sábado, 2 de febrero de 2013

Enero flaco en la costa Atlántica y alerta naranja en la temperatura política con lo que puede venir



Se fue enero y no fue lo que se esperaba en materia de recaudación en la Costa Atlántica. Como ocurre habitualmente los precios no acompañaron la realidad de los argentinos. A los empresarios se les fue la mano y a diferencia de otras temporadas donde podían encontrar revancha en febrero, difícilmente puedan hacerlo esta vez porque ha cambiado la metodología de los turistas. Ya se venía observando desde años anteriores, pero hoy más aún, que lo que abunda en las playas es turismo de fin de semana. Sábado y domingo, el panorama es multitudinario. Pero el lunes vuelven a observarse los retazos pobres en materia de convocatoria. No obstante hay que señalar, que con la llegada de la ola, la gente no gasta de acuerdo a las expectativas.

Para que el lector tenga una idea, un agua mineral botella chica en los balnearios se vende a 15 pesos. Una pizza supera los 70 mangos y la docena de empanadas pisa los 100. Las carpas en enero costaban entre 8 y 9 mil pesos el alquiler del mes. Y las sombrillas entre 4.500 y 5 mil pesos. Nunca se vio tanta gente con sus reposeras y sombrillas a cuestas, para evitar semejante sangría para el bolsillo. En Pinamar, por ejemplo, el lugar más vip de la costa, los balnearios mostraban un panorama casi desolador, con las sillas colgadas del techo de las carpas. A diferencia de lo que sostienen los dueños de los hoteles, la capacidad de visitantes estuvo entre un 60 y 70%, en la franja costera que comprende desde San Clemente a Miramar. El gobernador Scioli había pedido cordura con los precios al arrancar el verano, pero nadie le hizo caso y la gallina de los huevos de oro, terminó espantada.

También hay que reconocer que han cambiado los hábitos de la clase media para vacacionar. La tendencia a fraccionar el descanso en varios o más breves períodos durante el año, han cobrado renovado impulso. En eso influye una conciencia cada vez mayor, alentada por médicos y psicólogos, sobre la conveniencia física de hacer varios cortes en la rutina, antes que concentrar el descanso en un largo período. Hay entonces, un aspecto vinculado al concepto de calidad de vida en el que se han afirmado muchos otras costumbres sociales, desde la actividad física, hasta la comida sana.

Tiene mucho que ver además la cultura de viajar al exterior, ya que más allá de las fluctuaciones del dólar, se hace mucho más accesible al bolsillo concretar ese sueño, sobre todo con las financiaciones que hoy dan las agencias de turismo y que se tarjetean a largo plazo. Tampoco las ventas de los comercios de indumentaria fueron importantes, frente a un turismo gasolero dispuesto a estirar todo lo que se pueda los ahorros. Tal es así, que ahora las ofertas son con rebajas del 50% y hasta el 2x1 en algunas prendas. Todo esto ha incidido para que se tome nota de una temporada floja, con un febrero que viene con

rebajas sustanciales, pero que difícilmente salven la ropa de quienes se niegan a comprender que la gente ya no se deja robar, pero básicamente porque no le da el cuero y veranea con lo justo.

Quienes afilan los números sostienen que febrero viene con rebajas de hasta un 35% en todo, incluido alquileres y de hasta el 50% en servicio de playa, pero no olvidemos que serán solo 20 días, porque este año las clases comienzan antes y eso no alcanza para equiibrar la balanza.

En la hotelería se señala que los precios se mantendrán, pero cada dueño podrá flexibilizar su oferta con el cliente en el mismo mostrador. En Mar del Plata se señala que una carpa se conseguirá en promedio a unos 160 pesos diarios y una sombrilla entre 100 y 120. En materia de gastronomía, Eduardo Palena, presidente de la Asociación Hotelera y Gastronómica señaló que " todos los comercios tienen ofertas, promociones y rebajas. Más no podemos bajar, porque estamos perdiendo rentabilidad", admite.

La diversión también será más barata. Los boliches bajarán unos 30 pesos por entrada y en los teatros ya se habla de un 2x1. Quienes conocen el mundo del espectáculo sostienen que la actual es una de las temporadas más pobres en materia de recaudación. Hay una o dos obras lideres, que llenan de media a tres cuartos de sala y el resto la pelea como puede.

Lo cierto es que para que el lector comprenda la realidad de la Costa, quien escribe fue testigo de un hecho realmente vergonzoso en materia de precios. En un supermercado muy conocido un kilo de tomates se exhibía a $25. El mismo tomate en una verdulería frente a este comercio, se lo podía conseguir a $15.Y en otro hiper se lo vendía a $8,90. No es difícil desentrañar quienes roban, pero lo lamentable, es que nadie los controla.

Tampoco las figuras políticas fueron muy estelares y generadoras de noticias en este arranque de temporada. A Nilda Garre se la vio sólo una semana en el balneario Atlántico de Pinamar, frente al piso que tiene en el edificio vidriado de la rotonda de Bunge y el Mar. A la ministro de Seguridad se la observó siempre con una carpeta en mano, aún en la carpa. Pero no quiso hablar con la prensa y solo se encargó de remarcar que hacía años que no se tomaba unos días de vacaciones.

Mientras tanto, Sergio Massa anduvo unos días por el exclusivo balneario CR. Aníbal Fernández, quien blanqueó el romance con su secretaria, se mostró en Gesell y los periodistas Luis Majul y Mario Pergolini compartieron el mismo balneario en Cariló.

El único comentario que hizo olas en esos ámbitos, tuvo que ver con las sorprendentes declaraciones de Julio Cobos al señalar que el Gobierno evalúa la posibilidad de un cambio de moneda para reducir la inflación. Algunos señalaban que hasta tendría nombre: El Federal.Las especulaciones que se manejaron y algunos hasta las hicieron públicas a través de las radios, es que sería algo parecido a lo que ocurrió cuando se lanzó el Austral durante el gobierno de Alfonsín. Es decir, una moneda fuerte que no se deprecie por obra de la inflación y que pueda contener la escalada de precios.

A todo esto, en los campamentos K, mucho se comentó la movida del diputado Carlos Kunkel en Gesell, quien juntó a más de un centenar de dirigentes en una comida, para motorizar la re-re de Cristina. Allì hubo mucha bronca con Boudou que aunque estuvo ausente, se encargó de empañar el convite con sus críticas ofensivas hacia Daniel Scioli por las pretensiones del gobernador de recuperar la coparticipación que le corresponde a la provincia de Buenos Aires. La movida pro cristinista después se trasladó a Santa Teresita, pero esta vez motorizada por una numerosa cantidad de intendentes, entre ellos Julio Pereyra, quien tuvo un rol protagónico con un discurso que despertó muchos aplausos.

A todo esto, por el lado de los campamentos del sciolismo, el tema recurrente fue de donde sacar los fondos para poder pagar los aumentos que reclaman los empleados estatales y los docentes. La cifra no es moco de pavo. Se trata de un gasto extra de 16 mil millones de pesos, para el caso de una mejora del 25 % en los salarios, que hoy aparece como infinanciable, sino llega un auxilio desde la Casa Rosada. Algo que se ve como difícil, si el Sciolismo sigue alentando la pretensión de ir con listas propias en las próximas elecciones legislativas, como está reclamando La Juan Domingo, con una de sus espadas más filosas, el ex intendente de Avellaneda y actual senador, Baldomero Álvarez de Oliveira.

Quienes están cerca de la ministra de Economía, Silvina Batakis, sostienen que los números no la dejan dormir. Sólo los docentes superan los 400 mil. Los policías son más de 55 mil y también suman de a miles, servicios basados centralmente en los recursos humanos, como el de salud. En total, lo que se comentaba en las carpas, para atender una población de 15 millones 600 mil habitantes, el Estado bonaerense contiene un universo de casi 600 mil empleados. La partida de remuneraciones este año rondará en los 80 mil millones de pesos, sobre un total de gasto de 155 millones que figuran en el nuevo presupuesto. Una cifra que representa el 51% del monto global de erogaciones.

Además se apuntó con insistencia el siguiente dato: desde el 2010, cuando el pago de sueldos demandó unos 30 mil millones de pesos, a este año el gasto creció un 120%.Un poco más que el presupuesto general que en este mismo lapso aumentó un 111%, según los cálculos originales sin los aumentos salariales de cada año.

No obstante que los niveles se recaudación han subido sustancialmente, Scioli no va a poder seguir tirando de la cuerda, ya que más presión impositiva podría jugarle en contra en las elecciones legislativa de este año. Y en este sentido la presidenta de la Nación, ya le marcó la cancha con una baliza con luz roja intermitente. Tampoco hay recursos para repartir con los intendentes, lo cual ha generado incesantes reclamos que hoy están siendo amortizados por la Casa Rosada. Y Scioli sin los barones del Conurbano, difícilmente pueda hacer una buena cosecha de votos con miras al 2015. Por ahora hay alerta naranja y el pronóstico aparece con amenaza de mal tiempo en la provincia de Buenos Aires...

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