viernes, 18 de septiembre de 2015

El "Plan Primavera" de Scioli y los fantasmas del Chaco


Las esquirlas de las elecciones en Tucumán todavía le duelen a la democracia. Pocas veces en la historia el sistema electoral mostró una página tan sospechosa. Este domingo llega Chaco, la última estación antes de la gran final del 25 de octubre y la piel ciudadana aún esta sensible. Será un test decisivo. Daniel Scioli, pide al cielo una primavera tranquila. Beneficiado en las encuestas por el "Niembro gate", que lo dan por ahora ganador muy justo en primera vuelta por una diferencia de más de 10 puntos sobre Cambiemos, no quiere que se levanten olas. Sabe que  al oficialismo le espera un triunfo seguro en las tierras chaqueñas y quiere la foto del lunes limpia de toda duda. Se ve l evantandoles las manos a Domingo Peppo y Capitanich, sin objeciones. Desea además que Chaco se convierta en el empujón final para inclinar a su cántaro el voto de los indecisos.Quiere disipar como sea el miedo a que se “tucumanice” la elección nacional y que la oposición desconozca también el resultado que surja del 25 de octubre. 
En los laboratorios naranja no descansan en fogonear acciones. Están cocinando para el lunes próximo el anuncio del "Plan Primavera" . En este borrador están trabajando Alberto Pérez, Miguen Bein, Silvina Batakis, Miguel Peirano, Mario Blejer, Diego Bossio y Rafael Perelmiter. Se trata de una suerte de catapulta para Scioli. Según los trascendidos, el mandatario en un eventual gobierno podría comprometerse entre otras medidas a un millón de créditos hipotecarios. La estrategia  es que desde el lunes 21 se empiece a reforzar la idea de la fortaleza del  candidato. El maquillaje de la presentación será bajo el telón de un "encuentro para el desarrollo" y tendrá como escenario el teatro Coliseo Podestá de La Plata. Allì, Scioli estará rodeado de sus asesores estrella y lanzará parte de las bengalas económicas que aplicaría si llega al sillón de Rivadavia.
Aunque las medidas se guardan bajo siete llaves, entre los anuncios figurarian:  bajar la inflación, fortalecer las economías regionales, generar inversión privada, ir levantando paulatinamente el cepo al dólar en la medida que vuelvan capitales, aumentar el trabajo en blanco y apostar a la ciencia y la tecnología como las llaves del futuro hacia un paìs industralizado y competitivo.
 Lo que no está claro, en cambio, si habrá mención a uno de los temas que más preocupa al candidato: el arreglo con los fondos buitre. Las primeras espadas de la residencia de la calle 6 no quieren correr el riesgo de jugar alguna carta que pueda generar un cortocircuito con la Casa Rosada. Apuntan a ser cautos, pero generando una suerte de golpe de timòn  para despegar al candidato y conseguir los votos que le faltan. Se trata de dar la pauta de que se viene un cambio para reforzar lo que falta por hacer, con un gobierno previsible que dignificará el diálogo con todos los actores.
Por esta razón, Scioli busca asegurar que Chaco no se convierta en un espejo de Tucumán y le empañe el plan de avanzada. Ya hablò con todo el arco partidario para que se trabaje a fondo, de manera de asegurar una victoria contundente y garantizar toda la transparencia del acto comicial. Pero el pronòstico no es bueno. El partido Vamos Chaco, que cuenta con el apoyo de Mauricio Macri, Sergio Massa y Margarita Stolbizer, denunció que existen  irregularidades en los padrones. El apoderado de ese espacio, el radical Adrián Veleff, presentó  una denuncia ante el Tribunal Electoral de la Provincia por la supuesta presencia de personas fallecidas, además de señalar casos de miles de votantes con más de cien años de vida. 
No obstante, el oficialismo chaqueño se puso en guardia y alertó que la  oposición "planea generar hechos de violencia" con militantes de otras provincias" durante el desarrollo de las elecciones. El diputado provincial por el peronismo, Juan José Bergia, dijo que recibió una denuncia anónima y detalló que el presunto plan consiste en "tres mil personas de la región que pernoctarán en casas de militantes de Vamos Chaco con el objetivo de generar episodios de violencia en cada escuela donde se vote". 
A sabiendas de que la oposición espera agazapada, Scioli no quiere ser pasto de las fieras en los títulares de los diarios del lunes. Intentará en Chaco cortar de cuajo todo intento que le contamine además el escenario de la gran final del 25 de octubre y que el día después se termine conviertiendo en una batalla dialéctica donde se cuestione la legitimidad del vencedor, lo cual sería el preludio de un gobierno débil por donde se lo mire. Más aún con las cuentas que sacan sus alfiles donde se podría evitar un balotaje por un margen muy justo. El escenario que se maneja es una diferencia de más de 10 puntos sobre Macri, aunque la victoria podria ser por centésimas.
Mientras tanto, en   el macrismo se muestran muy preocupados por el bajón de su lìder a raíz del caso Niembro y del crecimiento de Sergio Massa, que está impidiendo que el jefe de Gobierno porteño puede superar la barrera del 30%. Otro de los problemas es que no logra retener todos los votos de Carrió y Sanz que se estarían yendo a Margarita Stolbizer. Frente a este panorama, en el oficialismo se entusiasman con la posibilidad de que, aun cuando no llegue al 45%, Scioli pueda evitar el ballottage obteniendo el 25 de octubre al menos el 40% y más de diez puntos de ventaja sobre Macri. Para los observadores, difícilmente Massa pueda desplazar a Macri del segundo puesto, pero sí recortar algo su caudal electoral y permitir que el ex motonauta pueda soñar con imponerse por 42 a 31 o 41 a 30. Un resultado tan exiguo que, tras el escándalo tucumano, despertaría toda clase de sospechas.
En este mar encrespado,  no es improbable que el pescador más favorecido sea Scioli. Los votos que pueda perder Macri ante la sospecha de un negocio turbio bajo su carpa, difícilmente emigren hacia un oficialismo incapaz de aclarar tantos escándalos de corrupción. Pero sí a otros candidatos opositores, que terminarían siendo funcionales a incrementar la distancia entre Scioli y Macri. Si hay algo que el peronismo acaricia en su bola de cristal, es que una elección puede ganarse tanto a partir del crecimiento propio como de la división de los adversarios.

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