lunes, 25 de febrero de 2013

Más de 100 mujeres golpeadas por mes en la Zona Sur y crece el flagelo de las que mueren quemadas




Por Jorge Joury


Más de cien mujeres por mes son víctimas de la violencia de género en la zona Sur del conurbano bonaerense, pero se cree que la cifra puede duplicarse y hasta triplicarse, por la gran cantidad de casos que no se denuncian, ya sea por pudor o porque las víctimas no tienen donde recurrir ante la ausencia de albergues o centros de contención. Se trata de un drama social que tiene otro costado trágico y doloroso y es el tema de las mujeres quemadas. Un verdadero flagelo, que lamentablemente bate récords y hiela la sangre por las consecuencias irreparables que causa en cientos de familias. Por citar un dato que mete miedo, hay que decir que suman casi 140 las mujeres víctimas de esta metodología, en los últimos tres años.

Así surge de un estudio elaborado por el Observatorio de Femicidios en Argentina, "Adriana Mabel Zambrano", perteneciente a la asociación civil, Casa del encuentro. Para poner en valor la gravedad de la situación frente a este tipo de violencia de género, hay que señalar que el 50% de las agresiones que damos cuenta, resultaron mortales, es decir que unas 70 mujeres perdieron la vida.

Algunos lo llaman el efecto Wanda Taddei, la ex mujer de Eduardo Vázquez, el ex baterista de Callejeros. Vázquez está cumpliendo una condena de 18 por homicidio agravado, porque la justicia entendió que "fue consciente de sus actos, cuando arrojó una botella de alcohol sobre el cuerpo de su mujer y luego le prendió fuego. El fue plenamente consciente de lo que hacía y mi hija vivió la peor de las muertes, con un enorme sufrimiento porque padeció varios días de agonía, hasta que el 21 de febrero del 2010 falleció".

Estas revelaciones fueron realizadas por el padre de la víctima, Jorge Taddei, quien peregrinó durante muchos años por los tribunales buscando justicia, pero hay que decir que al día de hoy"tengo mucho que criticarle a algunos jueces por no ser lo suficientemente duros con personas de esta catadura moral, que tanto desprecian la vida ajena y el sexo opuesto. Lamentablemente en nuestro país hay muchos jueces machistas".

Jorge Taddei no cree que la tragedia de su hija haya sido una muerte anunciada, "porque si yo me hubiera dado cuenta de que Vázquez la maltrataba, esto no hubiera terminado así. Pero lamentablemente muchas mujeres callan. Algunas veces por temor y otras porque estos tipos después de pegarles las seducen con regalos y les prometen un cambio de vida que nunca llegará, porque se trata de personas enfermas".

Taddei dijo que Vázquez no estaba drogado "cuando mató a mi hija, a pesar de que consumía desde los 12 años. Cuando ellos entablaron la relación, mi hija era menor y yo le prohibí acercarse a él. Pero luego, cuando se emancipó iniciaron una vida en pareja. Al principio todo andaba bien, pero luego nos enteramos a través de otra de nuestras hijas, que de vez en cuando Wanda aparecía con moretones en el cuerpo, producto de las palizas que él le propinaba".

Jorge Taddei es un hombre que aún hoy está marcado por el dolor, se le nota en la mirada y en los surcos de su rostro. Pero se lo ve intacto a la hora de dar pelea intelectual contra este flagelo."Lo lamentable es que no sabemos si nuestros dos nietos vieron o escucharon algo de la pelea entre Wanda y su marido. Uno de ellos, que tiene 9 años, al día de hoy se hace caca en la cama y está siendo asistido por una terapeuta", confiesa Jorge con mucha pena y llama a los magistrados a "hacer una lectura fina de los efectos colaterales que provocan estos dramas".

Taddei elogió el comportamiento del Senado de la provincia de Buenos Aires "que incorporó el tratamiento de la violencia de género en las escuelas. Esto es un problema social que sólo lo podemos corregir a través de la educación y la prevención", sostiene con buen criterio.

"Los jueces tienen que ayudar. Ellos tienen un papel preponderante en aplicar los castigos que corresponden. Yo no digo que confinen de por vida a estos tipos, ni que les nieguen la posibilidad de reinsertarse socialmente, pero fíjese que en el caso de Vázquez, a la semana de ser condenado a 18 años de prisión, un juez lo premió autorizándolo a asistir a un acto político. Esto es bochornoso y una cachetada para los que vivimos en carne viva la pérdida de un familiar", aclaró Taddei.

Lo que cuenta Jorge Taddei se traduce de los números que arrojan las estadísticas que hemos recabado para el armado de este informe. Por ejemplo, durante el 2012 se registraron 53 ataques con fuego, casi la misma cantidad que en el 2011, mientras que en el 2010, cuando perdió la vida Wanda Taddei, después de ella fueron 20 las mujeres flageladas a través de este método aberrante. Mientras tanto, en poco más de 45 días de transcurridos del 2013, ya se registraron 10 hechos más.

Si tenemos que buscar las zonas rojas donde los casos abundan, aparece el Conurbano bonaerense como el epicentro del drama en su mayor patentización, con el 30% de los casos, mientras que la capital federal obtiene 5 puntos porcentuales y el interior del país los 65 restantes, con mayor fuerza en las provincias de Corrientes,Entre Ríos, Santa Fe, Tucumán y Santiago del Estero.

Ada Rico, que es presidenta del Observatorio de Femicidios en Argentina, sostuvo que "el caso de de Wanda Taddei se convirtió en un emblema de esa modalidad de femicidio.Hay que tener en cuenta que si bien existían antecedentes, la noticia tuvo una amplia difusión e impactó por el carácter mediático de Eduardo Vázquez y su vinculación con el grupo Callejeros, que paradójicamente a través del fuego desencadenó una de las tragedias más grandes de la Argentina".

Rico explicó que "a partir de allí aumentaron los casos de las mujeres que son incineradas por sus parejas", no obstante lo cual acentuó que "si bien hay un efecto Wanda, también hay un efecto impunidad, por la falta de respuestas de parte de la justicia. Los jueces son lentos en sus determinaciones y a veces cuando llegan, el drama ya está consumado. Y de las comisarías, ni hablar. En muchas de ellas se lavan las manos y cuando las mujeres desesperadas acuden a ellas, las mandan a las sedes judiciales. Hay que buscar un mecanismo de contención, edificar hogares y centros de contención, donde poder albergar a las víctimas y a sus hijos, mientras la justicia resuelve. De lo contrario, las estamos condenando a un prolongado calvario, ya que las mujeres no saben donde recurrir y quedan atadas a la violencia de intramuros de por vida". Estas reflexiones también son compartidas por Jorge Taddei, quien cree que el estado debe coprometerse en destinar parte del presupuesto a solucionar este drama. Aquí también estamos hablando de derechos humanos".

La especialista Ada Rico además señaló que "en cuestiones de violencia de género, más específicamente en los casos que ingresan a los hospitales con más del 65% del cuerpo quemado, son inducidas en un coma farmacológico, razón por la cual se comienzan a demorar acciones judiciales a la espera de la declaración de la víctima. Y lo más dramático es que mucha mueren sin llegar a declarar.Por eso es indispensable que en estos casos se actúe con celeridad y de oficio en el allanamiento, en la preservación de la escena del hecho y se agilicen los tiempos procesales para la reconstrucción de los hechos".

En lo que tiene que ver con la zona Sur del conurbano, una de las fuentes consultadas ligada a la comisaría de la mujer de Florencio Varela, señaló que "mensualmente son decenas las mujeres golpeadas que vienen en busca de ayuda.Pero más se da durante los fines de semana, donde los hombres toman alcohol, se embriagan y las someten a fuertes golpizas. El ocio, la falta de educación y los antecedentes familiares de patologías similares, son fundamentales en la formación del hombre golpeador. Seguro que si los padres lo han sido, alguno de los hijos replicará la metodología".

Otra fuente policial consultada sobre estas cuestiones, indicó que "el hombre golpeador disfruta del castigo que le propina a la mujer y luego, le transfiere la responsabilidad o la culpa a la víctima, manifestandole: viste lo que me obligaste a hacer".

El jefe policial requerido sobre la existencia de estadísticas, indicó que "hay muchos organismos que las ocultan para que no se note la gravedad del drama. Es como la droga, admitir su magnitud, revelaría la impotencia para combatirla, pero por los datos que manejamos, hablan a las claras que son más de cien las mujeres golpeadas mensualmente en la zona Sur. Pero los casos pueden duplicarse o hasta triplicarse. Esas son las listas que figuran en los registros. Imagínese, las que no denuncian por pudor, por temor a represalias o por no saber donde ir con sus hijos, que se encuentran en un callejón sin salida"...
 

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