miércoles, 23 de marzo de 2016

Los 100 días de Macri, entre los buitres, "La Rosadita" y las recetas tan temidas del Fondo


Al llegar al umbral de los 100 días de gobierno, Mauricio Macri se dio el gusto de colocar su primer mojón en el camino. Pasó con éxito el peaje del Congreso para comenzar a salir del default. Concretó  allí además un avance político determinante, que le garantiza gobernabilidad. Su otro logro, es haber dejado al kirchnerismo fuera de combate. En tanto, de manera inesperada,  la realidad también le dio otra mano. En medio del "patria o buitres" del FPV, con banderitas argentinas en los atriles, al promediar el debate a los legisladores opositores les cayó una lluvia ácida. Fue cuando se difundieron por televisión las imágenes del hijo de Lázaro Báez, del contador  y de empleados de éstos, contando obscenamente miles y millones de dólares y euros sacados de bolsos arrastrados por los pasillos de la financiera ilegal conocida como La Rosadita. Con este envión de la tele, que no hizo otra cosa que aumentar el manto de sospecha sobre el kirchnerismo, Macri también pasó a cobrar sus intereses por caja.
Ahora, la lentitud o la complicidad de la Justicia podrán demorar la investigación, la citación de los sospechosos y las eventuales condenas. Pero las imagenes que se vieron, por lo menos resultan  ofensivas a los ojos de todos. No solo impresiona la secuencia de los individuos contando a máquina los millones de orígen oscuro, sino el brindis final. Es propio de las pelìculas de la mafia, donde los habanos, acompañados por un vaso de whisky, son la postal de una corrupción que indigna. Muestra en vivo a quienes se encaramaron en el poder para robarle la esperanza a millones de pobres que hoy podrían tener cloacas, agua corriente y viviendas dignas.
EL ROMPECABEZAS MACRISTA
Más allá de este capítulo negro, el Presidente demostró cintura en Diputados. Armó un rompecabezas con jugadores de Cambiemos, el Frente Renovador, el bloque disidente del FpV, los socialistas y partidos provinciales para garantizarse el quórum. Reunió a 147 legisladores sobre un mínimo de 129. De esa manera habilitó la discusión y obtuvo la media sanción sobre la derogación de las leyes Cerrojo y de Pago Soberano, la carta brava para el acuerdo con los fondos buitre. Ahora le falta colocar la frutilla del postre en el Senado, presumiblemente sobre el filo de fin de mes. Allì se verá favorecido, ya que la mayoria de los senadores tienen instrucciones de por lo menos 15 gobernadores de acompañar al oficialismo, ya que necesitan fondos frescos de manera urgente para sus administraciones. Pero no todas son flores en el jardín de Cambiemos. El ex ministro de Economía Roberto Lavagna disparó las dudas, al rotular al acuerdo con los holdouts como "malo y extremadamente caro", aunque afirmó que es "inevitable y que puede ser una puerta positiva si se la sabe aprovechar". La llegada de los holdouts, no es más que una muestra del fracaso argentino de varias décadas, encarnado por golpes militares y gobiernos democráticos que no supieron aprovechar el potencial del país y quedaron atrapados en los pantanos de la deuda externa, hasta que todo explotó en mil pedazos en el gobierno de la Alianza. La tragedia de 2001, que empujó al 54% de la población a la pobreza y disparó las tasas de desempleo a un récord histórico de 25%, debería ser un punto de referencia para aprender la lección.
LA TEORIA DEL MIEDO
Macri para alcanzar sus objetivos, tuvo que apelar a la vieja teoría del miedo. Lanzó el clásico deuda o muerte. No dudó en agitar los fantasmas de la hiperinflación para imponer su iniciativa. No obstante, llamó la atención el dramatismo que utilizó para reclamar el voto favorable del Congreso. "Vamos a un ajuste o a una hiperinflación. No hay alternativa", planteó. En la misma línea se había pronunciado el ministro de Economía, Alfonso Prat-Gay. 
Después del paso adelante para recuperar el financiamiento en los mercados, hay sombras en la gestión que perturban la coyuntura económica. El mal mayor, es el  látigo de la inflación, de más del 8% entre enero y febrero y con perspectiva de un 40% anual. Si bien es cierto que el Gobierno logró salir con holgura del cepo, aún muestra su impotencia para contener las subas sistemáticas de los precios en los alimentos básicos. Pero hablar de ajuste severo o de la amenaza de una hiperinflación como escenario alternativo a una derrota parlamentaria, pareció a simple vista, como una exageración departe del jefe de Estado. 
EL TEMOR A PERDER EL EMPLEO
Si bien es cierto que Macri carga con una herencia económica pesada, su desafío es entusiasmar a la sociedad para prolongar el crédito. No es conveniente, en tiempos donde se derriten los salarios, convocar a los demonios del caos económico. Es una estrategia gastada, que pulverizó en otros tiempos  las mejores intenciones de varios de sus antecesores. Cien días de gobierno es poco en tiempo para exigencias, pero de aquí en más las urgencias no pueden esperar. El Presidente aún cuenta con un alto porcentaje de imagen positiva. Pero hay quienes sostienen que cayó unos 10 puntos y en caso de no enconntrar el rumbo podría devaluarse mucho más. El riesgo es también perder por el desgaste a alguno de sus alfiles, entre ellos el ministro de Economía Alfonso Prat Gay, quien también lucha por su supervivencia en una interna en el propio gabinete.
Otros de los frentes de inquietud,  son las paritarias, que hoy no están a la altura de lo que han resignado los salarios en materia de poder adquisitivo. Pero la preocupación mayor viene por el retorno a la escena de un fantasma que dejó de estar presente después de los años ‘90: el temor de la gente a perder el empleo. Hoy casi 3 de cada 10 argentinos tienen esa percepción. Los datos conocidos esta semana acerca de indicadores objetivos, dan cuenta del aumento del nivel de desocupación a lo largo y a lo ancho del país por la recesión y la baja del consumo.
LUZ ROJA EN LA CONSTRUCCION
La construcción es uno de los rubros más afectados, con indicadores que son un termómetro irrebatible de la realidad. En esa dirección, el titular de la UOCRA La Plata, Juan Pablo "Pata" Medina, aseguró que existe una caída del 50% en el nivel de empleo en la región. Son unos 12 mil obreros afectados por la paralización de la obra pública. "Que investiguen todo lo que quieran, pero que no paralicen las obras", pidió Medina en las últimas horas, dispuesto a pintarse la cara.
Otra de las preocupaciones del Gobierno,  tiene que ver con el "efecto Brasil", que también ya provoca eliminación de turnos, suspensiones rotativas y retiros voluntarios en la industria automotriz argentina. El golpe más inminente lo protagonizará Volkswagen. La firma alemana buscará eliminar en el corto plazo un turno de 1200 operarios en su fábrica de Pacheco. Pero no es la única con problemas: Ford, General Motors y Fiat ya impulsaron planes de reducción de personal por la menor demanda desde el país vecino.
VIENEN MESES DIFICILES
En esa dirección, en medios sindicales se percibe que vendrán  meses difíciles, donde además habrá un fuerte impacto en el bolsillo por las nuevas tarifas de energía. Los politólogos que miden la térmica ciudadana, coinciden que la economía preocupa hoy más a la población que la inseguridad. El Gobierno cuenta con una ventaja. La sensación de desconcierto que exhibe el peronismo y la virtual desaparición de cualquier otra alternativa, le juegan a favor para avanzar con sus medidas de ajuste.

Además, hay aspectos de la gestión que no son conocidos por el silencio oficial. Tienen que ver con la administración del Estado, más precisamente sobre la evolución de los precios de los bienes y servicios. Respecto a esto, la población lo siente como un vacío, donde se percibe una defección. Se tiene la casi certeza de que los formadores de precios hacen lo que quieren y eso se traduce en una debilidad del gobierno. También por estas horas es una creencia generalizada que los salarios corren por muy por detrás de la voracidad de las góndolas. 
LAS RECETAS TAN TEMIDAS
Pero la  mayor amenaza en ciernes, consiste en entrar en el tercer ciclo de endeudamiento externo. El Gobierno transmite un mensaje positivo. Dice que esta vez  vendrá acompañado de una ola de inversiones que se volcarán a la economía real. Es su ilusión, la única carta, para contrapesar los efectos sociales palpables de sus primeras medidas. El consultor Miguel Bein, prevé “una inflación anual de más del 35 por ciento consistente con una caída del salario real de seis por ciento en promedio (4 por ciento a diciembre). Este escenario podría estar amortiguado por un ingreso de capitales coordinado por el apretón monetario”, sostiene. Habrá que ver cuales son las recetas que marcarán desde los organismos financieros para que lleguen créditos blandos. Luego de cerrar el acuerdo con los holdouts, el Gobierno prepara el camino para la normalización de sus relaciones con el Fondo Monetario Internacional. En esta dirección, planea el intercambio informativo del artículo IV para este año. Este mecanismo, le permitirá acceder a más fondos de los organismos multilaterales. Pero implica cumplir con la revisión de las cuentas públicas, lo cual  no se realiza desde 2006. Es una modalidad que llevan adelante todos los miembros del FMI, menos Venezuela, Siria, Somalia y Eritrea. 
Volver al FMI, no es gratis. Significa aceptar que los despidos y el ajuste, formen parte de las recetas para el achicamiento del gasto público. Hoy los números cantan que la gestión Macri bajó el piso laboral social, pero no se sabe cuánto más se estirará la cuerda. El riesgo es que todo termine con la protesta social en las calles, por más protocolo de cortes que se quiera imponer. Remontar lo perdido, en el marco del contexto internacional, resulta poco propicio para fantasear con el ingreso de capitales para algo distinto que no sea la especulación financiera. Habrá que rezar y mirar al cielo, esperando el milagro de que lluevan dólares y prosperidad para que el país vuelva a crecer.

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