jueves, 13 de agosto de 2015

El adiós a “El Chueco” Mazzon, una enciclopedia del peronismo


Por Jorge Joury

Se fue silenciosamente, como un calco de lo que fue la postal de su vida. Siempre cultivó el bajo perfil. Algunos lo consideraban una enciclopedia del peronismo, el señor de los secretos más íntimos del poder. Un armador polìtico y hombre de consulta permanente. Sabía transitar los caminos con firmeza, aún por lo más cenagosos. Lo cierto es que un infarto le causó la muerte a Juan Carlos “El Chueco” Mazzón, una figura central del justicialismo de la últimas décadas. Dueño de un curricula difícil de igualar a la hora de escribir la lista de los negociadores historicos del mayor movimiento de masas. Fue “operador” de Carlos Menem, Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner y Cristina, hasta marzo pasado, y en los últimos tiempos trabajaba junto al precandidato a presidente Daniel Scioli.
Aunque no le gustaba la notoriedad y su foto difícilmente apareciera en los diarios, Mazzón era el referente obligado de todos los jefes territoriales del interior. El hombre de consulta  para encontrar una salida cuando el agua llegaba hasta el cuello . Vivió sus últimas horas en su casa particular. Algunos sotienen que lo embargaba  una profunda tristeza.
Con las propiedades de un verdadero equilibrista, en los últimos meses, Mazzón había comenzado a trabajar en la campaña junto a Daniel Scioli. Desde el entorno  reconocen  que el gobernador  le ponía especial atención a los consejos y reflexiones que aportaba. Mazzón,  en voz baja admitía que buscaba un recambio en el PJ que le diera mayor peso al movimiento histórico y superara las tensiones con el kirchnerismo. Además, trabajaba últimamente junto con su hijo Mauricio en darle impulso al Instituto Gestar, un  satélite sciolista, centro de estudios y capacitación política de dirigentes del peronismo.
Este mendocino por adopciòn, de 71 años, nació el 8 de enero de 1944 en el departamento de San Javier, en Santa Fé . De niño sufriò una enfermedad que lo dejó rengo de una pierna y de allì surgió su apodo. Pero hizo toda su carrera en Mendoza, donde se convirtiò en el mentor del ex ministro del Interior de Menem, José Luis Manzano.  Sabía tejer alianzas en el Congreso  y por su personalidad, desde la trastienda era de  movimientos sigilosos. Siempre se dedicó a la conformación de acuerdos, operaciones políticas y estrategias del PJ para conquistar el poder, mantenerlo o recuperarlo allí donde se había perdido. En esa función, cumplió tareas en los gobiernos de Carlos Menem (1989-1999), de Eduardo Duhalde (2002-2003), de Néstor Kirchner (2003-2007) y de Cristina Kirchner (2007-2015). Además, tenía su despacho próximo al de los jefes de Estado y estaba siempre dispuesto a la consulta sin mirar la cantidad de horas que le ocupaban sus tareas. La agenda de Mazzón atesoraba contactos que nadie tenìa y como interlocutor, era capaz de superar cualquier encono. Si algo lo apasionaba, era encontrarle a los adversarios el camino más viable para llevarlos inteligentemente hacia su cántaro.
En marzo último, la presidenta Cristina Kirchner le pidió la renuncia. No  perdonó que Mazzón había armado una estrategia electoral en Mendoza en la que desplazó a La Cámpora de todas las listas de candidatos del PJ para las elecciones de gobernador y de legisladores provinciales.
La Presidenta lo desplazó del cargo de coordinador de Asuntos Políticos e Institucionales de la Unidad Presidente, con oficina en el primer piso de la Casa Rosada. Quedó muy dolido, pero “El Chueco”, como todos lo conocían, no bajó los brazos y de inmediato, se mudó a sus oficinas del barrio de Congreso. Desde ese búnker alternó  también con las del equipo de campaña de Scioli, en el microcentro porteño. Esa rutina no era bien vista por el kirchnerismo duro, no obstante nadie se animó a confrontarlo porque Mazzón era como la Biblia del peronismo y atesoraba en su memoria los secretos más íntimos del poder.
Para que se tenga una dimensión de su perfil partidario, Mazzón conocía a cada uno de los dirigentes del país, ya fuera de primera línea, segundas y terceras. Desde gobernadores hasta concejales sabía como entrarles a todos. Se lo consideraba un virtual ministro del Interior en las sombras para todos los armados.
Cuando se le preguntaba a quién iba a apoyar en las siguientes elecciones, siempre respondía: “Al peronismo”. No obstante, su mirada cómplice revelaba sus objetivos. Como ajedrecista, no ocultaba su idea de “peronizar” al kirchnerismo. Además era un especialista en la construcciòn de alianzas. Su máxima aspiración era juntar al peronismo con todos los partidos locales en cada distrito, municipio o provincia y  alentar la división de los adversarios.
La muerte de Mazzón conmovió a peronistas de todos los sectores. Por Twitter, Scioli despidió “con profundo dolor y gratitud” a quien describió como un “gran compañero y referente histórico del movimiento nacional justicialista”. También el titular de la ANSES, Diego Bossio, usó las redes sociales para honrar al dirigente con “profunda tristeza y dolor” y lo calificó como “un compañero y amigo”.
En tanto Julio Cobos, ex vicepresidente y gobernador mendocino de la UCR, expuso su “tristeza por el fallecimiento de un histórico dirigente del peronismo”, al tiempo que manifestó sus “condolencias a familiares y amigos”.
El gobernador de Jujuy, Eduardo Fellner, reconoció la labor de Mazzón para “mantener viva la llama del peronismo unido”; el actual apoderadodel PJ, Jorge Landau, acotó “con una tristeza infinita (…) que se murió el chueco Juan Carlos Mazzon” y que “el peronismo ya no será ahora lo mismo sin él”. Y el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, escribió: “Despido con profunda tristeza a un gran amigo; el querido ‘Chueco’ Mazzón, un histórico del Peronismo. Mis condolencias a su flia. QEPD”.
Nadie podrá negar que fue un personaje mìtico y reverenciado en el peronismo. Parte de lo que conté sobre Mazzón, me lo revelo en su momento un coterráneo de él,  el fallecido colega periodista y amigo, Fernando Luis  “El Chango” Torres. Tal vez me hizo depositario de esta historia, porque intuìa que  alguna vez alguien la tenia que contar.

No hay comentarios: