viernes, 1 de marzo de 2013

Cristal o éxtasis con alcohol, el camino a la muerte de muchos jóvenes en los boliches de la Zona Sur




Por Jorge Joury

Penetrar en los meandros del mundo de la droga, es algo así como sumergirse en las sombras de un túnel oscuro, donde el peligro es una sensación constante, que tiene que ver con algo comparable a la agonía. O una pesadilla interminable. Esto está relacionado con la muerte de dos jóvenes, ocurrida en las últimas horas a consecuencia de un coctail de drogas y alcohol luego de una fiesta electrónica en la Costanera Sur.

Nuevamente se puso al descubierto un drama que se proyecta de manera descarnada en todo el Conurbano bonaerense."Durante los fines de semana es fácil advertir en cualquier rincón de la zona Sur, como muchachos y chicas deambulan por las calles como zombies. No son dueños de sus actos y alucinan por las sustancias que les dan en las disco. Muchos de estos lugares están en combinación con los narcos. Unos aportan el local, alcohol y música y los otros la droga: cristal o éxtasis".Así lo reveló el presidente de la Asociación Antidrogas de la República Argentina, Claudio Izaguirre, quien indicó que "venden a 100 pesos la nacional, 300 la europea y 500 la holandesa, que es la más refinada y de alta calidad. El negocio, que mueve millones está armado para encontrar nuevos clientes y acrecentar las redes del narcotráfico".

Este nuevo informe, tiene continuidad con otro que desarrollamos en los últimos días y que tenía que ver también con los efectos colaterales por el uso de psicofármacos, mezclados con alcohol, otro de los dramas que jaquea a la región.

Izaguirre reveló que "en el interior del país, donde existen zonas de mayor impunidad, estas fiestas duran dos o tres días y se arman con la complicidad inclusive de algunos municipios, que se quedan con las entradas que los jóvenes pagan entre 100 y 300 pesos, mientras que las ganancias por la venta de alcohol y drogas van a las arcas de los organizadores".

Izaguirre indicó que " muchos jóvenes caen en coma alcohólico o lo más grave es que otros quedan inválidos de por vida, mientras que hay quienes sufren consecuencias a futuro, como el Mal de Parkinson, con temblores incorregibles en las manos".

El especialista además hizo hincapié en que "por el consumo de éxtasis con alcohol, los jóvenes se pasan hasta 8 horas moviendo el cuerpo sin parar y el corazón trabaja como un tambor. Es tanto el estiramiento de los músculos cardíacos, que podríamos compararlo con un automóvil que marca 220 km de velocidad máxima y lo ponemos a fondo durante un largo trecho. Llega un momento en que se funde o explota el motor. Esto es igual. El éxtasis combinado con el alcohol genera infartos en cadena y pasa lo que ocurrió lo que en las últimas horas en una fiesta electrónica en la Costanera, que terminó con la vida de dos jóvenes muertos, después de semejante frenesí".

Izaguirre además puso como ejemplo que "muchos chicos han quedado inválidos de por vida en la etapa más productiva de la vida. No llegan a los 30 años. Son pibes convertidos en viejitos. Es tal el grado de alucinación que sufren por la mezcla de alcohol y éxtasis, que no saben ni quienes son, dónde están, ni lo que tienen a su lado".

Para dar un ejemplo, el presidente de la Asociación Antidrogas de la República Argentina, señaló el caso de Pablo García, el hijo del conocido periodista Eduardo Aliverti."Ese chico viajó 17 kilómetros con un cadáver a su lado, porque creyó que no era cierto. Alucinaba, como si llevara un muñeco. Pero era real. Si sólo hubiera ingerido alcohol, hubiera parado, porque tiene otro dominio sobre sí", señaló Izaguirre.

El presidente de la Asociación Antidrogas además reconoció que "hoy hay poliadictos. Chicos que buscan sensaciones nuevas, con lo que sea. Cuanto más duro peguen las drogas con el alcohol, mejor. Autoflagelan sus cuerpos de una manera suicida. Y lo más grave es que no hay acceso a las estadísticas y se ocultan los muertos, porque se tapa la basura debajo de la alfombra. Sobre todo de lo que ocurre en las disco del gran Buenos Aires y en la zona Sur, donde los hospitales los fines de semana son un festival de chicos borrachos y drogados en estado calamitoso. Y lo peor es que el negocio va creciendo cada vez más. Hay empleados de los hospitales que roban psicofármacos para revenderlos

a más del doble de lo que valen. Robos de camiones de medicamentos. Se utilizan en las fiestas remedios que son para el Mal de Parkinson, que al ser mezclados con alcohol, llevan a la locura. Pregunten a los especialistas porque hay tantos casos de personas que prenden fuego a su pareja o las matan a golpes o cuchilladas. Es porque alucinan. Creen que si la mujer va a la panadería tienen un romance con el dueño. Lo mismo ocurre con las chicas, que le cortan la cara con un cuchillo a una niña bonita para desfigurarlas. Abundan los casos en la crónica policial".

Izaguirre indicó que "el narcotráfico está avanzando a pasos agigantados en la sociedad y no existen políticas de prevención. El cementerio de Flores está tapizado de cadáveres de pibes que no llegan a los 20 años y que se abastecen de los nidos de la mafia que hay en la villa 1-11-14 o de la 31 y que funcionan con absoluta impunidad".

El presidente de la Asociación Antidrogas de la República Argentina además se preguntó ¿qué nos está pasando como sociedad que no fabricamos leyes en favor de la vida? Y puso como ejemplo una grave denuncia que formuló en la últimas horas señalando que “Argentina será testigo del cierre de los centros de rehabilitación privados, como así se está observando hoy con los CPA (Centros Provinciales de Asistencia de la Provincia de Buenos Aires), que por ser público, gratuitos y depender del presupuesto provincial, carecen de luz, gas, sueldos para sus profesionales y el alquiler de estos espacios están impagos desde hace al menos un año”.

“La ley de Salud Mental – remarcó Izaguirre - entiende la enfermedad de la adicción como problemática cuando el adicto está en la etapa de la incoherencia peligrosa, indica que el adicto puede darse el alta a sí mismo cuando se le ocurra y puede elegir el tipo de tratamiento que se le debe dar; además la norma considera la internación compulsiva como secuestro, procesando al médico tratante como secuestrador, quitándole el título habilitante”.

“Es decir el consumo de drogas dejará de ser tenido en cuenta como una dolencia y solo se reconoce la enfermedad a partir de las consecuencias que esta provoque”. Para finalizar, sentenció que “se entenderá más claramente cuál es el motivo por el cual hay tanto adolescente descerebrado pululando por las calles sin ningún tipo de protección medico-jurídica para resguardar la vida del afectado y de aquellos que lo rodean”.

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