martes, 4 de diciembre de 2012

¿Por qué desaparecieron las monedas en Varela?: apuntan con fuerza a "las pirañas de la fundición"




Por Jorge Joury



En la peatonal Monteagudo, supermercados y comercios de barrio, todos hacen malabares ante la escasez de monedas. El redondeo y los caramelos, están a la orden del día para completar el vuelto. Pero la pregunta está en boca de todos: ¿porqué desaparecieron las monedas en Varela? ¿Quienes las tienen? Las versiones son muchas. Se habla con insistencia de "las pirañas de la fundición". Verdaderas mafias, que a la luz de la suba en el precio de distintos metales a nivel internacional vieron el negocio de armar un mercado negro con la fundición del cobre, níquel y aluminio con el que están hechas la mayoría de las monedas.

La versión no es descabellada, sobre todo teniendo en cuenta que la puesta en marcha de la tarjeta Sube, hizo que ya los pasajeros no dependieran del cambio para viajar. Entonces vale la pregunta: dónde fueron a parar los 223 millones de monedas de distinto valor que el Banco Central sumó a la circulación durante el último año.

Distintas fuentes del mercado financiero y bancario consultadas en el armado de esta investigación, sostienen que el problema radica en que el valor nominal que ostenta la pieza metálica es menor que el de su verdadero de mercado.

Para que el lector tome una idea cabal, en el caso de la moneda de 5 centavos, su valor en metálico asciende a 0,093 pesos, es decir, un 86% más elevado. Un eximio analista opina que a lo largo de las últimas décadas, las monedas eran fundidas cuando perdían valor. En este caso no sería descabellado inferir que las próximas "víctimas", serán las de 1 y 2 pesos. Pero lo cierto es que hoy el dato es que faltan monedas de 25 y 50 centavos y las de 1, 5 y 10 ya están consideradas en extinción.

Así por ejemplo la moneda de un centavo, es hoy 6 veces más valiosa si se vende como metal, que si se entrega al valor oficial. Distinto es el caso de la moneda de 25 centavos, donde se da la acción demoledora de la inflación, ya que en la versión compuesta de 755 en cobre y 25% en níquel, su valor metálico ya ha superado en un 51 % el valor nominal de la pieza.

Buscar explicaciones de lo que sucede en las entidades financieras, és encontrar que se quejan de que hace tres meses que el Banco Central no les entrega monedas y por esa razón, cada vez que un cliente quiere cambio "no podemos dárselo", admitió un cajero de una de las sucursales bancarias ubicadas en el centro de Varela.

Eduardo Medaglia, presidente de la Unión de kiosqueros de la República Argentina comentó que " `por la implementación de la Tarjeta Sube, más del 70% de los viajes se pagan en plástico. Eso nos hizo perder un importante proveedor de monedas, como eran las terminales de colectivos".

Medaglia sostiene que "en los bancos hay largas colas y no te venden más de 50 pesos por persona. También hay algunos comerciantes que están arreglados con los cajeros y les tiran unos pesos por abajo para que les den mayor volumen".

Otras fuentes señalaron que "también se habla de un voluminoso negocio que manejan algunos pulpos, llamados rastrilladores que acaparan las monedas y luego las comercializan a mayor valor. Es decir que si vos comprás por 200 pesos, tenés que pagar 220 o 230 alos proveedores del mercado negro".

Mientras tanto, ciertos investigadores admitieron estar siguiendo la pista de "las pirañas de la fundición", donde también terminan los metales que obtienen los cartoneros. Se trata de un negocio que mueve sumas millonarias y que está vaciando el mercado de monedas. Algunas especies circulantes comentan que en la zona Sur hay un individuo que las funde y paga 120 pesos por una bolsa de 80.

A todo esto, siempre que surge un problema, el ingenio popular saca de la galera distintos mecanismos de solución. Así como en muchos comercios de Varela se multiplican los carteles de "no hay monedas", en algunos supermercados de la región ya es común encontrarse con una inmensa bolsa de caramelos a los costados de las cajas registradoras, para ser entregados como parte del vuelto, como también en las verdulerías comenzó a instrumentarse la yapa.

Redondeo, yapa o como quiera llamárselo, cualquier artilugio es válido para hacer frente ante la falta de vuelto. Mientras tanto, detrás de todo esto, pareciera ocultarse un "negocio redondo" por el cual algunos vivos están pasando por caja, sin hacer el menor esfuerzo.

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