia, Germán Garavano, y el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, por el delito de encubrimiento para ocultar el rol de la Gendarmería Nacional en la desaparición del joven Maldonado.
Voceros de la Casa Rosada descalifican el expediente. Le apuntan como responsable de la maniobra al fiscal Federico Delgado, a cargo de la acusación y de otras causas sensibles para el oficialismo, como Time Warp y Panamá Papers. El caso fue sorteado y fue a parar a manos del juez federal Rodolfo Canicoba Corral, que se declaró incompetente porque consideró que el expediente debía ser enviado a Esquel, al magistrado Gustavo Lleral, que instruye las actuaciones por "desaparición forzada" y un habeas corpus. Delgado apeló la decisión de Canicoba y la controversia pasó a manos de la Sala II de la Cámara Federal para definir su destino. Ese trámite todavía no ha tenido curso, a pesar de la audiencia realizada esta semana para escuchar las posiciones de las partes. No obstante, las puertas del infierno parecen estar más abiertas para la Gendarmería, hasta ahora, la fuerza que aparece con más demonios deambulando en el caso Maldonado.

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