Por Jorge Joury
Estela Gómez de Gonzalo es una mujer castigada por la adversidad. Como ella misma lo afirma, "hace un año, cuatro meses y 13 días que me arrebataron a mi hija y es como si se la hubiera tragado la tierra. Tanto la justicia, como la policía se dejaron estar, cuando dicen que las primeras 48 horas cuando desaparece una persona, es cuando más hay que buscarla y no descartar ningún detalle, por intrascendente que sea".
Estela no es ni más ni menos que la madre de Nataly Gonzalo, la niña del barrio San Rudecindo de Florencio Varela, que el 4 de marzo del año pasado, hoy se puede decir con certeza de que fue secuestrada, en la ribera del Río de La Plata, en Hudson, en el partido de Berazategui. Ese día la pequeña de 15 años que había ido de disfrutar de un día de esparcimiento con su padre y sus hermanos, desapareció "como por arte de magia", según revela su madre que le apunta a "cuatro paraguayos que merodeaban por el lugar". Estela la recuerda todos los días y prorrumpe en llanto cuando se queja que "todavía no la he podido soñar con mi hija.¿Vaya a saber donde está mi niña?", se pregunta angustiada.
Al entrevistarla en mi programa radial, por primera vez Estela de Gonzalo habla con certeza de "la pista mexicana de la trata de personas. Creemos que nuestra hija fue llevada a ese país, después de haber estado en un prostíbulo de Santiago del Estero".
Estela cuenta que "tres efectivos de Berazategui estuvieron trabajando durante una semana en esa provincia y uno de ellos nos dijo que los indicios que habían recogido era que una banda de paraguayos la tenían cautiva en una casa de citas de la zona de La Aurora, pero que la policía local les entorpecía la búsqueda para evitar que la encuentren".
El dato que acerca la desesperada madre es certero, ya que en su momento una comisión policial bajo las órdenes de la fiscal Silvia Borrone de la Unidad Funcional de Instrucción número cuatro, viajaron a Santiago del Estero y mantuvieron varias reuniones con el juez de la localidad de Banda, Ramón Gómez, pero sin lograr ninguna orden de allanamiento. La pista principal por aquel entonces mencionaba que la joven hipoacúsica de Florencio Varela había sido vista y reconocida por fotos en el paraje La Aurora, distante a 12 kilómetros de Clodomira, departamento de Banda.
No obstante, los testimonios y ante la ausencia de pruebas más contundentes, el magistrado no libró las ordenes de allanamiento que se necesitaban, ya que se trataba en todos los casos de propiedades privadas. Así fue como la pista de Santiago se diluyó en medio de sospechas de complicidades encubiertas para tapar a "una banda de magnitud", dedicada al tráfico de esclavas sexuales.
Hoy Estela de Gonzalo cree que "los paraguayos podrían haber vendido a mi hija a México". Aunque la mujer no tiene como sostener con firmeza el tenor de esta versión, comenta que "un policía nos aseguró de esta posibilidad y además nos señaló que en Santiago del Estero hicieron lo imposible para tapar la denuncia.Aquí hay metida una mafia dedicada a la trata de personas, pero el caso de mi hija ya ha sido insertado en este rubro delictivo. Todos los caminos conducen a que fue robada por estas organizaciones de delincuentes".
Estela se apoya en los testimonios de lo que podría haber ocurrido aquel domingo 4 de marzo."Ese día un baqueano que vive en la zona, nos dijo que observó la presencia en la costa del río de cuatro paraguayos que no eran lugareños. Al principio no se le dio importancia al rumor, pero con el paso del tiempo creemos que estos tipos se robaron a Nataly para llevarla a algún prostíbulo. Luego la habrían traslado a Santiago del Estero y cuando la policía les pisó los talones, se la vendieron a otra banda mexicana, donde creemos que hoy está".
Estela asegura sin titubear que "estamos frente a un negocio muy oscuro, en donde se mueve mucha plata y personas influyentes, una cadena de complicidades difícil de vencer, por lo menos para nosotros, que somos gente muy humilde".
Nataly Gonzalo es hipoacúsica, (sorda) pero se comunica con señas."Ella está cautiva en algún prostíbulo, porque de otra manera se habría comunicado con nosotros. Pese a su deficiencia sabe como hacerlo y además tiene una memoria prodigiosa de los lugares que ha visitado", sostiene su madre.
Consultada sobre más indicios ciertos en torno los primeros momentos de la desaparición de Nataly, Estela sostiene que "de aquellos cuatro paraguayos misteriosos que merodeaban en el río nos dijeron que vivirían en Ceballos, pero nunca se pudo encontrar un rastro de ellos. Yo no quería que ese día mi hija vaya al río. Tal es así que argumenté que no tenía bicicleta, pero ella se consiguió una. Tal vez era el instinto de madre que me decía que a Nataly podía pasarle algo. Era tan frágil, que la cuidábamos mucho. Ella era muy cariñosa, tanto, que se extraña su ausencia en la casa. A veces creo escuchar su voz por alguno de los rincones. Estamos todos muy golpeados, pero seguimos adelante en la búsqueda".
La madre además pone de relieve que "hoy existen dos recompensas. Una del gobierno de la provincia de Buenos Aires que llega a 70 mil pesos. Y otra de la Nación que es de cien mil. El próximo 14 de agosto, mi hija va a cumplir 17 años y se que en algún momento nos vamos a volver a ver. Me dijeron que hay 26 chicas en la misma situación y nada se sabe de ellas. Yo se que las cosas han cambiado y hoy existe una ley contra la trata de personas, pero en ese sucio negocio se mueven intereses muy oscuros. Cuando suena el teléfono en casa, en todo momento pienso que me van a acercar alguna noticia sobre Nataly, pero desde que perdimos contacto con ella nadie, nos ha dado una esperanza. En la justicia es todo muy lento. Pero quiero decirles a todos que no desparecen objetos, sino personas y lo lamentable es que nos estamos acostumbrando a vivir esta situación como hechos naturales. Yo le digo a todos los padres que atraviesan por la misma angustia que nosotros, que no bajen la guardia, que golpeen puertas incansablemente porque se están llevando a nuestros hijos de la manera más ruin".
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