lunes, 15 de abril de 2013

La catástrofe en La Plata puso en guardia a los intendentes bonaerenses



Por Jorge Joury

Los efectos catastróficos que causó la inundación en La Plata, activaron los censores de todas las alarmas en las intendencias del Gran Buenos Aires. Es que el mal clima está para todos y los barones del conurbano ahora son más conscientes que nunca, que tienen que abrir los paraguas. Todos ellos gobiernan distritos de alta densidad poblacional, que si bien han crecido vertiginosamente en los últimos 11 años, el desarrollo de la infraestructura básica no corrió por el mismo camino.

Los intendentes saben que aunque el cambio climático y su tropicalización corresponden a un fenómeno global, ha llegado el momento de enfrentarlo con medidas locales que requieren de la asistencia de la Nación, hoy la única caja solvente. Por estas horas las interconsultas se han sucedido entre los principales referentes y muchas de ellas han confluido en la Federación Argentina de Municipios, la FAM que timonea Julio Pereyra. El estado de paranoia tiene que ver con el desbalance hídrico, que obligó a los jefes comunales a repasar los planes de contingencia para enfrentar posibles situaciones de catástrofe.

En el caso de Florencio Varela, tanto el meteoro de 4 de abril del año pasado, cuando el tornado hizo estragos en el distrito, como después la inundación de diciembre, sirvieron de catalizador para probar los rápidos reflejos de los sistemas de auxilio, llámese Defensa Civil, Bomberos, Gendarmería, Policía, Patrulla Municipal y todo el sistema de Salud, tanto en el hospital Mi Pueblo, como en El Cruce y si hiciera falta contar con la Universidad Arturo Jauretche como centro de distribución de ayuda.

El secretario de Ambiente de la comuna, el doctor Mario Kanashiro, ante una consulta puntual que le formulé en la radio (escuchar el audio de la entrevista en la FM 97.7 al pie) ratificó que ya desde el año pasado y a pedido de Julio Pereyra, funciona de manera permanente un Gabinete de Crisis, integrado por todos los miembros del Ejecutivo municipal. Todos los funcionarios tienen orden de reportar inmediatamente en caso de un alerta y ponerse al servicio de la comunidad, de manera articulada. Es más, están previsto en las próximas semanas simulacros ante la eventualidad de una catástrofe, para probar la efectividad de los grupos de salvamento. También decía Kanashiro que es permanente el dragado de los arroyos, a través de la Dirección de Hidráulica de la Provincia, en una acción conjunta con el vecino distrito de Berazategui, del cual Varela es socio por razones geográficas, ante un posible desastre. Hay que recordar que en la inundación de diciembre se encontraron en los lechos de esos surcos de agua, hasta automóviles, heladeras y cocinas, que son arrojadas de manera irresponsable, sin tomar conciencia que se convierten en verdaderos tapones que despiertan la furia de las aguas con secuelas trágicas.

Sin embargo Kanashiro alertó a las familias que se establecen a las márgenes de los arroyos a buscar otros sitios, ya que esto representa un factor de riesgo altísimo para la perdida de vidas humanas, en caso de que haya desbordes y correntadas. También el funcionario alertó sobre la situación en el barrio Caacupé, que virtualmente se erigió sobre una de las zonas más bajas de Varela, uno de los lugares de más alto riesgo.

Más allá de estas consideraciones, en materia de prevención, hoy Varela pareciera estar un escalón más arriba que muchos distritos del conurbano. Conozco mucho esa geografía porque a través de los años he recorrido cada uno de esos rincones, viendo de cerca tanto la pobreza, como la opulencia. Pero puedo asegurar que el gran problema es que la urbanización en las últimas décadas se llevó adelante en la mayoría de los casos, sin una planificación. Y aquí hay que decir que barrios enteros fueron construidos donde habían bañados o lagunas, como puede apreciarse a la vera de la autopista Buenos Aires-La Plata, llámese Quilmes, Avellaneda o Berazategui.

Hay intendentes que quieren hoy poner el problema en el centro de la escena, ya que son conscientes que las campanas de alerta han sonado de manera inusitada y se juegan su historia política, la que puede hundirse en horas, como le pasó a Pablo Bruera en La Plata, donde la propia presidente de la Nación pidió su cabeza. En los pasillos de la Gobernación todavía comentan la reunión que tuvo Cristina con Daniel Scioli y Bruera, el primer día que visitó la zona del desastre, más precisamente el barrio donde nació -Tolosa- a la sazón uno de los más castigados.

¡Y ahora también me tengo que hacer cargo de esto!, dicen que vociferó la jefa de Estado y que los gritos se escucharon hasta en la cocina de la residencia del gobernador. Sostienen que Cristina les recriminó además porque no habían solicitado la ayuda para las obras hidráulicas que se necesitaban y además marcó la lentitud con que se puso en marcha el operativo de asistencia, que de no haber sido por los rápidos reflejos a nivel nacional, como por la solidaridad de la gente, los funcionarios locales se comportaron como boxeadores noqueados por la contingencia.

Uno de los secretarios que escuchó puerta por medio el tenor del reto presidencial, reveló que Scioli tuvo que disfrazarse de monje franciscano para persuadir a la presidenta de que no era momento para pedir la renuncia de Bruera, a quien Cristina tiene entre ceja y ceja, porque políticamente ha jugado con algunos de sus adversarios y ha demostrado no ser fiel a su ejército. Las espadas más filosas del gobernador, creen que "Bruera ya es un muerto político".A tal punto que una vecina tuiteó por las redes sociales que "el intendente ya no puede siquiera tomar un taxi, ya que en las últimas horas pidió uno y no fue nadie a recogerlo, por temor a que la gente lo vea y reaccione de la peor manera".

En este escenario, el tardío despertar del gobierno bonaerense de revisar los códigos urbanos de los municipios, tras la tragedia en La Plata, fue recibido con mucha cautela por los intendentes, muchos de los cuales ya modificaron esa legislación con la venia de la propia administración sciolista. Algunos especialistas sostienen que en todo caso habría que coordinar los códigos con los planes hidráulicos y de infraestructura, sobre todo en dos de los distritos más inundables, como lo son San Martín y Las Matanza, teniendo en cuenta que ambos cuentan con una problemática parecida: el asentamiento de villas sobre terrenos inundables al costado de cursos de agua que suelen desbordar.

Una situación similar se puede observar en Lomas de Zamora y Lanús, que comparten con La Matanza, la cuenca del Riachuelo.Y aquí hay que subrayar que estos territorios de la zona Sur, se frenaron las obras hidráulicas el año pasado, especialmente las dedicadas a la infraestructura básica. Aquí hay que acentuar que mucho tiene que ver los problemas financieros que afronta el gobierno bonaerense.

Volviendo a la charla que mantuve con el doctor Mario Kanashiro, secretario de Ambiente de la comuna de Varela, me hizo hincapié en la importancia en poner en marcha un plan de concientización ciudadana, "ya que por culpa de muchas generaciones, la gente no hace nada para proteger el medio ambiente".

Además, otro intendente comentó por lo bajo que "las obras hidráulicas no son valoradas debidamente por los vecinos", por lo que se torna cada vez más evidente la necesidad de avanzar en el diseño de sistemas de alerta temprana."El concepto de la emergencia debe incorporarse a las previsiones del Estado", es lo que sostiene Darío Giustozzi, desde Almirante Brown.

Los denominados barones del conurbano, sobre todo los que han logrado perpetuarse durante décadas. son de buen olfato y no están dispuestos a rifar su prestigio, más aún en un año donde el gobierno deberá revalidar títulos en las legislativas y las inundaciones o los desastres meteorológicos, pueden convertirse en una suerte de talón de Aquiles. Tienen en claro que en cualquier momento el cambio climático les puede jugar una mala pasada en sus propios territorios y la primer ventanilla en la que irán a reclamar los vecinos, más allá de la Nación y la Provincia, será en sus propias sedes comunales.

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