miércoles, 16 de marzo de 2016

La hora de patear los nidos de corrupción en las cárceles


La misión es más que riesgosa. Se la compara con manipular una bomba de tiempo. Pero hay que ir a fondo, para terminar con los negocios sucios que enriquecen a los jefes del Servicio Penitenciario bonaerense. Desde robarse la comida de los presos, la venta de tarjetas para celulares y la comercialización de drogas, entre otros rubros, la corrupción en intramuros se ha reproducido como hongos venenosos a través de décadas. El Ministro de Justicia, Carlos Mahíques quiere ponerle freno. Pero no será tarea fácil. Antes de ir hasta el hueso, definió con crudeza la herencia recibida . Puso como ejemplos que en su desembarco comprobó la desaparición de 5.500 candados para asegurar el cerramiento de celdas, el parque automotor para el traslado de detenidos está inutilizado en un 70% y a la Unidad 30 le faltaba un sector perimetral, que además carecía de iluminación. 
El cepo a tan bochornoso modus operandi, tiene desde el gobierno una herramienta clave que ya provoca escozor en la oficialidad. Pasa  por la decisión de que el Servicio Penitenciario Bonaerense ya no se audite a sí mismo. A partir de ahora, un civil será el custodio de la transparencia en todas las operaciones que se realicen. En esa dirección, al abogado Héctor Paita, antes defensor oficial, le toca la titánica tarea de caminar a paso firme por las arenas movedizas del área de Asuntos Internos. Dependerá directamente de la Subsecretaría de Control Penitenciario del Ministerio de Justicia provincial. No obstante, lo  primero que tiene en carpeta, es realizar allanamientos por sorpresa en las penitenciarías, con la finalidad de patear los nidos corrupción. 
APRIETES Y CONSPIRACIONES
Los funcionarios de Vidal saben que saltará pus por donde llegue la onda expansiva y que habrá como respuesta una andana de aprietes y sucesos conspirativos. Pero están dispuestos a  asumir los riesgos. Según explicaron, nadie vigilaba al SPB. En los últimos dos años solo se realizaron diez sumarios al personal, todos relacionados con  trato indebido a los superiores o con cuestiones de logística. "Lo llamativo es que no hay  ninguno por un hecho de corrupción", explicaron los informantes.
Por decisión de Mahiques, Asuntos Internos será ahora una dirección general. Antes era un organismo dentro del SPB y estaba a cargo de su propio personal. Auditaban las acciones que ellos mismos ejecutaban. Y las "instrucciones sorpresa" no eran tan sorpresivas. "Era como poner al lobo a cuidar las ovejas", se señaló.
La escandalosa fuga de los hermanos Lanatta y de Víctor Schillaci,  fue el disparador de las alarmas sobre la connivencia de los hombes del SPB con el delito. La gobernadora no dudó entonces en echar a la cúpula. Vidal  prometió más cambios. La triple evasión de la cárcel de General Alvear es, justamente, uno de los primeros casos a los que se abocó la nueva auditoría.  Vidal fue clara sobre las reformas en la policía y en el Servicio Penitenciario. "Todos los policías, de subcomisario hacia arriba, tienen que presentar su declaración jurada. También los penitenciarios, ministros y la gobernadora. No hay nada que ocultar, cualquiera puede verlos, hay que publicarlos y todos tenemos que rendir cuentas", explicó.
LA CARNE BAJO CANDADO
A partir de la creación de esta nueva área de Asuntos Internos, tal como la tienen las fuerzas policiales, un civil estará a cargo de la auditoría . En caso de que sea necesario, tiene facultades para sumariar a quienes sean hallados en falta o en situaciones de corrupción. Paita llevará adelante esa tarea bajo el mando de Fernando Manzanares, subsecretario de Control Penitenciario.  Sabe que las cárceles son una caja de pandora. Hace poco más de 20 días en el penal de Campana, que tiene una poblaciòn de 700 presos, se encontraron casi 100 kilos de carne en un freezer con candado. A las autoridades les llamó la atención, ya que en los penales no existe stock de comida. Cada proveedor debe llevar la comida exacta. Así lo hacen a la mañana con los desayunos, al mediodía con los almuerzos, a la tarde con las meriendas y la noche con las cenas.
Por estas circunstancias, el  hecho de que hubiera carne en un freezer cayó bajo sospecha. Creen que los jefes se llevaban para su consumo personal. Después de ese procedimiento, fueron desafectados el director del penal de Campana, el jefe y el encargado de depósito. La excusa del personal  fue que era un "refuerzo de stock, por las dudas".  A los pocos días de ocurrido este episodio,  Asuntos Internos recibió 12 denuncias sobre diferencias entre el remito y la cantidad de carne que llegaba a los penales desde los distintos proveedores. En el ministerio sostienen que "un procedimiento bien hecho empieza a corregir el sistema. Curiosamente, ahora se empiezan a encontrar diferencias y las denuncian todas".
Enseguida corrió la noticia por las unidades de que habían aparecido controles. Esto originó, que los jefes empezaran a extremar cuidados para no quedar expuestos ."Cuando Asuntos Internos logra probar y desarticular maniobras que se realizan en forma sistemática, genera también un mecanismo de autocontrol en las autoridades que buscan evitar ser alcanzados", indicó Paita.
EL MAPA DEL  DELITO
Todo tiene su explicación. Hasta el momento, las unidades penitenciarias funcionaban como islas. Cada una tenía sus códigos y sus cajas. Las máximas autoridades  disponían de libertades para el financiamiento y la operatividad. En otras palabras, nadie le controlaba nada a nadie. Un avezado conocedor de intramuros, reveló que las cárceles funcionaban como una trilogía de poder. Estaba compuesta por el jefe de la unidad, el segundo y el encargado de requisa. Este último oficiaba como  una suerte de piloto de tormentas, para cuidarle las espaldas a los superiores.
Su misión es medir el clima del penal, evitar rebeliones y avisar si se producen movimientos extraños que puedan alterar el orden. En lo que tiene que ver con el subjefe, es el que lleva la voz cantante ante los proveedores.
Además, suele manejar la junta evaluadora que determina libertades condicionales y beneficios, como caer rápido en el pacífico pabellón de evangelistas. 
Detrás de los muros existe un verdadero shoping . Allí  las drogas y los cigarrillos cotizan a precio de oro. Ocurre lo mismo con las tarjetas de teléfono, las pastillas y, principalmente, las comodidades en las celdas o pabellones de los denominados vip. Cuanto más lejos está un calabozo del puesto de guardia, más “prestigio” tienen sus ocupantes. 

La hotelería carcelaria es cara. “El ‘alquiler’ de una celda en un pabellón VIP puede rondar los cinco mil pesos”, depende de la categoría de quienes los ocupen. En general conviven allí  profesionales que cometieron delitos graves como homicidios. También hay estafadores de guante blanco, que supieron construír espaldas para garantizarse lujos aún detrás de los barrotes. Otro de los capítulos para el asombro, tiene que ver con la corrupción externa. Se trata de presos de buena conducta, que salen a robar en zonas que fueron previamente liberadas mediante acuerdos con las comisarias. Gran parte de lo recaudado, también va para los jefes. Otro de los items de recaudación son las regalías a través de estudios de abogados en connivencia con juntas evaluadoras que permiten morigerar, conmutar penas o lograr libertades.
La suerte de las espadas de Vidal está echada y ha comenzado a rendir sus frutos.Por lo pronto, han metido temor en el gallinero. Sin embargo, prefieren ser cautos. Saben que se trata de una paz incipiente. Los penitenciarios son ladínos en  hacer los deberes cuando les llega la soga al cuello. Pero esperarán a que se relaje el sistema y aflojen los controles. Si ello no ocurre, no dudarán en abrir las puertas del infierno con tal de preservar las cajas.

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