miércoles, 5 de agosto de 2015

La economía en campaña con los habituales “fogoneros del miedo”


Por Jorge Joury
En la mesa chica de Daniel Scioli están convencidos que el denominado “círculo rojo” está embarrando la cancha en vísperas de las PASO, para crear un clima de incertidumbre económica. La escalada del dólar blue, la devaluación en Brasil, sus posibles efectos en nuestra  economìa y el temor a que los comerciantes ajusten sus precios en la histórica ginmasia de cubrirse, han encendido todas las alarmas en el firmamento naranja.
Los candidatos de la oposición han encontrado terreno fértil para instalar el tema en sus agendas. La palabras “ajuste y devaluación” que con más énfasis salen de boca de algunos economistas neoliberales vinculados al PRO, son interpretadas como “golpes bajos” para erizar la piel de los bolsillos del electorado, justamente cuando el candidato del FPV viene ampliado su diferencia en las encuestas.
El propio Sergio Massa se animó a jugarle un asado al  periodista Maximiliano Montenegro en su programa “Plan M”,  apostando a que “despues de las PASO el gobierno va a devaluar”. Tan ligera presunción sería un suicidio para la continuidad del proyecto del oficialismo. ¿Quien querría otra vez  un país lleno de pobres como en el 2001?. Es más que obvio que el Gobierno no caería en ese abismo de depreciar la moneda, bajo riesgo de estrellar su continuidad.
Resulta todo como muy loco, que para ganar una elección se especule con el miedo de la gente. Los opositores llevan la voz cantante y advierten que las principales variables macroeconómicas están en “terapia intensiva”. Frente a este escenario el kirchnerismo intenta llevar tranquilidad y acusa a sus rivales de pretender generar un clima de apocalipsis. “Los que fueron por el ataque judicial ahora quieren ir por la embestida económica, pero yo les quiero dar tranquilidad”, advirtió Daniel Scioli. Sin hacer alusiones personales, el gobernador bonaerense agitó así el viejo fantasma de la desestabilización económica.
Los rivales de Scioli en su afán de ganar terreno electoral, han instalado la fragilidad de la economia como prioridad en sus agendas. De allí que ponen acento en  la intranquilidad por la persistente suba del dólar, el consecuente atraso cambiario y la continua perdida de competitividad en los principales sectores productivos. Se esfuerzan en destacar que la anestesia que el Gobierno le inoculó a la inflación para llegar hasta octubre, ha comenzado a perder sus efectos. Lo más saludable para la democracia sería anclar en el  9 de agosto en un clima de tranquilidad, para que la ciudadanía vaya a las urnas con la piel intacta, lejos de la lluvia ácida que fogonean los sectores de poder.
En este escenario, rápido de reflejos,  Macri que venía sacudido por el huracán Lousteau, decidió incorporar el tema económico como uno de los ejes prioritarios de campaña. Igual camino tomó Massa, quien pretende volver a entreverarse en la pelea señalando que la economía argentina “está enferma pese a la morfina que le inyecta el Gobierno para intentar transmitir una sensación de bienestar”.
El lider del FR sostiene que “el kirchnerismo intentará emparchar los problemas de aquí a las elecciones. Pero lo cierto es que las economías regionales están ahogadas por el atraso cambiario, los salarios perdieron poder adquisitivo y está congelado el acceso al mercado de trabajo”, enfatizó Massa, quien exaltó que es el único candidato que mostró hasta el momento “un equipo de economía sólido. Con Marco Lavagna, Guillermo Nielsen, Martín Redrado y Aldo Pignanelli, todos capitaneados por Roberto Lavagna, qué mejor garantía para salir de esta crisis”, disparó el tigrense. Y por si faltara alguien en la mesa, apareció su rival en la pelea interna, José Manuel de la Sota, que también se sumó al coro lapidario para describir la coyuntura económica. “El Gobierno intenta tapar la gravedad de la situación económica  y cada día se endeuda más. Ha emitido bonos por $ 41.000 millones que tendrá que pagar el próximo gobierno, con una tasa de interés altísima, del 30%”, advirtió.
Frente a este cuadro de situación, Scioli en las últimas horas mandó una fuerte señal. Ante un centenar de gremios que le dieron su apoyo y de cara a unos tres mil dirigentes que se congregaron en un acto en Costa Salguero,  se comprometió a “cuidar el poder adquisitivo del salario en la mesa de los argentinos”
El bonaerense  recordó que durante los últimos años “se sancionaron 50 leyes a favor de los trabajadores” y aseguró que “con la lucha de cada uno de ustedes llegamos con orgullo al salario mínimo vital y móvil más alto de Latinoamérica. Ese es el logro de estas políticas. Tenemos el desafío de construir sobre estos sólidos cimientos. Estamos aquí para convocar a los 9 millones de trabajadores que representan ustedes en la organizaciones gremiales para juntos avanzar a lo que falta”, añadió.
Después de reivindicar los logros kirchneristas en materia de empleo, el candidato del Frente para la Victoria anticipó parte de un plan que maneja en reserva con su círculo íntimo en caso de un escenario económico complicado: activar una suerte de pacto económico y social con empresarios y gremialistas. Cristina Kirchner lo ensayó en alguna oportunidad, aunque siempre con la participación acotada de las centrales obreras aliadas. Allegados al gobernador dijeron que el plan contemplaría “a todos”. Tal vez una señal de ello fue el pedido público de Scioli para “normalizar las organizaciones sindicales” ante la atomización del movimiento obrero. Los gremialistas tomaron nota de esta expresión y el acto de Costa Salguero, para algunos, serviría de puntapié para reunificar a la CGT, dividida hoy en tres sectores.
Scioli sabe que la próxima semana el fuego de artillería vendrá con mayor virulencia, ya que  las PASO están a la vuelta de la esquina. Será otro de sus grandes desafíos. Otra de las escalas de su largo viaje, esta vez frente a los “fogoneros del miedo”, como se los califica en su circulo íntimo. No obstante, después de superar el largo via crucis a que se lo sometió desde el círculo K para ungirlo candidato, el gobernador sabe que hoy es la única carta del oficialismo para acceder al premio mayor y tratará de estirar su templanza.

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