jueves, 11 de abril de 2013

En La Plata sobrevuelan fantasmas de muertos, mientras el gobierno municipal está bajo sospecha



Por Jorge Joury

La verdadera cifra de muertos por el catastrófico temporal en la ciudad de La Plata, por el momento es un misterio impenetrable. Scioli insiste en que son 51 y que hay otros 37 fallecidos, pero no por la inundación. El gobernador explicó en las últimas horas que se trata de personas que estaban internadas en los hospitales, antes del diluvio.Pero la polémica sigue abierta en lo más alto del poder, porque el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni indicó que la lista no está cerrada, con lo cual es fácil inferir que puede haber mayores sorpresas. Y uno que se pregunta ¿a quien se le ocurriría esconder muertos? Sería una verdadera locura.

Pero el juez en lo Contencioso Administrativo número uno de La Plata, el doctor Luis Arias insiste en que la policía maneja una lista de más de 20 desaparecidos, que a él se la han entregado personalmente. Y en los barrios más marginales, donde hay muchos extranjeros e indocumentados, hablan de entre 15 y 20 muertos por sector. Juran y perjuran, haber visto cuerpos de niños y ancianos flotando en las aguas y otros atrapados en los alambrados.

¿Quién miente y quien dice la verdad? Lo cierto es que algo extraño flota en el ambiente y tiene que ver con la sospecha, de que se trata de esconder la verdad debajo de la alfombra. Y esto no hace otra cosa que favorecer en el imaginario popular, el caldo de cultivo que da pie a las historias más descabelladas.

En las últimas horas un guarda vidas contó por una emisora local, una historia escalofriante. Relató que tuvo que salir en bote de su casa con su hijo, en la zona próxima al distribuidor de acceso a la ciudad, cuando La Plata ya estaba en manos de un verdadero pandemonium y la correntada devastaba todo a su paso. Allí dijo ver por lo menos los cuerpos de tres niños arrastrados por la corriente. Más patético es el testimonio de un vecino de Los Hornos, una de las zonas más afectadas, que aseguró que en un túnel que cruza por debajo de la cárcel de mujeres, habían encontrado siete cadáveres atascados.

Las historias tienen todos los matices, pero las que vienen de los sectores más creíbles, alientan un marco de sospecha muy fundamentado.
En las últimas horas entrevisté por la radio a la médica psiquiatra, Gabriela Vagliecca, presidenta de la sede del Fobia Club de La Plata, quien por estas horas integra un grupo de contención para asistir a los más shokeados por el desastre, lo que se llama las víctimas del día después, las del estrés postraumático.

La profesional me contó que los grupos especializados que trabajan en la zona del Arroyo El Gato, en la zona de Ringuelet, han visto las casas arrasadas de los pobladores que vivían a la vera de esa cloaca a cielo abierto, en un estado de pobreza límite. Por este lugar escurren la mayoría de las aguas de la ciudad. Por ello la doctora Vagliecca, con sentido común se preguntaba, cómo de este sector no hay listas de fallecidos, cuando muchos habitantes dicen haber visto cuerpos de niños arrastrados por las aguas furiosas. Las mismas dudas se trasladan a las zonas de Los Hornos, Villa Elvira, San Carlos y Altos de San Lorenzo, también zonas pobres donde habitan muchas familias de inmigrantes.

Hay quienes sostienen que se blanquearon las víctimas de las zonas de Tolosa y del Centro, "porque son las más difíciles de ocultar". Todo esto genera un tremendo dolor en la población, difícil de explicar.Es que las palabras tristeza a indignación, parecen menores, para graficar semejante golpe al corazón.

La doctor Vagliecca decía que la gente ha perdido su identidad, fotos, documentos, la música que los acompañó durante toda la vida, las filmaciones de los momentos más emotivos, la historia propiamente dicha. Por eso, hoy la desesperación y la angustia de perderlo todo, desborda a los damnificados y se han puesto en marcha los operativos de contención psicológica. Es difícil suponer cuanto necesitarán las personas para reponerse. Algunas meses, otras un año o tres las más dañadas, pero para la doctora Vagliecca el temor más grande es el de quienes tomen por el camino de la desesperanza y terminen en el suicidio o las adicciones, "que es la forma más rápida de escapar de la realidad".

La profesional dejó en claro que por los efectos de este fenómeno meteorológico, quedó al desnudo la impotencia de las autoridades para actuar, ya que se vio a todas luces que no existía un plan de contingencia y se tardó mucho en las tareas de auxilio, lo suficiente para que se perdieran muchas vidas humanas. La Plata carecía de un buen sistema de Defensa Civil, más aún teniendo una destilería como la de YPF a solo 12 kilómetros del casco urbano, que de generarse un incendio volaría en pedazos la ciudad entera. Y encima las inundaciones registradas desde el 2002 a la fecha, como escribí en un artículo anterior, estaban anunciando que lo peor estaba por venir. Pero el intendente Bruera prefirió ir adelante con la construcción indiscriminada de edificios, lo que no hizo otra cosa que hacer colapsar cada vez más los servicios de desagües.A tal punto que el agua salía hasta por los inodoros y levantó veredas enteras, como una verdadera explosión que buscaba escapar de su propia asfixia.

El despropósito de las autoridades es tan grande, que la máquina Caterpillar que había adquirido Bruera para dragar el arroyo El Gato, fue encontrada en las últimas horas abandonada y tapada por el pasto, en el ex predio de la fábrica de heladeras OFA, en la zona de Villa Elisa. Hacía años que alguien la dejó allí, porque para Bruera la prioridad era embellecer plazas y pintar los cordones de las veredas, porque eso se ve más rápido y da rédito para ganar elecciones.En las últimas horas el abogado Martín Berasategui presentó una denuncia penal contra el jefe comunal, "por la posible comisión de los delitos de homicidio culposo e incumplimiento de deberes de funcionario público".

La denuncia fue presentada ante el fiscal Juan Condomí Alcorta y el juez de Garantías Guillermo Atencio. Hablé con el doctor Berasategui por la radio y me señaló que él estaba convencido, pese a la inusual caída de lluvia record, que el saldo trágico pudo al menos verse atenuado. Es más, agregó que " el intendente debe velar por la seguridad, salubridad y la vida de los vecinos y que para ello lo eligieron en las urnas". También el abogado pide que se investigue la lentitud con la cual fueron socorridas las personas, ante semejante desastre, lo cual desnudó que no siquiera existía un plan de contingencia. Para el letrado "surge claro que han existido omisiones y son claras las transgresiones en torno a la construcción indiscriminada de edificios que alteraron el habitat y evitaron el normal escurrimiento de las aguas.Pero esto lo tendrá que investigar el Concejo Deliberante. Nosotros vamos por el lado de la responsabilidad penal, en representación de los vecinos".

Además hay que señalar la bronca compartida que existe en La Plata por el tuit donde Bruera dijo estar asistiendo a los necesitados, cuando se encontraba veraneando en Brasil y llegó a media mañana del día después de la catástrofe.Veremos en el marco de este escenario tétrico y plagado de dedos acusadores, quien paga los platos rotos y si hay justicia para los responsables.

Mientras tanto, recién ahora Scioli le ha pedido a los intendentes que tengan prudencia con el Código de Planificación Urbana y las normas que aprueban para la construcción de edificios. ¿Un poco tarde no? La catástrofe le cuesta al herario público poco más de 2.600 millones de pesos. ¿No hubiera sido más fácil haber empleado esa cifra, en hacer las obras que se necesitaban y evitar la perdida de vidas y sueños? Seguramente hoy no tendríamos que estar llorando a nuestros muertos. Algunos funcionarios, deberán entender de aquí en más, que las obras más importantes para resguardar a la comunidad de los fenómenos meteorológicos, son las que no se ven. Es hora de hacerlas y aunque no dejen rédito a corto plazo porque tardan años, son por el bien de todos. Será una forma para que la historia no los juzgue. No será el caso del intendente Pablo Bruera, a quien ya la opinión pública le ha colgado el cartel de "muerto político".

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