martes, 28 de julio de 2015

La vuelta del PJ y Sciolismo puro en la nueva estrategia


Por Jorge Joury
Como hacía años no ocurría, fundamentalmente con Cristina como jefa de Estado, el Partido Justicialista recuperó el protagonismo en Parque Norte. Terminó siendo una expresión de peronismo explícito. Una escenificación rotunda de la transición que viene hacia el sciolismo. La piedra basal quedó patentizada con una frase del gobernador salteño Juan Manuel Urtubey que retumbó en todos los oídos: “Por ahora le estamos viendo cosas parecidas… pero cuando gane Scioli será la reencarnación de Perón”, disparó en medio de la euforia de los acordes de la marcha partidaria.
El acto, por sus matices, se convirtió en una fuerte muestra de unidad  en vísperas de las Paso. Sirvió para encolumnar a todo el ejército pejotista detrás de su candidato. La postal, no es un dato menor,  frente a una elección crucial como la que viene. El Partido Justicialista recuperó el protagonismo, pero hay que resaltar que no hubo ningún tipo de toma de distancia respecto del gobierno nacional ni de la figura de Cristina Fernández de Kirchner. Por el contrario, todos los oradores se encargaron de destacar su conducción. No obstante, resultó llamativa la ausencia de dirigentes de La Cámpora, aunque tanto los organizadores del encuentro como desde la agrupación conducida por Máximo Kirchner le restaron importancia al dato, que consideraron “circunstancial”.
Como sucede desde hace unas semanas, Scioli continuó con su estrategia de hablarle al votante independiente. Se refirió a lo que se hizo, pero sobre todo de lo que viene y cómo lo va a hacer.” Buscamos el voto independiente, de centro y clase media”, destacaron fuentes cercanas al gobernador. El mandatario bonaerense mandó sus señales utilizando palabras del Papa: “El futuro es una país desendeudado con crédito, con acueductos, con ferrocarriles, con puentes. Llevemos adelante este proyecto político, para que cada argentino tenga tierra, techo y trabajo”. Para ello el mandatario puso en su lista de prioridades si accede al sillón presidencial, la creación del  Ministerio de Economía social o Popular, como se elija definitivamente llamarlo.
Scioli en esta suerte de ráfaga entusiasta en el espacio, encontró la imagen que buscaba, un peronismo refortalecido para llevarlo hacia la victoria. Pero para lograr la diferencia que le falta y alejar el fantasma del balotaje, necesita colgar en su ganchera el voto de la clase media. El bonaerense ya tiene la gracia de los sectores populares que habitualmente acompañan al PJ. El objetivo ahora es estirar la diferencia contra su principal contrincante, Mauricio Macri, y esforzarse para ganar en primera vuelta.
Apuntará entonces al 40% de la población que todavía no se definió y recién en estos días es cuando comienza a prestar atención a los mensajes, según los cálculos que hacen en los equipos de campaña de los precandidatos. El gobernador bonaerense  decidió recorrer una nueva etapa discursiva en la que la arenga partidaria y política será dejada de lado para mostrar propuestas que seduzcan a una clase media que fue en crecimiento. Además, de esa manera se diferenciará de Macri, que aún shockeado por el golpe de Lousteau, no ha reaccionado en disparar medidas seductoras.
En su retórica en Parque Norte Scioli prometió instalar unidades hospitalarias en todos los distritos del país, una escuela de oficio en cada parque industrial y la ampliación del plan de viviendas. “Procrear no solamente se tiene que sostener en la banca pública, sino también en la banca privada para llegar a las 120 mil viviendas por año”, dijo. Por lo que se comenta en los pasillos de la gobernación, Scioli hablará a la brevedad de “reemplazar los planes sociales por empleo genuino” y la creación de las policías locales en todos los municipios. En el entorno del gobernador afirman que después del 9 de agosto, el candidato comenzará a exhibir sus cartas. Por ejemplo la decisión de manejar directamente en un futuro gobierno áreas sensibles como Economía y Relaciones Exteriores. En los pasillos de la residencia de la calle 6 se murmura que “Daniel va a armar un equipo amplio, con un sentido integrador. Y hay dos áreas que se va a reservar para manejarlas de manera personal y con máxima dedicación: Economía y Relaciones Exteriores”. No es un dato menor para leer lo que puede venir, ya que  esos ministerios llevan implìcita la decisión de echar mano a  temas vitales, como medidas económicas iniciales, manejo de la deuda y búsqueda de inversiones y financiamiento externo.
En la recta final de la campaña, Daniel Scioli hará lo que más sabe: sciolismo puro. En el búnker porteño del Bapro, donde se amasa el marketing electoral, pronostican un discurso naranja que mire al futuro, evitando la palabra “cambio” que tantos problemas le acarreó a su contrincante Mauricio Macri. Lo reemplazarán por “mejorar lo hecho”. La clave es mantener la coherencia, para cotinuar dejando en orsay al líder de PRO, pero con una agenda “más de centro”. Scioli va a retocar su oratoria pero lo más imperceptiblemente posible. Además, para no levantar olas en la caldeada interna del FpV bonaerense seguirá  en el equilibrio de fotografiarse con ambas fórmulas.
Los nuevos testimonios de los spots apuntan a otro público, con la gestión provincial como garantía de lo que piensa hacer después del 10 de diciembre. El menú será un empresario pyme que agradecerá los créditos del Bapro, un joven músico de clase media que sueña con la fama del concurso de bandas RockeaBA y una egresada contando qué son las Policías Locales, entre otros.
Con la elección de 2007 como machete, en la que Cristina Fernández de Kirchner resultó electa con el 43%, el sciolismo puso papel carbónico sobre el mapa electoral para diagramar sus últimas visitas . “Vamos a potenciar los lugares en los que somos fuertes, con foco en el conglomerado de grandes ciudades”, sostienen las primeras espadas naranja . El plan es que un huracán de votos compense la predecible baja perfomance en distritos más reacios al oficialismo.

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