miércoles, 16 de marzo de 2016

Los demonios de la mafia policial sobrevuelan la reforma de Vidal


María Eugenia Vidal está pagando un precio demasiado alto por querer desterrar la corrupción policial.Se enfrenta a los demonios de una  fuerza considerada la más numerosa del país, compuesta por más de 92 mil hombres. Detrás de los ataques casi sincronizados a tres intendentes de Cambiemos, se ve la huella de la mafia, el sector que pasa la gorra por el mundo del delito y que se resiste a la reforma que ha encarado la gobernadora. El ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, también sospecha que  esos episodios violentos podrían ser la punta de un ovillo  que lleva a las cabezas de esa estructura impune que recauda sumas millonarias. Hay legisladores que avalan esa hipótesis y están dispuestos a impulsar la creación de una comisión investigadora, similar a la del caso Candela, la pequeña asesinada en San Martín. Aquel hecho, sirvió en ese momento para dejar al descubierto que había altos jefes vinculados con el narcotráfico. Pero todo quedó en la nada, ya que no existió voluntad política de avanzar en ese frente. 
La movida que ahora encara Vidal,  agitó las aguas del pantano. Lo que más molesta a la cúpula, es la obligación de presentar la declaración jurada de funcionarios y que también incluye a jefes policiales, desde subcomisario para arriba, además de jerarquías menores. Es una suerte de candado que quiere imponer el Gobierno para que una parte de este sector deje de enriquecerse con las cajas provenientes del tráfico de drogas, la trata de personas, el juego, la piratería del asfalto y los desarmaderos, entre otros rubros. 
Sergio Massa, uno de los aliados de Vidal, cree que hay que ir hasta el hueso. Disparó que si la gobernadora no reforma el sistema de seguridad, "el sistema la va a reformar a ella".  Aseguró que solo una importante reestructuración permitirá combatir lo que calificó de   "mafia policial. Es fundamental que nos pongamos las armaduras y vayamos para adelante en esa pelea", añadió el legislador.
MICROFONOS EN LOS DESPACHOS
Otra de las preocupaciones de Vidal, llevan a la sospecha de que puedan existir micrófonos en despachos del Ministerio de Seguridad o algún otro sistema de espionaje encubierto, desde donde se traslada información reservada hacia el submundo del delito. Después de la fuga de los autores del Triple Crimen de General Rodríguez, quedó el sabor amargo que desde esos nichos se alertó a los malvivientes sobre los movimientos de los investigadores, para dejarles el camino despejado.
La batalla contra el espionaje es diaria. A raíz de ello, muchos funcionarios se volvieron adictos al Telegram, más seguro que WhatsApp, aunque no es infalible. Los más sofisticados ya dieron un salto tecnológico. La gobernadora Maria Eugenia Vidal está en ese lote.
ATAQUES CON INTERROGANTES
Hoy todas las miradas sobre la denominada mafia policial, están puestas en los ataques perpetrados en menos de 24 horas contra los jefes comunales Julio Garro (La Plata), José Luis Salomón (Saladillo) y José Peluso (Magdalena). Se cree que los hechos fueron programados para sembrar el miedo y de esta manera interrumpir el avance hacia la reforma que quiere Vidal. 
Los tres alcaldes fueron blanco de  los delincuentes el mismo día, luego de que la gobernadora se comprometiera ante la Asamblea Legislativa a dar una dura pelea contra los grupos mafiosos. El caso más evidente de intimidación, es el ataque al alcalde platense Julio Garro. El policía detenido, Patricio Masana, además de vivir dentro del mismo country y pagar 40 mil pesos de alquiler, cifra inusual para el salario un subteniente, se cree que cuenta con un poderoso padrino policial que la garantiza  impunidad dentro de la fuerza, según reconoció una fuente confiable. Es más, se le encontró droga en su vivienda y papeles que acreditarían su pertenencia a una banda de narcos. 
Las pruebas recogidas, como armas, dinero, documentación y pastillas, permitirían abrir nuevas pistas para llegar a más jefes comprometidos. En cambio, los robos a Salomón y Peluso parecen mucho más casuales que el anterior. No obstante,  tienen un ingrediente común que llama la atención. Se perpetraron en las inmediaciones de la gobernación. A una cuadra el primero. A tres  el segundo. Ambos son una señal clara del poder que ostentan esos grupos. La sensación de que todo forma parte de un plan, es que todos los episodios ocurrieron el miércoles. Justo un día después del fuerte mensaje de Vidal ante la Asamblea Legislativa, donde advirtió que no permitirá connivencia entre las fuerzas de seguridad y el delito.
PARA TENER EN CUENTA
 Horas antes del discurso de la mandataria, hubo otro llamativo ataque al presidente del bloque de concejales de Cambiemos, Juan José Cardozo. "Es un mensaje de la resistencia al nuevo objetivo trazado por la gobernadora", interpretó un funcionario cercano a Vidal.  "Sabemos que pueden pasar cosas graves o haber señales, si es que la de Garro lo fue, pero es el desafío y el compromiso con la voluntad de la gobernadora y la mía", dijo por su parte el ministro de Seguridad, Cristian Ritondo. 
 En este contexto, Vidal se mostró junto al presidente Mauricio Macri, en una clara muestra de respaldo político para avanzar en el camino en contra de las mafias. En el entorno de la gobernadora sostienen que no va a dar un paso atrás, "por más apriete que nos quieran dar".
Vidal ya mostró sus cartas, al publicar en el Boletín Oficial el decreto que obliga a entregar las declaraciones juradas para "transparentar el accionar de las personas que ejercen una función pública como fuente de autoridad y ejemplaridad social". El decreto alcanza a la propia gobernadora, el vice, los ministros del gabinete provincial, los secretarios y titulares de organismos autárquicos y descentralizados, y subsecretarios. Involucra además al fiscal de Estado y adjuntos, a los integrantes del Consejo de la Magistratura, al personal superior de la administración centralizada y descentralizada, e inclusive a empresas del Estado.
En el capítulo más sensible, la medida comprende además al personal de la policía y del servicio penitenciario con categoría igual o superior a la de subcomisario, personal de categoría inferior a cargo de una comisaría, los que intervengan en el manejo de fondos públicos, y a empleados públicos encargados de otorgar habilitaciones administrativas en ejercicio del poder de policía.
UNA VIDA DE LUJOS BAJO LA LUPA
Las primeras espadas de Vidal sostienen que el policía detenido por el asalto en la casa del intendente Julio Garro, es sólo una pieza de un sistema mucho más pesado  y complejo. Reconocen que Patricio Masana no está solo. No podría haber llegado a manejar semejante poder adquisitivo sin un “padrino” de peso dentro de la Policía y sin ser un eslabón de la cadena de un “negocio grande”. Intuyen que Masana no es un  caso aislado de un suboficial que se había cortado solo. Su detención, obliga a poner en foco a algunos de sus superiores. En el Ministerio de Seguridad olfatean  que la investigación judicial tarde o temprano, se va a desdoblar en dos frentes. Por un lado quedará el asalto a la familia de Garro y la presunta participación de Masana. En esa línea, se buscará determinar si el robo tuvo además la finalidad de transmitir un mensaje mafioso. De ser así, se avanzará sobre posibles cómplices . Por estas horas, Masana está bajo la lupa por sus eventuales negocios con el narcotráfico o defraudaciones con fondos policiales. El nivel de vida que ostentaba lo obliga a dar explicaciones. Por carácter transitivo, sus jefes también quedan anotados en la grilla. Por lo menos, resulta extraño que no hubieran advertido la vida que llevaba Masana y haber dado aviso a Asuntos Internos . Los enigmas llevan a jugar  las cartas en dos frentes de interrogantes. ¿Cómo un policía de calle, que cobraba un sueldo del orden de los 18 mil pesos, podía alquilar una casa imponente en el Grand Bell, donde sólo de expensas se pagan 7 mil pesos mensuales?.¿ En la comisaría Primera nadie advirtió este detalle y que además se manejara en una camioneta Mercedes Benz?.
Bajo la lupa de los investigadores,  se siguen los pasos de una mujer con la que el policía mantendría una relación sentimental y que podría ser su testaferro, ya que habría tenido un gran crecimiento económico  abrupto. Masana  además podría tener propiedades en Miami y negocios en Barcelona, donde pensaba viajar en breve.
HAY JEFES EN LA MIRA
En esa dirección, no se descarta que el jefe de la Departamental La Plata, Darío Camerini, y al comisario de la Primera, Marcelo Cifuentes, sean citados a dar explicaciones. Las pruebas recogidas en la casa del Grand Bell que alquilaba Masana, como armas, dinero, documentación y una importante cantidad de pastillas de éxtasis podrían obligar a poner los ojos en otros jefes de la Bonaerense. El sistema de vida de Masana  lleva a la hipótesis de que gozaba de un “paraguas de impunidad” y  por lo menos contaba con una protección fuerte dentro de la fuerza.
La situación procesal de Masana es sumamente delicada . Aunque aún no declaró,  los investigadores no descartan que lo haga en los próximos días. Si eso ocurre, podrían empezar a despejarse algunos interrogantes, aunque falten otras piezas clave para armar el rompecabezas, como atrapar a los autores materiales del asalto a Garro. 
TEME POR SU VIDA
Masana teme que lo maten. Comentan que por las noches no pega un ojo. Conoce los códigos y sabe que si habla, pueden rodar las cabezas de varios peces gordos. Por pedido de su abogado defensor Juan Pablo Marti, el juez de garantías Guillermo Atencio ordenó que trasladaran al agente, de la comisaría octava, donde estaba alojado, a la Alcaidía Roberto Pettinato, ubicada en ruta 36 y 47 de Olmos, donde estará más seguro. Masana se quejó de las condiciones de su detención en la seccional y contó que hacía sus necesidades en un balde y dormía entre las ratas.
 Marti reveló que “lejos de lo que piensa la gente, de que mi defendido es un personaje frívolo, millonario, podría pensar que, en realidad, cumplía órdenes. Que le resultó útil a algo o a alguien durante un tiempo. El está en condiciones de hablar y lo quiere hacer. Pero tiene miedo. Sabe que está metido en algo complicado”. Según Marti, Masana “no tiene familia y no lo ha ido a ver nadie después de su detención”. Sobre una posible adicción a las drogas, el abogado defensor fue claro : “Está en abstinencia, sin poder dormir hace cuatro días. Necesita ansiolíticos, que lo controle un médico.Está viviendo  horas muy traumáticas y necesita garantías de que no le va a pasar nada malo. El quiere hablar”, reiteró Marti.
LAS MANZANAS PODRIDAS
El caso que mantiene en vilo al gobierno bonaerense, no es otra cosa que una parte de la radiografía de la  denominada "Maldita Policía". Una organización parecida a una víbora de siete cabezas,  que a través de los diferentes gobiernos se ha mantenido inexpugnable. Otros la comparan con una canasta de manzanas podridas. Es la visión que tienen hoy las autoridades de la provincia de Buenos Aires cuando revisan el contenido del paquete con  que se encontraron. Se trata de una fuerza indomable, que en los últimos 20 años fue sometida a 32 purgas que sólo lograron que nada cambiara. Para comprender el problema, hay que remontarse a lo ocurrido en 1996. Dos años antes, el entonces gobernador Eduardo Duhalde había señalado: "Tenemos el mejor jefe de la mejor Policía del mundo". Se refería al "Polaco" Pedro Klodczyk, titular de la Fuerza que en pocos meses se presentaría ante los ojos del planeta entero como la "Maldita Policía". El comisario elogiado terminó en un escandaloso retiro en agosto de 1996. Fue luego de que uno de sus mosqueteros, el comisario Juan José Ribelli,  terminara acusado de participar en el atentado a la mutual judía AMIA. Este episodio hizo rodar las cabezas de nueve jefes. Lo cierto es que Klodczyk,  murió antes de responder a millonarias acusaciones por enriquecimiento ilícito. Se eliminaron entonces las históricas brigadas de investigaciones y de narcotráfico, pero apenas se les modificó el nombre. Y se empezó a hablar de un cambio mayúsculo que nunca se materializó : los ascensos basados en la antigüedad y las calificaciones que los propios policías se ponen entre ellos, y no en los concursos y el mérito profesional.
EL HURACÁN ARSLANIAN
En la larga historia de frustraciones, el gran enemigo de la Bonarense, fue el ex camarista León Arslanián, que desembarcaría en junio de 1998 al frente del Ministerio de Seguridad . Desde el vamos, arrancó con la expulsión de 309 oficiales. Cuarenta de ellos fueron hasta la puerta de la Jefatura y dejaron sus gorras allí. Nacían  así "Los Sin Gorra". Arslanian respondió dividiendo a la Policía en 18 unidades autónomas, quitándole la instrucción de los sumarios y prohibiéndole interrogar a detenidos. La purga alcanzó a 3.000 oficiales en dos años. La reforma terminó abruptamente en agosto de 1999, cuando el candidato oficialista a la gobernación Carlos Ruckauf anunció: "Hay que meterles bala a los ladrones". El ex camarista renunció y Ruckauf ganó las elecciones con la teoría de "la mano dura", que  entonces tuvo consecuencias rápidas. En septiembre de 1999 la Bonaerense rodeó un banco de Ramallo y disparó 170 balazos contra los ladrones que intentaban huir con sus tres rehenes, dos de los cuales murieron. La purga que siguió alcanzó a siete comisarios. 
Ruckauf resolvió devolverle a la Bonaerense el poder que nunca había perdido. Puso como ministro al ex carapintada Aldo Rico y nombró como virtual jefe a Ramón Oreste Verón, ex comisario de la "Maldita Policía" de Klodczyk. La paz se escurrió rápidamente. Rico se vio obligado a hacer una purga sobre la cúpula en marzo de 2000, la vigésima desde la caída del "Polaco". Para 2002, los tiempos habían cambiado. En julio asumió como ministro Juan Pablo Cafiero, con un discurso claro: "El poder político y la Policía debemos ser los garantes del 'Nunca Más'". La Policía acababa de matar a los militantes Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, hecho que desencadenó la salida de Eduardo Duhalde de la presidencia, quien debió llamar a elecciones anticipadas.  Pero lo peor estaba aún por llegar. En marzo de 2004 secuestraron y mataron a Axel Blumberg y se decretó la "emergencia en seguridad". Fue la puerta para el regreso de Arslanian.
MAYOR PODER DE FUEGO
Convertido entonces en súper ministro, "el armenio", como algunos lo llaman,realizó 7 purgas en las que dio de baja a 1.597 policías a lo largo de 1.209 días. Su plan fue dividir a la Policía, quitarle poder y crear otra Fuerza –la Buenos Aires 2– para, de a poco, reemplazar a la original. Usar una canasta nueva. "A la Bonaerense se la cambia ahora o nunca", dijo  entonces Arslanian. Finalmente, el que ganó fue el nunca.
 En 2007 llegó Daniel Scioli a la gobernación y puso al fiscal Carlos Stornelli como ministro, quien anunció "más poder de fuego" para la Bonaerense y  el retorno de la figura del jefe. El nuevo plan se estrelló en 2009, cuando la fuerza vivió un papelón, al no poder  encontrar durante 24 días a la familia Pomar, que había sufrido un accidente en una ruta de Pergamino. Este bochornoso episodio generó otra purga.
Luego, hasta febrero de 2012,  la situación de mantuvo estable, hasta que Scioli tuvo que relevar a 25 comisarios resistidos por La Cámpora. Desde entonces, todos fueron elogios  para la Bonaerense. Se formó una cúpula que llegó a tener 45 comisarios generales, cada uno, apadrinado por un intendente. Además, el ministro Alejandro Granados puso en marcha las Policías Locales, con lo que la Fuerza llegó a lo que es hoy, un ejército de 92.000 hombres. Hoy es esta la pesada herencia  que debe soportar María Eugenia Vidal, quien arrancó con un plan de "continuidad". No obstante, la triple fuga  le enseñó que ese no era el camino para domar a la Bonaerense .Tuvo entonces que resolver otra purga, la número 32 en 20 años. Ahora llegó la hora de meter bisturí a fondo. La historia dirá si podrá o no sacar de la canasta a las manzanas podridas. La moneda está en el aire.

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