viernes, 8 de marzo de 2013

Más del 80% de los casos atendidos en hospitales de la región tienen que ver con mujeres golpeadas




Por Jorge Joury


Si tomamos la franja territorial que va desde Avellaneda a Florencio Varela, nos vamos a encontrar con estadísticas referidas a la violencia de género, que ponen la piel de gallina. Esto tiene que ver con que más del 80% de los casos de agresión física atendidos en los hospitales públicos de la zona Sur, fueron contra mujeres, en su mayoría jóvenes y en casi todos los casos, su pareja es el atacante.

La letra fría de los números que van de enero del 2011, adiciembre del 2012 y que fueron suministrados por el Sistema de Información del Programa Provincial de Prevención y Atención de la Violencia Familiar y de Género, arrojan otro cálculo que también aterra. El 44,7% de los casos ingresaron por la guardia de los nosocomios y en situación límite. Esto alerta que cuando una mujer llega al hospital con la intención de blanquear su situación, es porque probablemente ya venga de por lo menos cinco años de maltrato, sostienen los especialistas.

La ecuación es producto de noviazgos violentos, mayor vulnerabilidad durante la edad fértil de la mujer y muchas situaciones violentas también se desencadenan, aunque parezca mentira, durante el embarazo, que es "cuando el macho más demanda y a veces la hembra no está en condiciones de satisfacerlo", afirman los especialistas en la letra fina de estas historias de vida.

La franja más afectada de mujeres sometidas a la violencia, va de los 20 alos 39 años.En casi todos los casos el agresor es casi siempre un hombre, que tiene o tuvo vínculo sentimental con la víctima, llámese novio, esposo o ex pareja. Pero recorrer la franja de la piel morada, que es la expresión más cruda de la violencia de género, significa entrar en un mundo que no conoce otro idioma que el de las trompadas, donde el hombre se convierte en una suerte de "domador", que cree que su pareja es "una fiera" y no encuentra otra manera de hacerle comprender las cosas, que no sea golpe a golpe.

Y aquí entramos en el camino de la muerte. Del que nunca se vuelve y provoca la destrucción de familias enteras. Fabiana Túñez, una mujer comprometida con esta lucha desde que yo tenga memoria, acaba de revelar que cada 35 horas se produce un femicidio en la Argentina. Quiere decir lisa y llanamente, que en los últimos 5 años, una mujer fue asesinada cada 35 horas. En muchos casos de la menara más horrenda, como quemarlas vivas. La titular de la Casa del Encuentro, que se dedica a contener a las víctimas de este flagelo, sostiene que en el 2012 fueron 255 las mujeres asesinadas, además de señalar que más de 4 millones y medio, es decir el 10 por ciento de la población del país, hoy viven en el día a día, el peor de los calvarios.

Las estadísticas transparentan un costado relevante, con relación al año anterior. Se trata del aumento del número de mujeres que fueron asesinadas por sus parejas o ex y que ya habían radicado denuncias ante la justicia por violencia familiar o obtuvieron la exclusión del hogar, del que luego se convertiría en su victimario.

Ada Rico, que trabaja codo a codo con Fiana Túñez, aporta que "esto demuestra que los organismos del Estado encargados de actual en casos de violencia machista, no están cumpliendo su objetivo. Lo que faltan son políticas claras".

El relevamiento del que estamos dando cuenta, lo dio a conocer Fabiana Túñez y pertenece al Observatorio de Femicidios en la Argentina. Según el estudio, esposos, parejas, novios y amantes, fueron los principales victimarios en el 95% de los casos, seguidos por las ex parejas, en unos 65 episodios ocurridos durante el 2012.La mayor parte de las mujeres, unas 62, murieron baleadas, 57 corrieron la misma suerte al ser apuñaladas y unas 44 resultaron golpeadas, casi desfiguradas.

El escenario de los episodios, en 68 de los 255 casos, fue la vivienda que la víctima compartía con el femicida y en otros 70, la vivienda de la propia victima. Aquí Fabiana Túñez , se detiene y hace una aclaración muy importante."El golpeador generalmente lo que busca es transferir la culpa. Después de consumar el acto, le dice a la víctima: mirá lo que me hiciste hacer. Como si ella lo hubiera llevado a la situación límite. No hay que dejarse engañar. Tampoco cuando prometen regalos u otra luna de miel. En el golpeador, está comprobado, que el ciclo siempre vuelve a comenzar. No hay que creerle, porque no se apiada de nada. Lo que hay que hacer es, inmediatamente la denuncia".

Fabiana Túñez señala que " la violencia es una conducta aprendida. No se da en todos los casos, pero de padres golpeadores, pueden surgir hijos que tomen por el mismo camino y es aquí donde las madres deben ser conscientes que hay que saber cambiar a tiempo y apartarse de los hombres violentos".

Si regresamos a las estadísticas del Observatorio de Femicidios, observaremos que durante el 2012, la provincia de Buenos Aires aparece como la que registró el mayor número de femicidios, con 77 hechos. A la luz de estas estadísticas, Fabiana Túñez sostiene que "con este estudio estamos pidiendo respuestas departe del Estado. Necesitamos más campañas de prevención, además de la creación de nuevos refugios, donde la mujeres se sientan contenidas. Pensemos que muchos de ellas no se van de la casa, porque no saben cómo van afrontar el futuro junto a sus hijos, cuando los esposos dejen de pasarles dinero. Se sienten cautivas e impotentes, para romper con la esclavitud. Es fundamental el tratamiento urgente de leyes que contemplen la prevención y la asistencia, además de una política integral para la erradicación de la violencia de genero".

El Observatorio de Femicidios en la la Argentina, además destacó que "la etapa más peligrosa en el hombre golpeador, es la que se extiende entre 60 y 180 días, después del corte del vínculo. Se considera ese lapso como crucial y es el momento donde hay que intervenir para proteger a la mujer en peligro y evitar que el hombre cometa actos irreparables.

Pero si entramos en el terreno de las reflexiones, debemos señalar que las respuestas que se dan hoy desde el Estado son parciales. Los organismos abocados a estas tareas trabajan como compartimentos estancos. Lo que la sociedad está aguardando es una respuesta de fondo. Que sea integral y por sobre todas las cosas, concreta. Hace falta asumir políticas de Estado. Los hombres debemos tener en cuenta de que venimos de un vientre, el de nuestra propia madre, una mujer al fín. Los golpeadores, deberían plantearse si serían capaces de pegarle a sus propias madres. Seamos crudos y autocríticos: la visibilización social de este problema, repercute sobre el machismo cultural, hoy muy arraigado. A tal punto, que genera bolsones de resistencia, lo que hace que se produzcan femicidios más cruentos. No nos olvidemos que cuando el odontólogo Barreda asesinó a su mujer, a su suegra y a las dos hijas, en las paredes de la vivienda donde se desencadenó el drama, algunos trasnochados escribieron en los grafítis la palabra :ídolo. Si queremos dar un paso adelante cambiemos la historia. Es hora de que se reconozca a este drama como una cuestión de seguridad urgente, donde también están en juego los derechos humanos. Pero para que esto cambie, somos los hombres los que tenemos que dar el primer paso y ponernos en el primer lugar de la fila.

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