martes, 7 de julio de 2015

Guerra de fotos, Tinelli en la mira y Ley del Talión para Sabbatella


Por Jorge Joury

Las fotos siempre hablan por sí mismas y no necesitan epígrafe en la mayoría de los casos. Será por ello que gran parte de los intendentes bonaerenses han tomado la suya con el tándem Dominguez-Espinoza. Son tiros por elevación para Aníbal Fernández. Por lo que se observa, se ha formado una suerte de equipo ante la presencia imperturbable de Martín Sabatella en la fórmula, a quien los alcaldes le reservan como correctivo, todo el peso de la Ley del Talión, más conocida por : “ojo por ojo, diente por diente”. La interna bonaerense del FPV se ha convertido en menos de dos semanas, en una ensalada de tensión política con ingredientes extremadamente picantes. Es una realidad que Julián Domínguez, lleva ventajas en adhesiones. Además de tener su fortaleza en el interior de la provincia, ha sumado a la mayoría de los denominados barones del Conurbano, tabicándole gran parte del territorio al mediático jefe de Gabinete. La presencia de Sabbatella, le viene como anillo al dedo, ya que los jefes comunales hacen cola para cobrarle viejas facturas por ventanilla.
El dato polìtico de las últimas horas fue la foto de Martín Insaurralde, intendente de Lomas de Zamora y su par de Ezeiza, en uso de licencia, el ministro de Seguridad Alejandro Granados, sellando el apoyo a Domínguez-Espinoza . Otra señal clara de alineamiento contundente, ya que Granados es la mano derecha de Daniel Scioli, además de su gran armador en el Conurbano. Los ideólogos de campaña de Domínguez recibieron la postal con algarabía: “Si tenemos La Matanza y Lomas, no hay nada más que discutir”. No es para menos, entre ambos distritos suman algo más de un millón y medio de electores.
Luego del desayuno en La Matanza, Insaurralde y Granados se dirigieron a San Martín, a participar de un acto junto a Daniel Scioli y el intendente Gabriel Katopodis. Alli se acomplaron también para la instantánea Julián Dominguez y Fernando Espinoza. En ese territorio también Katopodis sumó su respaldo al dominguismo . Otro que está en la ganchera es el recientemente llegado al FPV, el diputado Darío Giustozzi, de Almirante Brown. Hoy la guardia pretoriana del presidente de la Cámara de Diputados tiene casi 50 jefes territoriales, legisladores y sindicalistas de peso.
Aníbal Fernández ya percibió el operativo cerrojo y casi en espejo replicó en las últimas horas con una foto con el intendente de Lanús, Darío Díaz Pérez y el candidato a sucederlo, el subsecretario de Justicia de la Nación, Julián Alvarez. Fernández trata de dinamitar como puede, el acuerdo de sus competidores con los intendentes. Para ello denunció que Domínguez y Espinoza presionan a los jefes comunales para que “escondan” su boleta. Y sugirió que sus rivales tejen esa maniobra porque están abajo en los sondeos, señalando que la ventaja que les lleva es de 20 a 4 en números. Con ello logró la prescindencia del intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi. En el entorno de Sabbatella, por su parte, si bien admiten diferencias con algunos intendentes, relativizan esta supuesta parcialidad, y analizan que todos terminarán siendo ecuánimes, por órdenes de Cristina.
Si bien es cierto que la mayoría de los intendentes le reconocen a Fernández su astucia polìtica para dirimir duelos urticantes, otros como Francisco Barba Gutiérrez, alcalde de Quilmes le recuerda desafiante que para ser gobernador, “Aníbal primero tendrá que ganar aquí”. Es que el jefe de Gabinete terminó a los tumbos, cuando le tocó gestionar en su propia tierra.
Mientras tanto, Domínguez aprovecha y despacha más telegramas. El fue intendente en Chacabuco y conoce el ADN de los jefes territoriales. “El intendente está cerca de la gente, conoce más que nadie lo que pasa en su pueblo y tiene que rendir cuentas cuando le van a tocar timbre. Por lo tanto, el trabajo es permanente. Con Fernando soñamos un gobierno integrado y conducido por intendentes que conozcan la realidad de sus pares. El desafío con Espinoza es que las diferentes regiones de nuestra provincia sean parte de la conducción de nuestro gobierno, si Dios y el pueblo nos dá la posibilidad de conducir Buenos Aires”, señala en cada entrevista, para que su mensaje tenga el firme destino de penetrar por las ventanas de las comunas.
Mientras tanto el intendente de La Matanza, que es vicepresidente del fútbol juvenil de San Lorenzo y que tiene buena llegada a Marcelo Tinelli estaría haciendo gestiones para llevar a Domínguez a Showmatch, el planeta fama de la televisión argentina. Con el firme objetivo determinar de posicionarlo ante la opinión pública, Domínguez ocuparía así el vacío dejado por Martín Insaurralde, quien tenía exposición mediática en el estudio de Ideas del Sur cada vez que bailaba su esposa, Jésica Cirio. El plan es que Domínguez aparezca esporádicamente junto a Tinelli, para crecer en las encuestas, previo aval de la Casa Rosada y de Scioli, que habría dado el visto bueno a la movida, según admitieron sus voceros.
No obstante, la pulseada entre Domínguez y Fernández, ya empezó a ser observada de reojo desde la Casa Rosada. Temen que la situación se desmadre. El útimo fin de semana los observadores polìticos percibieron algunos movimientos que podrían terminar modificando el escenario de la interna. La negativa de Randazzo a competir por la gobernación puso a Cristina frente a un dilema, ya que terminan siendo dos las fórmulas que tiene para dar la madre de las batallas. Hoy ambos ejércitos están lejos de asegurarle la victoria, más aún en medio de esta tempestad. Hay quienes sostienen que en riesgo de ir a las Paso con dos candidatos que miden poco y que podrían mejorar las chances de la macrista María Eugenia Vidal y el massista Felipe Solá, ya habría presiones intestinas para que Aníbal Fernández renuncie a su candidatura y sume sus votos a los de Domínguez. Por estas horas la manera de dirimir la pulseada, es lo que más desvela a Cristina. No quiere una rebelión de intendentes contra Sabbatella, ya que Buenos Aires es crucial para obtener un triunfo en primera vuelta y no poner en riesgo la continuidad del modelo. La Provincia espera más de once millones de votantes y es el distrito con mayor cantidad de electores, al reunir casi el 40% del padròn nacional. Todo un número, que a la luz de las encuestas que favorecen al oficialismo, Cristina quiere honrar, sin hacer olas en la comarca que históricamente ha reportado favorablemente al peronismo.

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