viernes, 28 de agosto de 2015

Las 7 plagas de Egipto azotan a Scioli en la cuenta regresiva


Por Jorge Joury

Las circunstancian han hecho que  Daniel Scioli deje de ser inoxidable. Ya no se le alinean los planetas de la forma que esperaba. Paradójicamente ocurre en su último vía crucis rumbo al sillòn de Rivadavia. Pareciera estar frente a “Las 7 plagas de Egipto” en tiempos de Moisés, una suerte de final de tiempo según el Libro del Apocalipsis. Ni siquiera una ayuda del cielo, pese a ser amigo del Papa. Ultimamente, solo ha cosechado sinsabores. El bonaerense sospecha haber caído en las redes de una campaña de desprestigio. Primero, la denuncia del periodista Jorge Lanata acusando a Aníbal Fernández de tener vínculos con el tráfico de efedrina y el triple crimen de General Rodríguez. Luego la metralla opositora por la inundación, en medio de las PASO . Tras cartón, la lluvia ácida por el desafortunado viaje a Italia, con la certeza  que fue sobredimensionado por Macri y su troupe de tuiteros . Siguieron las denuncias de fraude de Felipe Solá y un joven militante radical asesinado en Jujuy. También, se sumó la polémica del gobierno formoseño de Gildo Insfrán con el futbolista Carlos Tevez por sus opiniones sobre la pobreza en esa provincia, que lo obligaron a terciar desde un sitial incómodo. Scioli tuvo que hacer equilibrio, ya que es amigo del jugador y socio político del gobernador.
Y ahora, el Tucumanazo violento, con el grito preocupante de “¡ que se vayan todos!”, algo que no se oía en el paìs desde aquellos días negros del 2001.
Mal síntoma, justamente cuando la democracia se apresta a cumplir 32 años el pròximo 10 de diciembre.Desde el oficialismo se instala la sospecha de que una mano negra ha irrumpido para perturbar el clima electoral.  Lo que ocurrió en el jardín de la Repùblica compromete a todos. Tanto a Gobierno como a oposición. No es el marco de convivencia adecuado para ayudar al electorado a encontrar el voto más racional.
En los últimos ocho años Alperovich ganó en Tucumán por más del 70% y hasta ridiculizaba a la oposiciòn que no lograba llegar al 10’%. Esta vez Manzur solo obtuvo el 54% y Cano superó el 40%. No es la sumatoria que esperaba Scioli para hacer diferencia en su sueño de ganar en primera vuelta.
Tucumán siempre ha sido un banco de pruebas. Un escenario especial de lo bueno y de lo malo. Fue cuna de la independencia y forjó a ilustres pensadores. Pero en su territorio también se sembraron la muerte y la tortura. Ya en democracia, eligió a un dictador como gobernador y como intendente de su capital . Nada más ni nada menos, que el general Antonio Bussi. En tiempos contemporáneos, se hizo tierra de caudillos capaces de eludir las responsabilidades en sonados casos que muestran lo peor del feudalismo, como los de Marita Verón y Paulina Lebbos. Lo que se dice, un coctel explosivo al que solo hay que echarle un  poco de nafta.
En los laboratorios naranja de la calle 6 hay intranquilidad. Se puso en foco a algunos fantasmas de corporaciones que puedan estar metiendo sus narices para embarrar la cancha y darle una mano a Macri. Los asesores han posado la lupa  además sobre el récord del dólar blue y no descartan que se esté fogoneando “un golpe financiero”. Olfatean que todo esta relacionado con el intento de avance del macrismo, junto a las otras fuerzas de la oposiciòn y los hechos en Tucumán,  que terminan impactando en el mercado con la ayuda de empresarios poderosos que quieren forzar una devaluación antes de octubre.
Scioli intuye que en sus últimas semanas decisivas habrá otros intentos. Esta posibildad lo ha malhumorado. Se ve otro Scioli, que ha despertado de su envase de clonazepan. Ve en Macri al demonio y hasta se muestra molesto con la prensa.
Su cañones habrían empezado a apuntar ahora al 20 de septiembre. Ese domingo se vota en Chaco donde el delfín del actual mandatario, Jorge Capitanich, el peronista Domingo Peppo, derrotó por paliza en las primarias a la oposición unida. Nadie supone que no podrá repetir y que Scioli se sacaría el gusto de la fiesta. No obstante, lo ocurrido en Tucumán no le disipa la sospecha de otro intento de perturbación.
El gobernador bonaerense y varios de sus pares peronistas, entre ellos el mandamás salteño, José Manuel Urtubey, con el que mejor se lleva, consideran que hay un plan opositor para poner en duda la transparencia de las elecciones de octubre. Ante esta circunstancia, en los próximos días, varios de los gobernadores van a tener mayor protagonismo en la campaña de Scioli para reforzar la idea de la gobernabilidad que, según ellos, plantea la candidatura presidencial de Scioli.
Según la teoría que se habla en los laboratorios naranja,  la campaña que planteará Macri hasta octubre será ensuciar las elecciones con el objetivo de consolidar una polarización entre él y el gobernador, encarnando el antioficialismo que busca la transparencia, frente a un oficialismo que hace ¨fraude¨. De paso en esa estrategia, busca el ¨voto últil¨ y robarle a Masa para forzar un balotaje contra Scioli.
Casi las mismas percepciones se manejan en Olivos. Cristina vio en las últimas horas la foto de la oposición unida  y  bajó órdenes de tomar distancia de los conflictos. Los trató de “desaforados y locos”, por no reconocer la derrota. Además, presionó al gobernador Alperovich a superar la crisis cuanto antes. Pidió reabrir las urnas impugnadas para legitimar el triunfo del candidato a gobernador Juan Manzur. El objetivo es que el panorama no afecte la campaña de Scioli
La Presidenta dio instrucciones de dar vuelta la página rápido e instalar otros temas. Teme que algunos medios le proyecten las imágenes de un país en llamas antes de las elecciones de octubre. La idea es tomar distancia y dejar marcado que éste es un hecho externo al Gobierno y a Scioli. No quiere que su candidato quede dentro de una postal de posibles prácticas fraudulentas agravadas luego por desmanes, corridas, balas de goma y golpes.
Pese a las discrepancias de las que se habló en los últimos días por el viaje a Italia, Cristina lo quiere ayudar y se involucrará con más ímpetu en la campaña rumbo a octubre. No es para menos, en la misma boleta de Scioli están sus incondicionales Carlos Zannini, Axel Kicillof, Eduardo “Wado” De Pedro y sus alfiles de La Cámpora. En la gobernación sostienen que siempre que llovió paró, y esperan una mejora en el pronóstico polìtico, pero por las dudas no cierran los paragüas.

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