martes, 7 de marzo de 2017

La historia que nadie contó del sobre Nº 36 en las coimas de la Departamental La Plata

De los sobres con coimas encontrados en la sede de la Departamental La Plata, siguen brotando demonios. En el abecedario de la corrupción, ahora ha surgido la letra G. Es la del sobre número 36, el que más dinero contenía, unos 30 mil pesos y que según se sospecha, llevaría a la gorra más alta de la recaudación ilegal. Se supone, que el destinatario sería el jefe máximo de la repartición, el que habría embolsado la mayor tajada en el negocio de protección policial que se brindaba con absoluta impunidad desde edificio de la calle 12 entre 60 y 61.


La noticia, que explotó en los pasillos de Asuntos Internos, le devolvió la sonrisa a la gobernadora. Baste recordar, que cuando María Eugenia Vidal se enteró del fallo del Tribunal de Casación que liberó a los ocho policias investigados en el denominado "Sobregate", sus asesores comentaron que le relampagueaba la mirada por la impotencia. “La liberación de los policías por los sobres es una vergüenza”, afirmó, tajante, en relación a la resolución de los jueces Celesia y Borinsky, que, tras la presentación de un hábeas corpus por parte de la defensa, dejaron en libertad al ex jefe de la Departamental de La Plata, Darío Camerini; su segundo, Roberto Carballo; el ex secretario de la repartición, Walter Skramowskyj; el ex jefe de calle, Ariel Huck; y los comisarios Sebastián Cuenca, Raúl Frare, Sebastián Velázquez y Julio Sáenz.
Vidal, había señalado que el fallo constituía “un mensaje desalentador para la sociedad" y pidió que los medios se constituyan en una suerte de fiscales y que "llamen a estos jueces y expliquen por qué lo hicieron”. En su embestida contra Casación, Vidal remarcó que ese tribunal “tiene antecedentes de liberar durante la feria judicial”.
LA RUTA DEL DINERO SUCIO 
No obstante,  los hombres de Asuntos Internos siguieron adelante y encontraron un nuevo atajo en la ruta de las coimas,que puede llevar a la punta del iceberg. Se trata de la existencia de un nuevo sobre, que se diferenciaba de los otros 35 ya que era el que más dinero tenía, unos 30 mil pesos en efectivo y estaba rotulado con una letra G.
El punto "G", como lo llaman por estas horas los sabuesos, puede  llevar al corazón del pozo negro en el mayor escándalo de la Policía Bonaerense.
Hay diversas cuestiones en análisis, que inexorablemente llevan hacia un alto jefe. La historia cuenta que cinco días después que se encontraran los 36 sobres conteniendo $153.700 en la Departamental, el primero de abril de 2016, se produjo  un misterioso asalto que hasta el momento permanecía oculto. Lo sufrió en la puerta de su casa uno de los más altos jefes de la Bonaerense, el superintendente de la Regíon Sur, el  comisario general Fernando Grasso. Paradójicamente, la letra G concuerda con la de su apellido. Aquel robo a Grasso tuvo una violencia particular. Lo amenazaron con armas, pero además le propinaron numerosos culatazos en la cabeza. La acción, no se ajusta al magro botín, que según la víctima, obtuvieron los delincuentes.
LA LETRA QUE APUNTA HACIA LO MAS ALTO
Poco después del asalto, en la sede de Asuntos Internos se recibió una llamada anónima dando cuenta que los atacantes habían seguido a Grasso desde su lugar de trabajo, la Jefatura Depoartamental de La Plata y que el botín que buscaban habría sido su tajada en la recaudación ilegal. Haciendo un poco de historia, cuando se allanó la sede policial los sobres estaban en una oficina de la plata baja que usaban el jefe, Darío Camerini; su segundo, Rodolfo Carballo; el jefe de Operaciones, Ariel Huck y su secretario, Walter Skramowsky. Tras la diligencia, todos quedaron imputados en la causa penal que abrieron el fiscal Marcelo Martini y la jueza Marcela Garmendia. Aquel día, en el segundo piso también se encontraba el comisario general Fernando Grasso. Frente a esta circunstancia, el rótulo con la letra G encontrado en uno de los sobres y el asalto misterioso, el alto jefe ha sido citado a declaración indagatoria para este lunes. La sospecha es que, como superior de Camerini, Grasso no podía desconocer la recaudación ilegal que llegaba mensualmente al edificio.
BALAS QUE PICAN CERCA DE BRESSI
De confirmarse estas presunciones,  se trataría de un golpe a la cúpula de la Bonaerense, ya que por encima de Grasso hay solo un escalón: el que ocupa el propio jefe de la Policía, el comisario general Pablo Bressi, a quien la diputada Carrió tiene hace tiempo en la mira. El fiscal Martini cree que la onda expansiva llega hasta el propio Bressi, quien según asegura, no podía estar ajeno a la maniobra de sus subordinados. La causa penal, en la que Grasso no ha sido por ahora imputado, tiene a 9 comisarios procesados. Además de los altos mandos de la Departamental, hay otros cinco que eran jefes de distintas seccionales de La Plata. Todos quedaron involucrados luego de que las pericias caligráficas demostraron que era suya la letra encontrada en algunos de los sobres y serían quienes remitían a la jefatura el porcentaje correspondiente a la recaudación ilegal de sus comisarías. Federico Jurado, de 41 años, que integraba el lote de sospechosos, ya nunca podrá contar lo que sabe porque apareció muerto en la cárcel, el 19 de enero. Lo encontraron boca abajo en la cama superior de una cucheta, debajo de la cual dormía otro es policía. Tenía un pequeño golpe en la ceja y estaba morado. Debajo de la almohada encontraron su teléfono celular y no había signos de violencia. El fiscal Martini, al enterarse de la muerte corrió a la Unidad 9 y llamó a la Gendarmería para que manipulara el cuerpo, sobre la sospecha de que Jurado pudiera haber sido asesinado. No obstante, la autopsia fue realizada por peritos de la Suprema Corte, quienes constataron que el deceso había sido producto de una insufiencia cardíaca aguda. En el informe se dio cuenta que ya había padecido un infarto y que sufría de insuficiencia cardíaca crónica, diabetes, obesidad pancreatitis, hemorragia digestiva alta, enfisema pulmonar y hepatitis crónica. La familia de Jurado sospecha que lo haya podido asesinar la mafia policial.
EL MISTERIOSO COMISARIO QUE NO ESCRIBE
 El fiscal Martini y la jueza Garmendia están haciendo todo lo posible para que la causa no termine en vía muerta y se puedan sacar las manzanas podridas del cajón. Para las primeras espadas del Ministerio de Seguridad, resulta sugestivo el accionar a la Cámara de Casación, que aprovechó la feria judicial para excarcelas de apuro a los 8 comisarios que quedaban presos.
La Cámara hizo lugar a un insólito habeas corpus y devolvió a la libertad a los comisarios. Hay quienes señalan que de esta manera se frustró la posibilidad de que el encierro obligara a los hombres de azul a romper la omertá. Ariel Huck, el único jefe que aceptó hablar con el periodismo, señaló que "Jurado murió de tristeza". Tambien apuntó que en la Departamental había muchos sobres. "Al carecer de insumos, los reciclábamos". Destacó que ninguno llevaba su apellido. Sólo había uno que decía Ariel", añadió.
El fiscal Martini también ha puesto bajo la lupa y está por citar a declarar a un décimo comisario. Se trata de Juan Retamozo. Era el jefe de la comisaría cuarta de la Plata. Sugestivamente, tres de los sobres tenían como remitente esa seccional. Hasta el momento, Retamozo se negó a las pericias caligráficas y aún no se pudo hallar para cotejarlos ni un solo papel oficial que haya escrito en su carrera. Tal es así que lo llaman: "El comisario que no escribe".
La explicación de la letra G y el caso Retamozo, el hombre que tiene alergia a la lapicera, son los dos misterios a desentrañar, De a poco, el largo brazo de la justicia va llegando al fondo de la olla. Allí, anidan los secretos más pesados de la corrupción policial.

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