viernes, 25 de abril de 2014

Radiografía de un paro que llega con pintura de guerra





Por Jorge Joury

A partir de ahora y seguramente por unas horas, la polémica sobre la inseguridad y los linchamientos, abrirán la puerta para otro debate. El que llega es un nuevo actor de la realidad: el paro nacional de este jueves 10. El de las CGT de Moyano, Barrionuevo y la CTA de Pablo Micheli. El que aseguran sus organizadores que tendrá “un alto acatamiento y no se escuchará siquiera el vuelo de una mosca”. ¿Le hace bien al país en estos momentos una paralización de  esta magnitud en la actividad económica?. Es la pregunta que se hace el hombre de la calle, en un año donde la inflación, la devaluación y la caída en las ventas, obliga a desplegar mayores esfuerzos para estirar el sueldo y  poder parar la olla. Sobre todo cuando seis de cada diez argentinos no llegan a cubrir sus gastos, según un estudio privado que se conoció en las últimas horas.
Algunos observadores apuntan a que la protesta tiene más tinte político que otra cosa, ya que está impulsada por dos gremios que acordaron en su momento convenios salariales muy altos en comparación con el resto de los sectores obreros, como lo son Camioneros y Gastronómicos. Además, la protesta no hace otra cosa que sumarle mayor incertidumbre a la situación actual, ya que  llega en un momento donde la sociedad tiene más su mente puesta en cómo se le da respuesta a los reclamos sobre el problema de la inseguridad y el miedo. Encima las organizaciones  del nucleo más duro de la izquierda, prometen ponerle su broche a la protesta con piquetes y cortes de rutas en el Gran Buenos Aires.
El politólogo y  profesor de la UBA,  el licenciado Gustavo Damián González a quien entrevisté en mi programa radial (“Te lo digo en serio”, que va de 8 a 10 por la Fm local 9.7) apuntó que “tanto Moyano, como Barrionuevo no son buenos referentes de un paro de estas características, ya que si bien poseen alta  legitimidad interna en sus organizaciones, cuentan con una imágen negativa alta frente a la opinión pública. Además,  lejos están del perfil de otros que han hecho historia en las luchas gremiales, como Saúl Ubaldini o José Ignacio Rucci, por poner algunos ejemplos de líderes  austeros y de mano firme”.
González aludió a que “no  hay que olvidar que Barrionuevo ha logrado popularidad por su tristemente célebre frase de que “si dejamos de robar durante 2 años, el país sale adelante”, con lo cual el mismo se autocalificó”. En lo que tiene que ver con Moyano ha sido sospechado de tener cuentas en Suiza y contar con un fuerte respaldo económico de orígen por lo menos gris, que le permitió construir negocios anexos  y que maneja su actual mujer, a quien le AFIP le viene siguiendo los pasos  muy de cerca.
Para el licenciado González “el paro no llega en un buen momento en el ánimo de la gente.Se acaba de salir de una negociación tortuosa y traumática con los docentes y ahora, otra protesta. Es evidente que este es un paro político, donde se observa claramente que sus impulsores quieren causarle un daño al gobierno y debilitarlo. Encima los que lo llevan adelante, en el caso de Moyano y Barrionuevo, pertenecen a los denominados dinosaurios del sindicalismo, ya que llevan más de 30 años al frente de sus organizaciones. Hoy la gente tiene la mirada puesta  en cuidar el trabajo. Quiere que le resuelvan la angustia por la inseguridad y encima le suman otro hecho que los coloca al borde de un ataque de nervios”.
Mientras tanto, por  el lado del oficialismo, la Casa Rosada trabaja contrarreloj para enfrentar la protesta y dejarla lo más descolocada posible. La idea es cerrar de aquí al jueves la mayor cantidad de paritarias, para demostrar que los conflictos laborales se encaminan a una solución. Además se asegura que el gobierno daría rápida respuesta al reclamo de elevar el techo del mínimo no imponible, para llevarlo a una base de 19 mil pesos, lo cual beneficiaría el bolsillo de miles de trabajadores, principalmente camioneros que son los que más ganan. Por lo menos el jefe de gabinete ha dejado la puerta abierta a esa posibilidad. Si se logra anunciarlo antes del jueves, con  esa medicina las primeras espadas de CFK  al menos socavarían las defensas sobre las que se apoya la medida de fuerza de 24 horas, que hay que decir que no tendrá acto central con discursos altisonantes, ni movilización.
No obstante, quienes  peinan canas sobre este tipo de huelgas en el mundo sindical, vaticinan un jueves caótico, donde no faltarán los conocidos clavos “Miguelitos” en los caminos y algunas quemas de neumáticos, al sumarse ahora las organizaciones de izquierda.
En materia de transporte, Moyano también está dispuesto a mostrar su poder de daño.No hay que olvidar que es su fuerte. Hasta el momento 36 gremios ligados a esa área confirmaron que participarán de la huelga.
La decisión de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) se aprobó por unanimidad en durante un plenario y a primera vista el impacto se avizora como notable: abarca aire, tierra y agua.
No habrá colectivos ni trenes, aunque Capitanich asegure que “se garantizará el transporte”, como tampoco  vuelos internacionales o de cabotaje, ya que los pilotos de APLA se pliegan al paro.
Para que el lector tenga una dimensión acabada de los efectos colaterales de la protesta, hay que subrayar que la falta de camiones incidirá en áreas sensibles para la vida cotidiana. No  habrá recolección de residuos, ya que se paralizará la actividad  en las plantas de la Ceamse, lo que representa un problema grave sobre todo para los grandes centros urbanos. Lo mismo ocurrirá en el transporte de caudales,  combustibles y alimentos. El resultado también impactará en los cajeros, estaciones de servicio y mercados.
A todo esto, la marina mercante, la industria naval y todas las embarcaciones marítimas, fluviales y de pesca se verán afectadas. En este escenario, donde seguramente tendremos la postal de calles desoladas y algunas con gomas humeantes, el oficialismo por lo menos ha logrado descomprimir la contienda con los docentes, lo cual le resta maestros alborotados a la coctelera moyanista.
En cualquier caso, el Gobierno se ha valido del resultado final de la paritaria docente para asignarle el carácter de negociación testigo para el sector estatal. Ahora el número mágico para CFK y sus espadachines sería cualquier incremento que no supere, en ningún caso, un 30 por ciento pagadero en tramos. Esa es la realidad que ahora enfrentan trabajadores bonaerenses enrolados en ATE, empleados judiciales y médicos de hospitales públicos; hoy en pleno plan de lucha porque les han ofrecido una suma bastante inferior.
Pero está visto que hay vocación para que el casi 30 por ciento se haga extensivo también al sector privado, por los menos entre los gremios amigos del poder. Los metalúrgicos de Antonio Caló y los trabajadores constructores de Gerardo Martínez vienen de firmar como buenos alumnos sendos acuerdos casi calcados: con el pago de porcentajes acumulativos, más algunas sumas fijas, arañaron un 30 por ciento. Los mecánicos de Ricardo Pignanelli, duchos en negociar por etapas, habrían redondeado un 35 por ciento. Una mejora similar habría conseguido para los empleados de estaciones de servicio su jefe Carlos Acuña, el más barrionuevista de todos.
También estarían al caer los acuerdos de los empleados de Comercio y el de los trabajadores de la Sanidad. Jefes de estos dos grandes gremios de servicio, Armando Cavalieri y Carlos West Ocampo, viejos compañeros de ruta, pondrán sus firmas a un hipotético entendimiento si éste les reportara un 30 por ciento para sus bases. El gastronómico Luis Barrionuevo mantiene lo que dijo el mes pasado: reclama un 42 por ciento para compensar la parte del aumento conseguido el año pasado, que la inflación deglutió.
Después hay una larga lista de gremios que pactaron sumas fijas por los meses de marzo, abril y mayo. Son organizaciones que vista la inestabilidad de la economía prefieren esperar a que promedie el año para ver si las variables se han acomodaron y cómo. Esta nómina la integran los cuatro gremios ferroviarios, los trabajadores del calzado, colectiveros, petroleros y bancarios, entre otros. De modo que, contra la corriente, 2014 será el año de  la paritaria continua.
En cuanto a Sergio Massa a quienes algunos quisieron ligar a la protesta, el líder del Frente Renovador  se despegó al decir que no iba a colaborar con quienes en enero lo llamaron “cagón” por no haber asistido al debut de la entente Moyano-Barrionuevo en Mar del Plata. “La verdad, no me parece que a Sergio le convenga jugar con un sector determinado del sindicalismo”, expresó en voz baja un dirigente sindical de la CGT de Caló, con autoridad para hablar de política y separar la paja del trigo.
En otro frente para destacar dentro del terreno con pintura de guerra, se encuentra Omar Maturano, líder de la Fraternidad, quien está a punto de que se le suelte la cadena contra el ministro del Interior y de Transporte, que en una entrevista había señalado que los conductores de locomotoras ganaban “22 mil pesos”. Ocurre que Maturano vino a ser en los últimos tiempos algo así como la figurita difícil del álbum. Moyano y Barrionuevo lo presentan por estas horas como un trofeo arrebatado a la CGT oficial, alguien llamado a jugar un papel clave en el comportamiento que tenga el transporte para el éxito del paro general. “A mí nadie me lleva de las narices…”, aclaró por las dudas el dirigente.
Es tal el encono y calentura que tiene Maturano con Randazzo, que aseveró de manera terminante que “calculo que vamos a tener una adhesión casi total, del 85 al 90 por ciento . Pero queremos un paro sin manifestaciones, sin piquetes, sin cortes de calle. No vamos a interrumpir el derecho a trabajar de nadie”. Eso es lo que se acordó básicamente en una reunión que mantuvieron los gremios del transporte que van al paro, al que adhirió la CTA combativa de Pablo Micheli.
También hay acuerdo entre los caciques sindicales díscolos para nuevas medidas de fuerza si el Gobierno no da señales de un aumento de emergencia para jubilados o si continúa desoyendo las demandas para devolver los 22 mil millones de pesos que le adeuda al sistema de obras sociales. Por las dudas, Barrionuevo ya dijo que estudiarán otra medida por 48  y si es necesario de 72 horas. Sería bueno que los lectores opinen por las redes sociales para que podamos medir si el paro llega en el momento justo y cuenta con el consenso de la mayoría o si se trata de un apriete para tomarle el pulso que le queda al gobierno de aquí al 2015. La realidad será la que hable.

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