jueves, 13 de agosto de 2015

El formato de un nuevo Scioli para salir a pescar más votos


Por Jorge Joury

Es probable que a la vuelta de su viaje al exterior, nos encontremos con un nuevo Daniel Scioli. En los laboratorios naranja  se trabaja sobre un formato distinto. Se le aconsejará al candidato no solo hablar de lo que hará si gana las elecciones, sino como lo concretará. Un buen test para mostrarse frente a la vidriera del país, podría ser el debate entre los presidenciales, planificado para el cuatro de octubre. La iniciativa Argentina Debate confirmó que todos los candidatos debatirán en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, con transmisión abierta y gratuita por todos los canales de aire y radios del país.Los votantes podrán ver por primera vez un duelo televisado, como suele hacerse en otros países del mundo, entre los seis candidatos que aspiran llegar a la Casa Rosada: Daniel Scioli, Mauricio Macri, Sergio Massa, Margarita Stolbizer, Nicolás del Caño y Adolfo Rodríguez Saá.
Por todas estas circunstancias, que anticipan una platea de millones de personas, en el sciolismo se trabaja para dar propuestas  “propositivas” y seductoras.También habría señales para el denominado “circulo rojo”. En esa direcciòn se transmitirìa que para conseguir inversiones se flexibilizará el envío de dólares de las empresas a sus casas matrices, en detrimento de la política que hasta ahora mantuvo el kirchnerismo. Para semejante despegue del modelo K, la gran incógnita es qué dirá Cristina. En esa dirección, se ensayan algunos argumentos en pos de la necesidad de abrirse a otros sectores y su alineamiento a la política oficial. Cerca del ex motonauta sugieren que el plan consiste en transmitir la nueva propuesta, con el argumento de estar  “parados sobre las políticas neurálgicas de estos 12 años de gobierno”.
Para la gran pelea de octubre, los principales contendientes tendrán que recrear sus mensajes para lanzarse  a la cacerìa de casi tres millones y medio de votos, cuyo destino, en 75 días, puede definir la elección. La mira está puesta en más de 1,4 millón de José de la Sota, derrotado por Sergio Massa; cerca de 1,2 millón entre Ernesto Sanz y Elisa Carrió, puestos fuera de combate por Mauricio Macri  y poco más de 350.000 de Jorge Altamira, desplazado por el joven Nicolás del Caño. También están en la mira un millòn de votos en blanco.
En lo que tiene que ver con las cuentas de cara a la elecciòn general, los politólogos sostienen que si el país tuviera el sistema clásico, que requiere 50% para ganar en primera vuelta, no habría duda de que el escenario sería de balotaje y ello favorecería a la oposición. Pero en el caso argentino, con llegar al 45% se gana en primera vuelta y a partir del 40% también, si se tiene más de 10 puntos de ventaja sobre el que sigue. Por estas razones, con una oposición dividida, no es tan sorprendente que Scioli pueda ganar las elecciones. El FPV tiene más de 8 puntos de ventaja sobre el que sigue. Por esta razón, Scioli no está lejos de tocar el 40% que soñaba. Redondeó para ello, actuaciones llamativas en distritos de la región centro. Habitualmente esquivas. Perdió no por mucho en Mendoza y quedó casi en empate técnico en Santa Fe con Macri. En las provincias del Norte y del Sur se impuso con holgura. Ahora deberá mejorar la apuesta en su propio territorio, donde espera seducir al electorado independiente, que pone distancia del kirchnerìsmo en vísperas del fin de ciclo.
Uno de los puntos donde Scioli ha puesto la mirada, es en Còrdoba. En la misma noche de la elección llamò telefónicamente al gobernador Juan Schiaretti, con quien tiene muy buen diálogo. Es la primera señal que envía para conquistar el voto de la segunda provincia en caudal electoral del país, la misma que el domingo le dio la espalda. Allì quedó tercero, con apenas 14,66% de apoyo. El ex motonauta  busca al votante peronista de esa provincia, que se transforma por estas horas en una pieza clave de la ingeniería electoral de octubre. El otro foco está puesto en San Luis, el terruño de los Rodriguez Saá, de buena sintonía con el gobernador.
No obstante, será la provincia de Buenos Aires el eje fundamental, donde Scioli buscará reforzar su presencia para que ese territorio termine desnivelando la balanza en su favor. Tanto en su entorno, como en la Casa Rosada coinciden en destacar dos hechos que le jugaron en contra el último domingo: las inundaciones, que hoy los opositores timonean con denuedo y las denuncias contra Aníbal Fernández. Creen que sin ese escenario adverso, la perfomance hubiera superado los 40 puntos.
Mientras tanto, en su viaje al exterior, con destino a Italia donde se reunirá con el primer ministro Mateo Renzi, Scioli intentará mostrarse como futuro presidente. En el entorno del gobernador señalan que el viaje estaba pautado desde hace meses y tiene que ver con el control anual de su brazo ortopédico.  No obstante, Scioli tiene previsto reunirse con empresarios para mostrar la nueva Argentina que viene. Dirá a tambor batiente que su objetivo es convertir a la Argentina en un paìs previsible, motor del desarrollo y con garantías para la inversiones. No es para menos, la  cuestión económica tal vez sea la razón fundamental del triunfo sciolista en las unas. Tiene que ver con el constante incremento en los últimos 15 meses de los indicadores de optimismo social y evaluación de la gestión del Gobierno. Según datos de Poliarquía, el 40% de los votantes consideraba, pocos días antes de las elecciones, que la situación del país es “buena”; el 52% otorgaba poca o ninguna probabilidad a una crisis económica severa en el corto plazo, y se mostraba poco o nada preocupado por perder el trabajo; el 45% tenía buena imagen de la Presidenta, el 51% aprobaba al Gobierno y el 44% la política económica. Scioli ruega que no haya olas hasta que pase octubre.
En los pasilllos de la Casa Rosada se murmura que Cristina se reunió en las últimas horas con el ministro de Economía, Axel Kicillof y le ordenó seguir fogoneando medidas que le permitan a Scioli un triunfo en primera vuelta.
De las lecturas que se hacen sobre las sólidas razones del triunfo de Scioli, y la ventaja de tres millones de votos sobre su principal rival, tal vez tengan que ver también con su capacidad dialoguista. El candidato se caracterizó por poner todas sus mejillas frente a las agresiones que venían no sólo de la oposición, sino de su propio espacio. Esa técnica de supervivencia que recogió como deportista, probablemente sea uno de los motores que lo acercan al sillón de Rivadavia. No obstante, ahora tiene la oportunidad y el desafío de sumar algo más para su bitácora: encontrar la forma de ser distinto, saliendo del clóset del cristinismo. En la política argentina hubo muchas maldiciones. Una de ellas sostiene que un gobernador de la provincia de Buenos Aires nunca llega a Presidente. Daniel Scioli está a un paso de desmentirla.

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