martes, 14 de marzo de 2017

Cercado por la pobreza, Macri pegaría un golpe de timón y cambios en el gabinete

Hay quienes dicen que los datos de la UCA sobre crecimiento de la pobreza al 32,9%, sacudieron a Cambiemos y esta vez hicieron sonar las alarmas de la Casa Rosada. Todo hace presumir, que hay cambios en puerta en la cresta del Gobierno, tal como habíamos anticipado en un artículo anterior desde DIARIO FULL.


La economía y el mahumor social volvieron a subirle la vara a Macri y lo obligan a poner el GPS. En lugar de priorizar la disminución de subsidios y achicar el gasto público, el Gobierno decidió desactivar un potencial brote inflacionario en abril que iban a confluir en una serie de aumentos tarifarios. Por esas circunstancias, frenó hasta nuevo aviso, el incremento de los pasajes de trenes y colectivos. Postergó y aminoró las subas en los servicios de agua, mientras que aplicó el de la luz, en dos tramos. Frente a este complicado escenario recesivo, al que la gestión no le encuentra salida, el Presidente estaría dispuesto a efectuar cambios en el gabinete. Eso fue lo que conversó en el más absoluto hermetismo con sus primeras espadas. La idea, sería dar un giro que permita aliviar los bolsillos de los trabajadores y de paso aplacar las ansiedades y temores que se alzan en el año electoral en torno a la posibilidad de una derrota en las urnas para el oficialismo. Otro de los temas que provocaron un cimbronazo en los despachos, es el 2,5% de aumento de precios que registró el INDEC en febrero y que en definitiva significó un golpe al consumo. Hay que reconocer que el Gobierno no esconde la realidad de los números, pero después de acuñar el slogan de "pobreza cero", es notorio que carece de un plan general para combatir la exclusión social, lo cual se refleja en los datos estadísticos de la UCA, que le atribuyen a la era Macri un millón y medio de nuevos pobres.
EN LOS UMBRALES DEL CAMBIO
Aferrándose a un relato optimista de un crecimiento que aún no se ve, hasta el momento el Presidente actuó con demasiada pasividad y tampoco hizo una convocatoria nacional para escuchar propuestas que permitan terminar con el flagelo social. No obstante, en las últimas horas trascendió que Macri habría consultado en su entorno la posibilidad de pegar un golpe de timón. A lo que se apunta, es atenuar los efectos de la inminencia de un paro general de la CGT, que ya tendría fecha para la primer semana de abril. Hay datos  de la economía que son irrebatibles y que el Presidente debe encarar con urgencia. Los sueldos tuvieron un deterioro real promedio del 7% y no suben desde noviembre a la espera de paritarias. 
Durante un encuentro rodeado de singular hermetismo en la quinta de Olivos, Macri hizo consultas en esa dirección con sus primeras espadas. Juntó a Marcos Peña, María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta. Con ellos evaluó la posibilidad de un reordenamiento general del gabinete nacional. El plan consistiría en eliminar un conjunto de ministerios que nadie sabe para que los creó el jefe de Estado. Lo que se trataría, es de dar una señal de austeridad y dotar de mayor eficiencia a una gestión que muestra demasiadas flaquezas en sus decisiones. Se trataría de una suerte de relanzamiento del Gobierno, que involucraría algunos cambios de ministros, como vienen reclamando los socios radicales de la coalición gobernante.
UN JUGADOR CLAVE DEL RIÑON DE LA UCR
Desde esta columna se ha señalado con anterioridad, que la UCR fogonea con insistencia el ingreso al gobierno del experimentado y meduloso armador de Cambiemos, Ernesto Sanz. La idea le cae muy bien a la Unión Industrial Argentina, que cree que la presencia de Sanz le puede aportar mayor impulso político a las decisiones de la Casa Rosada.Los dardos de la cúpula de la UIA, apuntan directamente hacia Marcos Peña, a quien no le perdonan que haya puesto en duda la representación fabril.
Además, al Gobierno le preocupa la manera que el movimiento obrero y las organizaciones sociales ganaron la calle, una señal inequívoca que el camino tomado no es el adecuado. La CGT, después del bochornoso final del acto, barajó y dio de nuevo. Ahora la reclamada protesta de la muchedumbre, podría concretarse en un paro general para la primer semana de abril. La decisión se terminó de cocinar a punto de hervor  bajo el paraguas del sólido respaldo de Hugo Moyano, Luis Barrionuevo y Antonio Caló. La fecha más firme que se baraja, es el jueves 6 de abril, aunque también no se descarta el 4. La decisión final, surgirá de una cumbre gremial durante la semana que se inicia. El temor que se planteó, es que grupos de izquierda empiezan a copar territorio de dominio sindical, cultivando la estrategia de que todo siga peor para estar mejor. La mirada está puesta en sectores kirchneristas que apuestan a la caída del Gobierno y al caos, para zafar de las graves demandas judiciales que pesan sobre no pocos ex funcionarios. 
CON EL SELLO DE LOS PESOS PESADOS 
La dirigencia gremial. además ya tomó nota por voceros del Gobierno que al menos en el corto plazo no habrá una reunión de la mesa de diálogo con el triunvirato de la CGT y los empresarios. Lo que instrumentará la Casa Rosada, son encuentros con los gremios, pero por sector. Ya fueron convocados para el martes cinco sindicatos industriales cuyas actividades tuvieron un impacto negrativo en los empleos por las importaciones. También en los próximos días será el turno de las automotrices y el SMATA. Frente a este escenario, la decisión cegetista de avanzar con el paro fue amasada y consensuada durante un encuentro reservado que el triunvirato y la denominada "mesa chica" de la central mantuvieron con Moyano, Caló y Barrionuevo. 
El encuentro se desarrolló en la sede del sindicato de Obras Sanitarias. Allí los gremialistas evaluaron críticamente las señales ofrecidas desde el Gobierno tras la masiva movilización del último martes y reprocharon que se haya designado al ministro de Producción, Francisco Cabrera, como gestor de instancias de diálogos sectoriales con los sindicatos industriales. El funcionario es el más cuestionado desde el frente gremial. "La reacción del Gobierno es equivocada. No pueden poner a Cabrera a negociar una solución cuando es justamente el que provocó los problemas", advirtió un sindicalista en referencia a los cuestionamientos de la CGT por el impacto del aumento de las importaciones en la producción y el empleo industrial. En la central obrera ya ni se esmeran por ocultar que su lista de reclamos a la Casa Rosada incluye el pedido de desplazamiento del ministro y del Secretario de Comercio, Miguel Braun.
La presencia del trío que componen Moyano, Caló y Barrionuevo en el encuentro fue clave para que la primera línea cegetista cerrara filas hacia adentro, para descomprimir las versiones sobre diferencias internas, y a la vez acordara la definición del paro. Sobre el primer eje, los ex jefes cegetistas fueron contundentes en manifestar su respaldo a la gestión del triunvirato integrado por Héctor Daer, Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña y en convalidar los reclamos expresados en la multitudinaria movilización. 
UNA PULSEADA SIN VUELTA ATRAS 


Moyano, Caló y Barrionuevo respaldaron, además, la posición de avanzar con la definición de la fecha del paro general, que la cúpula de la central prevé oficializar el próximo jueves tras la reunión de consejo directivo. "Se analizó que como las respuestas que ofreció el Gobierno son todo al revés de lo que esperábamos, no se puede seguir esperando", comentó un alto jefe sindical platense, consultado por DIARIO FULL. En la cresta de la CGT, advierten que los efectos del estancamiento de la economía sumado al deterioro del poder de compra de los sectores medios y bajos y al temor por la caída del empleo golpean cada vez más fuerte y alimentan un malhumor creciente que abona y amplifica el terreno de la protesta. 
La inédita multitud que marchó el lunes de la semana anterior con los gremios docentes ofreció una imagen bastante palpable de la señal de alerta que describe la primera línea de la CGT. La postal de la movilización cegetista del martes pasado, fue todavía más contundente. El escenario se ubica demasiado lejos de la denuncia de la supuesta maniobra destituyente K con la que machaca una y otra vez el relato de la Casa Rosada. El margen de negociación con el oficialismo es escaso, pero todavía posible. También hay que decir que en ningún caso un nuevo acercamiento significará un retorno a la convivencia administrada que Macri y la cúpula gremial articularon durante el primer año de la gestión Cambiemos. "Demasiada agua corrió bajo el puente", es por estas horas la campana sindical. Los líderes aseguran que la pulseada con el Gobierno no tiene vuelta atrás. La presunción, es que el quiebre se reflejará más temprano que tarde en un conflicto abierto de alto impacto en el terreno político-electoral. Los tiempos de ese desenlace dependerán en buena medida de la habilidad gremial para capitalizar el malestar social, antes de que lo hagan los grupos de izquierda que vienen poniendo un pie fuerte en las fábricas.  Mucho tendrán que ver también, los  términos de la estrategia política cegetista y de la dinámica que asuma el juego de las fuerzas de la oposición. Más aún, la del peronismo, que afronta el desafío de resolver su interna y reinventarse ante la gente como alternativa cierta de poder.

No hay comentarios: