lunes, 29 de abril de 2013

El final más bochornoso: Bruera tenía un solo bote para hacer frente a la tragedia de La Plata








Por Jorge Joury



Parece de Ripley. Pero lo que vamos a contar es absolutamente real y se asemeja a una película de terror, con el más descabellado de los argumentos. La inundación del 2 y 3 de abril que azotó a la ciudad de La Plata, con un saldo aún sospechoso de 52 muertos, que afectó a más de 135 mil hogares y dejó inutilizados a unos 40 mil automóviles, también dejó al descubierto la impericia de su intendente Pablo Bruera y su imprevisión siquiera de contar con un plan de contingencia, frente a una emergencia de estas características.

Lo que decimos queda patentizado por lo revelado en las últimas horas, por el abogado Martín Berasategui, quien representa a unas decenas de vecinos damnificados. Durante una entrevista que le hice en mi programa radial, tuve que escuchar el disparate mas grande de mi vida y que pinta de cuerpo entero el perfil de un funcionario, que por lo menos ya debería haber sido citado por el Concejo Deliberante, para ser interpelado por su ineptitud para ejercer la función que se le dio a través del voto popular.Y que si tuviera un poco de orgullo debería haber dado un paso al costado y someterse a la justicia, de la cual ya tiene antecedentes, por un hecho del pasado que fue público y notorio y que le tocó superar con creces, porque durante años le impidió ser candidato por su carácter de procesado.

Y atención al dato, la frutilla del postre y el título de esta nota. Según el doctor Berasategui, "Bruera o la comuna de La Plata contaba con un solo bote para asistir a sus cerca de 900 mil habitantes en caso de una inundación, como la que ocurrió. Parece descabellado, pero es tan real, que la propia Universidad de La Plata en su momento, con la última inundación del 20008, había advertido que hacían falta obras hidráulicas de envergadura en lugares clave de escurrimiento, como el arroyo del Gato".

Berasategui, quien le mandó un tren sin escalas contra Bruera le inició una demanda penal en representación de decenas de damnificados. Pero también dio cuenta de que en las últimas horas el Colectivo de Investigación y Acción Jurídica (CIAJ) se sumó a las demandas, presentó un escrito ante la justicia, pidiendo investigar la responsabilidad de Bruera bajo la figura de "estrago culposo", que según el abogado Berasategui "contempla una pena de 4 años de prisión y la inhabilitación de por vida para volver a ejercer la función pública". Con idéntico criterio, el CIAJ solicita a nivel del gobierno provincial para que se evalúen las responsabilidades que le cupo a sus funcionarios encargados de las áreas específicas.

Si se analiza el universo de daños, las indemnizaciones por la inundación podrían llegar a los 15 mil millones de pesos. Tal vez con esa suma hubiera sobrado dinero para materializar las obras y se hubieran salvado muchas vidas y daños colaterales.

Pero para graficar la situación de angustia generalizada entre los afectados, el doctor Berasategui apela a la siguiente concepto que más que una frase, es una expresión de deseo:" en La Plata aún no se secaron las paredes de las casas, los muebles y los autos.Esperemos que tampoco se seque la memoria".

En relación a la bronca, en parte atenuada por las tareas de reconstrucción que se efectuaron con la ayuda de la Nación, la solidaridad de los vecinos y las entidades intermedias, el doctor Berasategui informó que "el próximo 2 de mayo a las 18, se realizará una gran concentración ciudadana en la plaza Moreno, en pleno corazón de la ciudad.La hemos denominado la "marcha de los paraguas y las velas".

Allí, de manera pacífica exigiremos respuesta de parte del CD y que dejen de amparar a Bruera, quien en los últimos tiempos ha desaparecido de los lugares que solía frecuentar, porque sabe que si la gente lo encuentra en la calle lo va a humillar. Pero lo que necesitamos es que vayan de todos los barrios. Hay que llenar la plaza Moreno, ya que cuantos más seamos, no van a poder dibujar las fotos de los diarios locales, diciendo que fueron 20 gatos locos".

Berasategui también denunció que "Bruera tiene anestesiada a la opinión pública platense, a través de algunos medios locales, que a cambio de una voluminosa pauta de publicidad, le rinden gratitud a la billetera del jefe y miran hacia otro lado y no dan cuenta de los pasos legales que se están llevando adelante, para esclarecer el peor desastre en la historia de La Plata. Solo algunos diarios y radios nacionales como la de ustedes, son los que publican estas cuestiones.

Además, ningún medio local dio cuenta de que Bruera en tres meses de gestión del 2013 dio dos veces la vuelta al mundo, sin pedir permiso al Deliberante, arguyendo "misión oficial". Nos tuvimos que enterar por los diarios de Buenos Aires. Pero como la mentira tiene pata corta y el diablo siempre mete la cola, quedó demostrado que cuando ocurrió la inundación, Bruera se encontraba descansando en un exclusivo club med, en Angra Dos Reis, isla vip próxima a Río de Janeiro, donde se paga 4.800 dólares la semana. El "trabajo sucio" tuvieron entonces que ejecutarlo sus primeras espadas, que debieron salir a mentir por las redes sociales, señalando que "el bueno" y "solidario" intendente se encontraba repartiendo agua mineral por los barrios, de lo cual luego tuvo que pedir perdón públicamente".

Ahora "Pablito", así lo llaman sus socios políticos y mediáticos, tarde o temprano tendrá que explicarle a la justicia porque permitió semejante negocio inmobiliario, mediante la construcción de centenares de edificios que hicieron colapsar los sistemas de desagües y le quitaron a la ciudad su fisonomía histórica y espacios terrenales de escurrimiento tan necesarios para el agua que viene del cielo.

Los pocos que han visto al jefe comunal en las últimas semanas, lo notan perturbado, con la mirada vidriosa y perdida, pero buscando alguna consultora de imagen que le tire un salvavidas para revertir su imagen. Pero parece que pese a la buena paga que se ofrece, en el mercado del "pensamiento", ningún estratega se anima a arrimarse a esa papa caliente, ya que hoy al jefe comunal se lo considera algo así, como "el capitán el Titanic". Por lo menos es lo que se comenta con ironía en los bares. O lo peor, es que ya las costureras del poder, le estamparon la marca de "muerto político" en el orillo, como sostienen las lenguas más viperinas.

Lo cierto es que en los pasillos del Palacio de la calle 12 entre 51 y 53, se cuchichea por lo bajo, que algunos de los visitantes que recibe Bruera, entran con sus cuellos levantados y prefieren no ser advertidos. "Es notorio que las ratas huyen del barco y Pablo terminará quedándose solo", comentó ofuscado un edil de la oposición, quien se frota las manos con la posibilidad de un cambio institucional "por una cuestión de desgaste. Los peronistas se bancan entre ellos hasta ahí, pero como Bruera no es de los denominados "puros", porque ha jugado con todos, en cualquier momento le sueltan la mano", dijo el mensajero. La misma fuente agregó que "al intendente plazero, que creía que a la gente se la convencía manteniendo limpio los paseos públicos, poniendo juegos para los chicos y pintando cordones de las calles, como le sugirió en su momento uno de sus asesores de Diagonal 80, ahora se le ha caído la careta".

El propio abogado querellante Martín Berasategui me señaló que "Bruera también tendrá que dar cuenta en su momento por qué tenía oculta en un predio de Villa Elisa y tapada por el pasto, una máquina Caterpillar, que se compró para el dragado del arroyo del Gato, a la postre endemoniado en esas jornadas fatídicas, como una de las bocas del desastre, donde el agua desbordó el cauce y destrozó todo a su paso".

Pero la historia tiene otro capítulo dramático, que tiene que ver con el factor humano. Se trata del estrés postraumático. Ya van más de 9 mil tratamientos por el desastre .El 30 por ciento de esos casos son críticos, que ni siquiera atienden los brueristas, sino que lo hacen los grupos del Ministerio de Salud Bonaerense y algunas ONG que han ofrecido sus servicios de manera solidaria. Hay casos que ponen la piel de gallina. Como el de un vecino que pasó tres días sin moverse de una silla, sin probar bocado y ni pegar un ojo, como un autómata. Por que no mencionar el de otra mujer anciana que no salió de su casa durante cuatro días, para no abandonar a un hijo psiquiátrico y que ni siquiera podía darle la medicación porque se la había tragado el agua.

Los casos más graves que hasta el momento han detectado los psicólogos que recorren casa por casa, son más de una treintena. Los especialistas que he entrevistado en la radio, sostienen que son procesos normales después del drama, pero que si se prolongan después de 4 semanas, "hay que meterse a fondo en el trabajo personalizado del paciente, para evitar que la desesperanza culmine en casos de adicciones, como el alcohol y la droga, o en el peor de los escenarios en suicidios".

A criterio de algunos profesionales consultados para el armado de esta investigación, como la doctor Gabriela Vaglieca, presidenta del Fobia Club La Plata, hay datos que marcan claramente las patologías que viven los inundados. Nerviosismo, ansiedad, preocupación, confusión, desorientación, sentimientos de culpa, miedo, impotencia, inseguridad, tristeza, llanto fácil, enojo, ira, cansancio, desgano, desinterés y falta de voluntad. Pero también aparecen irretabilidad, hipersensibilidad a los ruidos, dificultsd para dormir, concentración en las actividades habituales, malestares físicos, dolores de cabeza, de pecho, naúseas, vómitos, temblores, dificultad para respirar, recuerdos intrusivos de lo vivido, ya sea durante el día o en forma de pesadillas.

En el caso de los jóvenes y adultos, los síntomas que podían aparecer en las primeras semanas de la tragedia eran insomnio, ira, impaciencia, irritabilidad. Y en cuanto a los niños, se detectaron regresiones, como volverse a hacerse pis en la cama, estar sumamente apegados a la madre o despertarse por las noches angustiados.

Después de pasar revista a todas estas cuestiones, de las que se emergió gracias a las manos solidarias que hemos mencionado en la crónica, uno no puede dejar de pensar en las palabras del abogado Martín Berasategui al comienzo de esta crónica: "lo único que no debe secarse es la memoria". Tal vez esta expresión de deseo haya que estamparla en el bote de Bruera, si es que tiene remos.

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