martes, 8 de septiembre de 2015

La pesada carga de Scioli para ser la locomotora de los votos


Por Jorge Joury

Daniel Scioli tiene que lograr cuanto antes que el fantasma del fraude en las urnas tucumanas se desactive y deje de ocupar el centro de la escena. No puede darle semejante ventaja a la oposiciòn. Tal vez esa sea una de las causas por las que el candidato oficialista se muestra amesetado en la intenciòn de voto. Hay datos que le preocupan: la imagen de Massa ha comenzado a mejorar y María Eugenia Vidal le ha sacado un pequeño pelito de ventaja a Aníbal Fernández en la provncia de Buenos Aires.
Las calculadoras del oficialismo han trabajado a full después de las Paso y la conclusión es una :  habrá que usar el exprimidor a fondo en la Provincia de Buenos Aires para mejorar la proyección nacional y soñar con una elección sin balotaje.
Los actuales porotos  bonaerenses del FPV son considerados insuficientes. Se logró 39,5 puntos, cuando aspiraban a estar bien por encima de los 40 para asegurar una cifra nacional que colocara a Scioli en zona de improbable segunda vuelta. El registro provincial alimenta la necesidad de poner toda la carne partidaria a la parrilla para mejorar el posicionamiento en  octubre. Unidad y alineamiento, además de señales inequívocas de retono para los dirigentes que se fueron, principalmente hacia el massismo, son algunos de los deberes que le esperan a la dirigencia.
Además, habrá que poner la lupa en grandes ciudades entre ellas  La Plata, Mar del Plata y Bahía Blanca para mejorar la cosecha de votos. Otra de las tareas será poner la lupa barrio por barrio.
Frente a este panorama, se ha puesto el foco en los niveles de compromiso que deberán expresar los intendentes y otros jefes locales, en un clima cruzado aún  por disgustos partidarios de la interna, que se tratarán de zanjar en la cumbre del PJ en Mar del Plata.
Ninguno de esos análisis excluye, por supuesto, el papel y efecto de la candidatura de Aníbal Fernández. El interrogante obvio es si podrá capitalizar o no buena parte del voto que acompañó a su derrotado rival, Julián Domínguez. Pero el dilema es además si le permite crecer a Scioli aún reteniendo el grueso de aquel resultado conjunto.
De todas maneras,  a Scioli le espera la pesada carga de convertirse en la locomotora de los votos, frente a un electorado bonaerense que históricamente en el conurbano se ha mostrado reacio a cortar boleta.
Una de las nuevas estrategias que pasaron por los alambiques de los laboratorios naranja, para empezar a mover las agujas, es “peronizar” al candidato. Y para ello se lanzó un nuevo afiche de campaña con la frase: “Scioli Presidente”, sin el nombre de su compañero de fórmula, Carlos Zannini, y dejando atrás la palabra “victoria”, que reafirmaba a kirchneristas duros y desencantados la verdadera pertenencia del gobernador al movimiento. La decisión, que se tomó en la residencia de la calle 6 luego de mucho debate interno, busca consolidar la imagen de liderazgo del gobernador bonaerense y dejar atrás la que usó para las PASO.
El mensaje se enmarca en un plan que tuvo como primera puntada el respaldo público de varios mandatarios provinciales, como Juan Manuel Urtubey (Salta), Maurice Closs (Misiones) y José Luis Gioja (San Juan), entre otros. Incluso, al pie de la nueva imagen comparten cartel dos sellos, el Partido Justicialista y el Frente para la Victoria; toda una novedad. La explicación que dieron los alfiles del bonaerense es que la idea es dejar en claro la conducción política de Scioli, aunque se aclarò que “el espíritu no es marcar diferencias con nadie”, para no despertar las iras de la Casa Rosada.
El argumento de los creativos es  “mostrar lo que viene; hacia qué país vamos. La gente vota para adelante. De allí la idea del país del desarrollo y la producción que fogonea Daniel”, dijeron.
Será por ello que mostró una primera carta al  poner en vidriera a su economista estrella, Miguel Bein quien lo acompañó al programa Animales Sueltos. Allí Bein mostró parte de sus recetas para levantar el cepo al dólar, la polìtica de precios y la necesidad de negociar de la manera más favorable para el país la deuda con los fondos buitres y de esa manera salir al mundo a buscar dinero fresco a baja tasa de interés. Para despertar mayor confianza en el país, hasta dijo que él se había cansando de “hacer ricos” a muchos de los clientes de su consultora, aconsejándoles comprar títulos argentinos.
Además, para revertir el estancamiento que muestran las últimas encuestas algunos aliados, con Juan Manuel Urtubey a la cabeza, aconsejan a Scioli tomar distancia de Cristina y mostrarse como el conductor de riendas firmes para volver a eyectar la economìa. Por estas horas el candidato se debate en una opción difícil. La repetición de la liturgia oficialista ya dio todo lo que tenía y no queda resto. Pero debe tener cuidado, ya que la tentación de seducir al electorado no kirchnerista puede enfrentarlo con quienes lo catapultaron y convertir su proselitismo en un campo de batalla.
Hoy la mayorìa de las encuestas coinciden en que habrá balotaje entre Scioli y Macri y el suspenso se estirará hacia una posible gran final el domingo 22 de noviembre, con muy pocos votos a favor de uno y de otro. Ello significará que los candidatos terminarán extenuados y será el acierto o no de los consejos de sus asesores, los que jueguen de manera crucial para llevarlos a la victoria.
Un escenario apretado es el que más perjudica a Scioli y le hace temer que la oposiciòn pueda juntarse para derrotar al gobierno. Además, una posible victoria de pocos puntos dejaría al ex motonauta en una situación incómoda, instalando la sospecha de un posible fraude como ocurriò en Tucumán, desligitimando de esta manera su triunfo y por ende debilitando su futuro gobierno.
Las cenizas de la votaciòn en Tucumán han contaminado a todo el escenario político como pocas veces en la historia y las esquirlas aún sobrevuelan por el campo de batalla. Aunque nada tiene que ver con aquella foto, Scioli lleva la pesada carga de desactivar el plan de quienes quieren sentarlo en el tren de las sospechas.

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