miércoles, 18 de mayo de 2016

Dramáticas postales del 2001 se pasean por la realidad platense


La protesta social invadió las calles. En el 60% de los hogares hay dificultades para llegar a fin de mes. El 40% de los padres ya no pueden pagar los colegios privados de sus hijos. Aumentó el nivel de atención en los hospitales públicos. El auge de las segundas marcas en los alimentos y la vuelta de las libretas de fiado en los almacenes.

La Plata hoy tiene la fisonomía de una ciudad sitiada y al borde de un ataque de histeria. A diario por lo menos hay un corte de calles y un piquete en la zona céntrica. Nadie puede ignorar que la sintomatología popular tiene que ver con los salarios que se pulverizan cada vez más rápido . En ese contexto, la protesta laboral ha puesto su grito estruendoso por las diagonales como una manera de despertar a un Gobierno que no ha encontrado por el momento otro camino que aplicar un brutal tarifazo para aliviar el déficit fiscal. En la geografía local, merodea una postal parecida a los primeros meses de aquel 2001, que dejaron luego los girones de un país en una situación social terminal. Hoy las estadísticas muestran que un 60% de los hogares locales presentan dificultades para llegar a fin de mes. Otro detalle a tener en cuenta, tiene que ver con que más de la mitad de los platenses no pueden pagar las cuotas de los colegios privados de sus hijos. Las autoridades de los establecimientos ubicados sobre la periferia,  son las que más padecen la situación y reconocieron que existe una morosidad preocupante. Los padres plantean como excusa que apenas llegan al 20 de cada més y se endeudan porque los aumentos salariales están muy lejos del costo de vida. Es una prueba más, que la crisis económica pega en todos los frentes, hasta en la piel más sensible de la castigada clase media. La proliferación de los robos también tiene que ver con la problemática social, lo cual fortalece la sensación de inseguridad en la población.
LA TRAVESIA DEL AHORRO POPULAR
El auge de las segundas marcas es otro aspecto que marca tendencia. Las compras comunitarias, son también la variante. Dos o tres familias se juntan. comparten gastos de combustible en un vehículo para ir al mayorista y luego se reparten los productos. Una de las mujeres que aplica esta metodología, señaló que aprovechando puntualmente la grilla de ofertas, en una compra de tres mil pesos, "se pueden ahorrar casi 800".
Además, los almacenes de barrio para subsistir, han reciclado las tradicionales libretas de fiado. En lo que tiene que ver con la indumentaria, resurgieron las ferias americanas en los garages de casas particulares donde se vende ropa usada de buena calidad y a un precio muy conveniente. 
Frente a esta metodología de la supervivencia casera, muchos negocios del centro ven decaer sus ventas. En esa dirección, es notorio el cierre de comercios que ya no pueden hacer frente al tarifazo energético y a los altos alquileres. Hace pocos dìas en la vecina ciudad de Dolores, los comerciantes cortaron la Ruta 2 en señal de protesta frente al mismo cuadro de situación. La particularidad con la que cuenta Dolores en medio de aumento de tarifas y despidos estatales, es que el 25 por ciento de su población vive del comercio y un 23 por ciento del empleo público, lo que aglutina a  un casi 50% de personas que están incluidas en estos rubros, algo parecido a la ciudad de La Plata. Por el tarifazo en los servicios, sobre todo la luz, los comerciantes se ven obligados a destinar una gran parte de sus ingresos al pago de la boleta. Un dato que llama la atención es que en lo que va del año,cerca de 40 comercios tuvieron que bajar sus persianas, principalmente por el aumento en la energía eléctrica. 
LOS HOSPITALES PUBLICOS ABARROTADOS
También hay que poner en foco, que cada vez se atiende más gente en los hospitales públicos, donde generalmente no alcanzan los insumos porque miles de familias, principalmente los monotributistas, hoy no pueden hacer frente a las cuotas de las obras sociales.
En línea con la caída de otros indicadores vinculados con la venta de alimentos, por la pérdida del poder adquisitivo, el consumo de carne vacuna retrocedió 5,2 por ciento en el primer cuatrimestre y se ubicó de esta manera en el nivel más bajo de los últimos cuatro años. Entre enero y abril pasados, el consumo por habitante de este producto fue de 56,2 kilos/año, por debajo de los 59,4 kilos/año por habitante del primer cuatrimestre de 2015, según un informe de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (Ciccra). La falta de actualización de los sueldos frente al incremento del costo de vida en general es indicada por los especialistas como la principal causa en la retracción del consumo. 
OTROS DATOS DE LA CAIDA DEL CONSUMO
En este escenario, muchos platenses se dirigen a hacer sus compras al Mercado Municipal de Tolosa, donde obtienen precios muy inferiores a los de las carnicerías, ya que existen entre 40 y hasta 50 pesos de diferencia por kilo de carne blanda proveniente del frigorífico de Gorina. También los canillitas admiten que dismunuyeron notoriamente la venta de diarios y revistas. El colmo del disparate, lo marca el dato de que mucha gente apela a la compra de cigarrillos truchos que venden los manteros o como en la antiguedad, adquieren tabaco para armarlos. Los taxistas además reconocieron que han mermado sustancialmente los viajes y encima les pega muy fuerte el aumento de los combustibles.
La situación actual, más allá del latigazo inflacionario, también tiene que ver con que  hay un mercado laboral en emergencia . Que no crea empleo, que tiene el 50% de su población en situación de informalidad, un 34% de pobres y un 60% de los hogares con dificultades para llegar a fin de mes. Además, está instalado en la gente el temor generalizado a quedarse sin empleo y aumentaron las consultas a los psicólogos frente a situaciones de pánico. "La gente está como paralizada", admitió uno de los profesionales consultados para esta investigación.
EL PULSO DE LAS ENCUESTAS
A contramano del discurso del oficialismo, que considera que no hay crisis de desempleo, casi todos los encuestadores afirman que más del 60 por ciento de los consultados sostiene que existe una grave situación de despidos y pérdida de empleo. Además, hay dos encuestas que señalan que la mitad de los ciudadanos piensan que ellos mismos o alguien de su familia podría perder el trabajo este año. Los sondeos de opinión más frescos puntualizan que el desempleo ya pasó a ser la principal preocupación de los argentinos, por encima de la inflación y la corrupción. Muy lejos, en cuarto lugar, quedó anclada la inseguridad. 
Las conclusiones surgen de una grilla de encuestas en las que, cada consultor por su lado, llega a resultados casi idénticos. Federico Aurelio, uno de los titulares de Aresco, sostiene que el 67 por ciento de los ciudadanos considera que hay una crisis de empleo, y es después de la inflación el problema económico más relevante. Esto se produce en un marco de gran preocupación y valoraciones negativas de la situación económica actual del país. Cuando a la gente se le pregunta por su situación personal, también las valoraciones son negativas respecto de lo que pasa en su economía familiar, aunque por supuesto, como es tradicional, algo menos negativas que cuando el encuestado habla sobre la situación del país. El empleo es un factor que tiene una gran incidencia en el humor social de la población, aseguran los especialistas. 
LA DESOCUPACION A LA CABEZA DEL RATING
Hugo Haime, de Haime y Asociados,  también aporta datos muy recientes. “Más allá de las estadísticas oficiales y oficiosas, en el último mes la desocupación pasó a la cabeza del ranking de problemas importantes del país. El 33 por ciento de los encuestados dijo que era el problema más importante, desplazando al incremento de precios o la inflación, con el 29 por ciento y la corrupción con el 28 por ciento. Aclarando que no nos ocupamos de estadísticas sobre el nivel de ocupación y condiciones laborales, sí tenemos mediciones mensuales respecto a la percepción de la opinión pública sobre temas económicos y sociales. Específicamente en relación a los temas de empleo”.
Analía Del Franco, de la empresa Analogías, acaba de cerrar una encuesta en el Gran Buenos Aires. Es una muestra de 500 casos. “El clima social respecto de este tema es de gran preocupación e incertidumbre. Un 48 por ciento de la población del conurbano considera que personalmente o alguien de su familia podría quedar sin empleo este año, y la sensación es peor cuando se generaliza llegando a un 64 por ciento que piensa que el desempleo va a aumentar durante este año.”
MENOS TRABAJADORES ASEGURADOS
Los sectores que según los datos son los que presentan mayor nivel de preocupación, corresponden a la franja de edad de 30 a 45 años y los niveles económicos de clase media. Las franjas  populares comparativamente muestran menor nivel de inquietud que la clase media. Una hipótesis puede ser que aquellos con trabajo formal, es decir que tienen puestos fijos, pueden sentir más seguridad o protección. Por lo menos más que la clase media que, en gran parte, están fuera de convenio.
Otra sensación térmica, la aporta la Unión de Aseguradoras de Riesgo de Trabajo (ART), que sostiene que la cantidad de trabajadores asegurados cayó en 90 mil desde diciembre. De ellos 57 mil pertenecen a la construcción que vio desplomarse su actividad verticalmente por el freno a la obra pública y el Plan Procrear, así como una fuerte caída en la actividad privada a punto que los proveedores de insumos muestran un descenso de 22,3 por ciento respecto al mes de abril de 2015.
 Por cada puesto que se pierde en la construcción de manera directa, caen otros dos, indirectamente, muchos informales, por lo que la magnitud del daño es mayor que la que refleja la estadística de la Uocra. En La Plata hay casi 15 mil obreros desempleados. Por otra parte, se registraron hasta hoy 33.052 despidos estatales por lo que el conjunto del sector formal privado y estatal ha perdido ya no menos de 200 mil puestos de trabajo a los que hay que sumar los puestos informales de difícil registro pero que elevan ese número a un piso total de 250 mil empleos perdidos en solo cuatro meses, algo así como dos mil trabajos diarios.
Hasta aquí los números crudos que muestran un capítulo doloroso de una realidad, que requiere de manera urgente de una medicina efectiva, antes de que se apague la esperanza y se ponga en peligro la gobernabilidad.

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