domingo, 9 de junio de 2013

Cómo operan las "bombas humanas" que se tragan 80 cápsulas de cocaína





Por Jorge Joury

Estas conmocionantes revelaciones las formuló el presidente de la Asociación Antidrogas de la República Argentina, Claudio Izaguirre, al ser entrevistado por el periodista Jorge Joury, que conduce el programa "Te lo digo en serio", que va de 9 a 12 por la Fm 97.7.

Izaguirre indicó que "para la ingesta de estos comprimidos con cocaína, las mulas utilizan dos preservativos, de manera tal que cuando se los tragan si se rasga uno de ellos, los protege el otro. Se trata de uno de los fenómenos más tristes y tremendos del narcotráfico." y para poner en valor este infame comercio", el especialista e investigador, indicó que " esta gente llega a tragar una a una 80 cápsulas de cocaína, rezando que los profilácticos que las recubren no se rasguen".

Al ser requerido de qué manera se los detecta en los aeropuertos, Izaguirre manifestó que "generalmente quienes hacen las vigilancias a través de las cámaras de seguridad, cuando observan a personas que se ponen de costado o sufren retorcijones de estómago , son síntomas característicos de que llevan la mercancía en su interior. Inmediatamente entonces se los lleva a revisación y mediante un scaner se detecta la droga en el interior del cuerpo".

Izaguirre añadió que esos sujetos " para evitar ir de cuerpo toman pastillas de carbón. Tengamos en cuenta que una bomba humana, es una persona resistente, ya sea hombre o mujer, que llega a un aeropuerto para tomarse un avión y pasar horas y horas sabiendo que en sus intestinos se atascan decenas de cápsulas de 5 por 2 centímetros y tiene que bancarse los dolores".

También Izaguirre añadió que "hay mujeres que se hacen abrir el estómago a través de cirugías para que les coloquen la carga y cuando llegan a destino con la mercancía, vuelven a ser operadas para extraersela. Pero también existen otros costados que muestran a este negocio como sanguinario.Por ejemplo en la Villa 1-11-14 han llegado a despanzurrar a una persona para robarle la mercancía."

Para poner en valor lo señalado por el especialista, hay que señalar que aunque parezca un negocio demasiado riesgoso, los “capsuleros” parecen ser cada vez más. Una muestra de ello son los registros del Hospital de Ezeiza, donde desde mediados de los 90 funciona un equipo especializado en esta problemática. De acuerdo a un estudio difundido en las últimas horas, hoy se atiende allí un promedio de al menos un “capsulero” por semana. Una fuente consultada por CUATRO MEDIOS indicó que "sólo entre enero y mayo de este año ya recibieron 20 casos".

Las estadísticas de los últimos 17 meses (todo 2012 y primeros cinco meses de 2013) señalan que hubo: 80 personas arrestadas in fraganti en el aeropuerto de Ezeiza, que en total expulsaron 6.400 cápsulas, el equivalente a unos 64 kilos de cocaína.

Recorrer la historia de esta modalidad significa encontrarse con que “los primeros casos de este tipo de ‘mulas’ nos llegaron en 1994 y poco a poco, debido a la cercanía con el Aeropuerto, fuimos especializándonos”, explicó la doctora Graciela Sorrentino, fundadora del equipo de especialistas y flamante directora del hospital. “Hoy este servicio especial cuenta con cuatro camas y baños químicos para la evacuación”, completó el ministro de Salud bonaerense, Alejandro Collia, quien en las últimas horas puso en funciones a Sorrentino.

En el último Congreso Paneuropeo de Toxicología, realizado en Estocolmo, Sorrentino presentó un trabajo que describe el perfil del “capsulero” atrapado aquí. El 97% son hombres, con una edad promedio de 32 años y una carga en sus cuerpos que ronda las 80 cápsulas (de 10 gramos cada una). Principalmente vienen de países americanos (el 62% del total; la mitad de ellos son peruanos); del resto, la mayoría son sudafricanos, posiblemente por el auge de este país en la triangulación de droga hacia Europa.

Claudio Izaguirre puntualizó que "aunque las estadísticas no lo mencionan, pero todos los “capsuleros” son personas necesitadas para las que la promesa del dinero narco (unos 3 mil dólares por viaje) representa la ilusión de una nueva vida. Muchos caen presos y una simple radiografía los condena. Otros mueren intoxicados porque alguna cápsula les explota en los intestinos (se calcula que el 2%). Pero la situación se viene complicando por un nuevo fenómeno, el de la cocaína líquida, más peligrosa y más difícil de detectar ".

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