miércoles, 17 de julio de 2013

En el tren peronista rumbo al 2015, por el momento hay solo dos lugares



 Por Jorge Joury


Daniel Scioli sabe que se juega su vida política en las elecciones legislativas de octubre. Tiene en claro lo mucho que puede perder, si Sergio Massa triunfa ampliamente, porque terminaría sepultando su sueño al sillón de Rivadavia. También teme que el plan de las primeras espadas de Cristina, las que ayer lo atacaban y hoy lo idolatran, estén pergeñando hacerlo responsable en el caso de una derrota electoral, una manera elegante de sacar del escenario a la presidenta de la Nación y preservarla del desgaste político hasta el final de ciclo.

Por estas horas, en los pasillos de la gobernación se comenta que, aunque el nombre de Scioli no estará impreso en la boleta del FPV, su figura hoy aparece dimensionada, con la enorme responsabilidad de haberse convertido en el principal adversario de Sergio Massa, el hombre que ha despertado las máximas expectativas, como figurita nueva en el escenario de la política.

En octubre ambos contendientes saben que librarán la madre de las batallas. Scioli tiene una imagen positiva del 56% y la de Massa, llega al 60%, según las encuestadoras de primer nivel. En la intención de voto, sacando cuentas y tal vez aventurando una medición no tan descabellada, juntos obtendrían más del 70% del padrón. Un número arrasador, de haber sido un tándem. Pero el destino los ha colocado en dos veredas antagónicas y ambos buscarán neutralizar al otro en las elecciones de octubre, para quedarse con el cetro de principal aspirante a suceder a Cristina Kirchner en el 2015.

Los que están cerca del gobernador de Buenos Aires aseguran que hay un sueño que lo desvela y que lo hará caminar toda la provincia de Buenos Aires llevando de la mano al ignoto intendente de Lomas y frente de cabeza de lista, Martín Insaurralde. Scioli saca cuentas en todo momento e imagina varios escenarios. Pero el que viene más a gusto de su paladar, es el que Massa pierda o gane por poco, de manera tal que emerja debilitado de los comicios.

Pero el gobernador también sabe, como buen ex motonauta, que el botero de Tigre irá por todo, jugando todas sus fichas, hasta la de asumir como diputado alejando el fantasma de la testimonial, ya que necesita triunfar con claridad para convertirse en el favorito de cara a las presidenciales. Hoy los asesores de ambos están de turno las 24 horas para atender las estrategias de quienes ya protagonizan una áspera contienda subterránea, que promete buenos capítulos para ir desgajando quien tiene más uñas para llegar al final de la carrera. Quienes están cerca de Massa saben que el sueño presidencial del candidato del Frente Renovador se sacudió cuando el gobernador apareció en escena anunciando que se pondría al frente de la campaña.

Los dos dirigentes tienen en claro que junto a Cristina Fernández, son quienes mejor miden en las encuestas y, por ello, buscarán en estos comicios quedarse con el liderazgo del peronismo. En este escenario, a los gurúes de la política ya no les resulta difícil adivinar que en el 2015, el próximo presidente será peronista.

Pero aunque ahora estén enfrentados, Scioli y Massa estuvieron muy cerca de un acuerdo. En sus círculos íntimos se comenta que negociaron una alianza hasta el 21 de junio. Pero el gobernador decidió no romper con el cristinismo. Scioli volvió a levantar el teléfono para reunirse con el intendente el mismo día del cierre de listas, pero Massa le contestó: “Hoy cierran las listas, si no tenés una decisión tomada, no quiero perder más tiempo”. Cuenta la historia que así fue como ese día, ambos se pintaron la cara y se puso en marcha la competencia.

Hoy desde la Casa Rosada ven con entusiasmo a un gobernador dispuesto a pelearle voto por voto la primera sección electoral, en donde Massa aspira a sacar la diferencia más amplia. No obstante ello, no le pierden pisada al futuro comportamiento de los intendentes del conurbano, algunos de ellos, como el legendario "vasco" Othacehé de Merlo, siempre proclives a correr la carrera con dos caballos, para el caso de que se manque uno de ellos.

Lo cierto es que es la primera vez que durante el mandato de CFK , Scioli se siente contenido, en un escenario en donde se mueve como pez en el agua. Es escuchado y aconsejado por el secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, y hasta se reconcilió con el vicepresidente, Amado Boudou.

En un escenario donde la re-reelección de la Presidenta se presenta cada vez más lejos, es el propio kirchnerismo quien hoy no descarta apoyar a Scioli en la sucesión. Es que para ellos “Massa representa al establishment financiero, al Grupo Clarín. Pero de todas maneras, dependerá de el gobernador y los pasos que de, para que sea motorizado desde el oficialismo para el 2015, explicó un vocero cercano a la jefa de Estado.

Por estas horas Scioli saca cuentas, tanto en La Ñata, su residencia del Tigre, como en su despacho de la ciudad de las diagonales. Sabe que para mantener sus aspiraciones presidenciales intactas y no tener que competir contra Massa, el intendente de Tigre debería perder estos comicios. Pero en caso contrario, ganarlos, pero por menos de cinco puntos. La estrategia entonces del gobernador es que si el margen de victoria es estrecho, Scioli lo comparará con Francisco De Narváez, quien también se alzó con una victoria contra el Gobierno en 2009, y lejos de convertirse en el líder del peronismo hoy aparece disputando el tercer lugar con el Frente Progresista.

Scioli y Massa se podrían probar la misma ropa, por los gustos parecidos, sostienen sus allegados. Se conocieron en 1996 y aunque siempre hubo celos y desconfianza, ambos sostuvieron una relación de amistad y respeto. Tal es así, que en el 2007, cuando Scioli debió mudarse al territorio bonaerense para ser candidato, buscó junto a Massa un terreno en Tigre. Allí edificó su búnker, Villa La Ñata. Pero luego llegó la tormenta y la relación comenzó a resquebrajarse en el 2009 y se terminó de romper el 22 de junio de este año, cuando el intendente de Tigre se inscribió como candidato.

Scioli prefiere olvidar y esconder bajo la alfombra las conversaciones que mantuvo hasta último momento con Massa, en las que se mostraba dispuesto a romper con el kirchnerismo. Pero finalmente sacó las cuentas y con números que no cierran en su ejercicio fiscal, eligió transitar hacia el 2015 en aguas más calmas, siempre con plata del Estado nacional en la billetera, aún corriendo el riesgo de que lo hagan responsable de una posible derrota en octubre. Mientras tanto, en el despacho de la intendencia de Tigre aún resuena la frase: “Scioli nos cagó”, departe de quienes hasta el último minuto se esperanzaban con este binomio. Pero la política es así y ahora son adversarios. Esto no quiere decir que mañana vuelvan a ser amigos, ya que en el peronismo siempre está vigente el axioma de que "el que gana conduce y los demás acompañan" .No sea cosa de que ambos terminen cantando la "marchita".

Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información.Se graduó en la Universidad Nacional de La Plata y se desempeñó como conductor de medios periodísticos independientes, tanto a nivel nacional como provincial.Sus artículos se pueden consultar en el blogspot Jorge Joury- De tapas.

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