martes, 5 de junio de 2018

Se cocina un plan antidisturbios con fuertes pertrechos y 15 millones de balas de goma

La información se filtró a través de cuatro licitaciones que tomaron estado público y que comprenden entre otras cosas, la compra de vallas de contención, 2 millones de cartuchos de bala calibre 9 mm. y de escopetas 12/70, gases lacrimógenos, quince millones de balas de goma, juegos de cascos, máscaras de gas, bastones y escudos con el emblema de la Gendarmería. También hay que sumarle 180 escopetas 12/70 tipo itaca, 4900 precintos plásticos para usar de esposas descartables y 9100 "chalecos multiamenaza".

El gobierno tiene en claro que la mano viene pesada por parte de los movimientos sociales, el sindicalismo más radicalizado y la izquierda. Por eso lleva gastados más de cien millones de pesos en  material antidisturbios. Es parte de un plan que está en elaboración en la Casa Rosada, ante una eventual escalada de violencia, por el crecimiento de la conflictividad social y la entrada al FMI. La información se filtró a través de cuatro licitaciones que tomaron estado público y que comprenden entre otras cosas, la compra de vallas de contención, 2 millones de cartuchos de bala calibre 9 mm. y de escopetas 12/70, gases lacrimógenos, quince millones de balas de goma, juegos de cascos, máscaras de gas, bastones y escudos con el emblema de la Gendarmería. También hay que sumarle 180 escopetas 12/70 tipo itaca, 4900 precintos plásticos para usar de esposas descartables y 9100 "chalecos multiamenaza".
Los refuerzos tienen que ver con hipotéticos escenarios que pretendan sembrar el caos. Es para el caso de tener que usar la fuerza frente al desmadre de las manifestaciones callejeras de los próximos días en el centro porteño. El temor es que el crecimiento de la protesta ponga en juego la gobernabilidad y debilite aún más la figura del Presidente. No obstante, en la Casa Rosada desdramatizan la compra de armamento, señalando que también responde a la organización de la reunión del G20 con la presencia de presidentes de diferentes países.Para ese evento que durará dos días y que incluye el catering, hasta el traslado de los mandatarios, el Gobierno gastará más de 53 millones de pesos. 
La CGT mira de reojos la situación y sobre la posibilidad de convocar a un paro general, lo que los dirigentes hablan en voz baja es que “vienen tiempos de confrontación”. En el edificio de la calle Azopardo se da como probable que se pondrán, tarde o temprano, “a la cabeza de la lucha”.
La situación social está en un punto de hervor alto. Tiene que ver con la inflación que no cede y los sueldos que no alcanzan para llegar a fin de mes. Además, el equipo económico aún no le encuentra una medicina adecuada. Hoy el Estado es un  enfermo terminal que gasta más de lo que recauda. Más allá del relato oficial de echarle la culpa a la herencia del kirchnerismo, en los últimos dos años se tomó deuda por más de 200 mil millones de dólares para financiar fundamentalmente la fuga de capitales, que desfinanció con la quita de retenciones y la reducción de otros impuestos progresivos, que frenó la construcción de obras estratégicas como Arsat III, Atucha III y la central termoeléctrica de Río Turbio. 
Además el clima se puede exacerbar porque la oposición prepara un discurso muy duro, montándose en que vuelve al Fondo Monetario Internacional para seguir hipotecando al país con los préstamos de un organismo controlado por Estados Unidos que suele tratar a sus deudores como si fueran colonias.
Frente a este escenario, la Casa Rosada aplicará un recorte fiscal adicional al previsto. Tendrá que rascar la olla para bajar 200 mil millones de pesos: unos 8 mil millones de dólares. Son los que Mauricio Macri deberá podar del Presupuesto bianual (2018-2019) para cerrar el acuerdo con el organismo internacional.
La caída de reservas en lo que va del año ya va en unos 12 mil millones de dólares. Mientras tanto, de a poco, estamos entrando en la era del hielo. Es lo que se llama estanflación. una combinación letal de Inflación más recesión. Es un congelante de alto poder que paraliza cualquier intento de inversión.
En este combo, están los salarios, que se se han derretido con una devaluación de más del 25% y han echo subir la temperatura de los gremios y los movimientos sociales. Estos han empezado a ganar la calle con inusitada fuerza. Un dato para tener en cuenta, es que  desde que comenzó el año hubo 1.700 piquetes y solo en abril se registraron 534. Este mes probablemente esa cifra sea superada. Y no es arriesgado pronosticar que vienen semanas de alta tensión que pondrán a prueba la fortaleza del Gobierno.
Una anticipo de ello son los dichos del líder de la CTA Autónoma y miembro de la Multisectorial , Pablo Micheli, quien encendió todas las alarmas de la Casa Rosada, al asegurar que para "construir" una alternativa de poder "hace falta más conflictividad social". La presión de las bases sindicales por mejores salarios, en dirección con los movimientos sociales que también claman por mejoras en los planes, está en ebullición, acentuando un reclamo que gana la calle de manera ascendente.
En la Casa Rosada observan con atención la seguidilla de protestas. Existe la firme convicción de que el kirchnerismo y la izquierda, en sociedad, trabajaron en los últimos días para promover el caos en la ciudad  de Buenos Aires y así generar un ambiente negativo. 
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich advirtió que "después de varias semanas difíciles, estamos de nuevo en el centro del ring. Vamos a ejercer la autoridad".
No obstante, las voces de disconformidad brotan hasta de los propios sectores que fueron favorables al Gobierno.Una prueba de ello, es que en las últimas horas, el ex presidente de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi se mostró disconforme con la realidad que atraviesa el campo y ante la posible vuelta de las retenciones, disparó que "hay productores que votaron a Cambiemos y ahora tienen que masticar la decepción". Este sector fue el más beneficiado por Macri, junto con la minería, pero cuando le tocan el bolsillo hasta las vacas lloran. Entonces, ¿quién pagará el ajuste?. En este escenario, la mayoría de la gente duda que haya luz al final del túnel.

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