miércoles, 15 de mayo de 2013

Cristina destapó los muertos en La Plata y ahora aparecieron las miserabilidades" de la tragedia


Por Jorge Joury

Pocas veces se vio a la presidenta de la Nación, enojada como el jueves 9 de mayo, cuando por cadena nacional hizo un reto público a las autoridades políticas provinciales y municipales, así como a la justicia, por la trágica inundación que azotó el 2 de abril a la ciudad de La Plata. Virtualmente Cristina Fernández pidió que se deje de ocultar el número de muertos y remarcó que la comunidad necesita saber quienes son las víctimas.

Aunque en tono pausado, pero martillando a paso firme y por momentos con la mirada relampagueante, la jefa del Ejecutivo tuvo que ponerse al hombro la realidad del primer Estado provincial y "sopapear" públicamente a quienes mostraron acefalía y falta de reflejos frente a la emergencia.

"Los platenses necesitan saber quienes son las víctimas", dijo y pidió un rápido relevamiento. Algunos se preguntaron entonces si la que hablaba era la vecina indignada de Tolosa, uno de los lugares más castigados por el temporal, donde nació Cristina y donde actualmente vive Ofelia su madre, o se trataba de un reproche político institucional más, dirigido a lo más alto del poder bonaerense.

Los analistas políticos que tejen suspicacias con los hilos más finos, creen adivinar que Cristina apuntó directamente a las cabezas de Daniel Scioli, del intendente Pablo Bruera y hacia un sector cómplice de la justicia que miró hacia otro lado, frente a la dramática realidad. Y lo peor, es que hoy se observa que la mirada oficial es como si nada hubiera pasado.

La presidenta fue clara en su discurso, al aludir a "patéticas miserabilidades que no deben existir, mucho menos tratándose de autoridades con gran nivel de responsabilidad". Y en el mismo camino aludió a las obras que no se llevaron a cabo, como la limpieza de cloacas y el contralor para que situaciones como estas no vuelvan a ocurrir.

Hoy muchos expertos aseguran con plena certeza que con los más de 250 millones de pesos largos que el gobierno nacional tuvo que volcar en La Plata para controlar la emergencia, se podrían haber materializado las obras hidráulicas que se requerían. Seguramente que sí y hubiera sobrado plata. Y no solo eso, sino que se podrían haber evitado la pérdida de "mas de 100 vidas", como sostiene con insistencia el abogado Martín Berasategui, a quien entrevisté en mi programa radial y que representa a un par de decenas de vecinos damnificados. Berasategui cree que ese es el número de víctimas fatales. O lo que sostiene el representante de los vecinos del Parque Castelli, Lucas Ibarlucía: "nosotros ya tenemos 73 muertos chequeados por las asambleas barriales y hay muchos más que fueron cremados".

Cada minuto que pasa y en la medida en que se mete bisturí a fondo, salta más pus del infecto escenario de complicidades.

El abogado Martín Berasategui sostiene que "se requieren de pericias urgentes por parte de los organismos responsables sobre los dos conductos pluviales que recorren la ciudad. Uno de la calles 25 y el otro de la 14, que tienen una dimensión de tres metros de alto por cuatro de ancho. Y para que tengan una idea de sus dimensiones, allí entra un camión. Los datos que tenemos de nuestras investigaciones señalan que esos conductos están funcionando al 30%, ya que están tapados por tierra y desechos en una tres cuarta parte. Existe casi la certeza de que nunca fueron limpiados. Esto nos lleva a pensar que si esos sectores hubieran estado destapados y cuidados, tal vez se podría haber evitado semejante tragedia, porque parte del agua hubiera escurrido sin invadir el caso urbano".

Pero para el letrado, quien coincidió con la misma línea presidencial, "la justicia debe indagar de dónde provino la orden de ocultar los muertos. Esto tiene que haber venido de muy arriba y es un acto de miserabilidad, como señaló Cristina.

También hay que indagar sobre los certificados de defunción apócrifos y sancionar a los médicos que cumpliendo directivas le decían a los familiares de las víctimas que era más sencillo poner muerte por paro cardio respiratorio no traumático, para evitarse un trámite tortuoso de 15 días en la morgue esperando el resultado de las autopsias. Además hubo funcionarios que sugirieron las cremaciones, para no dejar huellas. La prueba documental tiene que estar en poder de los organismos públicos, tanto en el registro de las personas, como en las casas de velatorios y en los cementerios, donde por esos días hubo récord de sepulturas. No puede ser que haya una catarata de registros de defunciones del 2 de abril casi a la misma hora y no los haya ni del 3, ni del 4, como tampoco de niños, cuando se sabe que junto con los mayores, fueron los más vulnerables, sobre todo en los asentamientos de la periferia, como el arroyo del Gato".

El abogado Berasategui sostiene que "aquí hay que empezar a recorrer el camino prolijamente. Y remitirnos a cuando entre gallos y medianoche los concejales adictos a Bruera aprobaron las modificaciones al Código de Edificaciones Urbanas, permitiendo la construcción de edificios a mansalva, sin prever que iban a colapsar los servicios de desagües, así como no se tuvo en cuenta de que se le restaba al habitat de espacios de tierra para la absorción del agua cuando llega la época de las grandes lluvias".

El letrado sostiene que "esta metodología dejó al descubierto el entramado de una asociación ilícita, donde se solicitaban coimas de entre 50 y 70 mil dólares para otorgar los permisos. Esta información está en poder de muchas de las principales constructoras de La Plata y hay que transparentarla, para que los responsables de esta tragedia vayan presos".

En esa línea, muchos recuerdan en La Plata que algunos medios de difusión, principalmente los que tienen que ver con la prensa escrita, apoyaron con grandes notas el crecimiento urbano. "Fueron campañas que todos recordamos, alentando grandes negocios, bajo la excusa del progreso que necesitaba una gran ciudad como La Plata", dijo un vocero allegado a la Fiscalía, que hoy está tratando de recomponer el mapa de la manipulación editorial. Lo que se busca es averiguar de dónde esta ingeniería financiera nutrió a ciertos medios, para que sectores poderosos armaran grandes negocios, sin prever las consecuencias que con ello originarían a futuro y de qué manera se fue perdiendo la identidad de numerosos barrios. Y uno de los datos a tener en cuenta, según los especialistas, es por qué se ignoró la advertencia de un informe de la Universidad Nacional de La Plata, que después de la grave inundación del 2008 había alertado sobre la urgencia de realizar obras para evitar lo que inexorablemente llegó el 2 de abril, cuando el cielo abrió sus compuertas para sembrar la destrucción y la muerte.

"Se viene una catarata de juicios contra el Estado provincial y Municipal. Por más que el Concejo Deliberante ahora prometa resarcir con 250 o 300 mil pesos por cada muerto y hayan admitido que son 60 las víctimas fatales, vamos a ir a fondo con las demandas y denunciaremos si es necesario ante los organismos internacionales a quienes están frenando las causas en los juzgados. Sabemos que hay gente de Bruera que están apretando a familiares de víctimas, para que no accionen contra el Estado municipal. Pero los vamos a denunciar con nombre y apellido. Además ya se está potenciando la red de asambleas vecinales para hacer permanentes reuniones con técnicos y llevar las propuestas a los despachos oficiales. Sino se mueven, seremos los vecinos los que golpearemos cada vez más duro con las denuncias. Además es probable que le llevemos a la presidenta de la Nación los petitorios para que se materialicen las obras que permitan a los platenses alejarnos de la pesadilla".

El 3 de mayo, en dos horas cayeron más de 50 milímetrosde agua y se inundaron Berisso y Ensenada. Ese día a La Plata se le volvió a paralizar el pulso. Es que el 2 de abril aún está fresco en la memoria. Se perdieron vidas, recuerdos irrecuperables de las vivencias personales de miles de familias, ya sea en fotos o videos. Documentos, además de objetos valiosos, como muebles construidos por artesanos en un pasado esplendoroso. El agua no perdonó, porque los hombres desafiaron a la naturaleza. Ahora tendrán que ser ellos, los responsables de pagar por sus errores, para que La Plata deje de entrar en coma, cada vez que el cielo se pone negro y descarga toda su furia.

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