martes, 26 de julio de 2016

Destapan la olla en la comisaría platense donde llueven millones y abunda el curro

"Manejar una comisaría en la zona céntrica de La Plata o en distritos clave del Gran Buenos Aires, es una mina de oro". Así fue la comparación que hizo en voz baja un oficial de la fuerza, en relación a las cajas de la coima que se reparten y que también llegarían a los bolsillos de algunos jueces y fiscales.



Si bien es cierto que María Eugenia Vidal  apartó a 1.600 policìas para limpiar los nidos de corrupción, aún está lejos de conseguir esa meta. Hace pocos meses, desde esta columna dimos a conocer un estimativo de lo que se recaudaba a través de los negocios sucios que se manejan en la región. Pero las cifras han crecido sustancialmente, lo cual refleja que no solo el negocio de la corruptela sigue vivo, sino que crece de manera sustancial.
Fuentes confiables pusieron como ejemplo el caso de "la joya". La denominación corresponde a la más céntrica de las seccionales: la Primera de La Plata. Se trata del coto de caza más ambicionado por los altos jefes. Según las estimaciones que se manejan, a través de recientes investigaciones, las cifras de plata sucia que allì se manejan ponen los pelos de punta. Sólo por el pago de “horas adicionales” a sus policías, las denominadas Polad, dejarían unos 25 millones. de pesos al mes. No es para menos, el radio que abarca la seccional, tributa de manera muy generosa, ya que va desde organismos estatales, hasta clubes de fútbol. El dato revelante, es que el comisario sólo enviaba a cubrir esas horas a la mitad de los agentes por los que cobraba. Es decir, hablando en plata, se quedaba con la friolera de 12 millones y medio de pesos mensuales.
LA RUTA DEL DINERO ES GENEROSA
En la Auditoría de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad, tienen la certeza que el dinero no recalaba solo en los bolsillos del jefe de la seccional, quien ya fue apartado de su cargo y está a punto de ser echado. En la ruta del dinero, el grueso de los billetes escalaban también hacia la Departamental. En ese corredor, una parte sería el postre para algunos jueces y fiscales platenses, habituados a hacer la vista gorda con los manejos oscuros de la denomidada "maldita policía". 
Los investigadores aseguran, que muchas de las respuestas para llegar al hueso, hay que buscarlas en la Departamental La Plata. Es el ámbito donde explotó la bomba, cuando en marzo se hallaron los sobres con 153.700 pesos. Representan, ni más ni menos que las dádivas para dar protección a la prostitución, el juego clandestino y los trapitos. En lo que tiene que ver con el tráfico de drogas, se cree que las coimas van por otro andarivel más complejo y con mayores complicidades. Esta metodología se repetiría en por lo menos en 20 departamentales de la Provincia. "Hay una que pronto será descabezada. Está ubicada en un distrito estratégico. Cuando les caigamos y se conozcan los detalles, se van a asombrar", reveló un vocero confiable que maneja información de primera mano.
EL CAMINO NEGRO HACIA LAS VTV
Otro de los nidos de corrupción que se encuentran en la mira y donde están excarvando hasta el fondo de la olla las primeras espadas de Ritondo, está focalizado en las Plantas Verificadoras Policiales de vehículos. En total son 11 y más 105 descentralizadas. En la de Pilar, por ejemplo, se detectó que los policías sólo anotaban en los registros a 20 de cada 120 autos que cada día pagaban los 105 pesos que cuesta el formulario número doce, exigido para comprar o vender un vehículo. Con esta metodología, los agentes se quedaban con $10.500 diarios, lo cual representa un botín de $210.000 por mes. Estos manejos se repetirían en todas las plantas, que en poco tiempo pasarán a manos de civiles.
También se está trabajando para cambiar el control de los pagos de las horas adicionales. En el caso de los partidos de fútbol se utilizarán lectores de huellas digitales. El método consiste en que cada policía que vaya a trabajar deberá poner el dedo en el estadio para certificar el presente y sólo se esa manera cobrará lo que le corresponde. Desactivar los nichos de corrupción, en gran medida se debe a los cambios sustanciales practicados en Asuntos Internos. Hoy a la cabeza como auditor general está un civil y el inicio de los sumarios corre por cuenta de abogados, habiéndose apartado de esa función a los comisarios, considerados el elemento histórico y contaminante para encubrir. Para tener una idea de la magnitud de las maniobras descubiertas, en lo que va del año ya se abrieron 4.607 expedientes y se apartaron a 1.655 policías. En igual período de 2015 los sumarios eran 2.163 y los oficiales removidos, sólo 688."Aún estamos lejos del objetivo que se ha planteado la gobernadora, pero se avanza a paso firme para desactivar las cajas", admitió uno de los informantes.
LAS HUELLAS DIGITALES DE LA CORRUPCION
El vocero le atribuyó especial relevancia al proceso judicial por el hallazgo de 36 sobres con 153.700 pesos, en un despacho de la Jefatura Departamental La Plata, de lo cual hemos dado cuenta en artículos anteriores, cuando estalló el escándalo a fines de marzo pasado. Reconoció el mensajero que se dará un paso clave después de la feria judicial de invierno, cuando el fiscal Marcelo Martini se abocará de lleno a una pericia caligráfica a 35 oficiales. Se trata de comisarios, subcomisarios y jefes de calle de seccionales platenses. En esa instancia se tratará de determinar quién o quiénes escribieron los “rótulos” de los paquetes con dinero que, según se presume formarían parte de una red de coimas destinada a las altas jerarquías. El peritaje caligráfico se realizará a partir del 10 de agosto y estará a cargo de la Asesoría de Tribunales. Los jefes de seguridad y de “calle” de todas las dependencias platenses ya han sido notificados. Las huellas digitales de la corrupción están en las anotaciones que guardan los sobres hallados en el allanamiento. Se trata de números y letras, con las que según se sospecha, la red delictiva indicaba hacia dónde debían ser dirigidos y el lugar de procedencia. Además, por los cruces de llamadas que se hicieron entre los imputados y los policías, se comprobó que casi todos llamaron o recibieron mensajes horas antes o después del allanamiento realizado por Asuntos Internos. En la fiscalìa creen que intentaban protegerse o establecer estrategias para eludir sus responsabilidades. Las actuaciones del espinoso caso están a cargo de oficiales de la Procuración de la Corte, ya que por razones obvias la Policía no puede investigar por el riesgo a embarrar la cancha. El fiscal martini no tiene por el momento evidencias sobre intervención de oficiales de más alto rango en esta maniobra, pero no se descarta esa variante. 
VIOLENCIA DE GENERO Y ACOSO SEXUAL
De las investigaciones  realizadas por Asuntos Internos, que permitieron apartar de la fuerza a 1.655 policías, de acuerdo a lo que informó Vidal, hay casos que meten miedo. El 50% de las sanciones fue por hechos de corrupción, lo cual desnuda la existencia de una matriz delictiva dentro de la fuerza. También se detectó la  presunta intervención en casos de drogas, pedidos de coima, connivencia con desarmaderos, juego ilegal y otros ilícitos. Un 32% de los sumarios son por cuestiones administrativas, como la pérdida de arma, adicionales truchos, abandono de servicio y también episodios de apremios ilegales o extorsiones. Pero hay un dato que disparó las alarmas entre los auditores: el 18% de las denuncias son por “violencia de género”. Hay registros dentro y fuera de las dependencias policiales y también varias decenas de situaciones de “acoso sexual” contra mujeres policías. Esta situación llevó a la creación de una Dirección de Prevención en Políticas de Género, que está a cargo de una psicóloga civil. Si bien es cierto que el desafío que asumió la gobernadora es desgastante y de alto riesgo, hay que reconocer que le suma en imagen por su intento de lograr transparencia en un ejército de hombre que viene intoxicado a través de los años. Es evidente que la Bonaerense está muy enferma, pero por lo menos, ahora ha entrado al quirófano. El desafío, será ver si Vidal logrará introducir el bisturí hasta el hueso.

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