lunes, 22 de julio de 2013

Casi una "epidemia", los casos en la zona Sur de chicos que se van de casa por Facebook



Por Jorge Joury

Algunos sostienen que se ha tornado una suerte de "epidemia".Las estadísticas están marcando que cada vez hay más casos de chicos que abandonan sus hogares, después de haber realizado un contacto a través de Facebook.. Quienes siguen de cerca estos números y que son especialistas en la materia, aseguran que los chicos se escapan del hogar a partir de los 12 años. Algunas características de esta desaparición de menores las podemos encontrar el la base de datos de Missing Children. Esta organización, abocada de lleno a la búsqueda de menores registró desde enero del 2000 hasta marzo pasado, 8578 casos, de los cuales 5.662 son de la provincia de Buenos Aires, muchos de ellos puntualmente de la zona Sur. Y de ese total, hay 137 historias que permanecen en el mayor de los misterios y siguen sin resolverse.

Para poner en valor lo que significan las redes sociales en materia de pistas, vamos a utilizarcomo ejemplo el caso de Florencia es una de las tantas chicas que, con apenas 13 años, estuvo hace unos meses perdida durante casi un día entero. El caso sucedió en La Plata y no llegó a Missing Children ni mucho menos pero, al escucharlo, sus autoridades aseguran que es ejemplo claro de algo que ocurre cada día con más frecuencia. Para poder encontrarla, los padres de Florencia no necesitaron de esa ONG internacional, como tampoco de las pesquisas de la policía. Apelaron a la cuenta que la propia Florencia tenía hasta ese entonces en Facebook y a la que, sin que la chica lo supiera, su madre tenía acceso. Así fue que en  cuestión de minutos se enteraron con qué amigo había chateado, con quién se había ido y hasta dónde habían quedado en verse. Todo resultó una travesura de chicos, pero los expertos que analizan la desaparición de menores aseguran que, detrás de esa problemática seria, la red social aparece como uno de los principales disparadores de las fugas de hogar.

Si hurgamos con detenimiento en ese universo, otro aspecto  que llama la atención de los investigadores es el de las edades cada vez más bajas de quienes se fugan. El mayor porcentaje de chicos extraviados tiene entre 13 y 17 años, y si bien la mayoría de los chicos que se fugan aparece a los pocos días, los expertos reconocen un aumento del problema. O al menos de los números que lo ponen en evidencia.

 Lidia Grichener, presidente de Missing Children Argentina, asegura que "el fenómeno ha crecido en el último tiempo o al menos las historias tienen mayor difusión. De cualquier manera, es cierto que años atrás la mayoría de las fugas se daban en chicos de 14 o 15 años, pero ahora vemos que lo más común son nenes de once o doce años. Y es cierto que Facebook aparece en varias de esas fugas, pero así como es una herramienta que muchos menores utilizan para planear escapar de su casa, también lo es para difundir de verdad cuando un chico no aparece”.

Los conceptos de Grichener coinciden plenamente con la mirada que tienen en el Registro Nacional de Menores Extraviados. Las autoridades admiten que el uso de las redes sociales puede facilitar la idea de un menor de abandonar su casa, pero que de ningún modo son la causa de esas decisiones. “Cuando el que se fuga es un niño -señalan en el Registro-, por lo general la historia que lo explica suele estar asociada a la esfera íntima, a situaciones de violencia y a una conflictiva familiar que viene de años y en la que Facebook es apenas un disparador para poder escapar”.

La mirada de los especialistas se asienta  en las estadísticas. Uno de los últimos informes presentado por el Registro, de hecho, destaca que el 91% de los casos en los que el equipo social del organismo tomó intervención, está asociado a “alejamientos voluntarios del hogar, producto de situaciones de maltrato intrafamiliar”.

Esta tendencia de chicos que utilizan Facebook para irse de sus hogares a edades cada vez más bajas tiene, también tiene íntima relación con el universo que los propios adolescentes alimentan a través de las redes sociales. “Hacen amigos virtuales que no saben quiénes son -dicen Grichener-. Historias como una piba joven que se encontró con alguien que no tiene su edad, que era un adulto o eran redes de pornografía para menores, que son cada vez más frecuentes y representan verdaderas trampas para nuestros niños”.

El tema de la pedofilia no es menor y ya lo hemos planteado en alguna oportunidad desde esta columna.Conviene recordar para que los padres lo tengan en cuenta, que siete de cada diez chicos sufrieron algún tipo de acoso virtual en las redes sociales. Según las estadísticas, en la Argentina hay más de cien mil cuentas de Facebook que pertenecen a pedófilos.Unos 2.200 de estos individuos fueron denunciados durante el 2012 por la organización Alerta Vida, que se encarga de perseguirlos y denunciar este tipo de delitos.Los padres deben ser conscientes que el 70% de los menores que tienen cuenta en Facebook padeció algún tipo de acoso sexual por parte de adultos, asegura la misma ONG, aclarando que en lo que va del año se detectaron 30 perfiles de pedófilos por día.

Por todo esto se asegura que es importante que la familia esté al tanto de la contraseña para entrar al Facebook del menor. Los entendidos son muy prácticos en estas cuestiones.Explican que al ser un menor de edad, la confidencialidad y derecho a la privacidad quedan de lado ante el criterio  del “interés superior del niño” que señala la Convención sobre los Derechos del Niño y la Niña.

En este marco y fuera de lo que sería un cuadro de violencia intrafamiliar, las causas que explican las fugas de hogar son tan variadas como el perfil de las familias que protagonizan el problema. En esto puede haber desde padres que rechazan las amistades o las parejas hasta crisis por el bajo desempeño escolar del chico. “Todavía hay nenes que se van de la casa porque no pueden afrontar el supuesto castigo por el boletín -dice Grichener-, por eso a fin de año o en épocas de examen las fugas de hogar experimentan un leve crecimiento”.

No obstante, las estadísticas utilizadas en el marco de esta investigación nos permiten establecer  que los adolescentes se van, pero que también vuelven. ¿Cuánto tiempo se van? Para Grichener, hay que saber distinguir “entre los chicos que se fueron de sus casas por un tema puntual, como puede ser un novio no aprobado por la familia, una mala calificación en el colegio, o que no lo dejen salir a bailar con sus amigos, de aquellos casos en los que existe una conflictiva familiar seria, como la violencia y de los casos en los que adolescentes, particularmente mujeres, son engañadas por un tercero con promesas falsas de un trabajo, de una vida mejor y libre. En el primer caso, el chico vuelve a su casa o es encontrado en un tiempo no mayor a una semana, en promedio son 3 días. Pero en el segundo y tercer supuesto, los tiempos se alargan. Si hay violencia el chico no desea volver, o porque caen en manos de grupos muy bien organizados que se dedican a la trata de personas para la explotación sexual. Puede pasar un mes o años”.

Grichener sostiene que "aquí también aparece el rol de las redes sociales. Aunque no necesariamente con fines de captura, la inducción a irse de la casa también se da mucho en las relaciones por internet . A veces chicos y chicas encuentran a alguien en el chat que les propone escapar para conocerse, y eso impulsa la fuga a una edad en que suelen cuestionarse las reglas de la propia casa”.

Las estadísticas de esta ONG, marcan claramente que  un 62% de la fugas de hogar se dan hoy entre los 13 y 17 años y responden en cuatro de cada diez casos a “crisis de identidad”, propias de “una edad en que el diálogo con los padres resulta siempre muy difícil”.

Pero si la comunicación entre padres e hijos adolescentes siempre ha sido muy difícil, “en épocas de crisis como la actual suele serlo aún más. Preocupados por cuidar sus trabajos, hoy muchos adultos no dedican tiempo suficiente a hablar con sus hijos para enterarse qué les pasa. Y así, hasta un fracaso escolar puede derivar eventualmente en una fuga”, asevera Grichener.

A todo esto, también hay que puntualizar que la presidente de Missing Children Argentina reconoce sin embargo las limitaciones de los datos estadísticos de su organización, dado que en ellos no figura entre las causas de fuga otro trasfondo que, como se dijo, los asistentes sociales advierten con gran asiduidad en algunos de estos casos: la violencia familiar.

“Hay muchos casos de chicos que se van de su casa y motorizan esa fuga a través de un contacto que establecen en Facebook -explican desde el equipo social del Registro de Menores Extraviados-, pero el verdadero problema no es cómo pudieron instrumentar o planear esa fuga sino el motivo de fondo que la generó. Y en eso notamos que las situaciones de violencia puertas adentro de la casa son cada vez más frecuentes”.

Los conflictos que llevan a un chico a escaparse de su casa generalmente se dan por la falta de diálogo y a veces hasta por situaciones encubiertas de violencia, tanto verbal como física. Es por ello, que abriendo el paraguas frente a esta verdadera epidemia de fugas, Facebook difundió diez consejos para mejorar la seguridad cuando se trata de niños frente al teclado.

1.- No dejar que los jóvenes abran una cuenta de Facebook hasta que tengan al menos 13 años, que es el requisito de edad mínima para usar la red social.

2.- No aceptar solicitudes de  amistad con desconocidos y menos enviarles fotografías o datos de su perfil personal.

3.- Familiarizarse con Facebook y sus herramientas.

4.-Analizar junto a los niños la configuración de seguridad.

5.-Utilizar la sección denominada "¿Quienes pueden conectarse conmigo?"

6.- Utilizar las secciones "¿Quién puede ver mis cosas?" y la correspondiente a "Privacidad".

7.- Utilizar la sección "aplicaciones y sitios".

8.- Conocer y utilizar las "Listas de los bloqueados".

9.- Emplear criterios similares al mundo físico y algunos más.

10.- Conocer cómo informar y denunciar contenido o comportamiento abusivo.

Para algunos especialistas en problemáticas adolescentes, los chicos pueden decidir irse también por la necesidad de infringir una suerte de castigo  a sus padres. Por esta cuestiión es que se recomienda a los adultos a desarrollar y profundizar el diálogo con sus hijos. Esto debe darse de manera  fluida y sincera; es decir que dentro de esas charlas esté permitida la descarga. Un chico que puede levantarse de la mesa o decir una mala palabra o encerrarse en su cuarto, se apunta, rara vez llega a una decisión tan drástica como irse de la casa, sobre todo si hemos tomado las precauciones de blindarlos frente a los peligros que acechan en la web.

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